Vivimos en el filo de la
navaja, nadamos en un mar de perplejidades y sorpresas poco apetecibles, hemos
de aprender a convivir con la violencia que puede estallar en cualquier
esquina. Y también hemos de estar predispuestos a que nos golpeen algunas
tragedias, como cuando ya a medianoche llegamos a casa y ponemos el canal 24
horas, y en unos segundos nos enteramos del último desastre, llámese el
recuento del Brexit que al principio de la noche prometía fidelidad a Europa y
en el transcurso de la madrugada cambió de rumbo, también dándole al mando sabemos
de nuevas víctimas raciales abatidas por policías blancos mientras estaban
lavando el coche, al día siguiente nos enteramos de que nuevos policías blancos
han sido tiroteados por algún vengador de sus hermanos afroamericanos, asimismo
se nos repite una y otra vez el recorrido sanguinario de un camión en Niza cuyo
conductor hacía zigzag para atrapar al mayor número de víctimas, por si fuera
poco añadimos un golpe o pseudogolpe de Estado en Turquía, recontamos las víctimas
de la carretera y de la violencia conyugal en los fines de semana, y qué decir
de las predicciones de las olas de calor, que aquí llegan atenuadas pero
también llegan.
Además tenemos los
ejercicios en la cuerda floja de nuestros políticos, incapaces de articular
pactos estables y consistentes, pues en realidad unos y otros no paran de poner
piedras en el camino. Con insistencia hablan algunos de la necesidad de ejercer
la responsabilidad y la reflexión, aunque a quienes proponen eso se les eche
también de menos el ejercicio de responsabilidad y reflexión que demandan a los
otros. O yo o el caos, vienen a decir los cuatro líderes políticos que estamos
disfrutando desde hace ya siete meses, y lo que te rondaré, morena. Pocos han
sido capaces de hacer un examen de conciencia, como excepción Gaspar Llamazares
escribió una frase que define su mea culpa ante el fracaso de la coalición
Podemos-Izquierda Unida: “muchos no han depositado en nosotros su confianza
porque no acaban de vernos como portadores de soluciones creíbles a los
problemas ciudadanos. Ese es nuestro auténtico desafío pendiente. Conformarnos
con ser un voto protesta alternativo a la abstención tiene un techo muy bajo.”
Nuestros queridos hombres de la patria parecen
estar jugando a una variante de la ruleta rusa: el disparo al pie. Arman sus
estrategias, parece que van a confluir con este o aquel, lanzan alborozados la
propuesta de conformar una mayoría que pueda constituir un gobierno y luego,
cuando todos apreciamos que cuanto prometían era tan solo una fantasmada, no
tienen otro remedio que dispararse al pie. Prometen negociar con seriedad y
teniendo como meta los superiores intereses de la nación, argumentan que van a
satisfacer a los ciudadanos que les han dado su voto y en realidad es como si
estuvieran decididos a alargar el suplicio y condenarnos a una legislatura más
que breve brevísima, o a unas terceras e incluso a unas cuartas elecciones. Y
lo hacen pensando que en sucesivas convocatorias unos van a seguir subiendo en
la estimación de los votantes mientras que todos los demás van a continuar en
caída libre, como si todo fuera tan sencillo de predecir, como si las encuestas
preelectorales fueran dignas de fiar, como si el voto útil, el voto del miedo
no hubiera participado en la ceremonia de confusión en la que andamos
convocados.
Cierto que en países tan
serios como Bélgica o Dinamarca se han producido largos periodos de
desgobierno, y que en Italia los mandatos duraban meses porque era muy fácil
provocar una crisis tras otra, alianzas inestables siempre expuestas a un
traspiés, a un cambio de chaqueta, a las maniobras de distracción, y a otra
cosa mariposa. Pero aquí, con los déspotas de Bruselas y Alemania amenazando
con multas y contraprestaciones, la cosa no se pone tan fácil. Claro que si la
economía ha ido razonablemente bien sin tener un gobierno constituido, si la corrupción
solo se ha incrementado en los niveles habituales, si la liga de fútbol va a
empezar dentro de poco, si Cataluña todavía no ha declarado la independencia y
por consiguiente el Barcelona seguirá jugando contra el Real Madrid igual que
siempre, si todo eso ha venido sucediendo sin tener un gobierno con todos los
pronunciamientos, es que la cosa no ha ido tan mal como podríamos imaginar.
Estamos en medio de un
mundo de relativismos y anécdotas triviales. El nuevo y renacido Pokémon nos
vuelve locos porque estos japoneses son expertos en vaciar los cerebros, que la
gente piense poco. Y, con todas estas, hemos cumplido 80 años desde el inicio
de la guerra civil. El
exjuez Baltasar Garzón en su momento lamentó que la Justicia española no haya
investigado ciertos crímenes del franquismo y que lo tenga que hacer una juez
argentina que se ha tenido que desplazar para practicar unos interrogatorios
que estaban más al alcance de las autoridades de aquí. El exjuez señaló que la
restricción de la justicia universal como la que fue aprobada por nuestro
Gobierno deja desamparadas a miles de víctimas como las 200 niñas secuestradas
en Nigeria por el grupo Boko Haram.
En una entrevista en la
cadena Ser en la víspera del I Congreso de Jurisdicción Universal en el Siglo
XXI, se habló de que es necesario un debate sosegado sobre este asunto y se
estimó que la educación en derechos humanos es una asignatura pendiente sobre
todo para los responsables políticos. Baltasar Garzón advirtió de que
progresivamente y de forma definitiva con la reforma legal aprobada en nuestro
país "se ha renunciado a un arma política y diplomática contra la
impunidad" y ha discrepado con que la aplicación de la justicia universal
perjudique los nuestros intereses económicos.
Sobre la lucha contra la
corrupción se ha comentado reiteradamente la dificultad de luchar contra la
misma por las trabas que se ponen y la falta de recursos para proseguir hasta
el fondo las investigaciones. A fin de cuentas no solo hay dinero en Suiza o en
Panamá sino en multitud de paraísos fiscales muy cercanos que la propia Unión
Europea consiente para que los ricos nunca lloren a la hora de pagar impuestos.
Es lo que tenemos: el arte del disimulo, tan querido a los padres de la patria.
Que tan pronto abandonan la vida política encuentran un sillón para reposar sus
posaderas en cualquier empresa pública o privada que otorgue opíparos sueldos.
Esa es la cuestión.
Y mientras tanto, en las redes sociales, nos apresuramos a compartir mensajes tan inocuos como "whatsapp pasará a ser de pago". Lo que pasará a ser de pago será la educación, la sanidad y demás servicios, pero la sociedad, a lo suyo, a perseguir iconos virtuales....
ResponderEliminarSaludos
Gracias por tu comentario, amigo. Y feliz verano
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