viernes, 28 de febrero de 2014

"Carnaval de Indianos" (2ª edición), el lunes 3 por la mañana en Santa Cruz de La Palma

Una nueva edición de la novela Carnaval de Indianos será firmada por el autor, el palmero Luis León Barreto, este lunes día 3. Este primer libro sobre nuestro carnaval estará disponible en el atrio del ayuntamiento a partir de las 10 de la mañana, coincidiendo con la Parodia del Recibimiento en la que intervienen Pilar Rey y Antonio Abdo.
Esta novela ya fue presentado el año pasado en la Casa Salazar y el Casino Aridane. En su presentación de Santa Cruz de La Palma contó con la presencia del alcalde de entonces, Sergio Matos, y de Sosó, la Negra Tomasa, así como de Pilar Rey y Antonio Abdo, entrañables amigos del autor.
Como dice Celia Cruz, no hay que llorar que la vida es un carnaval y las penas se van cantando. La joven Moneyba Castro se aplica este propósito y, a pesar de sus problemas, no va a perderse la fiesta. Ella se convierte en el hilo conductor de las muchas historias que figuran en este libro, serio y divertido a la vez, pues en esta parodia actúan muy variados personajes, guiados todos por la Negra Tomasa.
Santa Cruz de La Palma, la pequeña ciudad, conserva el rango aristocrático de su casco histórico, el arte de Flandes, el prestigio de su puerto. La emigración impregna la isla y es el punto de arranque del mágico día de los Indianos, una catarsis en la que entran la sátira y la burla, la risa y la alegría, las luces y las sombra de nuestros emigrantes, que no siempre trajeron riquezas pero sí trajeron costumbres, palabras, canciones, formas de ver la vida entre Cuba y Canarias.
Luis León Barreto, miembro de la Generación del 70, es autor de casi 30 libros, en su mayoría novelas y libros de relatos. Él confiesa que la novela está yendo muy bien en La Palma y Tenerife, donde ha sido incorporada por varios clubs de lectura.

jueves, 27 de febrero de 2014

Ceuta y la nueva esclavitud de África

Desde los satélites, África apenas se ve de noche si la comparamos con EEUU, Europa, las ciudades chinas o indias. No es que no haya gente en ese continente, habitado por más de mil millones de seres, pero los espacios están en penumbra. Pues la luz delata desde el espacio las áreas del desarrollo, la luz delata prosperidad. Y hablando de prosperidad, la Europa más rica tiene un problema, pero desde el principio ese problema fue transferido por razones de fatalidad geográfica a Canarias, Ceuta, Melilla y Lampedusa: las fronteras que separan la miseria de la posibilidad de comer, las fronteras con mayor desigualdad social del planeta, el eterno Sur y el eterno Norte. Por esa desigualdad tantos se ponen en pie para cruzar los desiertos y someterse a las mafias, aunque les vaya la vida en el empeño. Cuando en un televisor subsahariano contemplan la publicidad de mil colores, los desesperados se echan al mar ignorando que aquí también hay pobreza, que nosotros también emigramos al Norte alemán, escandinavo o inglés. Luego la UE mira para otra parte y confiere la represión exclusivamente a quienes fueron condenados a guardar las puertas del edén, los seguritas del continente. Y así nos va, inútil pedirle a los centroeuropeos o a los finlandeses que nos ayuden a hacernos cargo de la que se nos viene encima. ¿Acaso Europa es otra cosa que una poderosa red de intereses económicos?

Nos hemos escandalizado con los muertos de Ceuta sin querer acordarnos de que episodios similares se han dado cien veces, y se repetirán otras tantas, incluso aquí. El ministro del Interior explicó en el Congreso que “el grupo de inmigrantes, compuesto de forma mayoritaria por jóvenes de complexión atlética, mostraba una inusitada actitud violenta, agrediendo continuamente con palos y piedras al personal del Ejército marroquí que trataba de contenerlos.” Qué florido argumentario, qué simplicidad acusar a los inmigrantes de ser fornidos atletas y resolver que el problema se soluciona con mucha Guardia Civil y disparos sobre el agua. ¿Quién es responsable de estas víctimas? Aquí también sabemos de cayucos y pateras, de actuaciones sospechosas de la autoridad, con muertos cuando están a punto de alcanzar la orilla, cuerpos anónimos que nadie reclama.

Estima la Unesco que pasarán 150 años antes de que África pueda alimentar a sus ciudadanos. Y en medio de guerras tribales alentadas por los antiguos colonizadores el hambre expulsa a los mejores, esos que invierten el ahorro familiar para huir. No es algo nuevo: siendo carne de cañón durante siglos, los africanos aportaron a occidente su sangre, sus recursos, su labor. Con la esclavitud creció EEUU, con ella Inglaterra impulsó su Revolución Industrial, sin olvidar que también fuimos punto de apoyo en ese comercio, apellidos canarios y españoles participaron en el festín de la compraventa de humanos. África exprimida por las potencias coloniales: en 1879 le regalaron el Congo al rey de Bélgica. Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Portugal ocuparon territorios. A España le tocaron migajas: la parte más pobre de Marruecos, el Sahara Occidental y Guinea.

¿Tendrá África la paciencia que recomienda la Unesco para poder alcanzar la dignidad? Lo dudamos. Habría que conseguir que la juventud nativa pueda realizarse en sus propios países, pero eso exige grandes inversiones en educación, en crear oportunidades de trabajo. La nueva esclavitud se pone en marcha cada mañana, si llegan con vida estos seres vivirán hacinados, serán mano de obra ilegal para empresarios sin escrúpulos, algunos caerán en la delincuencia, sobrevivirán difícilmente. Aun sabiéndolo, preferirán venir.

Occidente no solo extrae cuantiosos recursos –petróleo, gas, uranio, madera, caucho, marfil, oro, diamantes– sino que continúa destruyendo economías que fueron autosuficientes, en los procesos de independencia impuso fronteras artificiales, fraccionando comunidades ancestrales. Así estallan conflictos y hambrunas, campos de refugiados, epidemias y sequías. Pues la emancipación de las colonias de mediados del siglo pasado en realidad avivó los conflictos, incentivó la penetración de las multinacionales, asentó los mecanismos crediticios que compran el alma a pueblos enteros, asentó una nueva tiranía. Europeos y norteamericanos alentaron a dictadores y políticos corruptos para aplastar a los dirigentes comprometidos con las causas populares. Poco importa la moralidad y el respeto por los derechos humanos mientras las arcas estén abastecidas, a los enfrentamientos fratricidas les suceden dictaduras sangrientas y golpes militares. Otro factor que distorsiona es la incursión de “fuerzas pacificadoras” que suelen intervenir para proteger los intereses de las corporaciones occidentales y sus aliados locales. Estos intereses engendran una corrupción generalizada en todas las esferas del poder y el poder se apropia de las ayudas humanitarias enviadas por organismos vinculados a Naciones Unidas, gobiernos europeos y ONG’s. Medicinas, alimentos, donaciones enteras no llegan a sus destinatarios sino que aparecen en los mercados callejeros. Tal vez el problema radique en que Dios es blanco y está lejos.


Publicado en La Provincia, hoy 27 de febrero  - Ilustración tomada de www.publico.es

martes, 25 de febrero de 2014

Philip Seymour: los dioses se suicidan

Debe ser, admirado actor Philip Seymour Hoffman —tú que incorporaste en la pantalla al gran novelista Truman Capote, tú que ganaste un Oscar, tú que hiciste cine nada menos que con los hermanos Coen, esos genios de la provocación, tú que quizá fuiste el mejor actor de los últimos veinte años — que la fama trae la maldición de los excesos, el inevitable crepúsculo de los dioses. Eras víctima constante de la caída, fuiste a centros de desintoxicación una y otra vez pero perdías la jugada. Y en el último instante te echaste en los brazos de algo poderoso y letal. Por eso los policías descubrieron en tu casa 50 papelinas repletas de una sustancia que pudiera ser heroína, potenciada con otras, un verdadero cóctel explosivo. Hallaron también botellas con exceso de medicamentos y jeringuillas para dosis de estimulantes. En tus últimos momentos estabas solo, tu mujer y tus hijos difícilmente soportaban el espectáculo, hay que entender que estaban muy cansados, agotados en la pelea.
Cuántas veces lo hemos comprobado en la historia maldita de la industria cultural. Como si esta historia de los torturados por la fama, contada cien veces, nunca pudiera alcanzar un buen final: Marilyn Monroe, Judy Garland, Whitney Houston, Amy Winehouse, el mismísimo Elvis Presley esclavo de los barbitúricos igual que el adorado Michael Jackson, quien no tuvo inconveniente en disponer de un médico personal que le consiguiera recetas de sedantes tan poderosos que eran utilizados para caballos y acabaron causándole la muerte. Como señal de aviso de que hay cosas que estamos haciendo mal, precisamente en el mundo occidental se dispara el consumo de ansiolíticos, sedantes, antidepresivos, pastillas para dormir.
Tantos años eléctricos, tantas noches de blanco satén, tantas borracheras y disipaciones, como si fuera imprescindible agotar todos los placeres, vivir cada día al límite en esa jaula de oro que es la isla de Manhattan, dilatar todos los orgasmos hasta que la mente y el cuerpo revienten por exceso. Y al fondo de tantísimos tratamientos de desintoxicación de drogas y de alcohol nos queda esa fotografía agridulce de los ídolos en desgracia, el auténtico recordatorio de que somos efímeros, seres de aire que se desvanecen cuando muelen nuestros huesos en el crematorio y esa ceniza es arrojada al mar o enterrada junto a un pino. Y nos queda la pregunta incontestable: ¿son las criaturas mimadas por la fama las mayores víctimas de una profunda soledad, de una devastadora inadaptación, de una imposibilidad de aceptar que los humanos no somos criaturas hechas a la imagen de Dios, seres celestiales, sino tan solo somos muñecos de trapo, cadáveres flotantes en manos del destino?
El trastorno del mito torturado y sangrante. Él solo tenía 46 años y estaba considerado uno de los actores más brillantes de la última década. Como los grandes profesionales, también tuvo una carrera fructífera en el teatro. "Soy un perfeccionista, un problema si eres actor. Cada entrada en escena es la primera vez. Yo no repito tomas, sino que vuelvo a hacerlas. Son conceptos diferentes", contaba. Una de sus últimas apariciones fue en El último concierto, una película discreta en la que encarnaba un segundo violín. Un actor bestia, un intérprete desproporcionado, un histrión de talento inagotable. Con un físico regordete, con mofletes y nariz de tono rojo cirrosis, de cabellera rubio platinada, y una apariencia que siempre denotaba más años de los que él tenía (murió sin llegar a los 50), apariencia que para cualquier otro no hubiera alcanzado para pasar de un eterno segundón en películas de medio pelo, Philip Seymour Hoffman nos dejó un legado en la pantalla, un catálogo de personajes impresionante y maravilloso, que para algunos supuso el mayor talento interpretativo en los últimos veinte años.
Acaso los humanos estamos condenados a vivir exclusivamente en el lado de acá del País de las Maravillas, acaso estamos predestinados a ser hijos de la conciencia de que padecemos múltiples y grandes limitaciones, acaso sea la debilidad la nota que nos caracteriza desde que venimos a este mundo. Somos seres carenciales, tan débiles como una mota de polvo en el cosmos, y como nuestro destino es mortal ya venimos a este mundo con las cartas marcadas. Y para quienes han sido alzados al pedestal de los semidioses acaso no sean suficientes todas las curas de desintoxicación, acaso no sean remedios el tener una mujer guapa y tres hijos de corta edad. Y es que la fama a raudales crea una sobreexposición ante los demás, tal vez esa pasarela envenenada está predispuesta para devorar a quienes la recorren. Mujeres bellísimas, hombres apolíneos: tan solo muñecos de papel prestos a morir en el incendio de las pasiones. Pues aquella máxima del Carpe Diem, vive el día disfrutando al máximo de los placeres, no puede ser llevada hasta sus últimas consecuencias.

sábado, 22 de febrero de 2014

Antonio Machado, 75 años

Hoy, 22 de febrero, es un día sagrado. Son ya 75 años de la muerte del poeta humilde y republicano, el poeta hondo del paisaje y la desolación interior. No pudieron borrar su memoria los vencedores, ahí estaba su latir popular, ahí vino Joan Manuel Serrat a resucitarlo. Eterno Antonio.

A un olmo seco

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Proverbios y cantares - I

Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.

Caminante no hay camino

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
 
Españolito que vienes al mundo

Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.

Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

viernes, 21 de febrero de 2014

Nosotros no fuimos (Manifiesto generacional)

Jorge Dipré 

Nosotros fuimos una familia
que se sentaba a la mesa
una mesa en cuya cabecera
aún no presidenciaba un televisor.
Nosotros fuimos torpes
luego adolescentes y más tarde un poco locos.
Nosotros ignorábamos todo
pero igual escribimos manifiestos sangrientos
no sabíamos ni dibujar
pero igual organizamos
exposiciones de Pintura Obscena.
Nosotros no teníamos paz
pero leímos en público
con guantes de boxeo
los libros, los poemas de nuestros detestados colegas.
Nosotros organizábamos bailes.
Escribíamos las paredes.
No creíamos en dios
porque nos sentíamos como dioses.
Inventamos santos pederastas
encandilamos a las mujeres del prójimo
con el tono de la voz y la mirada de horizonte
pergeñamos revistas contestatarias.
Nosotros fuimos los que sentenciamos
que palabras como ‘pergeñar’ no eran palabras
para incluir en un poema.
Nosotros nos reímos públicamente de todo
y lloramos indignados y a solas por todo.
Nosotros amamos y odiamos expresamente
y dimos cuenta y registro en cada oportunidad.
Nosotros no fuimos
sin embargo
cada tanto
la policía caía por casa y preguntaba.
Nosotros creíamos que la vida
la vida
era solo un punto de partida.
Nosotros crecimos
y no nos acordamos unos de otros.
Nosotros soñamos
y fuimos tras esos sueños o dejamos de soñarlos.
Nosotros fuimos poniendo
un televisor en la cabecera de la mesa vacía.
Nosotros subimos al tren; al auto; al ómnibus; al avión
hicimos de la distancia
un nuevo sueño
o la cáscara de un fracaso.
Nosotros, a veces, nos hablamos o nos vemos
abrimos la heladera
husmeamos en la almohada
nos encerramos en el cine
o nos aturdimos
con viejos temas de rock
miramos el álbum de fotografías
y volteamos hacia el horizonte
tan cerca ahora.
Nosotros, que nos sentíamos un torbellino.
Que conteníamos la sangre hasta donde podíamos
y luego le dábamos curso.
Nosotros
no fuimos
y ya nadie nos hace preguntas.

Enviado por Eduardo Sanguinetti, desde Mar del Plata, Argentina 

jueves, 20 de febrero de 2014

Eutanasia ¿nos negamos a morir?


Ahora que la esperanza de vida se alarga, ahora que disminuye de manera drástica la natalidad, ahora que incluso en Canarias el único crecimiento de la población proviene de los inmigrantes que nos rejuvenecen, ahora que  en el mundo occidental estamos en camino de convertirnos en una sociedad envejecida, los límites de la vida constituyen tema de debate, asunto de actualidad recurrente que ya preocupa a los sociólogos, a los psiquiatras, a los economistas, a los gestores públicos. Hay quienes, como el disoluto Berlusconi, anuncian que van a vivir 120 años ya que se van a trasplantar todo lo trasplantable, y leemos opiniones presuntamente autorizadas que afirman que  podríamos superar los 100 años de esperanza de vida. Algunos señalan que con la generalización de los trasplantes y los progresos de la medicina, las sucesivas generaciones superarán la esperanza de vida de ahora mismo. Claro que hay otro dato contradictorio, y es que desde que padecemos el azote de esta crisis la alimentación ha empeorado y aumentan los porcentajes de tumores malignos, de suicidios, de muertes precoces.

Hay quienes dibujan una especie de planeta paraíso de longevos pero también hay quienes se preguntan si vale la pena seguir prolongando la esperanza de vida, si ya a los 80 te puedes convertir en una piltrafa en silla de ruedas y con pañales como si fueras un recién nacido ¿qué sentido tiene prolongar la vida cuando la calidad de esta vida es muy baja y te transformas en un fantasma de lo que fuiste, acaso en estado terminal, acaso sobreviviendo durante años o durante meses conectado a un respirador artificial, acaso transformado en un ser vegetal, ya sin conciencia?

Varios acontecimientos han vuelto a plantear ese tema tabú de nuestra civilización occidental: la muerte y sus circunstancias. Por mandato del sexto mandamiento durante siglos fue la carne el tabú, el asunto prohibido que nos enviaba al infierno, pero desde la revolución sexual de los sesenta, consciente ya la mujer de su propia emancipación a través del trabajo y la subsiguiente independencia económica respecto al varón,  el único tabú es precisamente el de la salida de este mundo, un tránsito lógico que sin embargo en nuestro ámbito cada uno procura soslayar como si fuese de mal gusto siquiera mencionarlo. A fin de cuentas el capitalismo hace bien en ensalzar a los jóvenes, porque son estos los que consumen y mantienen el sistema; los viejos y los que ven reducida su pensión por los salvajes recortes carecen de todo interés, ya no son compradores de cuanto objeto fútil existe en el mercado. Los pensionistas de pocos recursos se quedan al margen del sistema, si acaso clientes potenciales de los viajes del Imserso y poquito más. Los recortes han cancelado muchos programas de ayudas a la dependencia, y las perspectivas no son halagüeñas.

Eutanasia significa buena muerte, y para sorpresa de muchos hasta los Oscars de Hollywood han premiado películas que plantean este asunto que poco a poco va siendo acogido en las legislaciones de algunos países. Si la muerte forma parte del proceso de la vida, deberíamos ser capaces de afrontarla como un acto natural, sin mayores dramatismos. Ningún ser vivo puede aspirar a la inmortalidad, y por ello nuestra conciencia debiera estar alertada de antemano. Después del disfrute terrenal deberíamos mentalizarnos para pasar al otro lado dignamente; por otro lado nadie debería imponer el hecho de seguir viviendo a una persona que se encuentre en condiciones infrahumanas.
          Claro que el asunto es complejo. Progresa la medicina encaminada a mitigar los pesadumbres de un agonizante y aceptamos que se trate de aliviar el dolor de quien está a punto de salir de este mundo pero a veces alentamos el espectáculo de forzadas agonías, transmitidas casi en directo por los medios de comunicación para elogio de una idea básica: el sufrimiento, tan vinculado a la idea de culpa, a la penitencia. Cuando hacíamos el bachillerato una profesora de Historia nos dijo que el catolicismo es una religión que prepara para morir, y el protestantismo una religión para vivir.

            El encarnizamiento terapéutico, es decir la aplicación desmedida de intervenciones médicas para prolongar la vida más allá de lo razonable, es una práctica común a los dictadores, desde Franco a Tito de Yugoslavia. Habría que preguntarse si lo que sucedió con Mandela no fue también una criticable prolongación de la vida mientras sus hijas pleiteaban entre sí por el reparto de la herencia. En el otro lado de la balanza, los casos de la norteamericana Terri Schiavo o los de la sedación a terminales en el hospital de Leganés reintrodujeron el debate sobre aspectos que ya parecían aceptados por la sociedad, la de proporcionar ayudas para una muerte menos dolorosa. Bien es verdad que la hipocresía sigue siendo una tendencia humana de la que resulta difícil librarse.


 Publicado en La Provincia, hoy 20-2-2014.

miércoles, 19 de febrero de 2014

"Ne me quitte pas", de Jacques Brel, en francés y español

El gran cantautor belga Jacques Brel se hizo universal con este tema de amor y soledad, que compuso tras su propia separación. Publicado por primera vez en 1959, este tema fue grabado también en inglés, alemán, italiano, español, portugués y un sinfín de idiomas.
“Un hombre no debería cantar cosas así”, comentó Edith Piaf cuando oyó interpretar por primera vez esta canción, por el propio autor. “No me dejes. / No quiero llorar más. / No voy a hablar más. / Me esconderé aquí, / para mirarte, / bailar y sonreír, / y para escucharte. / Deja que me convierta / en la sombra de tu sombra, / la sombra de tu mano, / la sombra de tu perro. / No me dejes…”, suplicaba.
En este vídeo contemplamos al gran cantante, con subtítulos en español.

Martin Amis, el talento inglés

Aunque la novela británica no anda en sus mejores momentos, Martin Amis (Oxford, 1949) es una de las excepciones más brillantes. Con El libro de Rachel obtuvo un gran éxito internacional y es profesor de Escritura Creativa en la universidad de Mánchester. Ha vivido en Uruguay junto a su segunda esposa, Isabel Fonseca, y actualmente vive entre su país y Nueva York. Escritor de poderosa vena satírica, participa de la tradición de Dickens y de Jonathan Swift: realismo, humor y ferocidad para retratar la sociedad londinense.
Con La información (Anagrama) indaga en las egolatrías de los escritores, sus celos, sus envidias, sus miedos a la página en blanco y al fracaso. Richard y Gwyn han sido amigos, uno tuvo un éxito precoz aunque actualmente anda con la mente en blanco, el segundo parecía carecer de talento pero ahora está mimado por el éxito de ventas. Divertida y sagaz, en sus 500 páginas constituye una radiografía del mundo de nuestros días, la relación entre literatura y vida, el fracaso y la idea de la muerte que pende como una guillotina sobre todos nosotros. El mundo de la gran ciudad, el consumo y el sexo como objeto de consumo, la crisis de los 40 años, las crisis de esta sociedad. Recomendable.

lunes, 17 de febrero de 2014

¿La "obsolescencia programada" es una estafa?

Se emite de vez en cuando en las televisiones un reportaje sobre un asunto  importante: por qué los aparatos electrónicos y toda la parafernalia tecnológica –desde televisores de plasma a todo tipo de consolas, pantallas, teléfonos móviles, etc.– está programada para durar poco. En un lugar de EEUU hay una bombilla que ha permanecido encendida durante más de 100 años y sigue funcionando, pero la norma de los fabricantes es hacer productos con imperfecciones, para que duren menos de lo que podrían durar.
El procedimiento suele ser el siguiente: uno de los aparatos de uso habitual falla. Cuando el dueño lo lleva a reparar, en el servicio técnico le dicen que resulta más rentable comprar uno nuevo que arreglarlo.
Generalmente el precio de la mano de obra, las piezas estropeadas y el montaje suelen costar más que adquirir uno nuevo. Por ello normalmente el usuario suele desechar el producto averiado y comprar otro. Esto ocurre en algunos componentes digitales de los ordenadores, impresoras, discos duros, equipos de audio y vídeo, equipos de sonido, bafles, etcétera.
El problema se basa en la gran cantidad de residuos que se originan actualmente al realizarse este fenómeno una y otra vez, cada día, en todo el mundo. En el hay más de 7 000 000 000 de habitantes, y el número continúa creciendo: hay un aumento poblacional de 210 000 personas por día. La generación diaria promedio de basura «per cápita» es de 1 kg: alrededor del mundo, en tan sólo un día se generan 7 000 000 000 kg de desechos.
¿Es sostenible la “obsolescencia programada” o es un derroche? Algunos países están introduciendo normas para luchar contra esto.

jueves, 13 de febrero de 2014

Corrupciones en España: una tragedia de Shakespeare


El 22 de julio de 2010 el juez José Castro, dentro de la investigación del caso Palma Arena, abre una pieza específica para el caso Nóos. Lo que pretendía era investigar delitos de corrupción en el presunto desvío de fondos públicos al Instituto del mismo nombre, fraude fiscal y blanqueo de capitales. La presión ha debido ser descomunal, el juez es un héroe solitario al que solo respalda la ciudadanía. En un país empobrecido, tres años y medio después, la Infanta Cristina, tras innumerables maniobras, al fin declaró. Tal como presuponíamos, ni sabe/ni contesta. Dice que solo es una mujer enamorada que confiaba en su marido.

Las furias están desatadas y las conspiraciones palaciegas se incrementan. Un rey que no quiere abdicar, un príncipe que pudiera reverdecer la institución pero no lo dejan. El monarca que fue árbitro, referente ético y conseguidor, goza amistades peligrosas y cacerías alcohólicas. Una Reina que actúa más como madre de familia salvaguardando a sus polluelos que como alta representación del Estado, su primera obligación debería ser servir a los ciudadanos que con sus impuestos la mantienen y tendría que hacerlo actuando con ejemplar neutralidad. Al acoger a Urdangarín y proteger a la Infanta ya no parece tan buena profesional en el desempeño de su papel. La imputación de la hija menor del Rey revela la crisis de la monarquía como institución y genera indignación ciudadana, la de quienes protestan contra la podredumbre que infecta la sociedad de los recortes y el desempleo. 

La Casa Real semeja una jaula de grillos, rivalidades e intrigas; entre bambalinas contemplamos alguna de las tragedias de Shakespeare: El rey Lear, Hamlet, Macbeth. El anciano Rey Lear decide ceder su reino a sus tres hijas, las somete a prueba pero al hacerlo se sentirá amenazado y abandonado. Las ambiciones no tienen techo, los enredos palaciegos tampoco. Así podemos contemplar las crueldades familiares de Macbeth, las dudas de Hamlet. En esta gran pantomima española que estamos viviendo cabe todo.

El genial autor inglés disecciona la naturaleza del ser humano, sus sentimientos y sus miserias. Analiza al hombre desde una mirada interior, luz y sombra. Hamlet es la duda, Macbeth la traición y la ambición desmedida. Aparecen oráculos y brujas que vaticinan crueldades, las pasiones no cambian a través de los siglos. La irresponsabilidad, la codicia, el oportunismo y los errores de juicio en las obras de Shakespeare llevan a los personajes a un trágico final. No solo estamos perdiendo el Estado del Bienestar sino que también la confianza en las instituciones, que hacen malversación de dineros públicos, gestionan para los poderosos y aprietan al pueblo llano. Canarias, el paraíso subtropical, es un ejemplo de que existe un trato de favor a los ricos. Concejales multimillonarios, recalificaciones sospechosas, complejos turísticos ilegales, mafias de aquí y de allá fabrican sus buenos negocios. La población apenas percibe el perjuicio directo del enriquecimiento de los cargos públicos y los grandes escándalos devastan la imagen de toda la clase política, pero solo afectan al voto a largo plazo. A fin de cuentas, corruptos pueden ser todos los que tocan el poder, sean de izquierdas o de derechas.

Las mayorías absolutas son un desastre para la transparencia, en particular la que ahora padecemos. La justicia es lenta y tortuosa, una parte de las corrupciones cotidianas viene de la financiación de los partidos políticos, que ni PP ni PSOE piensan clarificar. El resto viene de la propia degradación del sistema democrático, de la constatación de que hay terreno abonado para los buitres: políticos y empresarios, banqueros a los que hemos engordado con rescate público. Si el bipartidismo llegara a decaer una de las consecuencias sería la de acabar con la impunidad de PP y PSOE a la hora de protegerse y blindarse mutuamente. Pero, tranquilos: eso difícilmente sucederá. Para algo tenemos la ley D’Hondt, que acuchilla a Izquierda Unida, a UPyD y a cuantas opciones puedan surgir en detrimento de los intereses creados. El sistema electoral de estas islas es todavía más perverso, diseñado para favorecer tribus locales.

El paro y la corrupción son las mayores preocupaciones ciudadanas. Qué lejos estamos de Dinamarca, los países nórdicos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, los más transparentes, y cómo nos vamos acercando a Venezuela, China, Rusia, el bloque africano, los países del antiguo eje comunista, Paraguay, etc. Cuánto abuso de poder, cuánto acuerdo clandestino, cuánto soborno. La corrupción es una lacra en amplias zonas del mundo, como Centro y Suramérica donde grupos del crimen organizado trafican con drogas, armas y personas. Aquí se trafica con licencias, ERES, tramas de políticos, ganancias de banqueros poco escrupulosos, hasta la Coca Cola que gana millones se empeña en mandar gente al paro.

http://www.laprovincia.es/opinion/2014/02/13/corrupciones-espana-tragedia-shakespeare/589740.html

(Publicado en La Provincia, hoy 13 de febrero)

martes, 11 de febrero de 2014

A Leocadio Ortega, un poeta que se fue demasiado pronto

Este poema de Antonio Arroyo homenajea a un poeta de la isla de La Palma que desapareció pronto. El era rabioso y temerario, él era buen poeta aunque de ordinario se escondía. Arroyo lo leyó en la Casa Salazar, y se nos pusieron los pelos de punta.

«La poesía va a seguir andando palpitando germinando»
Prehistórica y otras banderas, Leocadio Ortega

Tejedor Leocadio  entre la jauría de lobos sin banderas
A buscar esa sombra de un aullido el aceite de los barcos celestes
en el lomo se posa del concierto inconcluso
a la sazón bajando como abejas del tímpano
a una desolación de bárbaros andamios sobre la yerba impura
Esta vez el noray ignoró una bandada en espera
el vuelo incesante de las amapolas y el engaño azul de la  infiel benzedrina
Esta vez no quisiste dormir otro sueño más allá de aquel que no existe
con las alas truncadas por marasmos de perros callejeros 
Su estertor de cabinas y alféizares  que incitan muchedumbre de peces
fue cazar al cetáceo que aloja  tu ausencia milenaria
No encontraste el declive del oro sobre los muros del muelle
La muerte fue una efímera senda que huyó de los calendarios
y  una noche en el párpado que encendía pespuntes
en la infancia de Gelman
El llamado del mar en tetra brik vacío va dejando cartones
impresos en las uvas del labio transcendido
a una voz que le teme a la lluvia de sí
El llamado del mar el no invitado a la vida el desterrado
al cantero de nadie el que iba a volar y chocó contra el muro  
con un cuervo esperando su habitación kafkiana
el reo que encerró al alcaide del lenguaje a este lado de la horca
y creyó marchitar el asfódelo que William Carlos
plantó en el infierno de Dante cuando dormía al raso
y soltaba los óbolos en el río de sus venas
para llegar callado a la Estigia del verso
Tejedor Leocadio Ortega tu ortiga en el caletre asombrado
realidad urticaria que piensa y no transcurre
por la piel de penélopes que tejen horizontes sin hilos de otra orilla
o arañas que destejen el tapiz de lo andado
Guerrero que llegaste de tu atroz singladura
con un arco astillado sin presentar batalla


©Antonio Arroyo Silva.
De Casi luz

viernes, 7 de febrero de 2014

Las mayorías absolutas son un problema

Por José M. Balbuena

De 1982 a 1993 el PSOE disfrutó de tres mayorías absolutas consecutivas. Hubo en esos años muchos logros, pero también surgieron las peores excrecencias, de las que los socialistas aún no se han depurado íntegramente. Permanecen en el recuerdo los gravísimos episodios  de corrupción y putrefacción política. Demasiado poder llevó a los socialistas a la arbitrariedad y a comportamientos que se creyeron impunes.
El PP logró su primera mayoría absoluta en 2000 y, a partir de 2002, su buena gestión anterior -tanto en esa legislatura como en la precedente (1996-2000, con mayoría relativa)- entró en barrena. A aquellos años hay que remontarse para localizar el germen de corrupciones que emergen ahora y que se prolongaron después. Y para explicar episodios actuales en el partido como la disensión interna.
Los populares disponen ahora de su segunda mayoría absoluta (frente a tres del PSOE) y ya existe la sensación generalizada de que su Gobierno no la está sabiendo manejar conforme a las expectativas de los electores. No se trata de la frustración que en sus votantes ha provocado el incumplimiento electoral (aunque también) sino, sobre todo, de la percepción de que el Ejecutivo está gobernando de un modo autista, ajeno a los criterios sociales que demandarían una mayor receptividad a planteamientos diferentes a los propios y con distanciamiento, incluso, de los sectores que le son más próximos. Algunos ejemplos bastarían para demostrar que el PP necesita una seria introspección para tratar de corregir el mal de altura que le afecta. Por conocidos, recientes y graves, huelga reiterarlos.
Los populares disponen ahora de su segunda mayoría absoluta y ya existe la sensación generalizada de que su Gobierno no la está sabiendo manejar conforme a las expectativas de los electores. No se trata de la frustración que en sus votantes ha provocado el incumplimiento electoral (aunque también) sino, sobre todo, de la percepción de que el Ejecutivo está gobernando de un modo autistaLa mayoría absoluta ha llevado a Rajoy a confundirse gravemente desde el comienzo de la legislatura con los presupuestos de 2012, que retrasó innecesariamente, con Andalucía, en donde se enajenó la mayoría absoluta propiciando allí un Gobierno PSOE-IU, con Cataluña -su buen discurso del pasado sábado llega un año tarde-, en donde ha contemplado impertérrito el crecimiento de la marea  independentista, y con su propio partido, que ofrece flancos débiles y fisuras que se hubiesen evitado con un mayor esfuerzo de liderazgo político y coordinación.

Capítulo aparte merece el modelo de relación que el Gobierno del PP ha impuesto con sectores sociales y económicos (empresariales, profesionales) que le serían naturalmente afines. Otro capítulo adicional es su gestión de los medios públicos y su relación con los privados que, en términos estratégicos, resulta desastrosa. Por fin, la labor legislativa -siempre elaborada y aprobada en solitario- augura futuras y fulminantes derogaciones si el gobierno de España cambia de signo.

España: sin gobiernos de coalición desde 1979

Por todas estas razones y por la experiencia acumulada desde 1979, las mayorías absolutas se consideran ya malditas. Será muy difícil que el electorado las vuelva a otorgar a la vista de sus resultados. España camina, por eso, hacia un nuevo escenario de partidos con la necesidad consiguiente de adaptar su cultura política más a la colaboración que a la confrontación, que en nuestro país resulta disparatada y estéril.
Alemania es el ejemplo de permanentes coaliciones, tanto de los socialistas como de los socialcristianos con partidos pequeños (liberales, verdes), y de grandes coaliciones entre el SPD y la CDU-CSU: las hubo en 1996, en 2005 y, ahora, la acordada en 2013. En el Reino Unido los conservadores gobiernan con los liberales-demócratas después de que el electorado británico haya superado el sistema de turno de mayorías laboristas y conservadoras. Incluso en Francia se ha dado una situación tan singular como la cohabitación en 1986 entre un presidente socialista (Miterrand) y un Gobierno de la derecha (Chirac).
Desde 1979 hasta el presente, toda la época democrática, en España no ha habido un gobierno de coalición, sino apoyaturas del PSOE y del PP en los partidos nacionalistas (con González, con Aznar y con Zapatero) y ocasionalmente con IU, partidos que se han comportado como bisagras pero sin asumir las responsabilidades de gobierno. Nuestro país se enfrenta seguramente a un escenario en 2016 de gran fragmentación parlamentaria y a una situación muy precaria de su sistema político. Habrá que optar por el modelo alemán, de coaliciones serias, o por el italiano, inestable y disfuncional, volátil.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Pedro Lezcano: 6 poemas muy populares


Como bien recoge Teresa Cancio en su extraordinaria tesis doctoral, Pedro Lezcano —nacido en Madrid, 1920, criado en Gran Canaria, fallecido en 2002– fue impresor, dibujante, ajedrecista, político que llegó a presidente del Cabildo, submarinista, conocedor de setas (micólogo), narrador, dramaturgo y, sobre todo grandísimo poeta de la calle. En sus últimos años con el grupo Mestisay fue musicada parte de su obra y fue a Cuba, a Argentina y otros lugares de América Latina. Él es uno de los poetas fundamentales del siglo XX en Canarias, su voz fue cívica, su voz fue política, su voz fue estética y sin embargo es casi imposible encontrar un libro suyo en alguna librería. Tal vez aquel modelo de ética cívica y de humanismo crítico que predicaba ha hecho mutis por el foro en tiempos de ligereza y evanescencia. Y, sin embargo, sus versos todavía están calientes como el pan recién hecho. ¿Cómo no emocionarse con aquel Consejo de Paz que provocó un consejo de guerra? Muchas veces elogié ante Pedro su humanismo, y respondía que no tiene mérito, ya que sería tan absurdo como homenajear a los perros por ser perrunos. En realidad, aquella conciencia panteísta, aquella identificación con la naturaleza, aquella vena polifacética y creativa, aquella sintonía con la calle, aquella noción de practicar una literatura arraigada y a la vez comprometida con su tiempo ya no son actitudes de hoy, a veces la poesía se ha vuelto abstracta, poesía del lenguaje, metapoesía para abrir con un abrelatas. Pero Pedro nos daba una voz clara y bella como el agua limpia, acento poderoso que enardecía a las masas. En cierto modo Agustín Millares y él fueron nuestros Neruda mitineros con corazón del pueblo.

Consejo de paz

A Fernando Sagaseta

1
Muchachos que soñáis con las proezas
y las glorias marciales.
Bajaos del corcel, tirad la espada;
los héroes ya no existen o están en cualquier parte.
Llegará la hora cero de ser héroes
cualquier día cruzando cualquier calle.

2
Contables misteriosos
cerrarán un balance.
Decretarán la nada entre los hombres
misteriosos contables.
Cuando en los hondos sótanos,
valientes y cobardes
recen al Alto Mando
por un soplo de aire.
No los oirá ni Dios, que está más cerca;
no los oirá ya nadie.

3
Negación de los nombres.
Negación de las frases.
Si no sois primavera, espuma o viento,
Fuerzas de Tierra, Mar y Aire;
si el vendaval no sois ni la semilla,
ni la lluvia que nace de los mares,
usurpadores sois de las palabras
nobles y elementales.

4
Homicidas sin culpa se disfrazan
del color de la tierra y de los árboles,
con floridos ramajes en las frentes,
como en las bacanales...
Pero no son alegres las canciones
que inspira el mosto de la sangre.

5
Muchachos soñadores de epopeyas,
escuchadme:
El pecho es el lugar que se designa
para el balazo de los mártires.
El pecho, nave heroica
donde retumba el corazón amante,
donde el plomo penetra limpiamente
como en templo de sangre...
Pero sucia de barro y excremento,
cae la estatua de Marte.
Vuestras definiciones,
vuestras sabias verdades,
la inteligencia es pus sobre las frentes
de miles de cadáveres.
Y en la tierra abonada por la muerte
sólo he visto crecer la flor del hambre.
Muchachos soñadores,
bajaos de corcel, tirad el sable.
Cuando las botas pisen los olivos
y su símbolo aplasten,
coged su savia espesa, echadla al mar,
y veréis cómo aplaca tempestades.
(Consejo de paz, 1965)

 
He vuelto al mar

He vuelto al mar, he hincado la rodilla,
hechas mis manos valvas del pecado.
He pedido perdón, he perdonado;
yo a su duro coral, él a mi arcilla.
Mil orejas de nácar a la orilla
han venido y mi voz han escuchado;
pero el mar es muy viejo y ya ha olvidado
mi lenguaje, reseco de Castilla.
Con su ribera impar y su mutismo,
con su arrastrar eterno de cadenas,
su silencio nombrándose a sí mismo,
todo lo olvida el mar, todo, y apenas
quien de él tomó sudario o quien bautismo
es una huella más en las arenas.

Plagios en desagravio de la rosa

Pura, encendida rosa,
émula de la llama,
ya te hemos olvidado los cantores,
pura rosa apagada.
La dicha de los hombres permanece,
mientras muda de nombre su desgracia.
Los tiranos, las pestes,
sus apellidos y sus fechas cambian,
y así será anacrónico
acaso ya mañana
hablar del vietnamita
que defiende su casa.
Tú, en cambio, rosa pura,
hoguera sin mudanza,
aunque fugaz – pues te inauguras y ardes
la víspera del día en que te apagasen
relevo sin fi n, rosa tras rosa,
haces eterna tu belleza en llamas.
Yo particularmente sigo amándote;
mi corazón te lleva en la solapa.
Te acaricio, deshojo tu corola,
sorteando el amor en dos palabras.
Y, sin embargo, yo comparto, rosa,
ese silencio donde en paz descansas,
yo tampoco te canto
porque otras cosas piden la palabra.
Tú eres ya una canción compuesta,
sólo hemos de escucharte y tú te cantas.
Y aunque todos los hombres sin descanso
tu nombre declinaran
- rosa, rosae, rosam.. .la primera
declinación de la feliz Arcadia-,
por eso ni la vida ni las rosas
se tornarían más rosadas.
Aquí y ahora existen
cosas que con nombrarlas se levantan,
que nacen o se acercan si se dicen,
despertando a bandadas la esperanza.
Y es preciso cantarlas sin respiro,
delante de sorderas y de tapias,
delante de las tumbas enronquecer gritándolas.
Yo te quiero en silencio (y aún te canto
en voz baja).
Algún día serás nuestra canción primera,
cuando hayas florecido en todas las ventanas.

Endecha de las dos islas (Tenerife, Fuerteventura)

Mi tierra verde,
tu tierra parda.
Mi tierra erguida,
tu tierra echada.
Mi tierra grita,
tu tierra calla.
Mi tierra vive,
la tuya aguarda.
Sueño tus llanos,
tú mis montañas,
Yo en tu sombrera
con anchas alas.
–Te quiero, hermano.
–Te quiero, hermana;
deja tus suertes,
deja tus gavias.
Fuerteventura,
¡fuerte desgracia
que no vivamos
la misma casa,
puerta con puerta,
cama con cama,
sueño con sueño,
maga con maga!
Mi agua es dulce,
la tuya amarga;
mía la rosa,
tuya la aulaga.
Yo la fatiga.
Tú la esperanza.

Romance del Corredera (Fragmento)

EL ASESINATO

¡Garrote, garrote vil,
el nombre ya no te sienta;
garrote, más noble eres
que la ley que te manejas!
Sánchez, verdugo de oficio,
con tantas mujeres a cuestas,
ha visto tan alto a Juan
desde su talla pequeña,
que eleva el garrote vil
un palmo más de la cuenta.
Cuando cae en el error
palidece y titubea;
¿habrá que montar de nuevo
la maquinaria siniestra?
Todo el mundo tiene prisa:
que aquella infame tarea
de ahogar a un hombre valiente
les hace sentirse hienas...
De pronto la voz de Juan,
tranquila, hasta dulce, suena:
'No bajen el matadero,
que no merece la pena.
Pongan dos mantas dobladas
en mi banco de madera;
y así alcanzaré la muerte,
que ella donde está me espera'
Lo hacen temblando;
dos guardias vomitan
en las tinieblas;
otro llora; al director
no le sostienen las piernas...
'Creo en Dios el creador
de los cielos y de la tierra...'
(Mientras Juan García muere,
Sánchez, el verdugo reza)

La Maleta

Ya tengo la maleta,
una maleta grande, de madera:
la que mi abuelo se llevó a La Habana,
mi padre a Venezuela.
La tengo preparada: cuatro fotos,
una escudilla blanca, una batea,
un libro de Galdós y una camisa
casi nueva.
La tengo ya cerrada y rodeándola
un hilo de pitera.
Ha servido de todo. Como banco
de viajar en cubierta,
y como mesa y, si me apuran mucho,
como ataúd me han de enterrar en ella.
Yo no sé dónde voy a echar raíces.
Ya las eché en la aldea.
Dejé el arado y el cuchillo grande,
las cuatro fanegadas de la vieja…
- La hostelería es buena, me dijeron.
Y cogí la bandeja.-
Sí señor, no señor, lo que usted mande,
servida está la mesa…
Yo por vivir entre los míos hago
lo que sea.
Vi a las mujeres pálidas del norte
arrebatarse como hogueras
y llevarse las caras como platos
de mojo con morena,
tanto que aquí no dejan ni rubor
para tener vergüenza…
Vi vender nuestras costas en negocios
que no hay quién los entienda:
vendía un alemán, compraba un sueco,
¡y lo que se vendía era mi tierra!
Pero no importa, me quedé plantado.
Aquí nací, de aquí nadie me echa.
(Hasta que el otro día lo he sabido,
y he hecho de nuevo la maleta.)
He sabido que pronto van a venir de afuera
técnicos de alambrar los horizontes,
de encadenar la arena,
de hacer nidos de muerte en nuestras fincas,
de emponzoñar el aire y la marea,
de cambiar nuestros timples por tambores,
las isas por arengas,
las palabras de amor por ultimátums,
por tumbas las acequias…
Si se instalan los técnicos del odio
sobre nuestras laderas,
los niños africanos, desvelados
bajo la lona de sus tiendas,
mirarán con horror las siete islas,
no como siete estrellas,
sino como las siete plagas bíblicas,
las siete calaveras
desde donde su muerte, y nuestra muerte,
indefectiblemente se proyectan.
Yo por mi parte cojo la maleta.
La maleta que el viejo
se llevó a las Américas
en un barquillo de dos proas,
¡Qué valientes barquillas atuneras!
Tienen dos proas, una a cada lado,
para que nunca retrocedan.
Vayan a donde vayan siempre avanzan.
¿Quién dijo popa? ¡Avante a toda vela!
Y yo…voy a marcharme, reculando.
Voy a dejar que crezca
sobre esta tierra mía
toda la mala hierba.
Voy a volver la espalda al forastero
que vendrá con sus máquinas de guerra
para ensuciar de herrumbre las auroras,
de miedo las conciencias…
Pensándolo mejor, voy a sacarde la vieja maleta
el libro, la escudilla, la camisa,
la batea, voy a pintar y a barnizar de nuevo
su gastada madera,
voy a quitarle el hilo y a ponerle
la cerradura nueva.
Y con ella vacía me acercaré a La Isleta,
y al primer forastero de la muerte
que llegue a pisar tierra
se la regalo, para siempre suya,
y que la use y nunca la devuelva.
¡No quiero más maletas en la historia de la insular miseria!
Ellos, ellos, que cojan ellos la maleta.
Los invasores de la paz canaria
que cojan la maleta.
Los que venden la tierra que no es suya
que cojan la maleta.
Los que ponen la muerte en el futuro
¡que cojan la maleta!
¡Que cojan la maleta,
que cojan para siempre la maleta!