En un ejercicio de
terapia colectiva, una ceremonia popular de sátira y ajuste de cuentas, los
vecinos de la villa de Teror dedicaron el muñeco de Judas de este año a la
figura del presidente de la UD Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez. Al término de
la Semana Santa, el pelele que representaba al presidente fue condenado a ser
devorado por las llamas, entre los vítores de los asistentes. Después de una
increíble concatenación de errores, luego de dejar marchar al sabio Setién, el
equipo fue cayendo mes tras mes de modo imparable gracias al pésimo trabajo del
equipo técnico, los entrenadores y la directiva. Hemos visto un ejercicio
de arrogancia y prepotencia, mezquindad
y soberbia del nuevo rico, la utilización una vez más del sentimiento de
identidad, porque los amarillos forman parte de ese estado mental que es la
identidad, el síndrome de pertenencia. Martín Alonso lo describió: la estafa
sentimental. Nos vendieron el
triunfalismo de que llegaríamos a jugar competición europea, y del optimismo
desaforado se pasó a la caída en posiciones de descenso, de las que nunca se
saldría. El modelo presidencialista, sus caprichos y errores. Cierto que le
debemos mucho a aquel juez, Juan José Cobo Plana, que nos salvó de la
desaparición, cierto que el señor Ramírez eliminó la gruesa deuda y recuperó al
club, cierto que logró el ascenso tras el infame cordobazo; tiene sus méritos
aunque su modelo personalista ha hecho aguas. Y una pregunta ¿realmente cuesta
20 millones de euros la ciudad deportiva? En las últimas décadas la UD ha sido
un trampolín que ha permitido ganar mucho a personas con poca conciencia, así
se han sucedido fichajes de jugadores pésimos que dejaban buenas comisiones,
así se ha cimentado un negocio que ha permitido la marcha de Roque, Boateng y
Jonathan Viera mientras se sucedían los episodios tragicómicos de pretender
fichar a un entrenador italiano que nunca llegaba, los cuatro entrenadores,
jugadores mediocres y otros lesionados. ¿No hay un equipo médico que debe
actuar cuando llega alguien? En la historia amarilla ha habido muchos
disparates.
En una sociedad tan
mediática el fútbol es cada vez más negocio, capaz de mover enormes sumas hasta
el punto de que empresarios chinos y jeques árabes invierten en él, cautiva
audiencias globales, cada vez es más espectáculo y menos deporte. El patrocinio
del Cabildo con el nombre de Gran Canaria en la camiseta tenía un rédito turístico
y de prestigio. Pero los abonos para ver al equipo eran caros y la presidencia
anunció que en la próxima temporada habría una grada de animación a precios
populares. Sí, para cuando estemos en segunda, me dijo un amigo en septiembre,
cuando justo empezaba la temporada. El fútbol es una gigantesca maquinaria en
la que muchos quieren echar sus redes: agentes de jugadores, intermediarios,
marcas deportivas, equipaciones, publicidad en los estadios, derechos de imagen
de los jugadores, etcétera. Hay comisiones y porcentajes de beneficio que están
a la vista y hay también otros disimulados.
Los mejores
jugadores de esta tierra han emigrado hace mucho, y siguen haciéndolo. Los
casos de Silva y Pedro en Inglaterra son los más visibles, pero hay también un
reguero de buenos jugadores canarios en otras ligas, en otros equipos. El
equipo amarillo ha permitido la salida de jugadores como Araújo, Livaja y otros
muchos que triunfan en otros lares. En los tiempos gloriosos de Tonono, Guedes
y Germán los jugadores podían ser retenidos por los clubes y de este modo aquel
equipo casi íntegramente canario de los años sesenta y setenta escribió sus
mejores páginas sin que el Real Madrid o el Barcelona pudieran hacerse con
ellos. Con las sociedades anónimas deportivas ahora triunfa la especulación,
los jugadores son esclavos de lujo, millonarios veinteañeros, la UD tiene fama
de que sus jugadores son amantes de la juerga. Los abundantes emolumentos de la
TV, los muchos euros de las ventas de jugadores ¿dónde han ido a parar? Parece
que no han sido suficientes para la contratación de 40 futbolistas en este
curso, 36 millones se han evaporado en construir una plantilla absolutamente
descompensada.
La dirección
deportiva no tiene absolución. La espera por el entrenador italiano que tiene
al Benevento en descenso y como colista desde hace mucho, las presentaciones
“triunfales” de Jesé y Vitolo, que vinieron de excursión, la contratación del
peor entrenador disponible, Ayestarán, para profundizar en el naufragio, todo
ello supuso añadir confusión y caos. Finalmente trajeron a alguien que en vez
de apagar fuegos los incrementaba; así marchó Rémy, que era un revulsivo e
incluso marcaba goles. Luego trajeron delanteros que no jugaron ni un minuto.
Ahora queda otra
travesía del desierto, quién sabe si la U.D., 33 temporadas en primera, habrá
de esperar otros 13 años para retornar a la máxima categoría. Entretanto, el CD
Tenerife, con solo 13 temporadas en primera, sueña con volver a la élite y,
aunque son duras las eliminatorias, está a su alcance. Tenerife es la isla con
mejor paisaje y mejor gastronomía, actualmente recibe 6 millones de turistas,
como su desarrollo fue posterior a Gran Canaria apostaron por hoteles de alta
gama y tuvieron mejor estrategia, su liderazgo en la política regional es más
que obvio. Allí supieron contratar un nuevo entrenador, allí la afición está
motivada, en Gran Canaria hace tiempo que el espectador muestra su divorcio
hacia el equipo, las gradas semivacías cuando vienen los grandes. Hasta un
veterano de las ondas como Segundo Almeida, compañero que fue de aquel otro
gran periodista deportivo llamado Antonio Lemus, muestra su desagrado por lo
que está aconteciendo. “Me ilusionó el equipo cuando Setién porque con él
reconocía el estilo canario, el amor a la pelota. Me desagrada lo que he visto
después de Setién, no me siento identificado”, dijo en una entrevista.
Más allá de la
oferta de los chinos, más allá de las intoxicaciones informativas, habría que
dedicarse urgentemente a preparar la próxima temporada, teniendo en la memoria
a personas como Juan Manuel Rodríguez, el esforzado currante ahora en Las
Palmas Atlético; que limpien a los jugadores actuales; que suban a canteranos
del filial; que sepan fichar otro tipo de deportistas, futbolistas con alma; que
se dejen de arengas optimistas para desviar la atención. De lo contrario, nos
queda el destino que conocen clubs históricos como el Rácing de Santander,
Mallorca, Hércules, Elche, etc., de los que apenas queda el nombre. Ahora, si
la UD va a ser el más rico en segunda por sus ventas de Roque y Viera, que
administren y resuelvan.
(Publicado en www.laprovincia.es el lunes 16 de abril de 2018)
(Publicado en www.laprovincia.es el lunes 16 de abril de 2018)
No hay comentarios:
Publicar un comentario