El arte define nuestra relación con la belleza y también con la tragedia, puede transmitir sentimientos, complacencias y derrotas. Por eso las pestes que el planeta ha soportado han tenido reflejo en la creación plástica. ¿Cómo no recordar a Durero en “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”, la guerra, la enfermedad, el hambre y la muerte? Un mundo tenebroso que reflejaron Rembrandt, Caravaggio o Tiziano. La actual calamidad ha generado análisis y reflexión y ahora podemos contemplar Art Pestis, cinco creadores en la planta alta del Cicca hasta el 18 de marzo. Son el pintor Manolo Ruiz con los fotógrafos Guillermo Maya, Manuel García Núñez, Susi García y el poeta Javier Cabrera, contando con la representación de una modelo, que evidencia la afirmación de la energía y el optimismo frente a la disgregación.
Cinco propuestas que
nos hablan de vulnerabilidad, de angustia y que, de alguna manera, dejan
entrever la luz de la próxima resurrección. Así, Manuel Ruiz presenta con su
sello expresionista varias pinturas y, por primera vez, esculturas que son como
juguetes de madera, una obra con la que andamos el camino hacia la recuperación
del color. Guillermo Maya nos presenta unas secuencias de la relación entre la
modelo y la mascarilla protectora. Manuel García Núñez, fotógrafo profesional,
a la manera de Marcel Proust fija su objetivo también en el tiempo perdido y
nos trae imágenes acuáticas, así como la elevación apremiante de la mujer que
por fin respira el aire. Susi García nos lleva a una iglesia desacralizada del
sur insular y en ella juega con una pareja que se protege con máscaras antigás,
la estética es chillona, con los trazos de la cultura Drag Queen. Por último,
Javier Cabrera, poeta, antólogo, compilador y gestor de eventos, se atreve con
el soneto para mostrar su desazón en las madrugadas de la pandemia. Aporta la
conciencia insular, la isla como un cosmos. ‘Yacer bajo sábanas es de cobardes’
es el título de un poema. Cae bajo el insomnio de la noche adversa, el lobo de
dientes afilados.
Estos trabajos fueron
realizados en las fases más críticas de la enfermedad y en ellos se aprecia el
estigma de la mascarilla, de la distancia social, de tanta teatralización que
han traído las medidas de control. Ruiz, este pintor de trazo rápido, añade su
renovada pintura con pasión y sus pequeños objetos lúdicos, y Maya se mueve
entre el retrato y la figuración, los sistemas tradicionales y la innovación
digital. García Núñez es profesor de Fotografía en la Luján Pérez. En “El
tiempo perdido” vemos el esqueleto de un reloj, buena iluminación de estudio.
María Jesús García Navarro es técnico superior de Artes Plásticas y Diseño en
fotografía.
Padecemos la fatiga
pandémica, esa mezcla de miedo, inseguridad y hartazgo que sentimos ante una
crisis sanitaria que se alarga en el tiempo, con depresión, ansiedad y hastío.
Parece insólito que puedan cruzarse tantos vaticinios negativos: los incendios,
el volcán, la crisis económica, el alza de precios, la escasez de lluvia, la calima.
Ni siquiera en las películas más catastrofistas se podía adivinar este
panorama. El covid siempre nos rememorará la locura de los primeros días, la
psicosis que vaciaba supermercados, la obsesión por lavarse las manos, la
enfermedad y la muerte, que nos recordaban la peste negra y todas las pestes.
Hemos de convivir con los patógenos de la misma forma que ya cohabitamos con el cambio climático, el desgaste de la política, la saturación de los mensajes, el terrorismo o el cáncer, nos adaptaremos a todas las circunstancias porque en nuestro código genético está el hecho de resistir a las adversidades, aunque en el camino perdamos a gente que amamos, y, aunque sintamos nosotros mismos el presagio de nuestro final. El arte viene a ser de nuevo un elemento sanador en esta exposición variada y oportuna que muestra la capacidad de nuestros creadores.
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