La
gente pasa mucho más tiempo "online" que interactuando cara a cara. Los
jóvenes tienen más estímulos sin moverse de su casa. Antes, tenían mayor
necesidad de explorar su sexualidad porque era síntoma de su madurez. Hoy es al
revés, hay una huida de la madurez y la sexualidad puede ser un mecanismo que
quieren evitar. Juegan al Pokémon porque así no se exponen y no sufren»,
explica Alfredo García Garate, del gabinete de psicólogos Blázquez y Gárate. El
experto también apunta a una falta de autoestima en los jóvenes que puede
llevar a evitar enfrentarse a una relación. Otra de las explicaciones se debe a
un acceso más libre a contenidos pornográficos. ¿Por qué el sexo antes llamaba la atención?
Porque estaba prohibido. En los años 60 la gente se iba a ver cine erótico a
Perpiñán, lo que pasa es que ahora se ha quitado el velo y no llama tanto la
atención», explica el psicólogo José Elías Fernández.
Alexandra
tiene 27 años y asegura que es evidente el exceso de estímulos que la rodea y
que explica, en cierta forma, esa actitud más asexuada de su generación. «Se
han diversificado nuestros intereses. Ahora, tener una pareja estable con la
que probablemente podrías tener más sexo, ya no es algo importante. Al final,
los encuentros se reducen». «Con mi edad antes ya estabas casado, ahora no
puedes irte a vivir con tu pareja hasta los 30 y eso seguramente influye.
Aunque aún así, no me casaría ni loca ahora mismo», reconoce Ángela, de 23 año.
Los jóvenes se van de casa cada vez más tarde porque sus trabajos no les
permiten independizarse y, lógicamente, llevar el novio o novia a casa no
siempre es una buena opción. «Mi chica tiene casa, yo no. Es decir, que puedo
quedar siempre que ella pueda. No tengo coche y es otro sitio que perdemos...
El espacio lo veo importante», explica Álvaro, también de 27 años. La
gente joven está más concienciada respecto a su seguridad, y además destaca la
importancia que ha ganado el trabajo sobre todas las cosas. Los «millenials»
son más individualistas. «No quieren compartir, no buscan relacionarse». Al
margen del número de parejas o de encuentros cabe preguntarse qué se entiende
por una relación sexual «normal» o cuántos encuentros son necesarios para ser
feliz. Un estudio publicado en «Society for Personality and Social Psychology»
ya anunciaba que no es necesario tener sexo todos los días para estar pleno.
«Cada pareja establece su frecuencia. Lo más importante es la intimidad, disfrutar
el uno del otro... no el encuentro sexual per se», concluye el sexólogo
Bernardo Stamateas.
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