Hubo creadores a quienes iluminaron los dioses más grandes. Entre ellos figura Claude Monet, 1840-1920, figura esencial del impresionismo. Esa instantaneidad, esa captación de la realidad fijada como un ente cosmológico y casi inmortal. Sus nenúfares, los rincones de su jardín, su Impresión del sol naciente (la reproducción que va arriba) nos hablan de la verdad y la belleza. Por los siglos de los siglos, amén.
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