Europa,
que a fin de cuentas es un club de ricos, rectifica y trata de mostrar una cara
más amable ante el enorme drama de los desplazados. Hay dos actitudes: la de la
reportera de TV húngara que pone una zancadilla a quienes vienen, aunque sea
una niña con su padre, y los que tratan de hacer de tripas corazón, pues el
desafío que viene es de aúpa para países como el nuestro que apenas salen de la
crisis. Los políticos del gobierno andaban en lo suyo, mareando la perdiz, pero
las alcaldesas de Barcelona y Madrid ofrecieron sus ciudades con la creación de
un registro de familias dispuestas a ofrecer alojamiento, o a aportar una ayuda
para los refugiados. Aquí en Canarias, como tuvimos ya la llegada masiva de
pateras, en el pueblo llano hay gente con buena disposición. El eco de estas
iniciativas obliga a cambiar el rumbo, tenemos en la memoria las imágenes de
tantos dramas que ha vivido la especie humana, tan proclive a las invasiones,
los exilios, la sangre derramada por la briosa industria de la guerra. De tal
manera se ha movilizado la conciencia de la gente que la poderosa Merkel y el
presidente de la Comisión Europea se muestran dispuestos a emprender acciones
que hasta hace unos días parecían imposibles. No hay que olvidar, dice Juncker,
las razones por las cuales es tan importante dar asilo a los refugiados, ya que
el continente sufrió en su propia piel guerras, devastaciones y exilios
desmesurados. Rajoy y sus ministros se mueven con la tibieza y la indefinición
habituales, pero a Madrid no le queda otro remedio que sumarse al carro.
Estos
meses y estos años próximos van a quedar para la historia como una nueva
diáspora que recuerda las migraciones bíblicas. Gente que viene de Siria, Irak
o Libia, emigrantes a la fuerza por conflictos bélicos y emigrantes del hambre
desde Pakistán al África subsahariana. Conflictos armados ante los cuales
Estados Unidos y Europa miran para otro lado, ya que en Siria nunca hubo
petróleo que hubiese aconsejado acciones rápidas, como en su día sucedió en
Kuwait. Y las persecuciones del llamado Estado Islámico, que hemos dejado
crecer entre todos.
La
civilización se construye a base de la fusión, el mestizaje, el cruce de gentes
que vienen desde los cuatro puntos cardinales, la tolerancia y la asimilación
de otras ideas, otras religiones, otras maneras de posicionarse ante la vida. No
estamos en tiempo de emprender cruzadas, sino de asimilar al diferente siempre
que el diferente nos ofrezca la misma dosis de respeto.
España,
según el periódico Le Monde, es uno de los países de la Unión que más ha
cerrado sus fronteras, ya que apenas concede el derecho de asilo. Si España
acepta esos 15.000 refugiados de los que se habla, a pesar del desempleo y la
frágil economía, será una gran muestra de solidaridad, casi con la
predisposición de Alemania y Francia, los dos países que más refugiados han
aceptado, especialmente la señora Merkel que para todos los que huyen se ha
convertido en un símbolo. Siempre atacada como si fuera una política
insensible, campeona y defensora a ultranza de la austeridad que tanto daño ha
causado en el Sur de Europa, ha mostrado en esta crisis lo que los alemanes, y
no solamente ellos, se acostumbraron a ver en ella: un baluarte moral, un
símbolo de solidaridad. La cruz, la cara mala, es Hungría, donde los refugiados
han sido maltratados, engañados y bloqueados en los trenes, internados en campo
de control, atacados con gases lacrimógenos y gas mostaza, cercados por perros,
apaleados en las vallas de concertinas montadas, a toda prisa, por presos
húngaros.
Puestos a hablar de
carencias, recordemos que Canarias tiene la peor sanidad del Estado, y, ahora
que empieza el nuevo curso, conviene precisar que tampoco disfruta de una buena
educación. El deterioro económico ha elevado el nivel de indigencia de un
sector nada desdeñable de la población en todo el continente, donde unos 123
millones de personas se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión. En su
informe 'Europa para la mayoría, no para las élites', la ONG insta a cambiar ya
el rumbo e incide en que casi 50 millones de personas sufren severas
privaciones materiales por carecer de dinero para pagar por ejemplo la
calefacción de sus viviendas.
Según Oxfam
Intermón, desde 2009 hasta 2013, en los 27 países que entonces integraban la UE
el número de personas que pasaban privaciones materiales severas aumentó en 7,5
millones. Por colectivos, los que más probabilidades tienen de vivir en
situación de pobreza son mujeres, jóvenes e inmigrantes --hasta el 40% de este
colectivo está en riesgo de pobreza en algunos países, frente a la media del 10
al 23% en los nacionales--.
España es uno de los
países donde más se ha incrementado la desigualdad, ya que el número de
personas que viven con severas privaciones se ha duplicado desde 2007. Según
Oxfam, en 2013 España ocupaba el puesto 15 con mayor desigualdad de ingreso de
mercado, es decir, antes de impuestos y transferencias, pero si se aplican estos,
se sitúa en el cuarto. La pobreza en la UE no es un problema de escasez sino de
distribución de los recursos ya que el 1 por ciento más rico de los europeos
tienen casi un tercio de la riqueza del continente. Es decir que los 7 millones
de personas más ricas de Europa poseen la misma riqueza que los 662 millones
más pobres, lo que incluye también a países que no forman parte de la UE.
Pero, ¿por qué estos
niveles inaceptables? Los más ricos, junto con las empresas y los grupos de
presión han secuestrado los procesos de toma de decisiones políticas,
manipulándolos para que favorezcan sus intereses, en detrimento de aquellos a
quienes estos procesos deberían servir. La crisis ha traído una concentración de
la riqueza y aumenta la desigualdad, puesto que se diseñan sistemas fiscales y
políticas gubernamentales para beneficiar a las élites, en detrimento de la
mayoría. Los más ricos acumulen más riqueza y capacidad de influencia.
"Este círculo vicioso de concentración, abuso de poder y abandono de la
ciudadanía, repercute negativamente en el crecimiento económico, la estabilidad
social y la democracia, así como en la exclusión y la pobreza", advierte
la ONG.
Interesante reflexión ante el drama migratorio. Un saludo cariñoso.
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