martes, 25 de abril de 2023

Ha muerto el poeta Delfín Yeste

 A una avanzada edad ha muerto en Madrid el poeta Delfín Yeste, natural de Albacete pero que tuvo una gran relación con Canarias, no en vano vivió en Tenerife e hizo amigos tan constantes como Pilar Rey y Antonio Abdo. 

Delfín Yeste era hombre sencillo, poeta humilde que canta a su tierra natal y, así su voz se hace panteísta. Creció y vivió en Tenerife, y del mar se contagió su espíritu de niño grande asombrado de la vida. Viene de la serranía de Albacete, un pueblo diminuto y agreste, es de la montaña y del Atlántico. Recientemente salió su libro Llaves (recorrido emocional de una trayectoria poética 1972-2012), que refleja 40 años de su capacidad creadora y mediante el cual recibe el homenaje de la Asociación Cultural Gritos de la Sierra, con ilustraciones de Fernando Díaz G.

“La niñez y sus vivencias han sido pautas y necesidades evidentes en mi andadura poética. La problemática de lo sencillo de cada día, de cada coyuntura del hombre en sus múltiples incidencias, me ha motivado desde siempre. Dar, lisa y llanamente, cauce y expresión a toda esta serie vivencial es mi constante búsqueda y porfía. De siempre he querido vivir de cerca las cosas mínimas. Amo la Naturaleza en sus variopintas gamas y urgencias, pero con epicentro vital en el hombre. Me causa pavor todo lo que huela a chamusquina y zarandajas. Que mis ensoñaciones tengan una plasmación pragmática en mí y en los demás; que no sean solitaria ristra de sensaciones sino algo que nos mueva al bien, que es lo que nos hace sentir realizados”, así se define.

Juanramoniano, afirma que poeta es cualquier persona honrada que ama, que sufre, que comparte y vibra con el dolor de los demás y que canta con la alegría de los demás. La creación es ese barco sin fondo y a veces sin luz. Delfín es un poeta homenajeado cada verano en las fiestas entrañables de su pueblo, en la capital de su provincia, en la Casa de Castilla-La Mancha de Madrid. Con él compartimos ratos en la Casa de Canarias. Y este hombre que se confiesa próximo a Pedro García Cabrera, desde el Madrid en que reside no olvida su tiempo en las islas, ni sus amigos, ni sus poetas, las cumbres y las olas.

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