Por otro lado, con la entrada en
vigor de la LOMCE, aprobada con los únicos votos a favor del PP, la asignatura
de religión sigue siendo optativa, pero disfruta de una situación privilegiada
con respecto a otras posibles opciones, o en comparación con la enseñanza de
otros credos religiosos o de sistemas de pensamiento como el agnosticismo o el
ateísmo. Así, la LOMCE ha vuelto a dar plena validez académica a una asignatura
que ahora computa como una más en el expediente final para, por ejemplo, solicitar
una beca.
Entre los nuevos criterios de
evaluación recogidos en Primaria aparecen asimismo "reconocer la
incapacidad de la persona para alcanzar por sí misma la felicidad" y
"entender el Paraíso como expresión de la amistad de Dios con la humanidad".
Los alumnos de Religión estudiarán en Primaria la creación, Dios como
"padre de la humanidad que quiere nuestra felicidad". Los socialistas
creen que la Conferencia Episcopal se ha "echado al monte" y ha
fijado unos contenidos que pasan por el "túnel del tiempo" hasta
1978, "antes de la promulgación de la Constitución". Por su parte, el
portavoz adjunto de CiU en el Congreso, Pere Macías, criticó la visión
"anticuada" del PP sobre esta asignatura: "Mientras aquí
publicamos esta visión anticuada de la religión, el Papa nos dice cosas como
que pagar salarios en negro constituye un pecado gravísimo. Este mundo está
cambiando. El Papa, la religión católica, los cristianos estamos cambiando, y
algunos parecen anclados en su mayoría absoluta en el pasado”.
Según los datos ofrecidos por la
propia Conferencia Episcopal, el número de alumnos que elige la asignatura de
Religión Católica en España está en continuo descenso: en 1996, un 75% optaba
por esta asignatura en los colegios públicos, frente al 25% que acudía a las
clases de Ética, la alternativa en aquel entonces. Para el curso 2013-2014 el
porcentaje había caído hasta un 56%. No obstante, y según la asociación Europa
Laica, este dato corresponde a la primera etapa, y se ve drásticamente reducido
a medida que crecen los estudiantes: "En Secundaria apenas son el 22% y en
Bachillerato, el 15%". En la gran mayoría de los países europeos, la
asignatura de religión (educación confesional) es, como en España, optativa, y
en aproximadamente la mitad cuenta asimismo para la nota final. Un caso aparte
es Francia, donde, salvo en tres departamentos del noreste que pertenecían a
Alemania antes de 1918, la religión está excluida por completo de las escuelas.
El Gobierno de
Mariano Rajoy ha decidido que los estudiantes tengan que optar entre la
asignatura de Valores Sociales y Cívicos, por un lado, y la de Religión
Católica, por otro. Para evitar esta discriminación estaba la asignatura de
Educación para la Ciudadanía, que ha sido suprimida. ¿Resultado? A los alumnos
que cursen Valores Sociales se les enseñará a comprender y valorar la igualdad
de derechos de hombres y mujeres, la corresponsabilidad en las tareas
domésticas y el cuidado de la familia. A los alumnos que estudien Religión
Católica no se les enseñarán esos valores pero si habrán de reconocer la
incapacidad de la persona para alcanzar por sí mismo la felicidad, siguiendo
las indicaciones curriculares de la Conferencia Episcopal española.
Para el PP, la enseñanza
religiosa es un aspecto fundamental en la formación integral de la persona y un
elemento imprescindible en el ejercicio del derecho de libertad religiosa y de
conciencia. Es un derecho garantizado por la Constitución. Pero la Conferencia
Episcopal Española tiene melancolía por los privilegios que el franquismo
otorgó a la Iglesia. El temario parte de la revelación como fuente de verdad,
y, entre otras estimaciones cuestionables, quiere que el alumno acepte que
“Dios interviene en la historia” y reconozca “la incapacidad de la persona para
alcanzar por sí misma la felicidad”. También trata de relativizar errores
cometidos por la Iglesia en la persecución de quienes han defendido postulados
científicos que colisionaban con la fe, como es el caso de Galileo Galilei. Que
a estas alturas España incluya en el currículo escolar postulados basados en
dogmas de fe que pretenden discutir los principios científicos es un disparate
grave.
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