miércoles, 27 de marzo de 2019

Samir Delgado, un canario en México



Juan Calero, México
Conocí personalmente a Samir Delgado en el Encuentro de Escritores Canarios celebrado en La Orotava, en 2016, digo personalmente porque cuando aquello se hablaba mucho de su obra. Recuerdo que como interlocutor era un verdadero imán atrayendo con fuerza huracanada el interés del arrabio embobecido en que nos convierte a los demás. A la hora de almuerzo nos dijo en una conversación a tres que no podía compartir más tiempo con nosotros porque esa tarde se iba para Madrid. Luego supe que había ido a trabajar a México. Y perdí su estela. Supongo que algo parecido ocurriera en el resto de la comunidad literaria en Canarias, porque no escuché hablar más de Samir Delgado durante un par de años. Posteriormente surgió la amistad por las redes sociales, hasta hace poco en que publicó un primer artículo en su nueva columna de un periódico provincial canario y dio motivo a esta entrevista. 
-¿Qué es para ti México y qué ha significado cambiar tu mundo canario por el mexicano? 
-La experiencia mexicana está significando un revulsivo vital para desarrollar nuevos horizontes de compromiso cultural sin tener que renunciar al vínculo permanente con las islas. Desde la condición de nuevo emigrante resulta más cercana la posibilidad de habitar varios lugares a la vez y participar en diferentes tradiciones literarias que constituyen un espacio común de mayor envergadura. Ver Canarias desde México confirma su excepción como referente tricontinental de una insularidad predestinada a ser cosmopolita. Y México habitado desde la condición de residente extranjero también resulta apasionante por que se repiten episodios históricos que permanecen en el imaginario colectivo de ambas orillas. 
-¿Qué opinas de la sociedad mexicana tan extremadamente polarizada y complicada? 
-La actualidad mexicana tiene su lado positivo, por ser un país extremadamente amplio y diverso no se puede reducir a los lugares comunes de la prensa y de la política oficial. Todos los días suceden cosas maravillosas y una gran parte de su población vive en una suerte de alegría cotidiana que refleja el valor ético, la educación cívica y la altura cultural de una República latinoamericana del siglo veintiuno. Los nuevos tiempos de la sociedad mexicana se inclinan favorablemente a la superación del lastre de la corrupción generalizada y la posibilidad de incorporar nuevos rumbos de cambio social a beneficio de las mayorías. Un ejemplo en medio del desastre está siendo la reivindicación cultural de las identidades indígenas y una nueva generación de jóvenes mexicanos que deberán tomar el pulso a Estados Unidos y encontrar un futuro mejor sin depender de la sombra del imperio. 
-Samir, como autor has editado varios libros de cuentos, ensayos y poemarios con los que has obtenido premios en varios concursos en Canarias y la península; hoy en día, cuando accedemos a cualquier información mediante un aparato que llevamos en el bolsillo y las redes sociales anulan hasta la omnipresente televisión ¿Vale la pena seguir escribiendo? ¿Qué significa para ti escribir? 
-La escritura es una forma intensificada de vivir, más allá de los tópicos sobre la imagen de los escritores y el mundo aparte de los libros en medio de la vorágine de los mass media, la escritura sigue siendo una conciencia iluminadora de estar vivos. El problema de los nuevos analfabetismos y de la ausencia de la literatura en la vida cotidiana de la ciudadanía se encuentra en la pérdida infinita de las posibilidades de experimentar el milagro de la vida.    
-De todos los géneros abordados ¿con cuál te sientes más cómodo y por qué? 
-Siempre he tenido predilección por el género poético al subrayar con su lenguaje un mayor potencial de experimentación. Aunque la narrativa me parece imprescindible para asumir el desafío de estar vivo. Muy lejos estoy de la novela negra y de todo producto cultural que tenga algo que ver con la autoayuda o los bestsellers. Por otro lado, el ejercicio del periodismo cultural me ha brindado un apasionamiento por los otros que me ha alejado del aislamiento crónico de las élites literarias.  
Samir Delgado nació en Las Palmas de Gran Canaria hace apenas cuarenta años. Condensando un poco su sustancioso currículo diremos que además de escritor y poeta es Licenciado en Filosofía y Maestría de Investigación en Prácticas Artísticas y Visuales; Investigador especializado en arte y literatura contemporánea, desarrolla proyectos internacionales en festivales y espacios de cultura en Europa, Estados Unidos y América Latina; gestor cultural de festivales internacionales; profesor en el Instituto Autónomo de Artes Modernas INAAM, en Durango; coordinador del Aula de Literatura de la Universidad Juárez y fundador del proyecto “Tren de los poetas” Estación Internacional de Poesía Contemporánea. También ha sido locutor de radio y director de escena, colaborador habitual de medios de prensa escrita y digital tanto en España como en México. Coordinador del Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas (2007-2016). 
-¿Mantienes un método de trabajo o lo haces por impulso emocional del momento? 
-Desde hace años la escritura diarística ha significado una metodología cotidiana, el día que no se escribe es un día abocado a la extinción de la memoria, aunque es verdad que pueden pasar semanas sin llegar a concretar un solo poema y de repente surge el repentino flujo de creatividad que puede durar días, semanas. He escrito libros enteros bajo esa determinación caótica, bastante anarquista. Todos los días sucede la posibilidad inaudita de escribir y ese es el camino a explorar sin abandonar en ningún momento la perplejidad ante la vida y la belleza de estar vivos. 
-Hoy en día cuando apenas se hace crítica literaria, o mejor dicho, se ha convertido en mera complacencia entre amigos ¿qué valor puede tener? 
-He leído recientemente la correspondencia entre Octavio Paz y Tomás Segovia que duró décadas a pesar de las interrupciones y la lejanía entre ambos autores. Y me di cuenta de que la crítica literaria es una forma de amistad donde la coherencia y el deseo de compartir una verdad implica unos valores de transparencia y de sinceridad. Las generaciones de escritores están abocadas al silencio de la crítica cuando no existe un ambiente cultural propicio para el progreso y el diálogo entre los coetáneos de un tiempo y un lugar. En Canarias sucede exactamente el peligro de ese silencio, por eso considero que hay que cultivar las buenas amistades que conllevan el rigor ético y la pasión por la literatura. 
-Como lector, ¿qué prefieres, la novela, testimonio o poesía? 
-Siempre que entro a una librería busco con pesar la lejana estantería de la poesía y eso evidencia el abandono generalizado de la cultura, en mi etapa de estudiante cada día tomaba en préstamo hasta cinco libros distintos, entre novelas y ensayos de filosofía, los leía de un modo voraz y ácrata, hasta que asumí el hecho relevante de que lo importante era ser lector y aprender a ubicarse en cualquier conversación en medio del umbral de incertidumbre que representa la información de Internet.   
-¿Qué autores te han marcado más? 
-Sin duda Julio Cortázar y Federico García Lorca. Y entre los autores canarios Manuel Padorno y la generación surrealista de Gaceta de Arte, tengo una convicción de fe sobre la existencia de una literatura nacional canaria, atlántica y tricontinental, todos los días descubro en otros autores como Derek Walcott o Lezama Lima que también pertenecemos al Caribe y que hemos sido los otros en la trastienda sur de Europa. He leído por rachas de temporada buena parte de la literatura europea y latinoamericana del siglo XX, y cada vez siento una admiración y curiosidad creciente hacia autores árabes o africanos, de la cultura queer o de las minorías indígenas. Todas las literaturas tienen a un Rimbaud por descubrir.
Samir frecuenta como artista invitado y conferenciante a eventos internacionales, hasta el momento ha sido llamado a eventos en Estados Unidos, México, Colombia, Cuba, Alemania y Palestina, como también ha sido traducido al inglés, portugués, alemán, rumano, italiano y árabe en revistas especializadas. 
-¿Ha incidido la actividad periodística en tu quehacer? 
-La oportunidad de realizar crónicas de la vida cultural canaria y de hacer reseñas de libros y entrevistas a autores de cualquier procedencia y condición ha significado una oportunidad para ejercer la escritura de un modo existencial, una forma de vida. Se vive como se escribe, eso es real y maravilloso. 
-Y por último, como descendiente de otras culturas donde es inevitable su influencia en nuestra formación como persona, ¿mantienes intacto el sentimiento canario? 
-En todas partes defiendo la identidad canaria como una forma de rebeldía, es más una conciencia que un sentimiento, las islas tienen el don de ofrecer la pertenencia a su destino a través del nacimiento o de la adopción, y creo que mi compromiso con las islas no ha sido tanto por haber nacido en ellas, más bien por una adopción tardía, al tomar conciencia de sus problemáticas ecológicas y sociales. Viviendo fuera se siente de un modo más radical y libre la identidad canaria.    
Para terminar esta entrevista, echo un vistazo a sus más recientes actividades y veo que no para en su quehacer, por ejemplo, ser llamado al proyecto expositivo “Roja Melancolía” en la capital de la India, conferencias y presentaciones en diversos puntos de la extensa geografía de México, aparecer un nuevo ensayo sobre la colección de arte suizo Parket en una revista peruana y de nuevo, Estados Unidos, esta vez en diversas lecturas en Boston y Nueva York para abril de este año.
(www.lapalmaahora.com)

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