viernes, 30 de enero de 2015

No acepto más las mentiras del poder mediático

Eduardo Sanguinetti, Mar del Plata, Argentina


No acepto más las mentiras de un poder mediático en manos de los especuladores y mentirosos profesionales, mercenarios rentados del poder. La situación de estafa es tan larga y tan grave que ya no funcionan las manipulaciones del miedo. Nuevas formas de comunicación, además, han roto el dominio absoluto de los que crean opinión al servicio de un sentido común, un miedo y una prudencia dibujada por las élites. La experiencia de carne y hueso ha agrietado la realidad virtual de la especulación. No compren estafas, sólo lo que ustedes experimenten, desde la sensibilidad, el dolor y la alegría del instante.

jueves, 29 de enero de 2015

6 grandes poemas de Pedro García Cabrera: el mar de la existencia

 

Poeta esencial de las letras canarias en el siglo XX, (Vallehermoso, La Gomera, 1905; Santa Cruz de Tenerife, 1981) miembro del grupo tinerfeño de Gaceta de Arte, es poeta del mar, un mar metafísico y sufriente, existencial y cautivo. Detenido el 18 de julio de 1936, fue enviado a La Isleta, en la ciudad de Las Palmas, y luego deportado a Villa Cisneros, Sáhara Occidental. Protagoniza una espectacular fuga en el barco Viera y Clavijo, con el que llega a Dákar, de ahí a Marsella y a Andalucía, para ser protagonista en el frente de guerra republicano. Conoce a Matilde Torres, su enfermera, y posteriormente su mujer. Su libro “La esperanza me mantiene” registra el paso del lirismo vanguardista al realismo social, según señaló en su momento Pérez Minik. El título lo extrae García Cabrera de una copla popular que había escuchado, de niño, muchas veces, en La Gomera y se mantenía, acosándolo, en su memoria, según propia confesión. Domingo Pérez ha dicho que en esta copla se resume "toda la condición geográfica y metafísica del hombre insular".

1

Un día habrá una isla
que no sea silencio amordazado.
Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus rumores
a todos los que pisen sus orillas.
Solo no estoy. Están conmigo siempre
horizontes y manos de esperanza,
aquellos que no cesan
de mirarse la cara en sus heridas,
aquellos que no pierden
el corazón y el rumbo en las tormentas,
los que lloran de rabia
y se tragan el tiempo en carne viva.
Y cuando mis palabras se liberen
del combate en que muero y en que vivo
la alegría del mar le pido a todos
cuantos partan su pan en esa isla
que no sea silencio amordazado.

2

En el tapete del mar
el cielo con sus estrellas
está jugando a los dados.
Y el faro sigue en sus trece
guiñando el ojo a los barcos.

 *
Y por la tarde, las torres,
las chimeneas, las casas,
van de paseo, en sus sombras,
para bañarse en la playa,
y columpiarse en las olas
y aprender nuevas sonatas.
Y después, de mañanita,
y como siempre: descalzas,
se estiran por el paisaje,
se suben a las montañas,
para contarle las cosas
que aprendieron en las aguas.

PESADILLA

Esta casa la habían construido poco a poco mis padres,
casi engendrada como un hijo.
Más que de cal, de piedra y de madera,
era de carne y hueso igual que los hermanos.
Nosotros no teníamos más que el día y la noche,
pero eran noche y día químicamente puros,
hechos para el estudio y la ternura.
Algunas tardes íbamos a mirarla crecer.
Mi padre era maestro y le estaba enseñando
a leer en voz alta
aires de libertad como a nosotros.
La escalera tenía la viveza
de una vena en el cuello de un caballo,
blancura de conciencia las paredes,
rectitud de conducta los cimientos.
Un día quedó lista:
le pusieron un número
y ya el cartero pudo traer a nuestras manos
todas las amistades de la sangre y los sueños,
poniéndonos el mundo a nuestro alcance.
Desde el zaguán nos protegía,
hiciera lluvia, frío, miedo, calor o estrellas,
y la noria de los peldaños
nos subía
a los albergues de los cuartos,
tibios como el silencio del vientre de una madre.
Era nuestra y bien nuestra,
no por estar sentada en un registro,
sino porque todos habíamos ayudado a levantarla
quitándonos el pan de nuestra boca.
En las cuatro paredes aprendí de esta casa
a viajar sin fronteras por el mar de los hombres,
a respetar los hombros de la noche estrellada
y a no volver la espalda a las tormentas.
Muchas epifanías amanecieron los reyes sus balcones,
en los trances difíciles
la amargura calzó nuestros zapatos,
alguna que otra vez nos pusimos enfermos.
En ella no temíamos a nada.
Mi madre nos miraba desde el fondo del alma
y su sonrisa, al vernos,
tenía justamente el tamaño de un hijo.
Una noche la puerta fue golpeada,
pasos distintos a los nuestros
atropellaron su descanso
y rostros armados de centellas
violaron el pudor de sus entrañas.
No quedó libro sin abrir,
objeto por registrar
ni papel en su sitio.
Todo, patas arriba,
blancas de miedo las paredes,
horrorizado el silencio en los espejos.
Esa noche la casa
se quedó a la intemperie,
como si un vendaval hubiera roto las ventanas
y levantado el techo.
Tanto perdió de intimidad y refugio
que, desde aquel instante, los manteles,
en lugar de la mesa,
era como si se tendiesen en la acera.
Y nunca más su corazón de fruta
volvió a ser el de antes.
Se había profanado su soledad nativa,
su interior apacible,
los anillos paternos que nos justificaban,
el arca de la alianza del hogar.
Cuando al día siguiente mi madre hizo la casa
sus brazos no podían barrer tanta tristeza.
 
ISLA Y MUJER

Hacia arriba tus días trepadores,
tus prisas cenitales, tus montañas
escaladoras de águilas y nubes.
Hacia arriba tus cerros,
con sus verdes espuelas, sus morenos
ijares, sueltas en el viento rubio
las bridas trinadoras de los pájaros.
Hacia arriba tus valles atrevidos
como si una gran mano los llevase
desde la azul rodilla de las aguas
hasta los altos muslos de tus nieves.
Romería de piedra enamorada
desde el mar a la cumbre. Ésa es la isla,
que recoge la falda de la espuma
para ganar los áticos que vieron
brotar del pecho virgen de la roca
el silbo ardiente de un pezón de humo.
Desde entonces tu sombra da la vuelta
alrededor de cráteres lunares.
Pero ahora que nos hemos encontrado,
isla, madre, mujer, volcán, destino,
ven a dormir tu soledad de siempre
-oh amada de la noche y la distancia en
el tibio silencio de mis brazos.

CUARTO CRECIENTE

De las prisiones flotantes
—mar dormida, cielo claro—
de Tenerife salieron
treinta y siete deportados.
Fue un diecinueve de agosto,
día de mi cumpleaños.
Luces de duelo y de tierra,
de la ciudad, de los barcos,
por el aire, sobre el agua,
tendían sus largos brazos.
En medio de la bahía
el trasbordo presenciaron
la luna del desconsuelo
y un pelotón de soldados.
En la tercera del “Viera”
uno tras otro, encerrados,
entre un río de fusiles,
y un bosque de sobresaltos,
camino de Río de Oro
hacia Las Palmas zarparon.
Atrás quedó la familia,
quedó el amor desvelado.
Y todo el mundo fue llave
sobre los hombros amargos.
Azotea de mi casa,
calle alegre de mi barrio,
si el viento por mí pregunta
decid que voy desterrado.

GOMERA

A mi prima Camila Trujillo Cabrera de Hernández

A cara o cruz he lanzado
a la mar una moneda;
salió cuna y nací yo:
cuna o concha es La Gomera.
Súbete al roque más alto,
silba con todas tus fuerzas
hacia atrás, hacia la infancia,
a ver si el eco recuerda
las bordadas camisillas
que abrigaron mi inocencia.
Sílbame más, mucho más,
que oiga las primeras letras
del alba silabeando
los renglones de mis venas.
Silba, silba sin cesar,
y tráeme la escopeta,
los caballitos de caña
con sus bridas y cernejas,
el croar de los barrancos
y las palmas guaraperas.
Silba, silba sin descanso,
hasta llamar a la puerta
de los que en lucha cayeron
con la rebeldía a cuestas.
Sílbame el Garajonay,
que va siempre sin pareja
bailando el santodomingo
camino de las estrellas.
Sílbame el ritmo de fuego
con que danzan tus hogueras
dando a la noche madura
la juventud de doncella.
Sílbeme el faro sus luces,
los alfileres que vuelan
a hundirse en el acerico
redondo de las tinieblas.
Sílbame la sal y el agua,
sílbame el pan y las penas,
y la libertad que amamos
sílbala a diestra y siniestra.
Cierto que no morirás,
mas si algún día murieras
entra en el cielo silbando
y silbando pide cuentas
de por qué te condenaron
a soledades perpetuas.
Y ahora silba más hondo,
silba más alto y sin tregua,
silba una paloma blanca
que dé la vuelta a la Tierra

Vídeo contra la anorexia y la bulimia

"Todavía estás muy gorda": vídeo que envía el abogado y periodista canario Laureano Pérez, realizado para apoyar la petición de retirar las páginas pro-anorexia y pro-bulimia de internet a través de la plataforma Change.org https://www.change.org/princesasanaymiat:

https://www.youtube.com/watch?v=IGSv-cVw_4c&feature=youtu.be

martes, 27 de enero de 2015

70 años de Auschwitz: todo el horror del mundo


Este martes 27 de enero se han cumplido 70 años de la liberación, y ya solo quedan 300 supervivientes. Polonia es un país de paisajes amables y con espectaculares ciudades históricas como Cracovia, Torun, Poznan o Gdansk. En compañía de un pequeño grupo, unas quince personas, durante un mes de julio recorrimos algunos de los parajes más interesantes de la historia y el paisaje del país. Y al llegar a Auschwitz solo cuatro del grupo nos atrevimos a adentrarnos en el horror, los turistas habituales no quieren mirarse en el espejo de la gran tragedia humana. Esa misma tarde habíamos visitado Wadowice, el pueblo del papa Juan Pablo II, y las cercanas minas de sal con sus estatuas y su fantástica capilla subterránea, expresión de la fe católica del país, una fe omnipresente en las plazas, en las calles, en las iglesias siempre repletas. 

Hacía frío, ya se sabe que en el continente los veranos pueden traer la tormenta. Al llegar a la explanada todo aquello parece uno de esos gigantescos decorados de cartón piedra para rodar películas: las vías del tren, los distintos pabellones de ladrillo, las explanadas, las praderas de hierba, una paz bucólica. Pero cuando traspasas el umbral esculpido con la siniestra frase, Arbeit mach Frei, el trabajo os hará libres, ya te sientes incómodo. Luego en la larga visita, que haces en medio de un silencio casi religioso, se te eriza la piel al contemplar los barracones con las literas, los colchones donde escondían los mendrugos de pan, los mechones de cabellos con los que les obligaban a fabricar alfombras, el jabón que elaboraban con grasa humana, los miles de minúsculos zapatos de los niños, las muñecas y otros juguetes diseminados, las miles y miles de maletas que ingenuamente pensaban recuperar las víctimas cuando fueran libres o las siniestras latas de Zyklon B para las cámaras de gas.

Te llevan a las cámaras de ejecución con aquel simulacro de ducha por el que descendía el gas venenoso, te enseñan los hornos crematorios y solo entonces entiende que la pesadilla fue real. Las alambradas de púas, las calaveras que advierten del peligro de electrocución, las casetas de vigilancia, el barracón de los horrendos experimentos médicos con sus ventanas cegadas. Las celdas de castigo, el paredón de los fusilamientos, la horca ejemplarizante. El guía incluso te da un paseo por las letrinas, por los huecos los presos –tan famélicos– con frecuencia caían sobre sus propios excrementos. Un paisaje de horrores que nos retrotrae a la barbarie más ciega, el hombre siempre lobo para el hombre, como dijo el filósofo inglés Hobbes. Vimos fotos que mostraban filas de hombres entre los álamos, con sus trajes de rayas, pálidos como aparecidos. También vimos sus patéticas orquestas, cuando sus verdugos les mandaban interpretar música exquisita de los maestros clásicos, podría ser Mozart o Vivaldi, Bach o la sexta sinfonía de Beethoven, la dulce Pastoral.

El 17 de enero, diez días antes de la llegada soviética, el comandante del campo, Rudolf Höss -que luego sería ajusticiado en la horca-, comenzó a evacuarlo: 56.000 prisioneros fueron obligados a partir hacia otros campos de concentración en extenuantes marchas de la muerte, casi siempre a pie. En esas marchas murieron al menos nueve mil personas (algunos historiadores elevan la cifra a 15.000) por frío, hambre, agotamiento o ejecuciones. Mientras, en Auschwitz, unidades de las SS procedían a la eliminación: quemaron archivos en grandes piras y volaron crematorios y almacenes. Pero suprimir todo rastro les resultó imposible. Cuando el Ejército Rojo que avanzaba hacia el oeste liberó aquel campo de exterminio, halló a siete mil supervivientes macilentos, cientos de cadáveres amontonados para ser quemados y muchos muertos diseminados, asesinados a tiros a última hora.

El 27 de enero, soldados rusos abrieron las cancelas del recinto y fueron recibidos con júbilo por prisioneros exhaustos. Médicos militares soviéticos y voluntarios polacos de la Cruz Roja iniciaron la asistencia a los supervivientes. Los exprisioneros que se sentían con fuerzas se marcharon casi inmediatamente, algunos por sí solos y otros en transportes organizados hacia diversos lugares. Pero al menos 4.500 seres en grave postración pasaron entre tres y cuatro meses en hospitales de campaña. Estaban tan esqueléticos que se les tuvo que racionar el regreso a la alimentación normal: al principio, sólo una cucharada de sopa de patata tres veces al día. Semanas después de la liberación, las enfermeras aún encontraban pan escondido bajo los colchones de los pacientes, aterrados ante el temor de que dejaran de dárselo.

El Holocausto -la Shoá, según la denominación hebrea- tuvo muchos nombres de campos de exterminio pero el de Auschwitz se ha erigido en símbolo de aquella ignominia. Víctimas de las cámaras de gas, de trabajo esclavo, hambre, enfermedad, torturas, experimentos de laboratorio o ejecuciones a tiros, murieron en Auschwitz-Birkenau nada menos que 1,1 millones de personas, según estimaciones aceptadas por el museo y memorial instalado en el lugar. La inmensa mayoría eran judíos de países europeos, pero también hubo polacos, gitanos, homosexuales, prisioneros de guerra soviéticos y testigos de Jehová, entre otros. Auschwitz (1940-1945) encarna todo ese sistema, que tenía como objetivo la aniquilación física, pero también moral de las víctimas. Como escribió el gran Primo Levi, también víctima de los nazis, “en la práctica cotidiana de los campos nazis se realizaban el odio y el desprecio difundido por la propaganda. Aquí no estaba presente sólo la muerte sino una multitud de detalles maníacos y simbólicos, tendentes todos a demostrar que los judíos, y los gitanos, y los eslavos, son ganado, desecho, inmundicia”.

 (Foto del autor: Hornos crematorios. Vista de la entrada: El País)

martes, 20 de enero de 2015

La política es (a veces) una caca

En Fuencaliente, isla de La Palma, un noviembre de no hace mucho se celebraba la tradicional ceremonia de la Jura de la Pipa del vino nuevo. Se trata de un acto lleno de simbolismo y entusiasmo popular, en las fiestas veraniegas de la Vendimia de ese municipio hay tanta alegría que en vez de agua hacen brotar vino de una fuente. La Palma es una isla donde todo el mundo fabrica su vino, la gente ha heredado pequeñas huertas, bodegas ancestrales, lagares con métodos tradicionales para la elaboración. Si en Tenerife es la isla donde mejor se come es porque allí siempre hubo una cultura del vino, y el vino desarrolló una gastronomía sencilla pero eficiente para acompañar. Después de Tenerife, tengo para mí que La Palma es la isla donde mejor se come, y seguidamente ubico a El Hierro, isla donde la gente es maravillosamente natural y se ofende si no le das los buenos días. Pues bien: ahora explicaré lo que aconteció en la celebración de un otoño en que se inauguraba el vino nuevo.
En realidad, no teníamos tarjeta explícita de invitación pero, al estar con unos amigos, nos añadimos al jolgorio.  En realidad estas fiestas populares en las llamadas islas menores están abiertas no solo a la clase política, autoridades y personas piadosas, sino a todo el que pase por allí. Hubo una paella majestuosa como para 500 personas, bien confeccionada, generosa. Naturalmente que hubo también vino, remanentes del año anterior, obviamente, puesto que el nuevo no estaba todavía presentado oficialmente. En los pueblos pervive esta ceremonia de la participación popular en comilonas semejantes. Debe ser el regate que el subconsciente hace a los tiempos en que hubo tanta cartilla de racionamiento –años 40, 50 y comienzo de los 60 del pasado siglo– que literalmente la gente pasaba hambre. Hay que añadir que cuando hay convocatorias electorales los partidos más establecidos en el poder convocan comilonas semejantes, con un espíritu un tanto venezolano de nuevos ricos, de aquellos tiempos en que Venezuela significaba riqueza y poderío.
La gente ocupó el centro cultural, el cura bendijo la ceremonia de la extracción del vino de la pipa allí instalada, todo el mundo aplaudió y se pasó al obligatorio capítulo de los discursos y los vivas correspondientes. El presidente del gobierno regional, bien rodeado por sus huestes, tomó la palabra para felicitar a los cosecheros y a las cooperativas que mantienen el nivel de calidad de los vinos palmeros, galardonados en el exterior sobre todo en los vinos blancos, con varias bodegas punteras cuya producción ya asoma en grandes superficies y supermercados del resto de las islas. Lógicamente la producción es pequeña y los vinos canarios siempre salen más caros que los Rioja y Ribera del Duero que abundan en los supermercados, a unos precios competitivos. En el ambiente de alegría que allí se manifestaba, incluso de euforia, el líder regional dijo lo siguiente:
–Los vinos de esta isla son magníficos, constituyen una muestra de la superación de nuestros agricultores. Estos vinos están cosechando premios a nivel internacional, y yo, como responsable del gobierno regional, para favorecer su consumo les anuncio solemnemente que a partir del 1 de enero próximo voy a introducir un impuesto a todos los vinos que vienen de la Península.
Lógicamente, ante tamaña osadía la audiencia se quedó entusiasmada. Hubo vítores y aplausos, voces enardecidas, las cámaras de la TV y los micrófonos de las radios lo recogían exhaustivamente. Por lo bajini me quedé pensando si el gobierno regional puede establecer medidas de ese tipo por su cuenta y riesgo sin consultar con Bruselas y hasta con Madrid. Pero allí no había problema alguno, los awaritas (los awaras o awaritas eran los antiguos habitantes de la isla) estaban tan contentos como si hubiesen ganado la lotería.
–Pues no me parece buena idea –dijo al instante el amigo a cuyo lado estábamos sentados–. Imagínate que a los peninsulares les dé por la misma idea y que nos metan un impuesto cuando les mandamos nuestros plátanos.
La verdad es que el argumento, por ser tan ponderado y juicioso, no admitía réplica. La Palma es una isla subvencionada, la primera vez que contemplé una cola delante de una entidad bancaria en los últimos días de diciembre pensé que toda aquella gente había cobrado la lotería. Sí: la lotería de la subvención que recibe el plátano reparte buenas sumas aquí y allá, y gracias a ello se mantiene la isla que tiene tendencia clara a quedarse vacía, si no fuera porque entre comunitarios y extracomunitarios hay 20.000 personas de fuera habría que cerrar unos cuantos ayuntamientos.
De todo lo cual se deduce que a veces nuestros representantes en la cosa pública dicen cosas pintorescas y con ellas logran aplausos y parabienes en momentos puntuales que probablemente se vean defraudados al cabo de un tiempo porque la realidad es otra. Y con esto no quiero referirme en exclusiva al actual presidente del gobierno canario, porque, cuando tienen un micrófono delante, la tentación de decir alguna caca divertida no se le escapa a ninguno de los líderes políticos que disfrutamos en esta y en todas las tierras, ya que los profesionales de la cosa pública suelen adoptar tics demagógicos con los que conseguir entusiastas adhesiones. Y como en este año habrá varias convocatorias electorales, no me cabe duda de que estas circunstancias van a repetirse con frecuencia por quienes ya están establecidos en el poder y por aquellos otros que están llamando a la puerta, que ahora –según las encuestas– van a ser muchos y nos van a prometer cosas bastante atractivas e, incluso, llamadas a dar risa.

viernes, 16 de enero de 2015

¡Goodbye, Repsol, Goodbye! (Y no hay petróleo en Canarias)

José M. Balbuena  C.

Acabo de ver una película protagonizada por Norman Freeman, titulada “Reacción en cadena” en la que, de cierta forma, se reflejan los acontecimientos habidos en Canarias con motivo de las prospecciones petrolíferas de REPSOL en las cercanías de las costas canarias. Es una situación kafkiana, esperpéntica y de argumento de opereta barata, generada por un miserable y antidemocrático gobierno de España y especialmente defendida por el Ministro de Industria que impuso esa decisión impulsada por los intereses de una multinacional, a la que, para más Inri, la armada española le sirvió de “guarda de seguridad”, expulsando de sus alrededores, con malos modos, a la organización ecologista “Green Peace”. No olviden que las vibraciones de las perforadoras en el océano ahuyentan también la pesca, y causan  daños y desorientaciones a los cetáceos, al igual que la maniobras de los buques de guerra.

En la citada película, unos científicos e investigadores americanos, guiados por unas buenas intenciones,  trabajaban en una alternativa energética que salía casi gratis y que no contaminaba, y luchaban contra la “adicción al petróleo” existente en Estados Unidos, y en buena parte de los países del mundo. Pero aparecieron los intereses petrolíferos, muy potentes en USA y empezó a actuar la CIA, el FBI, y todos esos eslóganes que se escudan en la “seguridad nacional” y todas sus injustificables acciones y monsergas para realizar operaciones criminales. El resumen: acabaron con el invento.

Algo parecido ocurre en Canarias donde tenemos que depender,  en una buen porcentaje, del letal petróleo, aunque se podrían desarrollar intensamente otras energías alternativas, más baratas y nada contaminantes. Pero ahí están los intereses petroleros. Ahí están unos gobiernos que están a las órdenes de las multinacionales, de las financieras, de las bancas.

Dicen que Repsol gastaba diariamente un millón de euros. Con ese dinero se podrían paliar las necesidades de miles de canarios que se encuentran en la pobreza y en situación de paro; se podrían paliar las carencias en sanidad, que cada vez está peor; la precariedad  en educación, en prestaciones y ayudas sociales...

Pero en toda esta historia petrolera,  me refiero a la aventura en aguas isleñas, sabe muy mal la forma poco elegante en la que la impusieron, o las mentiras que se dijeron. Por supuesto que esta multinacional no tiene la obligación hacer obras de caridad, porque están para hacer negocio y tener contentos a sus accionistas y a determinados políticos. Aunque no estaría mal si de vez en cuando lo hicieran...

 Algunos tratan de justificarlo diciendo que si en aguas marroquíes ( que ellos creen que son suyas)  se han hecho prospecciones, sin que nadie protestara ni hubiese problemas. Ni creo que en  el país vecino los vaya a haber nunca, porque allí existe una dictadura coronada y a nadie se le ocurre rechistar ni crear problemas, si no quiere ser represaliad.  No olviden que el rey de Marruecos es uno de los principales empresarios de su país que maneja una gran fortuna. Tampoco olviden que, a pesar de todo,  también allí hay miseria y que mucha de su gente emigra a Europa, o muere en el intento al embarcarse en pateras.

martes, 13 de enero de 2015

La terrible poesía de Sylvia Plath (1932-1963)

Poeta y ensayista norteamericana que vivió solo 30 años. Procedente de una familia de ascendencia alemana, comenzó a escribir poesía a los 8. Padeció un trastorno psiquiátrico que la condujo a un primer intento de suicidio antes de los 17. Luego vivió en Inglaterra, obtuvo una beca para la universidad de Cambridge, donde continuó escribiendo poesía y conoció al poeta Ted Hughes, con quien se casó. Su poca salud y el divorcio la llevaron al suicidio en 1963. Su obra fue reconocida posteriormente gracias al impulso de su ex marido. Fue la primera poeta en recibir post-morten el Premio Pulitzer por el conjunto de su obra. Sus terribles poemas hablan de desolación y presagian la muerte.

 


PAPI

Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.

Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios, 
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.

Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.

En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco

dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.

Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,

una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.

Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.


Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú...

No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.

Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que

me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.


Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.

Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,

e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.

Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.

Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.


Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.

LA OTRA

Llegas tarde, lamiéndote los labios.
¿Qué dejé intacto en el umbral:

blanca Niké,
aullando entre mis muros?

Sonrientemente, azul relámpago
aceptas, como escarpia, el gravamen de sus partes;

Favorecido de la Policía, lo confiesas todo.
Cabello lúcido, limpiabotas, plástico viejo,

¿tan intrigante es mi vida?
¿Por eso agrandas tus ojeras?

¿Es por eso por lo que se alejan las motas de aire?
No son motas de aire, sino corpúsculos.

Abre tu bolso. ¿Qué es ese hedor?
Es tu calceta, asiéndose

asiduamente a sí misma,
son tus dulces pegajosos.

Tengo tu cabeza contra mi pared.
Cordones umbilicales, azulrojizos, lácidos,


chillan desde mi vientre, cual flechas, y cabálgolas.
O luz lunar, o enferma,

los caballos robados, las fornicaciones
circulan útero marmóreo.

¿A dónde vas
sorbiendo aire como kilómetros?

Lloran oníricos adulterios
sulfúricos. Cristal frío, ¿cómo

te introduces entre yo misma
y yo misma? Araño como un gato.

La sangre que fluye es fruta mate:
un efecto, un cosmético.

Sonríes.
No, no es mortal.


ÚLTIMAS PALABRAS

No quiero una caja sencilla, quiero un sarcófago
de atigradas listas y un rostro pintado, redondo
como la luna, que mire, quiero
estar mirándolo cuando lleguen, escogiendo
entre minerales mudos, raíces. Véolos
ya: los pálidos, astralmente distantes rostros.
Ahora no son nada, no son siquiera criaturas.
Imagínolos huérfanos, como los primeros dioses,
de padre y madre, se preguntarán si tuve importancia
¡Debí haber preservado mis días, como frutos, en azúcar!
Mi espejo se empaña:
unos pocos hálitos, y no reflejará ya nada.
Las flores y los rostros blanqueantes cual sábanas.

No confío en el espíritu. Huye como vapor en mis sueños,
por la boca o los ojos. No puedo impedírselo.
Un día se irá para no volver. Así no son las cosas.
Permanecen, sus luces idóneas se calientan
en mis manos frecuentes. Ronronean casi.
Cuando se enfrían las suelas de mis pies, los ojos azules,
mi turquesa, me darán solaz. Déjame
mis cacharros de cobre, déjame los cacharros de afeites,
que florezcan en torno a mí como flores nocturnas, aulentes.
Me envolverán en vendas, almacenarán mi corazón
bajo mis pies, bien envuelto.
Conoceréme a mí misma. Seré noche
y el relucir de tantas cosas será más dulce que el rostro de Istar.


GIGOLÓ

Reloj de bolsillo, mi tic-tac es bueno.
Las calles son grietas de lagarto
escarpadas, con agujeros donde esconderse.
Lo mejor es encontrarse en un callejón sin salida,

un palacio de terciopelo
con ventanas de espejos.
Allí uno se siente seguro,
sin fotografías de familia,

sin  aros en la nariz, sin gritos
brillantes anzuelos de pesca, a las mujeres se les corta
la sonrisa ante mi tamaño
y yo, con mi elegante ropa negra,

pisoteo un montón de corazones como si fuesen medusas.
Para alimentar
el sonido de violonchelo de los gemidos yo como huevos,
huevos y pecado, lo esencial,

el calamar afrodisíaco.
Mi boca se contrae,
la boca de Cristo
cuando mis fuerzas llegan a su fin.

El sonido de mis
doradas articulaciones, el modo en que convierte
maldiciones en murmullos de plata
extiende una alfombra a mis pies, un silencio.

Y no hay un final, no se termina.
Nunca maduraré. Jóvenes ostras
gritan de dolor en el mar y yo
reluzco como Fonteneblau

satisfecha,
la entera catarata de agua es un ojo
en cuyo remanso con lentitud
me inclino a contemplarte.

ESPEJO

Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
Tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
Ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
Que creo que es parte de mi corazón. Pero fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.


Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.


CANCIÓN DE AMOR DE LA JOVEN LOCA

Cierro los ojos y el mundo muere;
Levanto los párpados y nace todo nuevamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
Sin sentir galopa la negrura:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Soñé que me hechizabas en la cama
Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
Escapan serafines y soldados de Satán:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Imaginé que volverías como dijiste,
Pero crecí y olvidé tu nombre.
(Creo que te inventé en mi mente).

Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
Cierro los ojos y el mundo muere.
(Creo que te inventé en mi mente).
(Versiones de Jesús Pardo y Cecilia Bustamante)

lunes, 12 de enero de 2015

El rescate de Tomás Morales, poeta del mar

Se está emprendiendo la expansión de las letras canarias mediante la traducción de algunos de sus autores más significativos. Hace poco fue publicada la versión en inglés de Las Rosas de Hércules y en estos momentos Jean Marie Florès y Marie Claire Durand empiezan a trabajar en la traducción al francés, qué duda cabe que traducir poesía intentando salvaguardar la musicalidad y la métrica del idioma original es tarea complicada. Tomás Morales fue la vitalidad exuberante, el impulso de una burguesía comercial que estaba desarrollando la ciudad de Las Palmas a través de su puerto, y su nombre se asocia con la generación de poetas de comienzos del siglo XX: Alonso Quesada, Saulo Torón, Domingo Rivero, el inolvidable autor de “Yo, a mi cuerpo” considerado el predecesor del modernismo. Médico, intelectual mimado, fue Morales miembro del Partido Liberal Demócrata, muerto tempranamente igual que su amigo introvertido y pesimista, Alonso Quesada.  Su Casa-Museo en Moya es una auténtica Casa de la Poesía, dirigida por la eficaz y entusiasta María Luisa Alonso Gens, que ha contribuido a rescatar y divulgar su obra.

                Mientras la escuela poética regionalista de Tenerife exalta en el siglo XIX la isla interior, la poesía de Gran Canaria está más pendiente del mar. El mar es contemplado en distintos registros, así vemos el apesadumbrado y metafísico del gomero Pedro García Cabrera, mar de tiempos difíciles, y contemplamos también el hogareño y doméstico de Saulo Torón, el inaccesible y angustiado de Alonso Quesada, el tremendo aislado, así como el árbol de luz de Manuel Padorno. Ser isla, vivir hacia adentro, asumir el espacio interior, no suele ser tarea cómoda pero Morales tuvo una visión cosmopolita y eufórica de la realidad local y representa el despegue de la ciudad mercantil, capital económica del archipiélago. Su obra conecta con el sentido épico de Darío, Saint-John Perse o Walt Whitman, y según el profesor Sebastián de la Nuez el mar es una imagen de lo femenino, una referencia del útero materno, el lugar del que brotó la vida. El mar es también “un viejo camarada de infancia”, y, por si fuera poco, “el gran amigo de mis sueños, el fuerte / titán de hombros cerúleos e inenarrable encanto…” El mar de los puertos, las naves y los marinos; el mar-padre que representa el nacer y el morir, el orto y el ocaso; el de la alegría fundacional: ¡Atlántico infinito, tú que mi canto ordenas! / Cada vez que mis pasos me llevan a tu parte, / siento que nueva sangre palpita por mis venas / y, a la vez que mi cuerpo, cobra salud mi arte…!

                Según el prólogo a la edición de Las Rosas de Hércules, 1922, de Enrique Díez-Canedo, “los dioses y los héroes cabalgan en sus corceles marinos, y su ensalmo hace surgir un mundo cuya voz ha de ser la misma voz del poeta. Aquellas rocas se hacen fecundas; el comercio va a tocar en ellas y a dejarlas ricas y prósperas. El canto ya no persigue aquellas siluetas rudas, aquellos breves cuadros de antaño; cobra entonaciones augurales, se llena del espíritu oceánico; nos parece que se levanta de la espuma, impregnado de sal y yodo…”

Lázaro Santana (Modernismo y vanguardia en la literatura canaria, Edirca, 1987) estima que ya en el primer libro de Morales (Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar) hay poemas de tema marino, que sugieren, con respecto al modernismo español, originalidad en el enfoque y novedad en el lenguaje. Su vigorosidad plástica los alejaba de los habituales tonos decadentes que eran comunes al modernismo epigonal español de Villaespesa, a los primeros libros de Juan Ramón Jiménez. Morales destierra un caduco romanticismo y regionalismo de la poesía canaria.

Aunque al llegar al Modernismo en los manuales de literatura solo era citado Salvador Rueda con su poema a la sandía, el editor Carlos Barral nos dijo que “Tomás Morales es no solo el mejor poeta modernista español, sino el único que trasciende”. Y consigue que la poesía española retorne al tema del mar, casi ausente desde los poetas levantinos de la Edad Media. Conecta con Cairasco de Figueroa y su obra va pareja a la investigación plástica del pintor Néstor. Su canto es épico y según Enrique Díez-Canedo, Morales “es alumno de Rubén Darío sólo en lo superficial, ya que tiene sus profundos antecesores entre los poetas latinos: en Catulo, en Ovidio, en los tardíos Ausonio y Claudiano. Aquí, una fragancia de rústico huerto, enriquecido por la estación en maravilla de frutos; allí, una pomposa alegoría en que vuela un ser mitológico sobre exuberantes jardines, entre arquitecturas opulentas. De ahí viene la elocuencia, que es la cualidad cardinal de su poesía.” García Venero señala que hay en él hay un barroquismo “sui generis”, vivo, energético. Para Valbuena Prat, “Morales no necesitó, como Marinetti, menospreciar la belleza griega para cantar las máquinas modernas. El poeta del carro del Neptuno es a la vez el cantor de la ciudad comercial. Esta actitud, que trae el nombre de Walt Whitman, es la que le aproxima más a los últimos movimientos líricos.”

Morales y la nueva sensibilidad se conecta a los simbolistas franceses y al americanismo. Andrés Sánchez Robayna estima que es la de Tomás una poesía que “abierta a la idea de futuro (un futuro de armónicas imágenes inaugurales) parece estar fundando siempre un espacio de identidad atlántica.” La identidad del mar  y el nuevo tiempo de la poesía. Su obra va desde un tono lírico, emotivo, blando o vigoroso de su primera época, al triunfo de la luz y la nota musical. Un autor que dejó huella: muchos intentaron mantener el tono declamatorio de sus versos, su retórica exultante.

jueves, 8 de enero de 2015

3 poemas de Mariano Vega, casi haikus


Mariano Vega, poeta y radiofonista tinerfeño (1941-2011), murió tras larga enfermedad un día de verano en que estábamos lejos. En Radio Nacional y en TVE dejó huella profesional. Autor de libros de poemas, obras de teatro y ensayos, fue presidente del Ateneo de La Laguna, era hombre de concordia y dejó una novela inédita, Pie de lluvia, en la que ofrece su visión de la isla, ojalá que se publique algún día. En su necrológica en El País dijo de él Juan Cruz: “Era un artista; su poesía la había puesto al servicio de lo más sutil, se aproximaba a los haikus japoneses, a cierto surrealismo de raigambre canaria, pero siempre con la ambición oriental como sustrato de su manera de afrontar la escritura misma, como si la insinuación de la metáfora le resultara más atrayente que la metáfora misma. Y era un cinéfilo, su gran pasión era el cine, y hubiera sido el cine su paraíso. Un día quise entrevistarlo para una serie de la televisión canaria, y él eligió la platea de un viejo cine de Santa Cruz. Ante las cámaras, delante de aquel telón que fue el de su juventud de sueños en celuloide, Mariano comenzó a llorar. Como si subrayara así el carácter que le llevó siempre a mantener los sueños como la parte más radical de su alma.”

1

´Wittgenstein´


Toda explicación
requiere el quedarse
en un aspecto de las cosas

en el poema, por ejemplo
la forzada sugerencia
no trasciende sino ensancha
el pretexto de lo escrito

de lo antiguo, sin embargo
nos atrae lo natural
esa pátina de involuntariedad
que le presta el tiempo

pero nos asusta
del muerto su identificación
plena con el paisaje
del que así huimos

pues los amantes
la piedra
el árbol
los pájaros
todo significan

y en su lugar
exactamente
la palabra

 2

Me
he
sentado
a
escribir
justo
en
el
lugar
donde
giran
todas
las
páginas


 
3

Fuera
del isleño sobre todo
la contemplación del cielo
desde su huella exigua
necesariamente
en el espacio ha de ahondarse
omnipresente mar
gota
de lluvia infinita

martes, 6 de enero de 2015

El venenoso fenómeno de las sectas

 Existe un fenómeno contemporáneo en claro auge: la creación de sectas de diversas connotaciones: políticas, económicas, religiosas, esotéricas, sexuales. Aunque inicialmente se establecía que las sectas nacieron como grupos religiosos, generalmente pequeños, llenos de entusiasmo, integrados por hombres y mujeres asociados de manera voluntaria, ahora existe gran diversidad en el fenómeno, del que existen numerosos ejemplos en España y también en estas islas. Las islas, como territorios cerrados en sí mismos, constituyen espacios en los que las sectas pueden arraigar expandiéndose en las capas sociales. De hecho, en las últimas décadas movimientos sectarios venidos de Estados Unidos o de Extremo Oriente han “experimentado” primero su asentamiento en Canarias antes de arraigarse en el continente. Claro que también debemos considerar que las distintas confesiones religiosas nacieron como fenómenos sectarios, incluido el cristianismo, hasta que el éxito social y la multiplicación de sus miembros las integraron en las respectivas sociedades como movimientos aceptados y creadores de una identidad, llegando a estar integradas en el aparato del Estado.
Con frecuencia los miembros de las sectas creen haber tenido una “conversión” que les permite conocer la Verdad con mayúscula, y a través de ella se involucran en la aceptación del líder. Las sectas excluyen de manera radical a quienes no pertenecen a ellas, se colocan contra el mundo, contra los gobiernos, contra las Iglesias ya establecidas. Y sus miembros obedecen de manera ciega y fanática a sus fundadores, de tal manera que están dispuestos incluso a suicidarse si así se les ordena. No deja de ser una secta el nuevo y fanático Estado Islámico, de la misma manera que los partidos políticos convencionales también actúan con comportamientos sectarios.
Las sectas son poderosos negocios, pues exigen a sus adeptos una contribución económica importante. En principio se trata de que paguen el “diezmo” habitual en los primeros tiempos del cristianismo, pero en realidad persiguen que personas en circunstancias personales de dificultad hagan testamento donando sus propiedades.  Así, en la década de los años 70 del pasado siglo, ante el auge de las sectas religiosas en los Estados Unidos, surgió una frase definitoria: “si quieres hacerte millonario, funda una secta religiosa”. En este movimiento crecieron muchos telepredicadores que han hecho enormes negocios, no solo en Estados Unidos y Canadá sino también en América Latina y Europa. Más de una vez, como sucedió con Al Capone, estos “emprendedores” solo han podido ser llevados ante los tribunales por motivos fiscales, evasión de impuestos, blanqueo de capitales y fraude, ya que habitualmente no declaran el patrimonio que han conseguido a través de sus adeptos.
Dada la actual crisis de valores, se asiste en muchos países a una especie de “supermercado” de corrientes de salvación personal, que dicen basarse en presupuestos de filantropía y autoayuda. Desde Norteamérica y Asia se exportan nuevos movimientos que arraigan con entusiasmo en diferentes zonas. Los líderes espirituales tienen terreno abonado entre personas que padecen problemas de soledad, inestabilidad personal, pérdida de trabajo o ruptura de pareja. La filosofía de la secta es simple: dentro de la comunidad se obtiene la felicidad, fuera solo hay padecimientos, desequilibrios personales, falta de motivación, extravío de la personalidad. Con este sencillo eslogan miles y miles de neófitos ingresan cada año en el gran negocio. Pues la secta es un refugio y solo en su seno se obtiene la estabilidad personal, la paz de la conciencia, el tránsito hacia otra vida. Y sus líderes se convierten en millonarios. Estos líderes pretenden ser mesías, reencarnaciones de santos o inspiración de los arcángeles como en la reciente secta de los Miguelianos de Galicia.
En Canarias con frecuencia los movimientos sectarios se desarrollan entre extranjeros. Recordemos por ejemplo la comunidad El Cabrito de La Gomera y otras registradas en Tenerife. Pero también hemos tenido ejemplos nacidos de gente de aquí, como el caso Kárate de Gran Canaria que trajo consigo trascendencia internacional por la cantidad de menores de edad que se vieron implicados en sexo en grupo y sexo al servicio de su fundador. En los años 80 la playa de El Cabrito acogió una comuna que asimismo predicaba las relaciones íntimas. Su dirigente, el pintor austriaco Otto Mülh, apostaba por el amor libre sin ningún tipo de ataduras o limitaciones morales.  Posteriormente fue acusado y fue a la cárcel por mantener relaciones con menores y consumo de drogas, después moriría en Portugal a los 72 años de un cáncer de testículos. Las leyendas que se tejieron sobre esta finca todavía perduran en el recuerdo de los gomeros y fueron objeto de programas retransmitidos por las televisiones. Mülh llegó a contar con una legión de 300 seguidores repartidos entre La Gomera, Alemania y Austria.
Su secta mezclaba teorías sobre la libertad sexual con el psicoanálisis y la eliminación de la propiedad privada en medio de un caldo de cultivo ideológico que al final acabó saltando por los aires. Para escenificar su radical forma de entender la vida llevaban a cabo sesiones artísticas, performances y movilizaciones. Fue precisamente en La Gomera donde los miembros de la comuna creyeron haber encontrado su paraíso perdido después de varios de años de deambular por otros puntos de Europa. Pero en realidad ocurrió lo contrario: la secta saltó a la actualidad internacional y además en su vertiente más amarillista. Mülh llegó a ser calificado como el rey de El Cabrito, luego se casó y ejerció un dominio dictatorial sobre sus seguidores. En el caso Kárate, está reciente el largo y prolijo proceso que ha enviado a la cárcel a su promotor y a dos mujeres, que lograron la participación de docenas de jóvenes a través de prácticas deportivas.

En la isla de La Palma el barranco de Buracas en Garafía ha acogido una comunidad de personas que practican una vida alternativa dentro de la filosofía hippie, integrada en la naturaleza. Dado que la isla cuenta con un paisaje excepcional, en sus municipios se aprecia la presencia de miembros de estas corrientes, con ejemplos tan polémicos como el asentamiento de las cuevas del Puerto de Tazacorte. La Palma es una isla generosa, las gallinas corretean libres por sus barrancos, las higueras, las tuneras y otros frutales abandonados proporcionan sustento a docenas de jóvenes y menos jóvenes que quieren vivir de esta forma.