jueves, 16 de marzo de 2023

Homus dignisimus / Homus mafiosus



Eduardo Sanguinetti, filósofo, poeta y performer - Buenos Aires

“En tiempos difíciles, no abandone la ciudad, en los buenos tiempos, no tuve intereses privados, en tiempos desesperados, no temí nada.” (Fragmento del capítulo VII de mi libro “Blues Circunstancial: the Big relato”, Prosa Editores, 2017)

En un rapto de sinceramiento comentó que intentó asimilar la emoción y sensibilidad a la expresión inmediata, “hablada” de esa emoción y sensibilidad… de todos modos, un tanto decepcionado por una resistencia, que habiendo prometido la revolución, terminó en apenas una fingida democracia críptica. Esta estafa, hace que me asimile a una desobediencia permanente a la “Porquería Universal”, que jamás abandonaré, al menos, hasta que se produzca el milagro del tan ansiado giro de 180 grados de las revueltas indispensables para lograr arribar a esa “Gran Mañana”, que en mi sarcasmo vitriólico con sonrisa sincera manifiesto: ya no aguardo nada de este sistema infecto.

Sentenciada la calle por el prostíbulo político, que promueve a sus "héroes con pies de barro" los “homo mafiosus” saboteadores, desde la mórbida TV y redes manipuladas de modo escatológico y criminal. No se ignora, la legítima inteligencia, fue excluida del juego político, socios del poder real mafioso, infiltrado en todos los ámbitos que hacen al quehacer de una sociedad degradada, lo ha tomado todo. El sarcasmo absurdo y el anacronismo, configuran la alegoría de la historia Argentina, de este tiempo, donde los insectos metaforizados ocupan funciones de relevancia. La historia es un niño que juega con las cuentas.

Me refiero a los falaces estafadores de la vida “homo mafiosus”, que continuarán en sus sitiales de honor, impidiendo la construcción de una República, hoy, en franca desaparición, con identidad del ciudadano subestimada, eliminada, por la pudibunda burguesía, cáncer de la humanidad, el cipayaje desde siempre y por siempre defendiendo intereses foráneos, mercenarios secuaces a sueldo, que abundan en la clase política, tan falaz y traidora al acervo de su espacio de origen y al final de esta enumeración de miserias, los intelectuales, silenciosos y vacíos de creatividad, en extinción, siempre de la mano de su auspiciante , habiendo dejado de lado su aspiración de revelar mundos imaginarios resistiendo, desde sus obras, hoy de pacotilla.

Nuestra libertad, si es que aún podemos hablar de ella, nos obliga a nosotros “homo dignisimus” a comprometerla a cada instante, con dignidad y valentía, contra las fuerzas del resentimiento, el odio, la violencia, la mentira, la cobardía, la traición y la mezquindad de gobiernos descartables, conformados por traumados personajes sin capacidad ni experiencia de haber experimentado el vivir con la sensibilidad del instante, con identidad y rebeldía, siempre a favor de una existencia cultural y personal.

Si no tienes tu candidato, si ya no confías en ningún político, pues te parecen todos/as incapaces, corruptos, mentirosos, psicópatas: vota por ti, conviértete en un “homo dignisimus”.

Votar por uno mismo, un valiente acto de hacer valer los derechos inalienables que hoy, nos son negados significa dejar muy en claro el descontento y el descreimiento fundados legítimamente, ante el "circo electoral", donde los ganadores son los de siempre, “homo mafiosus”: mononeuronales, sin ideas ni ideales, "fantoches" jamás dispuestos a asimilarse a fundar un tiempo donde la democracia en todo su esplendor tenga sitial de honor, una democracia participativa, donde cada ciudadano tenga asegurado su porvenir pleno de armonía y libertad en la relación.

Votar por uno mismo es negarse a ser un número dentro de las estadísticas oficiales, tan degradantes y falaces… Y no importa consideren inútil votar por uno mismo, los deprimentes del signo, pues a no dudarlo, marca un punto de inflexión en el derrotero degradante de nuestra historia, escrita por escribas de los “homo mafiosus”. Los ciudadanos amantes de esta tierra, como queda bien expuesto en actos de vida, no se hacen ilusiones respecto a la sustancia política de las elecciones.

Hoy, ante la decadencia del “homo sapiens”, el 'homo mafiosus' avanza a toda marcha, cual Pantagruel del tercer milenio, eliminando dignidades, libertades y sobre todo instalando temor en la humanidad, ya de por sí avara de sus placeres… De todos modos permanecen en alerta y accionan los “homo dignisimus”, cual actores primeros de la liberación.

El crimen contra el hombre siempre es un crimen perpetrado por el hombre. Todo es viable en el espacio de la aventura humana, en el orden de la bestialidad, que, como nunca se desencadenó y sin miras de cambiar su rumbo... A menos que todos, en un preciso instante, resistiendo, actuemos en sintonía, simultáneamente en todas partes, contra el mundo del libre mercado y de sus operadores, sintomáticos humanoides legitimado por el 'homo mafiosus', privilegiada bestia de un sistema genocida y en caída vertical.

El silencio es un mecanismo que a través de la historia ha demostrado su eficacia para la restricción de libertades civiles. El silencio o el silenciamiento es de gran utilidad para perpetuar el poder, es una fuente de acumulación de riqueza del “homo mafiosus” y terreno fértil para la corrupción, en Argentina devenida en endémica... Sumemos hoy a los incapaces, recién llegados de estudios de medios corporacionistas convertidos en candidatos "última generación" de ineptos y ridículos ejemplares de la fauna mercenaria, que conforman las listas de la autodenominada oposición, socios del varado golpista.

Descartando las versiones engañosas, las percepciones artificiales, los simulacros impuestos, las realidades inventadas, podremos abordar los temas que hacen a nuestra vida y su devenir. A partir de ahí, se podrá enfrentar un destino, -con sentido- nuestro destino, en capacidad de abandonarse a él, disfrutando el aquí-ahora-ya, en inmediatez, para quienes no ignoramos que lo peor no ha ocurrido.

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