jueves, 9 de octubre de 2014

Día de premios: el Nobel para un francés, el Nacional de Poesía para un andaluz

Hoy, jueves 9 de octubre, es un día de premios. De un lado el novelista francés Patrick Modiano gana el Nobel de Literatura, (como suele suceder fallaron los pronósticos que situaban al ganador en el trío Philip Roth-Haruki Murakami-Milan Kundera) y de otro lado el andaluz Antonio Hernández, nacido en 1943, poeta memorialista, poeta regionalista, gana por segunda vez el Premio Nacional de Poesía gracias a su último libro, “Nueva York antes de muerto.” Como breve muestra de su quehacer reproducimos aquí dos de sus poemas:

ESCALOFRÍO

                      (A mi nieto)

Jazmín, ruiseñor y fuente.
La plaza de Santa Marta.
La Giralda desde el arco
chico del Patio Banderas.
Saber que no existe Dios
mas se hace el encontradizo.
Dar gracias por esa luna
narcisista por el río.
Sin soñar, ser sueño aparte.
Y joven contra natura:
que no importe haberlo sido.
Por La Palmera gritar:
"¡Viva el Betis manque pierda!"

ANDALUCÍA
 
Me quedé en ella porque era hermosa
y necesitaba su alegría. Nunca
se puede ocultar al corazón
lo que han visto los ojos. Nunca
la alegría del canto. (Repetidamente)
fui viviendo en sus cosas y aprendí…
por los ríos, el amor; por un pájaro,
el desvelo de la paz; por las nubes ligeras,
la forma de evitarme algún recuerdo.

Todo estaba limpio por sus tierras
Hasta los pobres, en vez de dolor,
de una seguridad insuficiente hablaban.
Hasta los jornaleros, en vez de justicia,
resignación decían. Era un modo
de ahuyentar la tristeza. Se conformaban
con lo que les venía desde arriba,
y con un cante que nació en las raíces
de su pena y fue extendiéndose a las ramas
del mundo, como al amanecer la luz.

Cada día iba aprendiendo más: que el vivir
no es un ave que pasa, sino un pozo
que queda allí para el que necesite beber,
que el que lleva una tierra clavada en las entrañas
vale más que haber posado un continente entero,
que morir por los brazos de una madre
es la gran solución para santificarse.

Andalucía era limpia, y por eso
al renacer en ella, al darme cuenta
que no solo de fiestas se trataba
defendí su ilusión de más de mil dolores,
apoyé a la alegría cunado enmascaraba tristeza
robé a todo lo hermoso cuanto pudo mi amor.

No. No era un vino o una guitarra la escena.
Era lo que quedaba dentro de cada uno oculto,
la alegría, quizá, le costaba la sangre
a aquellas tierras de secanos cuando
un campesino alzaba como un Dios
su ronquido total, su enorme queja,
su gran desolación vestida de colores

5 comentarios:

  1. Me alegro mucho por ambos premio. En cuanto al de poesía, en vista de lo leído, les ganamos por goleada, aunque el público descontrolado se salte alcampo en el último minuto.
    Un abrazo grande.
    Antonio Arroyo.

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  2. Muy bien por ambos premios. En cuanto al de poesía, en vista de lo leído, aquí le ganamos por goleada aunque el público salte al campo en el último minuto.
    Un abrazo grande.
    Antonio Arroyo

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  3. Estoy de acuerdo, Antonio Por allá, en los jurados, piensan que estamos muy lejos

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  4. O, como dice Eugenio Padorno, piensan que ni estamos y nos borran del mapa (sic)

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  5. De acuerdo. Decepcionantes estos poemas. Son letras de sevillas para cantar en la Feria de Abril, como máximo. No obstante, habrá que leer algo más su obra premiada, para emitir un juicio. lo digo porque este otro no está nada mal. Aunque el final es campo trillado, la manera de llegar a él es original, una imagen con fuerza, bien desarrollada, en mi modesta opinión:

    No habían llegado todavía
    ni Alfonso Moreno, ni Jaime
    Delgado, ni Macuca, ni Acquaroni...
    Juan Antonio Ceballos le cogía
    la mano con ternura de amigo
    que adoptara a un padre. Tenía,
    como he dicho, los ojos ya vecinos
    de la muerte aunque debió de oírle:
    "Mira, mira, quién ha venido a verte,
    tu niño querido...". Y añadió,
    bisbiseando, con cautela:
    "Por más que tú has tenido 
    otros niños queridos... Y niñas".
    Abrió un ojo sonriente, como
    quien no quiere tratos con el luto.
    Y al volver a cerrarlo presentimos,
    unificados por la voz del alma,
    que algo acababa de estrenarse
    arriba, en las estrellas.
    ANTONIO HERNÁNDEZ.
    Gracias a Luis León Barreto por la reseña.
    Aquiles García Brito.

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