jueves, 5 de agosto de 2021

Tras la pandemia, el control de la humanidad

 


Por Eduardo Sanguinetti, (*) especial para NOVA - Buenos Aires

Con compasión enternecida y sarcasmo ocasional, no puedo dejar de decir que, detrás del espectáculo de una democracia fingida, lo que está instalado en el mundo, en realidad, es un poderoso deseo de control de la humanidad toda. Las plataformas anuncian el canto de cisne de la vida en libertad y autodeterminación.

El mundo entero, el conocido y el desconocido, está estropeado, gritando de dolor y de locura, la publicidad de “cualquier cosa” ha generado alucinaciones y anulado percepciones, todo en aparente calma, tranquilo; pareciera que la consigna es mantener el cuerpo en forma para los gusanos.

El empapelado con que las nuevas biotecnologías de punta han cubierto el mundo de la realidad se cae a jirones. Para descubrir una nueva realidad, primero es preciso desarmar los desagües, estos están tapados con embriones de todo tipo y origen.

No se propone nada que pueda durar más que unas horas. Estamos viviendo una cantidad de vidas en el espacio de apenas una, a través de ciertos signos asistimos al fin de un tiempo, de una época, de una civilización, el anestesiamiento, el embotamiento, la lobotomización, como también la aceleración, la inflación y la masturbación, no ignoren que se masturban espiritualmente si se sienten satisfechos con las promesas de ridículos gobernantes, descuidando la cristalización de dichas promesas, luego la masturbación convertida en método se ha extendido a todos los espacios de la existencia en esta tierra.

Y si a pesar de todo se elige vivir (o sobrevivir), se detesta la cobardía cotidiana, clavándola en un papel como un insecto, al menos nos alejamos del conformismo, modo de vida de pueblos condenados a la esclavitud: la “porquería universal”, donde reina el destripe, pues es peligroso dar prueba de amor o de dignidad y valor.

Por el contrario, para salvar la piel en este milenio de las grandes muertes, hay que mentir, reptar, robar, engañar y si es necesario asesinar… un solo mandamiento rige la vida de millones de seres: “ser cobardes”.

Desde el momento de despertarnos por la mañana, hasta el momento de acostarnos, no ignoramos que todo es una farsa, una estafa, una vergüenza. Lo intuimos, lo sabemos, lo experimentamos, sin embargo, millones de habitantes del mundo colaboran con la perpetuación del fraude, asimilados a los modos de esclavitud y explotación de un sistema criminal. Estos modos de producir espectros, provocan una crisis ecológica multiforme, que no deja de afectar a ninguno de los sectores vitales para que la humanidad permanezca en un planeta libre de contaminaciones concretas y virtuales.

En un rapto de sinceramiento comento que intento asimilar la emoción y sensibilidad a la expresión inmediata, “hablada” de esa emoción y sensibilidad… de todos modos, un tanto decepcionado por una resistencia, que habiendo prometido la revolución, terminó en apenas una fingida democracia críptica. Esta estafa, hace que me asimile a una desobediencia permanente a la “Porquería Universal”, que jamás abandonaré, al menos hasta que se produzca el milagro del tan ansiado giro de 180º de las revueltas indispensables para lograr arribar a esa “Gran Mañana”, que en mi sarcasmo vitriólico con sonrisa sincera manifiesto: ya no aguardo nada de este sistema infecto.

Estar inspirado no modifica la proa de mi escritura, simplemente exhibo otros aspectos de la “porquería universal”, como la niñez sometida al rigor de las denominadas “buenas costumbres”, arrastrada sobre el barro del porvenir pintado a mano, por adultos amancebados, que imprimen en la existencia de estos niños el signo de la “bajeza” y la “inflexión”, en la que se mueven afanosamente las multitudes.

El silencio es un mecanismo que a través de la historia ha demostrado su eficacia para la restricción de libertades civiles. El silencio o el silenciamiento es de gran utilidad para perpetuar el poder, es una fuente de acumulación de riqueza y terreno fértil para la corrupción, en Argentina devenida en endémica... Sumemos hoy a los incapaces, recién llegados de estudios de medios corporacionistas convertidos en candidatos "última generación" de ineptos y ridículos ejemplares de la fauna mercenaria, que conforman las listas de la autodenominada oposición, socios del varado golpista.

Basta para el oficialismo, si tiene los cojones, dar a conocer los delitos cometidos por esta banda espectral, para sacarlos del juego electoral, bastante oneroso para el país, por cierto... la tibieza no tendría que tener espacio en las confrontaciones que se han desatado, al menos simuladamente, desde el aparato corporacionista de medios, con la justicia acompañando en “re” sostenido toda la marcha del acontecer de los congelados que ofician de nutritivos aperitivos, para que nada modifique su curso. Y nadie puede ser el mismo, luego de la pandemia, nadie es nadie.

Sensación de asco, una náusea que no puedo compartir me embarga, pues a pesar de ser un escéptico, no dejan de repelerme los alcahuetes, traidores y cobardes, la justicia criminal, los intelectuales genuflexos, la avidez burguesa, el poder de las mascotas del imperio putrefacto, el poder de las miserables corporaciones económico mediáticas que dibujan la realidad, los políticos innecesarios y parásitos.

Un tiempo de bajas defensas para los libres el mundo, para el advenimiento, como lo estamos apreciando en Latinoamérica toda, de todo tipo de nostalgias de disciplina o de obsesión de diferencia: la puerta abierta a fundamentalismos, racismos, mesianismos camuflados de progreso, de fascismos en acto de perseguir, eliminar y excluir al disidente, al amante de la vida en libertad e igualdad, sin estructurales institucionales escatológicas que todo lo degradan. Instrumentos de la decadencia, criaturas de la agonía, es claro, nada comprenderán, el despotismo y el totalitarismo demencial gobiernan.

Si suprimieran los medios de publicidad, como se presentan, manipulando la vida de la humanidad, daríamos un gran paso adelante. Los medios, engendran violencia, mentiras, odios, envidia, sospecha, temor. No necesitamos la presunta verdad de la prensa mercenaria y sus informantes escorts de bolsillos profundos.

Descartando las versiones engañosas, las percepciones artificiales, los simulacros impuestos, las realidades inventadas, podremos abordar los temas que hacen a nuestra vida y su devenir. A partir de ahí, se podrá enfrentar un destino, -con sentido- nuestro destino, en capacidad de abandonarse a él, disfrutando el aquí-ahora-ya, en inmediatez, para quienes no ignoramos que lo peor no ha ocurrido.

(*) Filósofo y poeta


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