Sentir, razonar y pensar libremente,
interpelar lo real como lo imaginario, asumir las responsabilidades teóricas y
prácticas de vivir entre los hombres, existir en un Estado de derecho, donde se
cuide a la comunidad en educación, salud, medio ambiente equitativamente en los
límites de lo necesario y verdadero, para hacer de esta vida algo digno de ser
experimentado. Este planteo inicial, que representaba un horizonte de millones
de destinos, hoy destruidos, fue aniquilado por prácticas de un sistema atroz,
instalado en aquel pequeño mundo en el que aún era posible formular por y para
la humanidad un destino de plenitud en ética y armonía. Pequeño mundo en el
cual sus términos estaban basados en una realidad para todos en poesía. Más aún
eran la base de esa realidad en poesía. Pequeño mundo, cuyos vestigios fueron
archivados por un sistema genocida global, puesto en acto sin piedad para los
que disienten, resisten y cometen el pecado de vivir acorde a sus ideas e
ideales.
Hoy, todo cuanto afecta a los dueños del
mundo el ‘homo consumus’ y sus riquezas es criminal. Tienen que conservarlas a
toda costa, incluso creando crisis de activos incorpóreos y jamás poniendo en
tela de juicio su legitimidad. Fingir que se olvida que siempre los
beneficiados son las mismas corporaciones asesinas, cuyo poder se acrecienta
con la sangre derramada de miles de hombres, mujeres y niños en guerras
fabricadas, en hambrunas evitables y en desapariciones en serie de sujetos-objetos
traficados para el turismo sexual, de ese reducido grupo de delincuentes.
Garantes de la siniestra democracia procedimental. ¿Por qué sendero se arribó a tal estado
de amnesia, a esta ausencia de memoria, a olvidar el presente? La resistencia
no tiene espacio alguno, salvo la que reivindica todo el planeta, para la
economía de mercado, hoy triunfante, y que por cierto posee una lógica propia a
la cual no se enfrenta ninguna otra. Todos parecen participar de estas
ceremonias fúnebres, considerar que el estado actual de las cosas es el único
viable y posible, que el punto al que ha llegado la Historia es el que
aparentemente la humanidad adormecida esperaba, deseaba y anhelaba.
El milenio nos ha enseñado que todo es
fugaz, hasta el ‘nunca más’. El crimen contra el hombre siempre es un crimen
perpetrado por el hombre. Todo es viable en el espacio de la aventura humana,
en el orden de la bestialidad, que, como nunca se desencadenó y sin miras de
cambiar su rumbo…a menos que todos, en un preciso instante, resistiendo,
actuemos en sintonía, simultáneamente en todas partes, contra el mundo del
libre mercado y de sus operadores, sintomáticos humanoides el ‘homo consumus’,
los privilegiados de un sistema genocida y sin retorno. Ha llegado la hora de
tener en cuenta que todo es pasado abolido, debemos dejar de ‘hacer el juego’ a
las democracias fingidas, con tintes totalitarios, a los denominados políticos
de los movimientos populares de pocos y para pocos, que mienten y engañan a
diestra y siniestra en nombre del ¿pueblo? y sus derechos inexistentes, con
pánico a reflexionar sobre la verdad.
Ha llegado la hora de reflexionar en
verdad sobre la verdad, manifestando lo que los dueños de la tierra temen oír y
ver. En consecuencia, estos delincuentes aceitan las máquinas de represión y la
seguridad ‘para todos’ con su aparato policial y la tecnología de última
generación, traducida en cámaras que visualizan nuestras vidas como medida de
prevención del ‘delito’, que ellos consumaron en prólogo. Causa que dispara de
inmediato el efecto no deseado de lo que a diario nos comentan los artículos de
los medios denominados de ¿comunicación?, hasta el hartazgo, acerca de tal o
cual noticia de un ilícito cometido por un desesperado, ya sin salida, pero sí
con entrada a la prisión y de ese modo legitimando y amortizando un sistema
penitenciario caduco y medieval.
Debemos correr el riesgo de ser muy
precisos al verificar la realidad, a pesar de provocar cierto malestar inicial,
en el camino de la resistencia y de modificar rumbos, sería hoy el único
referente lúcido para preservar el futuro, nuestro futuro. Hoy se impone hablar
francamente, sin dobleces, sentir, pensar y decir, son la consigna. Mantener la
lucidez, no desesperar y soportar con dignidad este tiempo de transición, con
lucidez, sin dejarse llevar por la embestida del aparato represor del
capitalismo que, repito, triunfó hoy sin dudas en esta aldea global, con su
política de exterminio de todo lo maravilloso que tenía la vida en términos de
naturalidad y principios éticos de relación.
Lo único que se le escapa a este tiempo
sin tiempo, es una actitud plena de dignidad y ética, en temple y conocimiento.
Esta es la coherencia, la fuerza de cohesión que nos sostiene. Un instante de
verdad equivale a la eternidad es la eternidad en un instante, enfrentada al
instante mercantil descartable, desechable y perentorio. Es la última
oportunidad de nuestra especie, que tiene la posibilidad de cambiar su destino
convirtiéndose en ‘homo responsabilus’, digno, solidario y respetuoso, capaz de
cambiar el destino degradante de nuestra Tierra.
El ‘homo responsabilus’ vive de forma
coherente con la civilización que se está gestando, con valores en los que
prima el bienestar de la comunidad y la naturaleza y los hábitos de vida son
ecológicos y equitativos. El tránsito hasta este modelo social que plantea el
‘homo responsabilus’ no es en absoluto traumático y está pleno de posibilidades
de permanecer en esta tierra, sin ser esclavos de un sistema de aniquilación,
como lo es el bestial aparato capitalista en acción criminal. Siendo ‘homo
responsabilus’ nos asimilamos a la posibilidad de existir en austeridad y
conocimiento, adquiriendo en el presente, ante el ataque sistemático del
liberalismo y sus personeros una cualidad y condición que marquen un destino,
la realización de un estilo, una conducta “heroica” que establezca un camino a
seguir.
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