viernes, 25 de enero de 2013

Bacon: "asquerosos trozos de carne", según Margaret Thatcher


¿Por qué este pintor irlandés (Dublín, 1909; Madrid, 1992) pintó esos cuadros desgarrados, rebeldes, angustiados que han quedado como iconos del siglo XX? Se dice que por la intransigencia de su padre, por su infancia, por su ardiente sexualidad, por la angustia de haber vivido la II Guerra Mundial en la capital británica, los frecuentes bombardeos nazis. “Soy macabro porque se nace para morir”, dijo alguna vez. Rompió con el expresionismo abstracto, se rebeló contra su familia, fue un homosexual militante, admiraba a Picasso, Munch, Goya y a Velázquez, visitaba el Museo del Prado con frecuencia y nos dejó autorretratos y retratos escalofriantes. Su estilo de expresionismo figurativo es tan personal y característico que ha quedado como una marca propia dentro del arte del siglo pasado.
Al visitar una exposición de Picasso en París dijo que “aquellos pierrots, desnudos, paisajes y escenarios me impresionaron mucho y pensé que quizá yo también podría pintar.” Decidió que el tema de sus pinturas sería “la vida en la muerte”, su yo más vital pero también autodestructivo. 
El masoquismo, el sadismo y casi todos los vicios le parecieron maneras de sentirse más humano. Margaret Thatcher dijo que los cuadros de Bacon eran “asquerosos trozos de carne.” En 1944 finaliza el tríptico Tres estudios de figuras junto a una cruxifición, que está en el Tate Modern de Londres; fue muy bien recibido por la crítica, que lo consideró uno de los cuadros más originales del arte del siglo XX.
A finales de los años 40 fijó su estilo ya inconfundible. En 1949 el MOMA de Nueva York compró una obra suya, y también ese año comenzó la serie de versiones sobre el Retrato de Inocencio X de Velázquez, se conservan más de 40 variantes. La relación con sus amantes fue muy convulsa, de hecho uno de los principales, George Dyer, trabó relación con el pintor cuando este lo sorprendió robando en su taller. El joven se suicidó con barbitúricos. 
Tres años después Bacon inició su relación más estable, con John Edwards, quien heredó sus bienes. Desordenado y vital, su taller era una especie de museo de los horrores. Su taller fue donado por su heredero a un museo de Dublín, fue su manera de regresar al origen después de muerto. En España hay obra suya en el Reina Sofía y el Von Thyssen de Madrid y en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

1 comentario:

  1. EL dramatismo en el arte destruye el concepto de las palabras por ejemplo "los asquerosos trozos de carne" tenían una belleza estética para Bacon, los artistas provocativos no conocen al completo estas sensaciones horribles por esos son capaces de pintarlas.

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