Por Eduardo
Sanguinetti, filósofo (Mar del Plata)
Repensar
en Argentina, su cultura y circunstancia, significa entablar un diálogo con la
“falsa modestia”, presentes en el diario La Nación: sin problemas
espectaculares, sin causas apasionantes. Los diversos sectores que conforman
este medio, en una agenda de ¿cultura envasada al vacío, con fecha de
vencimiento? parecen definitivamente arreglados, sumergidos en una fase de
indefinido y satisfecho estancamiento.
Es
indispensable recordar, que siempre, la postura de Mitre, el fundador de La
Nación, respecto a Suramérica fue de completa indiferencia. Un claro ejemplo
deja a las claras su postura liberal europeizante cuando su gobierno fue
invitado a participar del Congreso Panamericano de 1862, en Lima, para
pronunciarse en contra de la invasión francesa de México y la anexión de Santo
Domingo.
Mitre
se negó rotundamente a nombrar un representante y la respuesta de su canciller
Rufino de Elizalde a la invitación fue: “La América Independiente es una
entidad política que no existe ni es posible constituir por combinaciones
diplomáticas, no podrá nunca formar una sola entidad política (…) Por lo que
hace a la República Argentina, jamás ha temido por ninguna amenaza de Europa en
conjunto, ni de ninguna de las naciones que la forman (…) Puede decirse que la
República está identificada con la Europa hasta lo más que es posible”.
Y
en el presente, fiel a su postura colonialista y snob, las noticias acerca del
arribo del presidente de Estados Unidos, nutridas en abundancia de halagos
innecesarios, hacia Barack Obama, representante de una nación, responsable
directa del plan Cóndor, en fecha que se conmemora el 40º aniversario del Golpe
Militar en la República Argentina, son absolutamente prescindibles… notas,
replicadas por este medio afín, desde su fundación, a los intereses de las
multinacionales, la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas y la oligarquía
agrícola ganadera de la Argentina. Y hoy, también afín a las neoburguesías
asimiladas a las prácticas de la levedad y la exclusión… Me refiero a notas,
que son una ofensa clara y abominable, a todos los desaparecidos, perseguidos,
exiliados y torturados, en aquel tiempo: una generación traicionada y perdida,
nutrida de ideas e ideales.
Noticias
que tienden a “desactivar” o “neutralizar” el accionar libertario de un pueblo,
el argentino, que levanta las banderas de una definitiva descolonización y de
marcar puntualmente dónde está el enemigo de la autodeterminación de los
pueblos, presentes en Argentina en las oligarquías, burguesías ridículas,
farándula conformada por conductores/as de TV, modelos de pasarela y
publicidades al servicio de productos lo menos durables posibles, empresarios
corporacionistas “todo terreno”, que animan el festival de la noticia omitida…
en fin, personeros de la banalidad, la frivolidad, la ausencia de compromiso y
sobre todo, el negociar al mejor postor su degradado discurso de barricada, que
exige el poder neoliberal, a cambio de poder pasar a otro estadio, en el afán
de trepar la pirámide de la fama y el éxito simulado.
Este
monopólico medio de comunicación, excluyente, que armó el relato imperial de la
sangrienta dictadura militar de Videla, como así también aplaudiendo el 11 de
setiembre de 1973 la caída y muerte del presidente Salvador Allende, presentes
en sus portadas de aquellos días, donde el terrorismo de Estado, sentaba reales
en nuestra Latinoamérica sojuzgada, marca pautas de tendencias claramente
proimperialistas y neoliberales, de entrega de nuestra soberanía.
La
enorme concentración de las principales fuentes de información conduce
necesariamente a una equivalente homologación de los periódicos que se elaboran
con ellas… en un tiempo donde debería la escasez informativa ser “asunto del
pasado”, este diario, sin peso específico, toma envergadura para lectores
anoréxicos, sin ánimos de arribar a la noticia sin atadura y solo con tendencia
a cotizar en Bolsa de Valores… parece que este medio no se asimila a la idea,
que un medio gráfico, es un objeto personal, íntimo, valioso, envolvente,
amigable y efectivo en lograr instalarse en un estadio de conocimiento original
y creativo… la primicia es la acción de conseguir lo que otros periodistas no
sabían que querían.
Y
si bien las grandes agencias tienen como función utilizar un estilo de
redacción aséptico, sin valoraciones explícitas ni adjetivaciones, es evidente
que la propia selección de lo que se considera beneficioso al sistema
controlado por las transnacionales y sus intereses financieros conlleva a
ciertas omisiones. Y me pregunto: ¿cómo sería publicado este editorial y “todo
lo que debe ocultarse”, en el diario La Nación?
Información
que debe ser oculta a los ojos de los ciudadanos del planeta por las
corporaciones económico mediáticas, de opinión excluyente y monolítica, al
servicio del pensamiento único, donde la libertad de expresión brilla por su
ausencia en el universo virtual del simulacro. No olvidemos una “enseñanza” que
ha dejado la dictadura militar y sus cómplices civiles, es, que el riesgo al
silencio es infinitamente mayor que el riesgo a la palabra.
(Publicado
en el diario La República, de Montevideo)
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