Enviado por José M. Balbuena Castellano
“Son mis hijos y hago con ellos lo que me da la gana”, o si
no, se lo aplican a la mujer, a la esposa, a la pareja de turno, en términos
parecidos. O parafraseando aquella comedia de Francisco Ramos de Castro: “La
maté porque era mía”.
Así es la mentalidad
de esas personas que aún abundan en este país y que propician lo que se
denomina hoy “violencia de género”, pero que habría que cambiarlo por el
término de “terrorismo doméstico”. Auténtico terrorismo por lo indefensas en
que se encuentran las víctimas, que pueden ser niños pequeños, adolescentes,
ancianos, o la propia esposa. Es posible que también se dé al revés, se decir,
que sea la mujer la que maltrate al hombre, o a sus hijos. Con el hombre es más
difícil que se propase en agresiones físicas, pero sí es posible que lo haga
con falsas denuncias (que también se producen)
con malos tratos sicológicos, ya que algunas mujeres también suelen ser
muy refinadas cuando aplican estos
métodos. De todas formas, es cierto, por las estadísticas, es más frecuente que
sea el hombre quien maltrata a la mujer.
Se habla más del machismo que impera en las casas de
familia, que de los malos tratos infligidos por las mujeres. España ha sido
siempre un país machista, y la misma religión mayoritaria practicada por los
españoles, también lo ha sido ( especialmente en la época franquista la mujer
tenía que estar sometida al hombre para agradarle y darle hijos, claro). Pero
existen innumerables refranes y citas y
hasta chistes (que ninguna gracia hacen) en todo el mundo, extremadamente
machistas.
Los que maltratan a las mujeres suelen ser unos cobardes
que, además, no conciben que “su mujer” sea insumisa, que no le obedezca, que
no se pliegue a sus caprichos y tiranías. Se convierten, a veces, en auténticos
esquizofrénicos y finalizan con sicopatías, algunas de ellas letales, como se
está comprobando en los últimos tiempos. La ETA en sus años de terror, ha matado a cerca de
1.000 personas inocentes. ¿Pero cuántas mueren en sus hogares o víctimas
de estos desalmados que actúan sin
piedad, e incluso llegan a matar a sus propios hijos? ¿Como es posible que una
persona mate a un hijo del matrimonio, por venganza contra su mujer, cuando han
decidido (o al menos ella) separarse porque la convivencia se hacía insufrible?
Algunos, después de asesinar a su esposa e hijo, se suicidan. Desde luego no
parece que sea una cabeza que rige bien.¿Por qué no invierten los términos y se
suicidan, sin más? Especialmente se prodiga en los matrimonios separados en los
que el hombre no acepta esa separación y termina matándola.”La meté porque era
mía”, siguen pensando.
Pienso que la
convivencia doméstica tiene mucho que ver en lo que sucede. Me refiero a “la buena convivencia”, que parece
que no la enseñan en ninguna parte. E incluso, el actual partido en el gobierno
la ha suprimido porque afirma que adolece de “adoctrinamiento”.. No creo que
cueste tanto hablar con amabilidad y respeto, tanto por parte de los mayores
que ahí habitan, sean padres, abuelos, tíos, como de los niños y
adolescentes. Si no se logra este
objetivo, esto será el comienzo de la anarquía doméstica. Algo fundamental está
fallando en esa convivencia y esto acarreará malas consecuencias paras todos
los que allí habitan, si ocurre de forma continuada y en presencia de los niños
que sonocomo esponjas que absorbe todo lo bueno y malo que ven, oyen,
experimentan.
En la violencia con
los niños, que puede darse tanto en padres como en madres, los progenitores
marcan las pautas de comportamiento en lo tocante a la obediencia y disciplina
en el hogar, y si no se siguen sus pautas, los pequeños son los que
pagan las consecuencias. Los gritos, los malos tratos físicos, las riñas
frecuentes de los padres en su casa, los castigos injustos, son pésimos
ejemplos que dejan sus secuelas en el
subconsciente de los menores que repercutirán negativamente en sus futura conducta y
comportamiento. En ocasiones, son las palabras que les dirigen, los pensamientos negativos, los que también hacen mellan en su mente, en
su autoestima. “No sirves para nada”. “Eres un inútil”. “No serás nada en la
vida” “Que poca inteligencia tienes” y cosas por el estilo... Son sentencias
que se van clavando en la mente del niño, que son muy vulnerables en este
sentido. A veces las palabras hacen más
daño que un castigo corporal. En cambio, una mirada tierna, unas palabras
amables, o de estímulo, producen efectos positivos en el niño. Pero esto se
olvida con frecuencia y surge en el hogar una escalada de violencia y
despropósitos que terminan rompiendo a la familia. Pensar y reflexionar cuesta
a veces bastante a muchas personas.
Así que con la extraña forma de pensar de ciertos “machos ibéricos” (de la
que no se libran en ocasiones las “hembras ibéricas”) no es extraño que el
machismo se encuentre todavía latente en demasiados hogares españoles y broten
de vez en cuando esos signos de “terrorismo
doméstico”, que no han podido erradicar ni las leyes de la democracia y ni las
medidas preventivas.
También es cierto que no se conocen todos los casos de
violencia doméstica porque algunas mujeres no se atreven a denunciar al agresor
y maltratador por el miedo que le tienen, o porque dependen exclusivamente de
él. Pero deberían perder ese pánico y ponerse en contacto con las asociaciones
e instituciones que ayudan a las mujeres, o denunciar en las comisarías el más
mínimo maltrato. El maltratador irá cada vez a más, porque en la mayoría de los
casos, se considera impune.
El machismo, o los malos tratos a los hijos o a las esposas
no es exclusivo de España, por supuesto. En los países latinos es muy
frecuente, así como en las naciones
musulmanas (donde la mujer está relegada a un segundo término y se
encuentra completamente sometida al marido, e incluso por los preceptos
religiosos). También hay naciones africanas con demasiado machismo y en otros
del sur de Europa, aunque, muy pocos países del mundo se ven libres de estas
lacra. Hasta hace bien poco era una desgracia que naciera una niña en China, en
vez de un niño.
En España, la discriminación de la mujer se observa incluso
a la hora de percibir salarios, porque generalmente, es menor que el del
hombre, aunque realice el mismo trabajo.
Hay otra clase de terrorismo con las mujeres como es el caso de la
práctica de la ablación en determinadas etnias africanas,;con la trata de
blancas, (proxenetas, ventas de esclavas para harenes, etc. ) con el maltrato
sicológico en el trabajo (mobbing), y
también hemos vivido horrorizados con las noticias de asesinatos de cientos de mujeres en los desiertos
mejicanos y en otros lugares de este enloquecido planeta.
La prevención contra tales
desmanes en nuestro país (y Canarias es una de las regiones con más alto
índice de violencia machista) tiene que salir de la educación, de la escuela,
de enseñar a los niños, desde pequeñitos, a respetar a sus compañeras, a
aprender a valorarlas, Pero al mismo tiempo de las enseñanzas y experiencias
que reciban en su hogar. Un hogar violento produce niños violentos. Un hogar
donde el padre no respeta a la madre (o viceversa) tampoco es un buen ejemplo
para los menores y tendrá sus consecuencias.
Y por último, hay que reforzar las leyes y medidas que
tienden a proteger a las mujeres de sus maridos, o ex- cónyuges violentos,
para evitar que estos hechos lamentables
se repitan, para que no se produzca nunca más el “ terrorismo doméstico”.
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