Las ideas dejaron desnuda la batalla, ya no hay porqué ni para qué… La falsa cultura besa en la boca al enemigo y luego lo penetra, mientras la manada se distrae y abre los brazos con signo acogedor y complaciente… luego la manada es tomada como rehén y asiste con placer a su exterminio.
Un símbolo esconde un signo, el signo descarga su violencia y un mito no tiene nada que decir. Una señora habla igual que otra señora que a la vez habla y así… así estamos en el instante justo en que Rimbaud se me cae de las manos.
Derribé las fronteras y los mitos… Los mitómanos siguen tensos, no encuentran ficciones alegóricas, ni fábulas para pintar su piel: se vuelven herméticos y diurnos.
Un pájaro cae sobre la grafología y Alfred Döblin pasea solo por Berlin Alexanderplatz, esperando poder asistir al reestreno del film de Rainer Maria Fassbinder, no ha podido hacerlo en 1980, ya que había muerto en junio de 1959 en Emmendingen.
La representación del mundo en impresos panfletos laminados y cuanto medio de comunicar el espectáculo de la sobrevida en exteriores, donde se ha instalado el paraíso prostibulario, es la meta de los emperadores de cloacas y basurales, que instalan a la fauna de la cultura por contacto, habilitando a personajes ridículos, con ansias de ofrecerlo todo en pos de un futuro con final calculado, algunos lo denominaban especulación… artistas de la nada, locutores devenidos en escritores de marquesinas de cadena de librerías “patisserie”, asesor marketinero presidencial entusiasmado, modelos de pasarela y habitación 5 estrellas, actores y actrices back-stage, políticos oficialistas y de los otros, qué más da, prostitutas por tendencia mostrando sus crías, jugadores del deporte de los pueblos lobotomizados: “el fútbol”, posando con la “chica” recién sacada del horno, portada de magazine amarillo cadmio, calentita para el juego del sexo con banderita, chupándole entre otras cosas el salario y el sudor, modelos veteranas devenidas en ¿periodistas new age?, luciendo su nueva cara, esculpida por cirujano de matadero, cocineros a fuego lento, pontificando sobre de como el lobo se comió a la oveja y, de ese modo se acomoda el ajedrez, ya sin piezas, contrarreloj que marca el tiempo por venir.
Repensar la denominada «cultura» argentina de hoy, significa entablar un diálogo con la “falsa modestia”: sin problemas espectaculares, sin causas apasionantes, los diversos sectores que conforman por decreto y bajo presión, la agenda de esa ¿cultura? parecen definitivamente arreglados, sumergidos en una fase de indefinido y satisfecho estancamiento.
Bastan unos años para individualizar las características del nuevo “sistema” que se ha venido soldando en este milenio de las ‘Grandes muertes’, esto es, demarcar la negligente autocomplacencia de los recién llegados de espacios farandulescos, haciendo uso de un calculado provecho comercial de “maneras” y “manías” que resultan “simpáticas”, de una desmesurada avidez de alabanzas sistemáticas de los que conforman el espectáculo insano y mediocre de la degradada cultura argentina, que son réplicas empalagosas de las tendencias del Far West Warholiano, modelo tercer milenio.
¿Con qué finalidad? Deviene de lo manifestado, una cobarde y oportunista intolerancia frente a cualquier manifestación original, en todas las expresiones que conforman la cultura o del disentimiento crítico sustentable, con apoyo teórico idóneo que representa el “peligro” de una discusión seria al volver a poner en juego algunos valores.
Una irritada malevolencia de los mercaderes de la cultura, ajenos a todo lo que desde el origen ha construido la historia de la civilización y del arte… Mercaderes que bajo la máscara de fundaciones, ONG y demás artilugios, saben hacer buenos dividendos en el espantoso mundo de la cultura de nuestros días, con la enorme hueste de mediocres operadores a sueldo, siempre al servicio de la causa del lavado y de arrodillarse ante el altar del capital.
Mercaderes de la subcultura que condena a la comunidad, con anuencia de la clase política, a ser penetrados por productos psico biodegradables, a perderse en el juego de alusiones y alejarse para siempre de la creación estimulada, propuesta por los “talentos”, hoy exiliados del mundo de la cultura, quienes adelantarán, bajo cualquier forma, ideas, estímulos o propuestas de carácter artístico, aún no comercializados.
Hay demasiados muertos sin vigencia, sentenciada la calle por el prostíbulo político que promueve sus héroes por TV y el universo de la web… La vida guiña su ojo económico y la mesa de enlace nunca consigue el desenlace. Un imbécil, un enigma, una clave, que importa.
Paralizados en la anarquía de la página, adora la justicia cuando está de su mano.
Superman sonríe… Previsible final… Cualquier parecido con la realidad es simple coincidencia y pura realidad.
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