lunes, 4 de febrero de 2019

Los billetes de 500 desaparecen y el paro baja


Una de cal y varias de arena, así es la vida. En las buenas noticas, hemos sabido que el paro ha registrado un importante descenso, aunque todavía es muy superior a la media europea. Y otras de arena: el año que acabamos de inaugurar va a suponer un cierto retroceso en el crecimiento que habíamos iniciado. Tampoco es buena cosa que aun existan muchas dudas sobre si Podemos y los independentistas votarán a favor de los presupuestos generales del Estado, lo cual podría provocar que se celebraran elecciones generales antes de Navidad y por supuesto que ello también genera incertidumbre. Además, el Banco de España vaticina que esos presupuestos ralentizarán la economía, a lo que se unen los empresarios afirmando que el incremento del salario mínimo interprofesional originará paro.
Hemos sobrepasado la difícil cuesta de enero y ahora viene la minicuesta de febrero, más alegre porque es la víspera de los carnavales. El Brexit es otro lío pendiente, de trascendencia similar al “procés” de la independencia de Cataluña, los británicos siguen pidiendo cosas a la UE, casi tan insaciables como los catalanes. Hay nubarrones en el horizonte, probablemente la economía se resentirá si se cumplen las malas predicciones del Brexit, con la significativa disminución de turistas y la desaceleración del crecimiento. Las pensiones se revalorizarán en plan de chiste y las consecuencias de la crisis no se han despejado del todo. En medio de este panorama, nos llega la noticia de que van a dejar de circular los billetes de 500 euros, a los que popularmente se les llamó Bin Laden porque casi nadie los había tenido en sus manos. Los que hicimos alguna operación inmobiliaria en aquellos años de la burbuja, los vimos fugazmente. Luego era imposible pagar con ellos una cena en un restaurante o una compra en el supermercado, porque no tenían cambio. Los billetes lucían un aspecto sospechoso, gran parte de ellos circularon solo en España. Y desde ahí se podía pensar lo peor: que grupos mafiosos los estuvieran utilizando para lavar dinero procedente del tráfico de drogas, que, dado que ocupaban poco espacio, la gente muy rica los moviera de aquí para allá, por ejemplo los Pujol los llevaban en bolsas de basura y en mochilas hacia su refugio de Andorra. Y si sabíamos que favorecían las operaciones criminales ¿por qué se ha tardado tanto en tomar la medida de eliminarlos? Por supuesto que eliminar esos billetes no va a acabar con el crimen, pero se elimina un instrumento que ha sido útil. Es un avance en la lucha contra estas actividades, apuntan los técnicos de Hacienda. Por esta razón, se lamenta que el Banco Central Europeo no haya aprovechado para retirar este dinero de forma acelerada, forzando a sus tenedores a aflorar los billetes provenientes de actividades ilegales.
La decisión del BCE de iniciar la cuenta atrás hacia la retirada está ligada a la percepción de que han sido un instrumento muy beneficioso para la comisión de delitos. La policía ha comprobado que muchas veces han sido incautadas grandes cantidades de dinero en estos billetes a acusados de corrupción, evasión, tráfico de drogas y otras actividades delictivas. A fin de cuentas, eran poco democráticos, iban a parar siempre a las mismas manos. Hay que anotar que este auge y caída de los binladen en España no pueden explicarse sin atender al boom del mercado inmobiliario, que se convirtió en la primera década del siglo XXI en el gran motor de la economía nacional, y a la costumbre de escriturar por debajo de precio y pagar una parte en negro, para lo que eran muy útiles.
La circulación de esos billetes de 500 en España se ha reducido un 72 por ciento, mientras que la media en la Eurozona es del 15 por ciento, observa el secretario general de Gestha (el sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda), quien subraya que este auge y caída en nuestro país no pueden explicarse sin atender al boom del mercado inmobiliario, que se convirtió en la primera década del siglo XXI en motor de la economía nacional, y a la costumbre tan española de escriturar por debajo de precio y pagar una parte en negro, para lo que eran muy útiles estos billetitos. Es con el pinchazo de la burbuja con el que se inicia un descenso en la circulación aquí, cuando habrían prescrito los delitos de evasión fiscal cometidos en los años del boom. A partir de ese momento quienes los detentaban ya podían gastarlos alegremente, solo teniendo cuidado en no dejar rastro de ellos, aquí hay excesivas amnistías fiscales mientras los currantes sostenemos el sistema con nuestros impuestos. Y como no hay demanda para ese dinero, sale de circulación. Pero la pérdida de importancia de esos billetes no es un fenómeno particular de España, sino una realidad en la Eurozona. Si a finales de 2015 eran algo más de 306.000 millones los que se movían, hoy esa cifra se reduce al entorno de los 260.000 millones.
El 19 puede ser un año mediocre, tirando a malo. El gobernador del Banco de España ha considerado que la economía continuará en una fase alcista, aunque ha avisado que la creación de empleo se moderará debido, en parte, al aumento del Salario Mínimo Interprofesional. Y si Canarias va a perder algo así como un millón de turistas debido a que los países competidores –Egipto, Túnez, Marruecos, Turquía, etc.- se están recuperando, la posible solución consistirá en echar mano de los peninsulares, que debido a la crisis se habían espantado en los últimos años, y que con la mejora de la situación podrían regresar. Turquía, Egipto, Túnez y Marruecos disponen de más ventajas en cuanto a vuelos, y los hoteleros saben que ahora vendrán tiempos de beneficios pausados. El sector estima que no debe bajar los precios y se tiende, por tanto, a mantener visitantes consolidados y ganar otros con mayor capacidad adquisitiva que los que venían.Tras un par de años de crecimiento mundial, parece que se volverá a producir una divergencia en el desarrollo de los diferentes países. EE UU será, una vez más, la locomotora, el crecimiento estadounidense rozará el 3 por ciento gracias a los estímulos fiscales, aunque este viento de cola irá perdiendo efecto en un entorno monetario cada vez más restrictivo. Europa se defiende apenas y el ritmo de desaceleración en EE UU debería ser menos pronunciado. China también moderará su crecimiento, a pesar de que continuará por encima del 6 por ciento.

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