Este 19 de marzo el
Museo Domingo Rivero cumple cinco años, pero no son cinco años corrientes
sino que muestran la determinación, la persistencia y el coraje de su fundador,
José Rivero Gómez, quien cada uno de los días ha estado desafiando su cruel
enfermedad, sobreviviéndose a sí mismo para cumplir el alto fin que se había
propuesto. En efecto, el Domingo Rivero es una rara avis dentro del panorama de
la cultura canaria. Es una institución que ha decidido mantenerse por sí misma,
con recursos familiares y sin aceptar patrocinios ni intervencionismo de
instituciones ajenas. Ha sido básica la generosa actitud de la esposa de Rivero,
profesional de la medicina y madre de los dos hijos de la pareja. De este modo
se ha fabricado una marca de independencia y buen hacer, que hoy es seguida por
cientos de asistentes a sus actos y por la mayoría de los creadores y artistas
de las islas. Allí se exhiben objetos personales del escritor y allí se reúne
un público fiel a las actividades. La programación ha sido múltiple y variada,
y cada semana desfilan entre sus paredes presentaciones de libros, recitales de
poesía, conciertos, exposiciones de arte, proyecciones cinematográficas,
debates. Efectivamente, el Domingo Rivero en la calle Torres 10 de la ciudad de
Las Palmas, ubicado en el mismo espacio de la casa que el poeta habitó hasta su
muerte en 1929, es un baluarte de la cultura independiente y es también la
expresión del empuje de su fundador, el periodista con el que compartimos mesas
de redacción desde aquellos lejanos años 70, el hombre que más sabe del golf,
de las sociedades británicas en la isla, el que posee un impresionante archivo.
Militante de izquierda en el tardofranquismo, era una de las conciencias de la
revista Sansofé, que tuvo su sede en el mismo edificio, y de sus páginas
literarias que llevaban por nombre El Sacho, en cuyo primer número publiqué un
relato al final de los años sesenta.
Cuando me lo contaba
hace mucho Pepe en algún bar me costaba creer que algún día fuera realidad el
proyecto. Pero mi incredulidad saltó hecha pedazos por la persistencia que supo
ver la línea adecuada para la decoración y ambientación de la sala. Durante
ocho años estudiaron proyectos que ayudaron a perfilar la institución, que nace
porque el nieto heredó la obra completa del poeta, incluidos los objetos
personales. Larga vida al Domingo Rivero, que ojalá pueda subsistir más allá de
las circunstancias, contando con la colaboración de la vicepresidenta, María
Luisa Estévez Reneses y de Elisa Quintana Navarro, la subdirectora. Lo
agradecería ese público fiel que se acerca con curiosidad y fidelidad. Muchas
veces le he comentado al fundador que gracias a su empeño su ilustre abuelo es
hoy conocido no solo de los cuatro profesores universitarios que sabían de su
obra sino de un público amplio. Domingo Rivero, autor de una obra poética
tardía y escasa, ha cobrado el protagonismo que merecía como figura importante
de un momento brillante de la poesía canaria, en el tránsito del siglo XIX al
XX.
Ángel Sánchez,
Lothar Siemens, Maximiano Trapero y el pintor Paco Sánchez son los nombres de
actualidad. Ángel es poeta y ensayista de pensamiento agudo, y ha merecido una
de las distinciones del Cabildo de Gran Canaria. El
profesor, crítico y poeta visual (Gáldar, 1943) cree que nuestro mayor problema
es no asumir que somos un pueblo mestizo, con el cruce de muchas sangres: bereberes,
españoles, normandos, portugueses, genoveses, flamencos, malteses, británicos. Le
interesa el tema de la identidad, nuestro cruce con Europa, Africa y la
cercanía espiritual de América. Estudió en La Laguna y Salamanca, es doctor por
La Sorbona de París, profesor en Francia y Alemania, traductor de Boris Vian y
Georg Trakl entre otros. Su movilidad actual es reducida, pero su cabeza no se
rinde. Ensayos sobre cultura canaria
(Edirca, 1983) fue un libro de cabecera. “Lo que hace nuestra gloria es la
fusión, la mezcla de gente tan diversa que ha llegado hasta aquí. Lo triste es
que nuestra identidad sigue obnubilada, calumniada incluso. La peculiaridad de
nuestra habla no es respetada, Pancho Guerra hizo mucho daño porque atropelló
el lenguaje en esquemas humorísticos degradantes.”
Por su parte, Maximiano
Trapero ha recibido el Premio Canarias de Investigación, su labor lexicográfica
ha sido impresionante, el español de Canarias ha quedado bien resguardado,
igual que los romances y otras manifestaciones arcaizantes que ha ido recopilando.
Además de formar a discípulos, su innovación y su compromiso de amor a la tierra
que lo acogió quedan registrados en más de 40 libros. Hace tiempo recomendábamos
que recibiera este premio junto con Lothar Siemens, el musicólogo con sangre
alemana que acaba de dejarnos y que ha sido un referente fundamental para el
rescate de piezas musicales elaboradas en la catedral de Santa Ana. Estos dos
hombres han sido ejemplos de voluntad y capacidad, una labor silenciosa y
continuada en un entorno que no se caracteriza por mostrar receptividad ante la
labor intelectual. "Los hombres de la cultura en Canarias somos
francotiradores que apenas recibimos respuesta por parte de nuestra
burguesía", nos dijo Lothar en una entrevista publicada en el periódico La
Provincia, al que hemos estado vinculados desde abril de 1972, va para 45 años.
Anotemos también al pintor Paco Sánchez, Premio Canarias de Bellas Artes, autor
de una obra muy personal, una derivación del indigenismo, que en los últimos
años ha ganado en cromatismo y definición.
Lamentablemente,
atravesando el 8 de marzo no hemos hablado de mujeres creadoras y valientes
pero sabemos que están ahí, reclamando su espacio. En las letras canarias, en
el arte en general, las mujeres estuvieron prácticamente excluidas hasta los
años 80 del pasado siglo, cuando salen a la luz una serie de talentos, que hoy
se prolongan en las generaciones más jóvenes. Atrás quedaron las pioneras
ahogadas por el ambiente, como Pino Ojeda, Leocricia Pestana, Pilar Lojendio,
Chona Madera y un largo etcétera.
(Foto: José Rivero Gómez, nieto de Domingo Rivero)
(Foto: José Rivero Gómez, nieto de Domingo Rivero)
Importante centro cultural que le abre las puertas a todos y son tantos eventos en estos cinco años, que parece existir desde toda la vida.
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