La escritura practicada sin máscaras y sin justificaciones, deviene en un crimen metafórico.
Existen reglas del juego escritural, no tengan dudas... por ejemplo, llenar la hoja sin rechazar nada de lo que viene a la mente, sin medir los riesgos de lo que se intenta decir, aún sin decir nada, que implica jugarse por entero... las ideas dejan desnuda la batalla, el encadenamiento de ideas provocan contenido, fuera de toda memoria de automatismo surrealista.
Me agrada comentarles que siento aversión por las posiciones ganadas, por las certezas, por un futuro calculado que arruina mi presente... hace años que corro a la zaga de mi sombra y sin embargo intento trasladar a lenguaje la memoria de lo que tengo grabado a fuego en mi mente.
Quién hubiera dicho que Buenos Aires se convertiría en una Babilonia de pasado incomprobable, revolcándose en el fondo de su abismo, en el umbral de la locura, habitada por huestes de seres indefinidos, de aquellos que habitan las cloacas de las grandes ciudades, sí! esos seres herméticos y nocturnos, para quienes el azar no existe y la alegría se reduce a un nudo en el 'cogote'...
Si otros se solazan escribiendo y dando conferencias acerca del tiempo, su devenir, su historia, el origen de la clepsidra, el funcionamiento digital y su incidencia en la vida de la humanidad, el hallazgo del cuadrante solar, la invención del calendario, mi cuerpo y mi ser me sirven de único guía. Como cuando tengo hambre, duermo cuando tengo sueño, me despierto cuando abro los ojos... el goce en estas rutinas, hacen a mi vida tener sentido, en plenitud, a veces... y mi ciudad no es ajena a ello, lo siento, lo he sentido siempre, pues me he olvidado de comentar que he nacido en Buenos Aires, en el barrio de Palermo, "Palermo Chico" para ser exacto, como declama mi partida de nacimiento..."
No hay comentarios:
Publicar un comentario