miércoles, 30 de octubre de 2019

El libro en papel resiste bien



Lejos de extinguirse en favor del libro electrónico, el libro en papel resiste. Y además se hace cada vez más sostenible, a través de sellos de certificación ecológica como el de FSC, para garantizar que su publicación sigue siendo una experiencia positiva no solo para los lectores sino para los bosques del planeta. 


En países como Estados Unidos y Gran Bretaña, donde su penetración es mayor, el crecimiento del formato digital se ha estancado o incluso ha decrecido. Cuando apareció el libro electrónico fueron muchos los expertos que vaticinaron el fin del papel. Aparte de por su versatilidad y capacidad –en un libro electrónico se pueden almacenar decenas de títulos en el mismo soporte, como se hace con las canciones por ejemplo–, ese cambio del papel al mundo electrónico se justificaba en parte por cuestiones de sostenibilidad: si desaparece el papel, se dejarán de talar árboles.
Pero la tecnología Gutenberg demostró ser muy potente, con posibilidades que el libro electrónico aún no ha podido lograr y que entre otras pasan por el tacto. El libro electrónico no se puede tocar, por ejemplo, y eso no deja de ser una limitación para quienes amamos la lectura. Y la ecuación ambiental no es tan sencilla. Es cierto que el libro electrónico no utiliza papel, también que la distribución desaparece, pero para su producción se necesita una gran cantidad de energía y de materiales, con el consiguiente coste ambiental.
Además, la preocupación por el origen del papel ha llevado a buscar alternativas que garanticen que su uso no ahonde en la huella ecológica. Y no solo eso. Se busca también que en su producción se utilicen criterios de equidad en términos sociales y económicos. Esa garantía se obtiene a través de un sello de calidad, como el que nos certifica en Europa que la manzana que nos comemos es de producción ecológica. Es lo que aporta en el mundo editorial un sello como FSC impreso en la mancheta de un libro.
Nacido en Canadá en la década de los noventa, el Consejo de Administración Forestal (Forest Stewardship Council en inglés) es una organización no gubernamental en la que están representados distintos sectores, desde ecologistas a fabricantes o sindicatos. El objetivo es garantizar que el papel (o la madera) que llega al consumidor ha pasado por todos los estándares de sostenibilidad.
(Javier Morales, en www.elasombrario.com, recobido de www.publico.es)

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