JORGE RUBIO. “María
Teresa descansa en el cementerio de Majadahonda, tras su duro combate contra el
Alzheimer, sin que pudiera
concluir su “Memoria de la Melancolía”. Las cenizas de Rafael, marinero en
tierra, navegan por fin en la bahía de Cádiz”. El columnista Javier López ha
puesto de nuevo de actualidad la figura de la esposa del poeta Rafael Alberti
con su artículo “Rafael, María Teresa y el exilio”, donde hace la
siguiente reflexión: “Hay quien dice que las redes sociales están sustituyendo
a los medios de comunicación como fuente de información habitual. Sin embargo,
la mayoría de esas informaciones en las redes nos remiten a medios de
comunicación convencionales, con los cuales nos enlazan para leer la noticia
detenidamente”. Javier López a través del diario Estrella
Digital rememora la figura de la
poetisa María Teresa León poniendo en valor su obra. Y es que María Teresa León
es una artista de la poesía prácticamente desconocida, eclipsada oculta
bajo la sombra de su marido. “En otros casos, sin embargo, a través de esas
redes nos enteramos de cosas que no merecen tratamiento, o como mucho un
tratamiento muy escueto en las páginas de los periódicos, las radios, o los
informativos televisivos. Así me ha ocurrido cuando un amigo cuelga, en una de esas
redes, un fragmento de poema de Rafael Alberti y recuerda que
nació en el Puerto de Santa María en 1902, hace 115 años“, prosigue el periodista.“Me encanta que
alguien conocido, o no, amigo o enemigo, me saque de la rutinaria sucesión de
acontecimientos a los que me veo obligado a prestar atención a lo largo del
día. Y éste es un acontecimiento de los que caen en mitad de la laguna de la
memoria y crea ondas superficiales y hacia el interior. Basta escuchar
a la mujer que le acompañó durante todos estos años de exilio, María Teresa
León. “Nosotros hemos ido perdiendo siempre nuestras
eternidades, dejándolas atrás a lo largo de nuestra vida, siempre con los
zapatos puestos para echarnos a andar”, escribió la poetisa, que descansa
por siempre en Majadahonda. “Desde la lejanía de sus eternidades perdidas y la
dentellada de sus soledades, a orillas del Paraná o, ya más cerca de España, en
su casa del Trastévere, cerca del Tíber, María Teresa, (cuya obra sigue siendo
la gran desconocida de la Generación del 27, sin que casi nadie haga gran cosa
por recuperarla), vuelve a decirnos que memoria del exilio es la de
quien dejó atrás la destrucción de la guerra como la única patria, el
último paraíso desolador tras la muerte de las ilusiones y las esperanzas”,
detalla.
Y
concluye: “¿No comprendéis? Nosotros somos aquellos que miraron sus
pensamientos uno por uno durante treinta años. Durante treinta años suspiramos
por nuestro paraíso perdido, un paraíso nuestro, único, especial. Un paraíso de
casas rotas y techos desplomados. Un paraíso de calles desiertas, de muertos
sin enterrar. Un paraíso de muros derruidos, de torres caídas y campos
devastados. Podéis quedaros con todo lo que pusisteis encima. Nosotros somos
los desterrados de España. Dejadnos las ruinas. Debemos comenzar desde las
ruinas. Llegaremos”.
(De www.majadahondamagazin.es)
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