Con la cultura del exhibicionismo que rige en estos momentos entre algunos sectores de la población de adolescentes y jóvenes no es raro que alguien muera por hacerse un selfie junto a un animal salvaje, o al borde de un peligroso acantilado, o en la azotea de un rascacielos o por hacer saltos atrevidos de balcón en balcón, como es frecuente entre turistas británicos, particularmente en Baleares. Un niño de 12 años ha fallecido después de someterse a una de esas pruebas extremas que algunos afrontan por apuestas en las redes sociales. La madre del niño inglés que ha sido desconectado de las máquinas que lo mantenían con vida lo encontró inconsciente con una soga al cuello, un reto de Tik Tok que ha matado a varios adolescentes en distintos países. Los padres lucharon hasta el final para que los médicos no lo desconectaran, pero estos consideraron que prolongarle la vida era inadecuado, ya que llevaba semanas en muerte clínica.
Los especialistas advierten de que la viralización de desafíos peligrosos en las redes es una preocupación alarmante en distintos lugares del mundo. Así el «blackout challenge», desafío del apagón en español, está causando estragos. Como decíamos, el reto consiste en aguantar la respiración hasta no poder más y desmayarse, un desmayo que en ocasiones llega a ser letal. Según los expertos, esta actividad no es nueva y los primeros casos ya aparecieron en 2008, pero lo cierto es que la abundancia de videos en Tik Tok ha hecho aumentar mucho el número de quienes intentan superar la prueba.
No queremos ser seres insignificantes sino que aspiramos a la genialidad, a mostrarnos como si fuéramos pequeños genios en este circo de nuestra época. El drama de Archie es solo un ejemplo de los excesos a los que nos puede llevar la exposición mediática. Y los padres de algunos niños afectados han interpuesto una demanda contra TikTok acusando a la plataforma de haber incitado a los menores a hacer el reto, mostrando constantemente la importancia del desafío. Los padres emprenden acciones legales que difícilmente van a llevar a un buen término. De cualquier modo, un informe reciente encontró que más de cien jóvenes han fallecido mediante este juego.
¿Deben los menores tener un móvil a su entera disposición sin control alguno de sus progenitores? Los psicólogos piensan que los menores de 12 años no deberían disponer de este dispositivo. ¿Y qué dicen los señores de TikTok al respecto? Simplemente, que el reto es anterior a la red social. «Seguimos atentos a nuestro compromiso con la seguridad del usuario y eliminaríamos inmediatamente el contenido relacionado si lo encontráramos», ha señalado sin hacer ninguna declaración sobre la demanda que ha recibido. A pesar de los comentarios, lo cierto es que antes de que la plataforma tomara cartas en el asunto sí existía un enlace con más de un millón de visitas en todo el mundo.
Cada cual defiende su particular verdad: los promotores hablarían de la libertad de los usuarios, y los padres de los niños estiman que ha habido perversidad en el reto. Todo ello conllevará procesos largos y prolijos.
Sergio Roncallo, filósofo y experto en comunicación dice que actualmente estamos en un espejismo ontológico, la gente cree que si no está en redes sociales no existes. Es un espejismo porque realmente no tiene que estar en una red social para existir. Pero lo extraño ahora es no pertenecer a una red social. Lo más interesante es que las personas tienen la necesidad de hacer pública su vida. Si no públicas que vas a un restaurante de lujo o que viajas es como si nunca hubiera pasado.
Son los excesos de una época vertiginosa en la que no controlamos, sino que somos controlados por una tecnología que nos recuerda al Gran Hermano. Orwell y Huxley, qué grandes vaticinadores de este futuro que ya es presente.
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