lunes, 3 de julio de 2023

23-J: Estado de estupefacción



Tengo un amigo que ha retrasado sus planes de viaje para quedarse en la isla el 23 de julio. ¿Razones? No se fía de que el voto por correo funcione debidamente, sobre todo después de los escándalos de Melilla y otras ciudades en las que se comprobó que hubo fraude o al menos intentona. Mi amigo tiene muy claro que no le va a dar el voto al señor Sánchez, y teme que los funcionarios que se hagan cargo del voto por correo abran las sacas y se monte un berenjenal.

La pregunta es si podemos o debemos dudar de estos servicios públicos, que en el caso de las próximas elecciones han de ser fundamentales porque buena parte de los españoles estarán fuera de su domicilio el 23-J. La verdad es que colocar las generales en tal fecha ha sido una ocurrencia inoportuna, y que sin duda no ha sido bien visto por buena parte de la ciudadanía. Mucho nos tememos que el nivel de abstención sea esta vez el más abultado de todas las convocatorias. ¿Quién tendrá la culpa de lo que pueda suceder sino el atrevido atrevido?

El estado de estupefacción es tan acusado como el ánimo que nos originan muchas de las noticias dudosas que circulan por todas partes. Por ejemplo: los chinos están fabricando a toda pastilla un virus para infectarnos en Navidad, con lo cual se estaría cumpliendo el mandato de los millonarios del mundo, que pretenden reducir drásticamente la población mundial. A eso vendría a colaborar decisivamente no solo la gran directriz financiera del Club Bildelberg sino también la iniciativa 20/30. El planeta para los milmillonarios amiguetes de Elon Musk, Bill Gates y compañía.

Tengo amigos negacionistas que por supuesto estiman que lo del cambio climático es un puro bluf. Y si hace más calor que antes y si llueve cada vez menos eso se debe a que el planeta Tierra ha tenido siempre unos ciclos de glaciaciones, calor, lluvias con el arca de Noé, sequías extremas etcétera.

El asombro y el desasosiego crecen a la par. Por ejemplo, me genera sorpresa y estupefacción que el CIS del señor Tezanos siga concluyendo que Sánchez está muy bien posicionado para llevarse las elecciones de este mes de julio, esas que casi han sido convocadas a traición. Puestas las cosas así, también podría decirme que voy a ganar la lotería, aunque no juegue.

Pero la mayor estupefacción ha sido la rebelina del jefe de los mercenarios que combatían a Ucrania y que de pronto vivaron sus armas en dirección a Moscú, no solo eso sino que pusieron en marcha sus tanques y su armamento pesado advirtiendo seriamente a Putin de que le quedaban tres desayunos. Eso sí que ha provocado sorpresa: los mercenarios del denominado ejército Wagner dispuestos a dar un golpe de estado contra el que les estaba pagando por limpiar Ucrania. Al jefe del Wagner lo han llamado nazi, fascista y hasta patriota, no se sabe qué adjetivo le queda mejor. Al final todo quedó en casa, y se habrán firmado los pactos que habría que establecer para que nada se mueva, y esa maldita guerra se extienda por los siglos de los siglos mientras los fabricantes de armas se forran y el mundo mira para otro lado.

Y es que el mundo actual está lleno de paradojas poco entendibles para la gente corriente. Al parecer, hoy en día es fácil hacerse muy rico en base al manejo de las criptomonedas, aunque también leemos de vez en cuando que algún incauto se arruina con ellas. Debe ser algo parecido a jugar a la bolsa cuando no tienes ni idea, y lo que viene a suceder es que cuando alguien se hace rico unos cuantos se convierten pobres. No hay otra ley en la economía que sea más clara que esta.

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