Hoy, 21 de febrero, es el aniversario de la muerte de Viera y Clavijo y, por lo tanto, es el día establecido para enaltecer las Letras Canarias. Un año sí y otro también, la fecha queda embutida en las fiestas del carnaval. Así que suele pasar desapercibida.
Este año 2020 la figura escogida es Josefina de la Torre, mujer del teatro y del cine, actriz y escritora de la generación del 27. No escribió mucha poesía, pero en su obra destaca el libro Marzo incompleto, de 1968, en el que recogía textos escritos entre 1930 y 1936. Un libro intimista, pero con un tono trágico: el paso del tiempo, la memoria, los misterios de la vida, la soledad, el desarraigo. Una mujer que vivió en una época en la cual las mujeres no podían escribir, no podían estar. Una memoria oscurecida por la larga postguerra del franquismo.
Vivió 95 años (1907-2002) esta hermana de Claudio de la Torre (Premio nacional de Literatura en 1924). Fue actriz y cantante, fundó la compañía de Teatro Mínimo en su casa de la Playa de Las Canteras. Tras la guerra civil, en Madrid, fue actriz de cine y de teatro, y trabajó en el María Guerrero. Escribió poca poesía, siempre con la añoranza de la infancia y de la isla. Sencillez formal, lirismo interior y lenguaje sencillo son sus características. También es curioso que utilizara el seudónimo Laura de Cominges, con el que publicó algunas novelas.
ME BUSCO Y NO ME ENCUENTRO
Rondo por las oscuras paredes de mí misma,
interrogo al silencio y a este torpe vacío
y no acierto en el eco de mis incertidumbres.
No me encuentro a mí misma
y ahora voy como dormida a las tinieblas,
tanteando la noche de todas las esquinas,
y no pude ser tierra, ni esencia, ni armonía,
que son fruto, sonido, creación, universo.
No este desalentado y lento desganarse
que convierte en preguntas todo cuanto es herida.
Y rondo por las sordas paredes de mí misma
esperando el momento de descubrir mi sombra.
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