El pasado
viernes 13 fue el día mundial de la Depresión, el lunes 16 fue considerado el
peor día del año y pocos días después fue el día internacional de la croqueta. Esto
viene así porque vivimos en medio de la prisa y la frivolidad, hay días para
conmemorar cualquier cosa. Pero lo cierto es que casi todos los humanos hemos
padecido o padeceremos algún episodio depresivo, esos trastornos emocionales que
causan un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en
realizar diferentes actividades. Puede venir tras la muerte de algún ser
querido, por la pérdida de un trabajo, por problemas de convivencia dentro de
la pareja, por una catástrofe natural. En la isla de La Palma ahora mismo hay
miles de personas que han perdido su casa y sus fincas, y están sedados con
pastillas psiquiátricas, la personalidad de estos afectados ha cambiado mucho y
su recuperación es lenta y difícil. Hay cien motivos que generan depresión, y
lo más habitual es que te receten fármacos. En toda Europa, España es uno de
los primeros consumidores de psicofármacos y también de cocaína. Mucha gente
necesita sedantes e hipnóticos para poder dormir, es una tendencia que no tiene
vuelta atrás.
Creo que la depresión viene
favorecida por el sistema de vida que llevamos, en el que todo es rápido,
instantáneo, efímero. Estamos saturados de mensajes por las redes, por los
noticiarios, y los humanos nos vemos constreñidos en mundos que apenas se
comunican entre sí. Afecta también la edad, en varios países ya se están
estableciendo Ministerios de la Soledad, para ayudar a tantos miles de personas
mayores que viven aisladas en sus viviendas, sin tener apenas contacto con sus
semejantes. La población se envejece en todas partes, incluso en la
superpoblada China está comenzando a disminuir la población debido a esta
circunstancia.
La depresión afecta a los
sentimientos, los pensamientos y el comportamiento de una persona, y puede
causar una variedad de problemas físicos y emocionales. No se cura de un día
para otro, requiere paciencia, las pastillas no hacen milagros si no van
acompañadas de psicoterapia. Los síntomas de la depresión pueden ser diferentes
o menos evidentes en las personas mayores, y entre ellos podemos citar
problemas de memoria, dolores físicos, fatiga, pérdida de apetito, problemas de
sueño y pérdida del deseo sexual. También se incluye la tendencia a quedarse en
casa con frecuencia en lugar de salir a socializar, y en los hombres mayores
pueden darse pensamientos o sentimientos suicidas.
Independientemente de la edad,
podemos padecer sentimientos de tristeza y vacío, irritabilidad, arrebatos de
frustración, insomnio, ansiedad, sentimientos de inutilidad o culpa, dolor de
cabeza, etc. Para muchas personas con depresión, los síntomas suelen ser lo
suficientemente graves para causar problemas evidentes en las actividades
cotidianas, como el trabajo, la escuela, las actividades sociales o las
relaciones con otras personas. Algunas personas pueden sentirse infelices o
tristes en general sin saber realmente porqué. En general todo lo anterior
afecta a la población general, pero hay algunas diferencias que se producen
cuando esta depresión afecta a niños y adolescentes o a personas más
mayores. En los niños y adolescentes, como hemos dicho los síntomas son
similares, pero puede haber algunas diferencias.
La depresión no es una parte normal del envejecimiento, puede influir en ella el padecimiento de alguna enfermedad grave y nunca debe tomarse a la ligera. Lamentablemente, la depresión a menudo no se diagnostica ni se trata en adultos mayores, quienes pueden sentir reticencia a buscar ayuda. Hay que buscar la ayuda de psicólogos y psiquiatras, pero también de cualquier amigo capaz de escuchar. Cuando llegan bajonas de cierta gravedad conviene hacer algo de ejercicio y tratar de que la mente se positivice. La sanación es posible, si uno se aplica con constancia.
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