Una de cal y varias de arena, así es la vida. En las
buenas noticas, hemos sabido que el paro ha registrado un importante descenso,
aunque todavía es muy superior a la media europea. Y otras de arena: el año que
acabamos de inaugurar va a suponer un cierto retroceso en el crecimiento que
habíamos iniciado. Tampoco es buena cosa que aun existan muchas dudas sobre si
Podemos y los independentistas votarán a favor de los presupuestos generales
del Estado, lo cual podría provocar que se celebraran elecciones generales
antes de Navidad y por supuesto que ello también genera incertidumbre. Además,
el Banco de España vaticina que esos presupuestos ralentizarán la economía, a
lo que se unen los empresarios afirmando que el incremento del salario mínimo
interprofesional originará paro.
Hemos sobrepasado la difícil cuesta de enero y ahora
viene la minicuesta de febrero, más alegre porque es la víspera de los
carnavales. El Brexit es otro lío pendiente, de trascendencia similar al
“procés” de la independencia de Cataluña, los británicos siguen pidiendo cosas
a la UE, casi tan insaciables como los catalanes. Hay nubarrones en el
horizonte, probablemente la economía se resentirá si se cumplen las malas
predicciones del Brexit, con la significativa disminución de turistas y la
desaceleración del crecimiento. Las pensiones se revalorizarán en plan de
chiste y las consecuencias de la crisis no se han despejado del todo. En medio
de este panorama, nos llega la noticia de que van a dejar de circular los
billetes de 500 euros, a los que popularmente se les llamó Bin Laden porque
casi nadie los había tenido en sus manos. Los que hicimos alguna operación
inmobiliaria en aquellos años de la burbuja, los vimos fugazmente. Luego era imposible
pagar con ellos una cena en un restaurante o una compra en el supermercado,
porque no tenían cambio. Los billetes lucían un aspecto sospechoso, gran parte
de ellos circularon solo en España. Y desde ahí se podía pensar lo peor: que
grupos mafiosos los estuvieran utilizando para lavar dinero procedente del
tráfico de drogas, que, dado que ocupaban poco espacio, la gente muy rica los
moviera de aquí para allá, por ejemplo los Pujol los llevaban en bolsas de
basura y en mochilas hacia su refugio de Andorra. Y si sabíamos que favorecían
las operaciones criminales ¿por qué se ha tardado tanto en tomar la medida de
eliminarlos? Por supuesto que eliminar esos billetes no va a acabar con el
crimen, pero se elimina un instrumento que ha sido útil. Es un avance en la
lucha contra estas actividades, apuntan los técnicos de Hacienda. Por esta
razón, se lamenta que el Banco Central Europeo no haya aprovechado para retirar
este dinero de forma acelerada, forzando a sus tenedores a aflorar los billetes
provenientes de actividades ilegales.
La decisión del BCE de iniciar la cuenta
atrás hacia la retirada está ligada a la percepción de que han sido un
instrumento muy beneficioso para la comisión de delitos. La policía ha
comprobado que muchas veces han sido incautadas grandes cantidades de dinero en
estos billetes a acusados de corrupción, evasión, tráfico de drogas y otras
actividades delictivas. A fin de cuentas, eran poco democráticos, iban a parar
siempre a las mismas manos. Hay que anotar que este auge y caída de los binladen en España no pueden explicarse sin
atender al boom del mercado inmobiliario, que se convirtió en la primera década
del siglo XXI en el gran motor de la economía nacional, y a la costumbre de
escriturar por debajo de precio y pagar una parte en negro, para lo que eran
muy útiles.
La circulación de esos billetes de 500 en
España se ha reducido un 72 por ciento, mientras que la media en la Eurozona es
del 15 por ciento, observa el secretario general de Gestha (el sindicato de
Técnicos del Ministerio de Hacienda), quien subraya que este auge y caída en
nuestro país no pueden explicarse sin atender al boom del mercado inmobiliario,
que se convirtió en la primera década del siglo XXI en motor de la economía
nacional, y a la costumbre tan española de escriturar por debajo de precio y
pagar una parte en negro, para lo que eran muy útiles estos billetitos. Es con
el pinchazo de la burbuja con el que se inicia un descenso en la circulación aquí,
cuando habrían prescrito los delitos de evasión fiscal cometidos en los años
del boom. A partir de ese momento quienes los detentaban ya podían gastarlos alegremente,
solo teniendo cuidado en no dejar rastro de ellos, aquí hay excesivas amnistías
fiscales mientras los currantes sostenemos el sistema con nuestros impuestos. Y
como no hay demanda para ese dinero, sale de circulación. Pero la pérdida de
importancia de esos billetes no es un fenómeno particular de España, sino una
realidad en la Eurozona. Si a finales de 2015 eran algo más de 306.000 millones
los que se movían, hoy esa cifra se reduce al entorno de los 260.000 millones.
El 19 puede ser un año mediocre, tirando
a malo. El gobernador del Banco de España ha considerado que la economía
continuará en una fase alcista, aunque ha avisado que la creación de empleo se
moderará debido, en parte, al aumento del Salario Mínimo Interprofesional. Y si
Canarias va a perder algo así como un millón de turistas debido a que los
países competidores –Egipto, Túnez, Marruecos, Turquía, etc.- se están
recuperando, la posible solución consistirá en echar mano de los peninsulares,
que debido a la crisis se habían espantado en los últimos años, y que con la
mejora de la situación podrían regresar. Turquía, Egipto, Túnez y Marruecos
disponen de más ventajas en cuanto a vuelos, y los hoteleros saben que ahora
vendrán tiempos de beneficios pausados. El sector estima que no debe bajar los
precios y se tiende, por tanto, a mantener visitantes consolidados y ganar
otros con mayor capacidad adquisitiva que los que venían.Tras un par de años de crecimiento mundial, parece que
se volverá a producir una divergencia en el desarrollo de los diferentes
países. EE UU será, una vez más, la locomotora, el crecimiento estadounidense
rozará el 3 por ciento gracias a los estímulos fiscales, aunque este viento de
cola irá perdiendo efecto en un entorno monetario cada vez más restrictivo. Europa
se defiende apenas y el ritmo de desaceleración en EE UU debería ser menos
pronunciado. China también moderará su crecimiento, a pesar de que continuará
por encima del 6 por ciento.
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