LUIS LEON BARRETO ------------------------------------------------------------------------------------------correo: leonbarreto49@gmail.com
martes, 18 de junio de 2013
La pícara Roma del mes de junio
Si tuviéramos que definir a esta
ciudad en medio de las manadas de visitantes del verano diríamos bella y decadente.
Si tuviéramos que expresarla con sus monumentos resultaría casi imposible. San
Pedro, el Coliseo, la fuente de Trevi, las catacumbas: postales de turistas. En
el arte religioso, la Piedad de Miguel Ángel en San Pedro. En el arte galante
el retrato de La Fornarina, del pintor Rafael, que se expone en el Palacio
Barberini. Miguel Ángel era un joven osado cuando esculpió la Piedad. Rafael
trabajaba en el Vaticano, remozaba con frescos las habitaciones de los papas. La
Fornarina era su amante, vivía en el Trastévere en una casa donde hoy existe un
restaurante. La retrató impúdica, mirando fijamente al pintor con su pelo
negro, su turbante, su mano derecha que resalta la redondez de su seno
izquierdo. Un amor público, un amor a escondidas, pues el pintor no tuvo
redaños y rechazó verla cuando se estaba muriendo, quería morir lejos de la
tentación. Con sus basílicas, sus obeliscos de Egipto y sus cúpulas, sus
bosques de columnas y sus estatuas, sus Siete Colinas y sus iglesias, ésta es
una ruina esplendorosa. Con esa peculiar capacidad de adaptación que tienen los
italianos para afrontar todas las adversidades. Con esa penumbra de sus noches,
tú esperas que se presente refulgente y sin embargo la iluminación de sus
fuentes y sus ruinas es débil como si de este modo quisiera contribuir a la
idea de la muerte. Renacentista y barroca, ya no tiene el esplendor de la Via
Veneto en La dolce vita pero sí conserva la clase de los que tuvieron mucho y
todavía pueden sacar al balcón las joyas de la familia. Apenas hay botellón
juvenil en el Trastévere, justo delante de la hermosa iglesia de Santa María.
Perderse en los jardines y los salones de Villa Borghese es ejercicio
recomendable para quienes visitan la urbe sin las prisas de los viajes
organizados. La Roma del arrepentimiento y la Roma pícara de la carnalidad, las
Vírgenes y los sátiros, los Cristos, los Bautistas, la Venus de Cranach, la de
Brescianino, el Amor sacro y el amor profano que captó Tiziano. Eterna,
inmortal Roma donde los papas suceden a los emperadores con el afán de gobernar
el mundo.
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Reflexión interesante sobre el arte de Roma, sobre los padres de la iglesia.
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