Claro
que todo esto tiene sus matices, pues los funcionarios -todos lo hemos sido
alguna vez en nuestra vida- suelen darse su escapadita para el café de las
diez, el desayuno de las once, la cervecita de la una. Parece que aquí lo
importante es aparentar que se trabaja, aunque se esté pensando en las
musarañas. En un país hecho de retales donde lo único que funciona es el
fútbol, en un país donde abunda la chapuza, donde la chapuza es el deporte
nacional, no ha sido demasiado extraño comprobar la ineficacia de las
investigaciones en el caso de los dos niños desaparecidos, presuntamente
asesinados por su padre, la
Bestia Bretón. El primer y concluyente informe fue redactado
por una médica forense con 15 años de experiencia. Ni corta ni perezosa,
dictaminó que los restos óseos y los dientes correspondían a ratones, ardillas
y conejos en vez de a un niño de dos años y una niña de seis. Ella solita se lo
guisó, ella solita se lo comió. Lo más grave es que a nadie se le ocurrió
contrastar ese informe con otros expertos. En el clima de desánimo y
abatimiento que comparten muchos millones de compatriotas, el caso de los dos
niños presuntamente asesinados y su
negligente investigación, añade otra página al desconcierto.
LUIS LEON BARRETO ------------------------------------------------------------------------------------------correo: leonbarreto49@gmail.com
jueves, 30 de agosto de 2012
La muerte de Ruth y José en el País de las Chapuzas
Afirman
los alemanes que uno de los problemas que tenemos por aquí es el de la
irracionalidad de los horarios, así como una baja productividad. Hay un caso
simpático que hemos conocido hace tiempo. A un directivo de un banco de por
aquí lo llamaron para trabajar en Alemania. Ni corto ni perezoso, observó que
allí la gente salía del trabajo a las cinco de la tarde. Entonces él, con su
mentalidad carpetovetónica, decidió quedarse cada tarde hasta las ocho. Al cabo
de unas cuantas semanas sus jefes lo reprendieron: hemos observado que usted
necesita muchas horas para hacer lo que sus compañeros hacen en menos tiempo,
por tanto no encaja en nuestra oficina, hemos de prescindir de sus servicios.
¿Tal vez los españolitos tenemos todos mentalidad de funcionario, es decir que
hay que estar muchas horas presenciales en la oficina, simplemente para que los
jefes vean que estás? Aunque sea como esos concejales o consejeros que se pasan
la mañana en internet, recibiendo y enviando mensajitos por el móvil de última
generación, o rellenando sudokus.
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