lunes, 30 de abril de 2012

Matisse: el padre del color


Matisse (1869-1954) provenía de una familia de comerciantes. Empezó a pintar en 1890, cuando abandona sus estudios de jurisprudencia. Se inscribe en París en la Academia de Bellas Artes, que proponía que no se copiaran las obras de modo mimético. Matisse apuesta por la esencia y no tanto por la apariencia de realidad fotográfica.
Para él el color es lo que da entidad a la pintura, el color desempeña el papel del dibujo, de la perspectiva, de la sombra, del volumen. La vida es color y lo plasma en su arte.
La supresión de sombras y su sustitución por colores puros hace que la pintura brille más que nunca.
Matisse dibuja con el color y lo distribuye en el espacio de modo que este quede sugerido sin que se produzcan las deformaciones de la perspectiva.
El arte de Matisse es amable, luminoso, apacible. Pero no por ello simplista ni ingenuo. Plenitud y serenidad, meditación. Su obra es el resultado de orden, imaginación, disciplina y libertad.
Lo que viene a proponer es un arte calmado que reconforte al hombre fatigado. Su arte es un camino hacia la profundidad, el análisis interior, el silencio.
Matisse trabaja a base de amplias áreas de color, con lo que se muestra heredero de Gauguin. Trabaja el grumo y el empaste, su pintura tiene un aspecto matérico.
Hacia 1908-1909 publica cartas en las que habla de lo que él entiende por “arte”: “el pintor ya no necesita preocuparse de detalles insignificantes, para ello está la fotografía que lo hace mejor y más rápido. La pintura es para representar visiones interiores.
La Naturaleza es el principio generador. “Yo alcancé el alarde luminoso, lo que trato de lograr ante todo es la expresión.  Mi sueño es un arte lleno de equilibrio, pureza, reposo, sin temas inquietantes, de alivio.a lo intelectual.”
Arriba, a la izquierda, vemos La alegría de vivir, de 1905. Se conserva en un museo de Pensilvania, EEUU.
El segundo cuadro reproducido es La habitación roja, está en Copenhague.
El cuadro de cierre pertenece a su célebre serie La danza, museo del Hermitage, San Petersburgo, Rusia.

lunes, 23 de abril de 2012

Cómo llegar a los 60 sin morir en el intento


Para llegar a los 60 sin morir en el intento manejaremos amor, humor, amigos verdaderos, libros, música, cine, cuadros, ilusiones contra el pavor que transmiten los medios de comunicación, el miedo nos empobrece pero hace millonarios a otros. Algún café, algún té, algún mate argentino-uruguayo. Una copa de vino, algún abrazo. Cena con tertulia, reivindicar las pasiones, buen sexo. El dinero no es todo. Vale más un sendero en la montaña, una playa con sol, una sonrisa.
En el invierno unos cuantos conocidos emprendieron el viaje, el tanatorio, el horno purificador. Tengo 62 y algunos amigos van a cumplir 60, una edad a la que casi nadie llegaba, aun inalcanzable en los países del Tercer Mundo. Cada jornada ha sido un regalo. Los dioses nos regatean el placer y cuesta asumir que somos efímeros, insustanciales. Y sin embargo es en la imperfección donde nos engrandecemos. Incluso cuando hemos sido sublimes, no hemos dejado de ser criaturas nacidas de mujer. A los emperadores romanos en el desfile tras una victoria les recordaban que más allá de las coronas les aguardaba la pira funeraria.
Humanos y por lo tal limitados, hasta los mesías que hemos adoptado desde hace milenios también son imperfectos, pues están hechos a nuestra imagen y semejanza. Cristo, Mahoma, Buda, la legión de las múltiples deidades de Egipto, Grecia, Roma o la India, desde el dios-cocodrilo a Afrodita, no dejan de ser representaciones de nuestra furia y nuestro llanto, de nuestra desazón y nuestra espera. Recuerda, cuerpo, no sólo cuánto se te amó, / no sólo los lechos donde estuviste echado, / sino también aquellos deseos que, por ti, / en miradas brillaron claramente –dijo Kavafis. ¿Cómo no recordar el Yo a mi cuerpo de Domingo Rivero? Este hermoso mundo merece ser exprimido en sus copas de luz para ser bebidas de un largo sorbo. Da igual que estés en México D.F., Buenos Aires, Calcuta o Las Palmas.
La vida trae derrotas y triunfos, desazones y esperanzas. Sintámonos dichosos pues nos fue dado conocer los barrancos, los pájaros y los caseríos, las playas y los cuerpos que alguna tarde remota nos concedieron su estremecimiento fugaz e inolvidable. No hay que ponerse trascendental, sino sentir el tiempo que nos vivifica y nos derrota. En la mesa atiborrada de libros y papeles –tantas ideas sueltas, tantos borrones- la gata mezcla de siamés y callejero se ha acomodado cerca del teclado, ignora que va a morir, ronronea feliz y suena música barroca, la belleza que persistirá cuando ya no estemos.

Nicanor Parra, 97, no pudo recoger el Premio Cervantes


El poeta chileno Nicanor Parra debía recibir este lunes, Día del Libro, el Premio Cervantes. A sus 97 no ha podido desplazarse a Alcalá de Henares, tampoco estará el Rey, convaleciente de su ardua cacería de elefantes y sus saraos con la desmelenada rubia Corinne. Todo un símbolo. Un consejo para jóvenes escritores: compren libros de autoayuda, pues los premios solo se reciben cuando se llega a una avanzada edad. Le pasó al poeta José María Millares, que recibió el Canarias de Literatura a los 88, unos poquitos meses antes de morirse. Se lo dieron de rebote para no dárselo a otro, como suele suceder.
Consolémonos leyendo este Epitafio que escribió el gran Nicanor:

De estatura mediana, 
Con una voz ni delgada ni gruesa, 
Hijo mayor de profesor primario 
Y de una modista de trastienda; 
Flaco de nacimiento 
Aunque devoto de la buena mesa; 
De mejillas escuálidas 
Y de más bien abundantes orejas; 
Con un rostro cuadrado 
En que los ojos se abren apenas 
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de ídolo azteca 

-Todo esto bañado 
Por una luz entre irónica y pérfida
Ni muy listo ni tonto de remate 
Fui lo que fui: una mezcla 
De vinagre y de aceite de comer 
¡Un embutido de ángel y bestia!

sábado, 21 de abril de 2012

Nuevo libro de la poeta palmera Lucía Rosa González


       El ser humano está desconcertado en medio de la creación, no para de hacerse preguntas sobre sí mismo, sobre sus percepciones, sus emociones, sus desconciertos. En el nuevo libro de Lucía Rosa González (Páginas trasladadas, Ediciones Idea, Santa Cruz de Tenerife) la visión panteísta aparece como base de partida  para llegar a una continua y apremiante formulación de enigmas, la isla misteriosa, casi impenetrable. Una poesía de relativismos y de cuestionamientos. La vida no siempre transcurre diáfana, con frecuencia se convierte en una casi lacerante búsqueda de la compostura y de la felicidad. En este poemario encontramos cactus, púas, llantos, nieblas, barrancos, mirlos, viento, fuentes. Oscuridad, nublazón, noche. La eternidad de lo creado y la finitud de nosotros, pobres seres de aire que estamos de prestado en este mundo. Si somos criaturas descolgadas del cosmos, condenados a la extinción, nos toca vivir una partida desigual. Tan solo nos puede liberar la memoria de lo que conocemos, el resto es oscuridad. Lo vemos por ejemplo en estos versos: La cueva de los miedos / se abrió en un lateral / del cauce del barranco.
           Esta es una poesía de lenguaje cuidadoso, una voz introspectiva, bien delineada, musical y con ritmo. De la observación llega a la ensoñación: La música de fondo que aún resuena, / ¿era acaso ficticia, / o contenía el tiempo en que la isla / se extendía en el viento y aún se extiende / como roca inmolada / bajo un golpe de mar?
         Nos encontramos ante un poemario que formula innumerables preguntas, que muestra la pasión y el desconcierto de nuestra vida. Contiene múltiples cuestionamientos sobre la evanescencia de cuanto existe, sobre trascendencia de la palabra, sobre la propia pervivencia a través del arte. Un libro declamatorio, un libro de búsquedas. Como en Wallace Stevens hay una cosmovisión descriptiva, hay un constante apunte filosófico, el contraste entre el mundo interior y la naturaleza genera su particular combate, que es el mismo combate entre lo real y lo imaginario, entre lo simbólico y el mundo de las ideas. Las piedras retumbaron / en el hondo barranco. / ¿Lo que se oyó fue el cielo? / ¿Su carcajada? / ¿O fuiste tú, castaño?
        La isla entre el viento y la niebla, los enigmas del mar y de las cumbres. Los mundos paralelos, el aliento poético de las piedras, de los árboles, del agua, de la lluvia. La lluvia horizontal / engulle la montaña. / La montaña está dentro / del vientre de la lluvia… En su desvelada noche la escritora observa y se cuestiona. La errancia también es infinita, somos seres vagabundos, desconcertados una y cien veces. Y en ese desconcierto crecemos y nos afianzamos.
         Lucía Rosa González (La Palma, 1954) es una de las voces literarias más importantes y continuas de la isla. Enseñante de Lengua y Literatura, ha dirigido grupos de teatro infantil así también dirigió el grupo Ana María Samblás, formado por profesores y alumnos del IES Eusebio Barreto, de Los Llanos de Aridane. Es autora de teatro, directora teatral, adaptadora de obras. Ha publicado varios libros de poemas, entre ellos el notable Casta de rosas ausentes, Cajacanarias, 1995, ganador del Premio de Poesía Pedro García Cabrera el año anterior. También es autora de De dónde el vuelo, en 1998, y Sueños de qué mundo, en 2003.
       Ha publicado numerosos libros de cuentos para niños y ha participado en numerosos actos en centros educativos de todas las islas. Su vocación es persistente, está más allá de los desconciertos que genera el camino.


jueves, 19 de abril de 2012

Una excelente revista de México (UNAM)


Esta es una excelente revista cultural trimestral, publicada por la célebre UNAM de México, D. F. , su web  es www.archipielago.com.mx, y admite colaboraciones en elaleph@archipielago.com.mx. En su red de corresponsales figuran nombres de Paraguay, Costa Rica, Ecuador, Brasil, Bolivia, Puerto Rico, Alemania, Argentina, Chile, Colombia, Estados Unidos y Francia. Tiene secciones de Letras, audiovisuales, artes escénicas, humor, ciencia y tecnología, memoria y pensamiento. América Latina: una liberación por completar es el título de una colaboración de la panameña Nils Castro; Las barreras estructurales a la reforma migratoria fue escrito por Samuelo Schmidt, de México; La frontera que vino del norte, por Ricardo Vigueras, España, y Un paisaje de la desolación, por Eduardo Giorello, de Argentina. Un análisis de los 150 años del Estado laico en México y otro sobre 1929-2000. Testimonios de la autonomía universitaria son de notable interés. Asimismo figura un trabajo del poeta canario Antonio Arroyo sobre la relación entre la uruguaya Marosa di Giorgio y la lagunera Olga Rivero Jordán. Archipiélago. Revista Cultural de Nuestra América alude a la condición de difícil relación que padecen los países latinoamericanos, en cierto modo ellos también actúan como islas.  

Gao Xingjian: el sufrimiento de un Premio Nobel


La "Montaña del alma" (De Bolsillo, 2012) es una novela compleja, una historia de historias, un conjunto de relatos que se yuxtaponen. El protagonista recorre territorios míticos en los que abundan las leyendas, las chicas ahogadas, en los que se manifiesta la pelea entre las tradiciones y las nuevas normas de la tristemente célebre Revolución Cultural china, que arrasó tantas cosas. Un libro denso para paladear despacio de un autor que fue víctima de la propia Revolución Cultural. Censurado y represaliado, buscó refugio en Francia, donde escribió este libro. El recorrido por las abruptas y lejanas montañas donde todavía se mueven bandas de delincuentes viene a ser una especie de Odisea selvática y febril, una radiografía de costumbres milenarias, referencias históricas ancestrales, el vagabundeo por templos en ruinas, ante ermitaños de religiones que ya no se practican, a través de territorios de serpientes venenosas. El autor mira aquí y allá y no se olvida de abrumarse ante la contemplación del desarrollismo chino, la inmensa devastación ecológica que construye la mayor presa del mundo, que abate el bosque de bambúes de los osos panda, de los tigres y otros animales en peligro de extinción, el crecimiento económico a costa de negar los derechos humanos. Una sucesión de relatos en los que se refleja la búsqueda del sentido de la vida, la soledad del hombre ante la naturaleza, la insignificancia de quien escala montañas irreductibles. El autor atraviesa poblados al margen del tiempo, recopila cantos folklóricos, hace el amor con desgana, continúa vagando, consciente de que su peregrinaje no tiene fin, que siempre será incomprendido, que ni el amor ni la contemplación de la montaña más extraordinaria e irreal van a redimirlo. Algunas historias de la represión comunista ponen los pelos de punta al lector. Gao Xingjian es un autor de peso por esta colosal novela de novelas que retrata la represión y la locura de unos años terribles. El primer chino que consigue el Premio Nobel merece una lectura de todas estas historias que se encadenan una tras otra, confundiéndose, alargándose a lo largo de casi 600 páginas que tardó en escribir siete años, entre Pekín y París.

miércoles, 18 de abril de 2012

Las islas tienen una magia irresistible (Oscar Wilde)


Hydra es un anfiteatro sin coches, sólo encontrarás aquí burros casi sacados de Homero o la Biblia. No hay playas maravillosas sino guijarros, callejones en cuesta, casas y patios, redes que los pescadores van desenredando para atrapar sus peces. Empieza el buen tiempo, por aquí anduvo Leonard Cohen. Las islas son la patria; los turcos no las apreciaban, y pese a la larga ocupación el espíritu de los antiguos consiguió sobrevivir en ellas. Si vienes del occidente rico puedes pensar que todo forma parte de un plató de cine: bonitas son las tiendas de la fachada marítima y han sido construidos blancos restaurantes sobre la orilla. La pulcritud de las calles, la tranquilidad de las gentes. Bajo las buganvillas los gatos salen de todas partes. Las galerías de arte, las tiendas de antigüedades y las boutiques elegantes ocupan el paseo. Padre me dijo que su puerto fue muy importante, observándolo cuesta creer que allí arraigase una flota con más de cien barcos que comerciaban con EEUU. Grecia es un fantasma del pasado, columnas, el esplendor perdido. Islita rocosa y estéril, sólo unos pinos en sus laderas, pajonal, yerba reseca. Me llevé una sorpresa mayúscula en el momento en que apareció a media mañana en mi hotel. Rezongaba para levantarme cuando llamaron a la puerta. ¡Adelante!, dije, como si todo el mundo entendiera mi idioma. A decir verdad, yo estaba empezando a padecer eso que llaman el síndrome de Ulises, la inadaptación a los cambios. Nadie respondió, pero la puerta se abrió de golpe. Kaliméra, dijo la chica. Suzanne, de Chicago. Ya va para dos meses que vivimos juntos. Dejó su puesto y se vino conmigo a Boston, yo conseguí superar las pruebas para acceder a Harvard. Cualquiera necesita una diosa que lo siga amamantando hasta el juicio final. Aunque sea caprichosa, su sabiduría me atrapa. Esa noche me acordé de las tumbas de Olimpia, sus lamparitas encendidas toda la noche, pero no me pareció una premonición mortuoria. Invoco a Apolo Protector, y escucho lo mejor de Theodorakis, ese tema tan ligero: An Thimithis To Oniro Mou, La luna de miel. Ya sé que nunca regresaré al Edén, aunque ella me recuerda que ya vivo en el Olimpo. La patria es una isla, y también una mujer. La isla tiene una magia irresistible, dijo Oscar Wilde.

lunes, 16 de abril de 2012

La mala memoria histórica


José M. Balbuena

La mayoría de los que forman en España las nuevas generaciones de ciudadanos del país, nacidos después de la muerte del dictador Franco, no conocen la existencia de dos de los órganos represores que tuvo la dictadura, es decir el Tribunal de Orden Público,  (TOP) fundado en 1963, o la temida y famosa Brigada de Investigación Político Social (también llamada la Secreta)  que iba a la caza de rojos, masones, socialistas, revolucionarios, o de todo aquel que no comulgara con las ideas y directrices fascistas. El precedente de la Secreta se creó en 1938, pero oficialmente fue creada la brigada en 1941. También hubo un Tribunal Especial de Represión de la Masonería y el Comunismo. El TOP tenía como misión la represión de las conductas que bajo ese régimen dictatorial eran consideradas “delitos políticos”. Estuvo funcionando hasta 1977.
Se sigue pensando que esos hechos ocurrieron entre 1936 y 1939, años en los que transcurrió la guerra civil, y como consecuencia de ese conflicto fratricida, donde se esperan (como en todas las guerras) las mayores atrocidades,  muertes y crímenes. No fue así. Después que el sublevado Franco ganara la guerra, continuaron la represión, el revanchismo, las torturas, adictos al régimen la intolerancia, los fusilamientos, los asesinatos, y hubo también una policía paralela, formada por fanáticos adictos al régimen, y especialmente por falangistas, que operaban por su cuenta y con toda impunidad. Y todo esto se prolongó hasta 1975, cuando murió el dictador, que  un  año antes mandó fusilar a Salvador Puig Antich, de 26 años, miembro del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), que había sido juzgado por un tribunal militar. Curiosamente su padre había sido condenado a muerte, al regresar de su exilio de Francia, pero fue indultado en el último momento.
Por lo tanto, aún tenemos vivas a personas que formaron parte del terrible Tribunal de Orden Público, o que pertenecieron a  la llamada Brigada Político Social y cuerpos represivos del Estado. Y aunque muchos, por el paso del tiempo, han muerto ya, otros continúan ahí, e incluso han ocupado, y ocupan,  altos cargos policiales, o en el Tribunal Supremo o en magistratura española, en general, después de llegar la democracia. No les extrañe pues, que no entendamos a veces ciertas actuaciones de lo que denominamos justicia, que creemos que pertenece, o debería pertenecer,  a una democracia, o el  comportamiento de cierta policía que actúa y reprime indiscriminadamente.
Todo esto forma parte de la historia negra de este país. Y de  la trama que no quiere desvelar lo que se denomina “memoria histórica”,  y que impide a los miles de perjudicados españoles, que todavía están vivos y pueden contarlo, o de los familiares de las víctimas, fusilados, represaliados o exiliados (para huir de la represión)  obtengan, no venganza sino Justicia. De aquellos que quieren saber donde están enterrados sus muertos, para homenajearlos y enterrarlos dignamente.
Hoy hablamos sin tapujos, y casi erigiéndonos en jueces de lo que ocurre en dictaduras lejanas, o no tanto, donde ocurren hechos reñidos con el respeto a los derechos humanos, pero no nos ocupamos de lavar esa etapa negra y larga de la historia de España.
En Canarias tuvimos también nuestras historias de represiones, fusilamientos y desapariciones por las Brigadas del Amanecer y por otros métodos que se consideraban puras venganzas o enfrentamientos políticos. Ahí están la Sima de Jinámar que guarda los secretos de muchos de los que fueron arrojados allí. O si no, la  figura del mítico Juan García, llamado el Corredera, un hombre de Telde que condenado a garrote vil el 19 de octubre de 1958. Era considerado opositor al  régimen franquista y su odisea se inicia cuando se opuso a luchar en el bando del general. Pudo vivir clandestinamente durante un tiempo, e incluso trabajó en las fábricas de conserva de Lloret y Llinares, ubicadas en El Rincón,  (Las Palmas), hasta que un concejal de la ciudad de los faycanes lo denunció.
Otro hecho luctuoso que se produjo en Canarias y que causó una gran indignación fue la muerte, por disparos de las fuerzas represivas, del estudiante de Biología, Javier Fernández Quesada, nacido en Las Palmas, de Gran Canaria, cuando, junto con otros estudiantes, se manifestaba en apoyo de una huelga general, que, por supuesto, el régimen represor no toleraba. El hecho ocurrió el 12 de diciembre de 1977, en La Laguna.
Y podríamos contar miles de historias que quienes fueron encarcelados y torturados en Fyffes, unos almacenes de plátanos de Santa Cruz  Tenerife, cercanos a la actual refinería de petróleo; o en el Lazareto de Gando, o los que fueron encerrados en el Colegio Antúnez de Las Palmas de Gran Canaria. O la vida de Manuel Hernández Quintero, el que fuera alcalde de Firgas, que tuvo que refugiarse en  El Hierro, su isla natal, donde permaneció siete años escondido, sorteando a falangistas que querían detenerlo para fusilarlo. La salvó la generosidad  y solidaridad del pueblo herreño. Su esposa, Juana Casañas Quintero, escribió el libro titulado “Historia de Manuel el Huido”, donde cuenta todas las peripecias de este hombre, que al final se entregó, pero tuvo que pasar algún tiempo en Fyffes. indultado por el capitán  general García Escámez.
Tiene que haber una condena general de los que hoy tuvieron intervención en la dictadura, siguen ocupando cargos y se declaran demócratas. Tiene que haber Justicia para que queden tranquilos los que aún sufren los horrores de aquella dictadura, y un recuerdo emocionado para los que tanto padecieron. Sin venganza, ni rencor.



Ayoze Suárez: reinventar Canarias desde el talento


Hay una forma de reinventar Canarias, y solo será posible a través de la imaginación, la generosidad, la mirada limpia de nuevas generaciones. Ayoze Suárez, nacido en 1981, 31 años, es un prototipo de juventud creadora, atrevida, abierta al mundo y sin prejuicios. Hay que volar libre para ser libre, y él lo intenta. ¿Cómo si no meterse a una cosa tan peligrosa como ser editor? Ayoze, criado en La Orotava, maestro especialista en educación infantil, siempre tiene proyectos en mente, entre otros ser padre. Nectarina, su editorial, intenta iniciar una línea de poesía y otra de recuperación de textos narrativos. Está inmerso en un trabajo de investigación junto al historiador Aarón de León sobre la etapa surrealista en Canarias y su contexto. Organiza y dirige un Recital Poético de Navidad que cumple 20 años. En cuanto a los recortes en la cultura de Canarias cree que todos los implicados deben hacer autocrítica, tanto el Gobierno como los propios agentes culturales que han sido financiados todo este tiempo. La gestión no ha sido correcta por parte de las instituciones, porque el 90 por ciento de los recursos iban destinados a un 10 por ciento de personas relacionadas con la cultura. Y esta política no ha servido para generar una industria cultural correcta tendente hacia el autoabastecimiento de las empresas a partir de los beneficios obtenidos de la ayuda gubernamental. El problema es que con este recorte los que seguirán obteniendo beneficios volverán a ser los grandes productores y entes sobreprotegidos por esta política, con lo que se perderá cualquier tipo de proyecto nuevo. Ayoze ha publicado poemarios, ha sido galardonado en el I Certamen de Relato Hiperbreve Villa de La Orotava, ha ganado el premio García Cabrera del Cabildo de La Gomera, y también el Ciudad de Tacoronte. Ha participado en gran número de recitales y lecturas en las islas y formó parte de Potaje Producciones, compañía de artes escénicas, actuando en diferentes puntos de Tenerife con varios espectáculos. En 2010 funda Nectarina Editorial con la que acometió un proyecto atrevido, no exento de trabas: Riqui-Raca 1.0 Cuentos del fútbol canario en el que participaron, entre otros, Elsa López, Víctor Ramírez, Santiago Gil, Fernando G. Delgado, Juan Cruz. Y seguirá adelante.

martes, 10 de abril de 2012

Francisco Pérez Sicilia, un cartógrafo canario para la ONU


Con frecuencia se aprecia que los canarios que salen de la isla exploran el mundo, logran objetivos en base a su esfuerzo y dedicación. Si bien América ha sido la patria natural de nuestros emigrantes, podemos añadir sin temor a equivocarnos que hay palmeros por todos los continentes. Francisco Pérez Sicilia, nacido en Breña Alta, es un ejemplo de trotamundos, ha vivido 40 años fuera de la isla y en la madurez de su vida ha regresado a ella después de vivir en Venezuela, Colombia, Perú, Australia, la India, Pakistán y países de Centroáfrica, países envueltos en guerras tribales, ejerciendo misiones encargadas por la ONU. Fundamentalmente se dedicó a labores de cartografía, búsqueda de agua potable, prospecciones petrolíferas, etc.
Pérez Sicilia hizo la carrera de Topógrafo de cartografía en la Universidad Central de Venezuela, la antes prestigiosa UCV de Caracas, que llegó a ser uno de los centros con mayor nivel de todo el continente americano.
¿Qué es ser topógrafo? Dicho con sus propias palabras, “ser topógrafo es ser un explorador del territorio, marcar puntos de referencia, estudiar el suelo, trazar mapas. Todavía existen en el mundo muchos territorios vírgenes donde nunca ha entrado el hombre. En América del Sur podemos decir que no se ha explorado ni el 20 por ciento del territorio, tal es la dimensión de sus bosques, de sus montañas, sus ríos y sus lagos.”
Esos territorios poco conocidos guardan cosas muy valiosas para la humanidad. Así, Pérez Sicilia encontró en muchas ocasiones investigadores de plantas medicinales enviados por importantes laboratorios del mundo. Esos investigadores se relacionan con las tribus indígenas para averiguar las propiedades de ciertas plantas que pueden dar origen a medicamentos aprovechables para la industria farmacéutica internacional.
Los cartógrafos fijan, por tanto, las coordenadas geográficas, los puntos de referencia, en regiones selváticas de difícil acceso. En Venezuela también trabajó Pérez Sicilia en prospecciones para pozos de petróleo.
¿Crees que hay posibilidades de encontrar petróleo cerca de Fuerteventura?, le preguntamos. “Lo más probable es que haya más gas natural que petróleo. Quizá el petróleo no sea fácil de extraer o no tenga la calidad suficiente. En Venezuela, por ejemplo, con frecuencia se comprueba que las bolsas de petróleo no tienen suficiente calidad para su utilización comercial. Lo cierto es que conocemos poco del fondo de la Tierra, los sismógrafos son los que nos guían. Lo que peor conocemos es el fondo del mar, en las Marianas existe una sima de más de 11 kilómetros a la que bajó recientemente el director de cine Cameron. A esas profundidades se está a expensas de que los robots obtengan muestras para ser analizadas. No sabemos todavía qué recursos podremos obtener en tales circunstancias.”
Lo peor de todo, explica, es que seguimos destrozando el planeta. “Explotamos demasiado los recursos, no nos damos cuenta de que los recursos se van agotando. Con la comida que se tira un día en la ciudad de Nueva York viviría una semana entera toda la población de Nicaragua. Estamos forzando la Naturaleza hasta límites inconcebibles en el consumo de alimentos, agua potable, etcétera.”
Después de su trabajo en tantas zonas geográficas, Pérez Sicilia volvió a las islas y obtuvo un trabajo de restauración bibliográfica en Lanzarote. Su labor consistía en recuperar documentos eclesiásticos, actas de nacimiento, bautismo y matrimonio que proporcionan valiosa información historiográfica. Hay que conocer nuestra historia para tener memoria, añade. En las islas abundaba la endogamia, es decir: matrimonios dentro de la propia familia, primos hermanos, sobrinos con tíos. La Iglesia tenía que dar permiso para esos matrimonios pero a lo largo de los siglos esas circunstancias dieron origen a taras, enfermedades físicas y mentales, deficiencias genéticas, así como una elevada mortalidad infantil. Esas taras suelen aparecer a los 12 o 15 años. Ha sido frecuente en muchas familias tener encerrados a sus hijos mongólicos. Y se daban muchos de esos matrimonios por interés, para conservar las herencias, para no disgregar las fincas. En Colonia Tovar, Venezuela, se aprecia perfectamente el fenómeno. Se trata de una zona poblada por alemanes que se casan entre ellos, y donde abunda la lepra. Las mezclas, el mestizaje tanto a nivel genético como cultural, son lo mejor para la humanidad, añade Pérez Sicilia. Por ejemplo la mezcla de norteamericanos con orientales ha supuesto la simbiosis de dos civilizaciones. En los países árabes se aprecia que no han dado ese salto, no se han mestizado. En Líbano se ve la endogamia dentro de cada grupo humano, los de creencia cristiana no se mezclan con los musulmanes.
¿Y en el caso de La Palma, qué opinas de la presencia de importantes colonias de extranjeros, sobre todo residentes alemanes? Su respuesta es tajante: “Los alemanes no se mezclan mucho cuando viven fuera de Alemania. Hay que entender que Alemania es la locomotora de Europa, tienen su forma de entender el mundo, los alemanes tienen su prestigio.”
El país que más ha impresionado a este hombre es sin duda la India. “Para nacer, Europa; para vivir Suramérica, para morir la India pues allí se respeta mucho la ancianidad, hay un trato amable con las personas mayores, tienen la virtud de desdramatizar la muerte, hasta los niños la viven con cierta alegría, para ellos la muerte es una fiesta puesto que creen en la reencarnación. Entonces la muerte no es una despedida sino que es la puerta abierta para volver a reencarnar. Claro que el ateo no tiene esperanza, pero el que cree en cualquier religión muere sin esa angustia por la idea de la muerte. Por eso creo que es bueno tomar un poco de cada civilización, el eclecticismo te va llenando de cosas positivas que te enriquecen.”
El mundo en el que vivimos tiene contrastes impresionantes. Así si en Canarias la agricultura cae, en Asia todavía tienen la agricultura que poseíamos aquí hace cincuenta años. Pero en Asia la tierra se enriquece, cada vez se cosecha más. En La Palma, al contrario, hay una desafección del campo, lo cual significa que la cultura rural se está perdiendo.
También, como afición, actualmente este hombre se dedica a la pintura, fundamentalmente la acuarela, en compañía de la pintora Gloria Esther.
Blogdeleonbarreto.blogspot.com

lunes, 9 de abril de 2012

De cuando huíamos a Venezuela en velero clandestino


         Le había llegado el runrún pero resultaba difícil distinguirlo de tantos otros, unos ciertos y otros para confundir.
                El rumor decía que gente de buen ver preparaba una expedición. Habían comprado una de aquellas antiguallas y metieron veleros en las lonas, calafateros en cubierta, carpinteros en el sollado, marinos en obenques, rabizas y varetas. Lo raro era que desearan echarse al agua y –sobre todo- que compartiesen la confianza con muertos de hambre como él.
                Sin dinero y sin papeles, sin haberlo siquiera meditado, un lance de suerte hizo que yo me incorporara a la expedición en el último momento. Todo fue porque un domingo salí de casa a comprar el periódico, por si había luchadas. Y en el parque me lo comentó un pariente:
                -¿Sabes? Tenemos un barco y lo estamos arreglando.
                Yo no salía de mi sorpresa. Me comentaba sobre las reparaciones y  los que se habían apuntado; todo saldría bien.
                -¿Te vienes con nosotros?
                Me quedé alelado, sin saber qué decir. Pues me  lo soltó así, casi sin querer. Como si no tuviera la menor importancia, como si no pudiera cambiar una vida. Apenas quedaban tres días, en los que ni dormí ni pude hacer otra cosa que soñar despierto. Yo ni había ahorrado una perra chica ni se me había pasado por la cabeza el objetivo de partir. Ni siquiera conocía a Toribio, aunque uno como él se bastaría para embullar a cuantos guardasen el menor reparo, incluidos veinte como yo; si había rehecho su lista tantas veces nada  podría pararlo.
                Al fin entregó la relación con los que habían vendido sus cachitos de tierra y sus animales, los que aseguraron con cordel la maleta familiar ya viajada a Santiago y La Habana.
                Dio las normas para el encuentro. Y cada cual llegó a su manera, subiéndose a los coches de hora, apiñados en las camionetas, andando  los caminos reales.
                De noche cerrada nos fuimos juntando en los callaos. La brisa era fresca cuando sentimos el motor de la falúa y al ver movimientos de linterna se nos alegró el corazón.
 ¿Subiría alguno por las bravas?   Ya había ocurrido, y volvió a suceder delante de mis narices cuando un municipal y el guagüero que nos había traído amenazaron con denunciar, y fueron tan contundentes Armando y Ceferino que nadie rechistó.
Así las cosas, Toribio se impuso para mandar por delante a mujeres y niños; subimos los de la primera tanda y éramos tantos que la ola casi entraba por la borda; muchos se mareaban pero a mí la mera idea de la marcha me alegraba como un chiquillo. 
Con marejada era difícil subir, claro que el ingenio ha de vencer la dificultad y por eso los marinos acomodaron la cubierta con sacos de paja y serrín, y la motora acompasaba su movimiento mientras dos hombres izaban a cada cual, uno por las manos y otro por los pies balanceaban al pasajero hasta hacerlo volar arriba y adentro.
Al ser más alto el velero resultaba difícil la maniobra pero tuvimos que someternos, de modo que ni siquiera Toribio se libró de ser levantado a peso: era magro de cuerpo como casi todos y aunque cayó como una piedra tuvo tiento para amortiguar el golpe; lo peor ocurriría con el barbero y su mujer, los de mayor corpulencia y los que pusieron más inconvenientes. Ni siquiera la chica embarazada pudo librarse, claro que en la oscuridad ni nos dimos cuenta de su verdadera condición. Hasta dos cabras traídas por un chico larguirucho pasaron la prueba; lo peor fue la bulla.
Me  sentí zarandeado, el oleaje sacudía con tanta fuerza que el primer aprendizaje fue el de inmovilizarse. Nos apretábamos contra la tablazón y teníamos que caminar como patos, las piernas abiertas, los brazos en guardia.
Apretujados como sardinas, procurábamos no acercarnos a la borda, por ser de tan poco resguardo.

Las cabras balando y nosotros desencajados y quejosos mientras el grupito de mujeres se comportaba mejor; como si estuviesen más hechas para la adversidad apenas se lamentaban, ocupadas en guarecer a los niños o en protegerse a sí mismas; ellas tragándose suspiros, nosotros con  blasfemias.
Dado que los enemigos no andarían lejos sólo hubo tiempo para izar las velas, menos mal que los marinos eran capaces de hacer la maniobra hasta con ojos cerrados.
Luces de posición ciegas cuando bordeamos la costa, en busca de las cuevas donde habían escondido las provisiones. Dieron orden de no encender cigarros. Pero ¿cómo prenderlos si vamos lamentándonos de los golpes, el bandeo y el cabeceo?
Al llegar echaron el ancla y desembarcaron el bote del pescante. Se reunió otro grupo de pasajeros, entre ellos un joven médico. Toribio y los marinos buscaban la comida pero cuanto más reconocían el terreno más gritaban:
-¡Nos robaron!
Silencio y desolación al sabernos despojados. Todo en contra. ¿Y qué hacer ahora?
Nos invade una primera angustia al saber que podremos pasar hambre. Pero no hay tiempo; levan el ancla, izan hasta las velas más pequeñas para coger impulso.
Con brisa fuerte nos jugaremos el todo por el todo, aun a riesgo de escorar no existe otro remedio que soltar trapo y salir zumbando.
-¡Alto!
Llega esa orden como si  un rebaño de lobos nos hubiera estado acechando desde hace días. Fieras entrenadas en seguir rastros nos han husmeado en medio de las sombras.
Surge una pareja de guardias y como un latigazo  vuelve a resonar esa voz:
-¡Alto a la autoridad!
El enemigo tras nuestros pasos repite la requisitoria mientras tratamos de aprovechar el norte.
Quisiéramos cerrar los ojos y creernos el caballo Pegaso surcando el cielo con sus grandes alas cuando suenan disparos de mosquetón; ojalá nos arrastrara una hélice, ojalá nos llevase un remolino pues hemos de salir del campo de tiro de la orilla, virando hacia alta mar desde poniente comprobamos que se aproximan luces y al poco sentimos el aluvión de la patrullera con sus máquinas a todo vapor; ululan sus altavoces, mandan órdenes para que nos detengamos, nos advierten de las consecuencias a que nos estamos exponiendo.  Sólo el silencio de nuestras bocas y el vértigo de nuestras mentes, un nudo en la garganta, una patada en el estómago, la comezón en carne viva. Pero gracias a la destreza de los marinos mantenemos la ventaja. Vamos sumergidos en la bodega, tensos los músculos para alcanzar aguas internacionales; como aldabonazos en las sienes suenan las detonaciones, balas de repetición rozan nuestras cabezas, se incrustan en los aparejos, se pierden en el agua.
-¡Alto en nombre de la ley!
El viento salvador nos lleva en volandas; unos segundos más y estaremos fuera de tiro.
                Partimos sin volver la vista atrás, salvados de trocarnos en estatuas de sal.
                A veces el mar tramposo deja que se entreabra una compuerta.
                A veces el mar traicionero se deja querer.
                Y entonces aprovechamos para huir.
                (Fragmento de la novela “El velero Libertad”, Baile del Sol y Ediciones Idea)

domingo, 8 de abril de 2012

"Los buenos negocios", de León Barreto: las sombras del paraíso


                                            Jonathan Allen
 Establecer la trama de Los buenos negocios, última novela del veterano escritor palmero Luis León Barreto, es bien sencillo, si nos atenemos al ejercicio clásico de deslindar trama y argumento. La novela nos narra la historia de cuatro asesinatos, o dos asesinatos dobles. El primero, el de un líder empresarial y su ejecutiva estrella, el alemán Dieter Mayer y Mónica del Castillo; el segundo, el de sus dos verdugos, el delincuente Tano el Garfio y el ruso Fyodor Kotov. Pero lo crucial, en este gran fresco picaresco de un universo y de una sociedad caída, no es la trama, ni la resolución final. Ésta no se produce, pues todo queda inconcluso, los crímenes abiertos, las culpas difusas, los verdaderos culpables, libres, ni siquiera identificados. En esta obra, moral y pesimista, a veces rayana en la misantropía, León Barreto disecciona las fuerzas que subyacen la realidad, alumbra los pasillos (como hizo Balzac por primera vez hace casi dos siglos) que conectan las altas esferas del dinero con los bajos fondos y deconstruye las falsas imágenes de Canarias como paraíso que aún subsisten en aras de la publicidad turística.
       El talentoso y aguerrido especulador Mayer y la chica aristocrática que ha servido sus intereses mueren porque representan opciones contradictorias o incómodas para otra “familia” del ramo. Son víctimas de una soterrada guerra de intereses que vilmente transformó los territorios canarios en el ajedrez de la especulación. Los buenos negocios es lo que fue en su momento para la sociedad neoyorquina, La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe, una novela denuncia, cargada de ironía que desmitificaba con implacable humor ese boom de los ochenta, era de “lo todo posible”. Escrita en plena crisis económica mundial (2009) el texto proyecta constantemente la combinación de euforia empresarial y falso crédito que hundieron la economía de este país, con la connivencia y participación (huelga decirlo) de todos los estamentos administrativos y sociales. Al igual que otra obra (póstuma y maestra) que encaraba el crimen a gran escala en México, 2066 del chileno Roberto Bolaño, y al igual que en el citado caso de Wolfe, no hay justicia posible porque el mal y sus vías, la corrupción, afectan a todos. La imagen de la modernidad capitalista que elabora el autor es la de dos mundos paralelos, donde uno, el mundo oficial del progreso reglado, el orden jurídico, las decisiones políticas positivas, encubren el otro que sistemáticamente lo subvierte y prostituye.
       La narrativa es calidoscópica, fragmentos en veloz sucesión que aquilatan la visión de un pequeño universo y de sus personajes autóctonos o foráneos. El principal, es sin duda Samuel Ortiz, el comisario de la policía que intenta capear las negras aguas de la crisis profesional y personal. Tras el deterioro del servicio en el País Vasco, piensa que para su nuevo destino “…tal vez una isla sea buena idea. Hay poco espacio y en él todo resulta más concentrado y circular, Un universo a pequeña escala, una página por escribir, una trampa o una tregua para reencontrarse consigo mismo” Ortiz que sale ileso de la Euskal Herría del miedo casi muere en Gran Canaria al sufrir un accidente de carretera provocado. El autor nos indica así, poderosamente, que los tópicos de bondad y tranquilidad generalizada, no son tales. Que nuestro amable bienestar es mera apariencia, propaganda interesada. El comisario es la voz de la desilusión en vivo, de aquél que contempla día a día la descomposición y el mal. Esa voz (que lucha por sobrevivir) la acompaña un coro de registros oscuros, de reflexiones nihilistas y vaticinios ateos: inconfundible madurez literaria.
       El texto poliedro de León Barreto nos irá trayendo a escena y haciendo desaparecer con mano segura a una ristra de personajes perfectamente engranados en las ruedas de la sociedad insular y por tanto, en la trama de la ficción. Fran Matos, multimillonario brillante, el self-made man, salido de la nada social, que compra voluntades, el mismo que le ofrece al comisario Ortiz un bungaló a mitad de precio, a ver si se olvida de la enojosa investigación. Isabel Harrison, infiel esposa del infiel Mayer, producto frío de la alta burguesía canaria (cosmopolita y culta), preciada pieza de distinción social que aporta “clase” al brutal desclasamiento del nuevo dinero. El cura Aythami Guanche, con su programa de radio que se repite tres veces al día, independentista indómito, que curiosamente dice la verdad y denuncia la corrupción de Canarias, pero que opera (¡qué acertado paralelismo!) en la franja lunática de las opciones políticas. Tano el Garfio, el delincuente de toda la vida que vive con su madre Maruquita la santiguadora, y que será verdugo y víctima del poder oculto.
       A Cuba, a lo cubano-canario, esa dimensión virtual del caribe en casa, el autor consagra páginas críticas y reveladoras, que de nuevo rompen tópicos. Dayamí Cruz, posible futura novia del comisario Ortiz, es el filtro de esa realidad, en que sexo y papeles, amor y posición social van oscuramente de la mano; otros intereses que ensombrecen una compleja realidad llena de trampas. Y por supuesto, el sexo (no el amor) tiene preponderancia gráfica en Los buenos negocios, en cuyos renglones se reflexiona sobre la belleza criolla de nuestras mujeres, y donde vibra también, luminosamente, la intensa multiculturalidad de la tierra, nuestra gran riqueza étnica, el mejor de nuestros capitales.

Los buenos negocios. Ed. Centro de la Cultura Popular canaria, Obra Social la Caja de Canarias,  Cabildo de La Palma y Ayuntamiento de Agüimes, 2009. Luis León Barreto.278 pags.

miércoles, 4 de abril de 2012

Receta para ser el hombre (o la mujer) más feliz del mundo


En este planeta de tribulaciones, en plena Semana de Pasión, nos damos cuenta de una cosa casi elemental: qué difícil resulta ser feliz. Resulta que hace unos años unos científicos de USA se fijaron en un monje francés, Matthieu Ricard, nacido en 1946 y felicísimo de su retiro en un monasterio budista de las montañas de Nepal, donde disfruta ell nirvana. Este francés, único europeo que sabe tibetano clásico, renunció al sexo, al dinero, a las ambiciones, y fue declarado el HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO después de ser observado con cientos de sensores por ilustres y asombrados científicos.  Matthieu Ricard era un biólogo molecular con la vida asegurada, y un buen día dio ese gigantesco salto. ¿Qué hacemos quienes todavía peleamos para llegar a fin de mes, preocupados por comer tres veces al día, tener un cochecito que nos lleve de aquí para allá, subirnos a un avión para hacer alguna visita más o menos imprescindible, llenar la nevera de yogures y disfrutar (todavía) alguna noche de placer erótico? Este hombre borró las comodidades del mundo, la posesión de objetos y hasta el sexo. Ahora da conferencias aquí y allá para explicar cómo romper la cadena de las aspiraciones materiales, del consumismo. Suponemos que se las pagarán, claro, y el dinerito irá a una buena causa, por ejemplo a descubrir agua potable en la India o Africa. Un tipo que hizo un doctorado en genética celular en el Instituto Pasteur de París y que trabajó con un premio Nobel de medicina, que podría haber sido también Premio Nobel, tendría que hacer eso.A veces nos preguntamos para qué hay todavía tantos conventos, algunos de estricta clausura, en los cuales los religiosos y las religiosas se aplican a rezar, a pensar, a cultivar el huerto, a limpiar el cementerio.  

Y aquí surge la pregunta. Si un monje que pasa la mayor parte del mundo observando y disfrutando la paz del espíritu y la absoluta contemplación es capaz de alcanzar la felicidad ¿qué hacemos los demás que todavía pensamos en trabajar para cobrar las pensiones de jubilación a los 67 años prometidos en España? ¿Y para qué andar buscando esa media naranja que se nos escapa siempre? ¿No será que también debemos renunciar a un trabajo ahora que aquí tenemos el record mundial de parados? De todo esto podríamos deducir que el modelo occidental no es ni el único ni el mejor para obtener si no la felicidad sí al menos la paz personal, la calma vital. Y ahora que se nos cae encima la sequía más tremenda, el cambio climático, la ruina de la economía, parece conveniente pararse a pensar. ¿Y los países emergentes, en vez de empeñarse en destrozar los bosques y consumir petróleo y contaminar como el resto, tendrían que ponerse a levitar cada mañana?

Lo bueno del budismo es que no es propiamente una religión sino una filosofía de vida que promueve romper con los deseos materiales. Si tenemos un buen coche, queremos otro más potente. Si nos hemos comprado una casita en el campo, aspiramos a otra más vistosa y con más parcela. Si hemos conocido a una chica (o a un chico) nos preguntamos por qué no seducimos a más chicas o a más chicos guapos. En definitiva: no hay que aspirar a tener más. Por tanto, renunciemos a los deseos. Así es la cosa: hay que renunciar a tener MÁS (más amigos en Facebook, más ligues de ocasión, más dinero en el banco, etc.) De paso, también los budistas esperan las segundas y terceras oportunidades, no en vano creen en la reencarnación. Mientras, los cristianos creen en la resurrección. ¿Quién acierta más?

Tal vez este amigo francés nos invite a reflexionar. ¿No será que quienes vivimos en occidente sometidos a la prisa, al estrés, a la ambición, al trabajo (o al paro), a los espasmos del sexo, etc. estamos equivocados en casi todo? ¿Pero si el verdadero paraíso consiste en lo que predica este buen hombre y todos lo imitáramos quién cultivaría las lechugas y quién criaría los pollos para alimentarnos? Qué complicado es esto de la felicidad.

El éxito planetario y efímero de algunos cantantes


Como vivimos en una sociedad de pasarela y fulgores, el mundillo de la música está lleno de éxitos fulgurantes. Lana del Rey, una norteamericana que adopta nombre hispano y se define como la Nancy Sinatra gángster, logra descargas millonarias en Youtube con excelentes baladas existenciales, ligeramente provocadoras: Born to die, Video Games. Colgó un vídeo y la cosa fue creciendo hasta arrasar. Algo parecido le sucede al brasileño  Michel Teló con la canción del carnaval de este año Ai se eu te pego, 222 millones de descargas, el futbolista Neymar fue el motor de arranque de esta popularidad que comparten palmas al aire las treintañeras más guapas del lugar. Las redes sociales disparan estos acontecimientos que en minutos corren de un extremo a otro del planeta, un signo de nuestro tiempo, una fama que brilla y se esfuma para ser sustituida rápidamente por otras famas.