En enero, con pocos días de diferencia, fallecieron el pintor José Luis Vega y también el folklorista Perico Lino, la voz profunda de Los Gofiones. A José Luis Vega lo conocimos en Caracas allá por 1972, y mucho después le organizamos más de una exposición en el Club Prensa Canaria y escribimos sobre él. Era socialista, luchador en muchos frentes, socialmente comprometido, crítico, polémico más de una vez, irreverente en otras. Vivió en Madrid, Barcelona, Cantabria y países latinoamericanos. El ex rector lagunero Hernández Perera elogió su pintura, sus grafismos de líneas paralelas que recreaban la geología insular, el vulcanismo, los sedimentos. Otra víctima del mes de enero fue el gran Pérez Galdós. Así el 4 de enero de 2020 se conmemora el centenario de la muerte del novelista, otra víctima de los fríos invernales. Además, también en este mes de enero que estamos dejando atrás se fue de este mundo Dolores O’Riordan, la irlandesa de Cranberries y menos mal que nos dejó su obra a veces melosa, una voz profunda de rebeldía, sus esperanzas casi siempre rotas, su angustia. Una mujer extraordinaria. También se fue France Gall, aquella voz de muñeca que ganó Eurovisión en nombre de Luxemburgo. Y hasta cinco actrices de cine porno han abandonado este mundo en apenas dos meses.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas, en enero muere un 25 más de personas que en el resto del año. En 2005 la diferencia llegó a ser del 48,9 por ciento. ¿Por qué sucede todo ello? Con el frío llegan la gripe, la neumonía y otras dolencias. Los hospitales desbordados, los pasillos de urgencias repletos. Varios estudios han demostrado la relación entre el aumento del frío y la mortalidad. Las bajas temperaturas, que también llegan a estas islas subtropicales, pueden descompensar patologías crónicas, así problemas respiratorios, enfermedades pulmonares, insuficiencias cardiacas. Estas complicaciones pueden dar lugar a procesos de gravedad. Entonces, debemos concluir que enero es un mes de despedidas y hasta cierto punto de resurrecciones. Pues hemos conseguido rebasarlo. Por cierto, parece que este año las vacunas de la gripe tienen menos eficacia que en anteriores temporadas.
Dicen los expertos que en diciembre hay una caída en la tasa de suicidios pero que en enero se incrementan, las personas con bajo estado de ánimo se aferraban a la esperanza de que la Navidad y el año nuevo les trajeran mejores expectativas pero luego se dan cuenta de que las circunstancias no mejoran. Por si fuera poco enero trae el Lunes Triste, Blue Monday, considerado el peor día del año. Por suerte ya lo hemos dejado atrás, fue el pasado 15. Este análisis, que no goza de prestigio entre los científicos “serios”, lo reveló un psicólogo profesor en la universidad de Cardiff cuando analizó factores como el tiempo, los gastos de las fiestas navideñas, el sueldo mensual, el tiempo transcurrido desde Navidad, los bajos niveles de motivación, el incumplimiento de los buenos propósitos del año nuevo. En definitiva, la famosa cuesta de enero, con sus estragos económicos, anímicos, motivacionales. Lo que parece claro es que en general los lunes no gustan a casi nadie, pero muchos opinan que es de locos creer en el Blue Monday. Parece que la idea fue de una agencia de viajes para promocionar la época del año más barata para viajar, aquello de soñar con las playas tropicales del Caribe cuando Europa está a diez bajo cero. Es un planteamiento arbitrario pero sí se cree que en esta época se experimentan ciertos cambios personales, algo de estrés o desmotivación. Es normal tener bajones de ánimo, que no deben ser considerados una depresión. En cualquier caso, según los psicólogos, en la marcha de la vida es normal, necesario y sano estar a veces triste. Y para luchar contra esta sensación lo mejor que podemos hacer es hallarnos activos, ocupados, con pequeñas metas. Que la tristeza no nos gobierne, que el miedo a la muerte sea llevado a un rincón. Que la pereza y la inactividad no nos gobiernen.
En enero acaba de jubilarse el hasta ahora director de la Casa Museo León y Castillo, el cronista de Telde Antonio María González Padrón, a quien el ayuntamiento de su ciudad acaba de proponer para la medalla de Alfonso X el Sabio, con objeto de recompensar sus esfuerzos por la memoria de su patria chica y de la isla. En el homenaje estaban presentes cronistas de Tenerife, Gran Canaria y La Palma. Los cronistas mantienen viva la memoria de las tradiciones, la historia de cada lugar, aportan datos relevantes. Es estupendo comer y charlar en Melenara con Pepe Dámaso, a sus esplendorosos 84 años, y con Pedro González Sosa, también de 84, y verlos tan lúcidos, tan vitales, con tantas ganas de vivir y de seguir haciendo cosas. Y con Manuel Poggio, el activo cronista de Santa Cruz de La Palma, con Talio Noda, de Tazacorte, con Wifredo Ramos, 82 años, cronista de El Paso y con el siempre animado José Luján, de Artenara. La secretaria, María Teresa Cabrera Ortega, cronista de Valsequillo, tuvo la voz cantante a la hora de ordenar el acto. Enhorabuena.
(Foto: José Luis Vega, pintor)
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