A falta de la consabida aparición veraniega del
monstruo del lago Ness, este año en Estados Unidos se ha desatado una fiebre
por los extraterrestres. Dicen algunos que hay pruebas de su existencia que han
sido escondidas escrupulosamente por los servicios de inteligencia, incluso existen
restos biológicos que incluyen ADN de esas criaturas que nos visitan desde
lejanos mundos. Paco Padrón, de Radio Club Tenerife, estaba convencido de haber
visto a “los ángeles”, seres de otras galaxias con los que podía dialogar y de
los que recibía mensajes. Era un devoto convencido del contacto con seres de
otros mundos y por eso convocaba en verano grandes encuentros en el llano de
Ucanca, en las faldas del Teide, allí en las noches de verano acudían miles y
miles de automovilistas y, teniendo en cuenta la fuerza telúrica de Tenerife,
el escenario era grandioso. Por desgracia, los extraterrestres nunca se
presentaron, pero la leyenda continuaba.
Ahora nos haría falta un buen contacto en la cuarta
fase para que seres más iluminados que nosotros puedan decidir por dónde va a
ir la política nacional con todas las novedades que se avecinan. Por ejemplo: se
le ocurre a doña Yolanda Díaz volver a plantear una opción multilingüe para que
los señores diputados y las señoras diputadas puedan hablar en sus respectivas
lenguas autonómicas, lo cual necesita lógicamente traducción simultánea como en
la ONU, y cuando lo hagan en euskera me temo que ni con traductor se vayan a
enterar. Si ya los políticos de este país se entienden poco y mal ¿cómo se van
a entender mejor si cada cual tira para la lengua de su comunidad, que solo es
vigente dentro de esa comunidad y no en el resto? Con todo este panorama ¿por
qué Coalición Canaria no reivindica que también se pueda utilizar el silbo
gomero en las sesiones parlamentarias? El silbo gomero es patrimonio inmaterial
de la humanidad, y quedaría muy bien para amenizar las sesiones tan plúmbeas
del Congreso y del Senado. Sería patriótico y además simplemente imprescindible
que los peninsulares vayan conociendo otros rasgos de nuestra identidad, pues
el gofio y el mojo ya los conocen.
Aquí lo que está haciendo falta es que vuelva el
planeta fútbol, porque después de tan larga ausencia de la competición varios
amigos del Real Madrid andan teniendo visiones nocturnas poco favorables,
aunque igual les sucede a los culés, entre los cuales me encuentro. Qué decir
de los recién ascendidos, Unión Deportiva a mayor gloria, si hemos tardado una
enormidad en poder comprobar el poder de sus esplendorosos fichajes, aunque
todavía se espera que llegue alguno más.
Lo que no tengo claro es si el poder de la Barbie
sigue siendo el de antaño. Cuando mi hija era pequeña le encantaba tener unas
cuantas de esas criaturas asexuadas, pero al cabo de los años me temo que las
niñas que adoraban aquel producto ahora sean feministas aguerridas, militantes de
Sumar, partidarias del ecologismo y otras yerbas o puede que sean independentistas
fragorosas, de cualquier modo está claro que son luchadoras contra el sistema
de todas las maneras posibles. Ahora son personas alternativas, aunque la
nostalgia hace que llenen los cines tras la película que acaba de ser lanzada
como una de tantas resurrecciones imposibles.
El que no se consuela es porque no quiera. Porque si bien julio fue un mes terrible en cuanto a las temperaturas, agosto viene mucho más moderado. Incluso ha caído algún chubasquillo aquí y allá, y podemos disfrutar de la panza de burro y los veintipocos grados. Pues, pese a todos sus detractores, está visto que la panza de burro es un remedio muy recomendable para estos meses, cuando en algunas zonas de la isla se llega a los 40 grados a la sombra.
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