lunes, 26 de junio de 2023

Manuel Díaz Martínez, en todos los exilios



Hay muchas formas de conocer a un hombre. A Manuel Díaz Martínez se le conocía pronto por la forma en que llevaba sus heridas interiores, su marcha precipitada de Cuba tras disentir públicamente del castrismo, la muerte de su mujer al poco de llegar a la isla, en 1992, la pena del que ha asumido con valentía el exilio viéndose viudo y con dos niñas pequeñas a su cuidado. Este fue un hombre sereno que escribía una poesía íntima y doliente, sus recuerdos familiares, su paraíso perdido. Padre de dos hijas, María Gabriela y Claudia, se sintió bien entre nosotros, y nos gustaba oírlo recitar con su voz pausada con la que escondía el dolor. Manuel era buena persona, y en este año de tantas marchas de amigos, también él emprendió su último camino. Margarita Otero, poeta que sabe rimar como nadie sonetos y todo lo que haga falta, casi lo había adoptado como si fuera su verdadero padre. Ella era su muletilla, lo llevaba y lo traía a los actos. Precisamente en Juncalillo, en un nuevo encuentro de escritores en la cumbre, iba a entregársele el Artevirgua de honor en los próximos días.

En la web de Palabra y Verso fue dejando sus últimos poemas: íntimos, delicados, escritos con sabiduría. Manuel estuvo en la embajada de Cuba en Bulgaria, Manuel escribía sobre los acontecimientos de su país, Manuel apoyó a Heberto Padilla cuando éste denunció la política represiva del castrismo. Fue el fin del paraíso, porque Cuba iba dando bandazos hacia la dictadura absoluta, aquella donde no se puede disentir, donde ni siquiera es posible pensar. Manuel se dejó atrás sus libros, su casa, toda una vida, porque solo le dieron unas horas para abandonar la isla. Y de una isla vino a otra, como si fuera un emigrante al revés, ya que desandó el camino que hicieron nuestros abuelos hacia la Perla del Caribe. Uno de sus últimos poemas se dio a conocer en la página Palabra y Verso, se titulaba Un leve rasguño en la solapa. Hablaba de sus trajes guardados en un armario y concluía así: El negro se mantiene en forma: / firmes las costuras, tersa y resistente / la trama de su paño. /Es el ideal / para pasar íntegro a la sombra. Sabía que padecía cáncer de colon y que le quedaba poco tiempo, de modo que este texto es una especie de despedida delicada y sutil. Su poesía es intimista, de emociones, de recuerdos familiares, de un paisaje de libertad siempre añorado. Una revolución traicionada. Nos contó su último encuentro con Fidel Castro, cuando este le reprochó el tono de sus análisis sobre la política del país, ya supo que no iba a permanecer.

“He escrito la mayoría de mis poemas como confesiones en busca de diálogo, diálogo con el lector o de este consigo mismo. La Generación del 50 –la mía– fue la primera de la revolución, fijó un hito en la poesía cubana del siglo XX. Falta el gran estudio que perfile sus virtudes y sus defectos, y exponga su real importancia, tanto en lo literario como en lo político”.

El 1991 fue uno de los firmantes de la Carta de los Diez, en la que se demandaba al gobierno cubano libertades políticas y culturales. Los firmantes fueron acosados, perseguidos y algunos encarcelados. Otros tomaron el camino del exilio, como él. Lo cual no le impidió seguir dirigiendo y colaborando en revistas culturales, siguió publicando y fue valorado por la crítica.

Muchos autores dijeron que Díaz Martínez era el mejor poeta cubano en el exilio. Y él nos contó varias veces sus dificultades, sus añoranzas. Y por eso lo quisimos, porque fue un hombre leal a sí mismo, porque era tierno y entrañable, porque se dejaba querer por los escritores de aquí.

 


lunes, 19 de junio de 2023

Diego Casimiro, un hombre del arte

 

No tuvo estudios porque desde el principio fue un luchador, superó su humilde origen, se hizo empresario. Amante del coleccionismo, representante de artistas y hombre polifacético que también supo de ajedrez, fue un activista cultural que aglutinó artistas plásticos, fotógrafos, escritores. Un francotirador que organizó numerosas exposiciones en lugares tan diversos como la Casa de Colón, el Club de Prensa, el Casino de la ciudad, el museo Domingo Rivero, el Club Náutico, Hotel Neptuno, Casino Aridane, Galería Edsvik Konsthal Öst de Estocolmo, Museo León y Castillo, Galería S/T, Sala Lola Massieu, Club Mercantil, o los centros comerciales El Muelle y Las Arenas. Su acción se extendió a la isla de La Palma, donde organizó varias exhibiciones. Eran muestras centradas en temas tan variopintos como el personaje de Harry Potter, el vino, la manzana, el Día de la Mujer o las estrellas del cine de México. Imaginativo con talento, apoyó a numerosos artistas noveles, pintores, escultores o fotógrafos, muchas veces eran principiantes a los que quería dar a conocer, porque tenía esa vena de filantropía.

Además de marchante de arte fue un agitador que siempre pensó que la cultura no es cuestión de grandes presupuestos sino de echar mano de la imaginación y la solidaridad, las convocatorias amplias. No hay que depender del partido de turno ni de las subvenciones, eso decía. Organizador nato, ponía un derroche de entusiasmo en sus proyectos. Estuvo siempre acompañado en sus muestras por la escritora Rosario Valcárcel, que realizaba las presentaciones con su tono poético y de observadora atenta.

Después de aventuras financieras desafortunadas, vivió un tiempo en un modestísimo espacio con aspecto de garaje en el que sin embargo los cuadros ponían su punto de color y de belleza. Más tarde se fue a vivir cerca de su hermana Blasi en una calle de Schamann. Hombre entusiasta y muy activo, era un compañero ideal en las tertulias de amigos. Le gustaba mostrarse gallito y peleador, casi siempre frente a los comentarios de la mayoría. Desde 1994 fue miembro de una logia de la masonería, y luchó por mantener amistades aunque las diferencias de opinión fueran muy marcadas.

Estudió en el Colegio Leopoldo Matos de San Cristóbal, a los 9 años empezó a trabajar en la Barbería Fígaro, con 11 entró en Beltrá de la calle Muro para hacer recados y llevar pedidos. A los 16 lo dieron de alta, pasó a ser ayudante, aprendiz, encargado y finalmente propietario. También fue árbitro de fútbol y jugador. Tuvo cuatro heladerías y finalmente formó una sociedad para distribuir productos de heladería, pastelería y alimentación. Como su trabajo estuvo al lado de la librería Selecciones pudo leer sin costo en las horas de cierre. Él siempre fue un autodidacta, un hombre con voluntad para aprender y gracias a Radio Ecca pudo obtener el graduado escolar. Padre de Diego, Alma y Manuel, deja infinidad de amistades, tres veces se arruinó en la bolsa pero vivió contento con su menguada paga de jubilado. Y con sus cientos de cuadros de artistas de dentro y de fuera de las islas, que albergaba en el pequeño espacio de su vivienda, repleto de obras de distintas tendencias, algunas de gran calado y de importantes firmas. Participaba en subastas por internet y cada vez que vendía un cuadro compraba otro. Precisamente iba a organizar una exposición en el Centro Comercial El Muelle, donde sus propuestas eran bien recibidas.

El periódico El País, en su sección de ajedrez, destaca la gran labor de Diego como organizador entusiasta de campeonatos on line en los tiempos de la pandemia. Habla de su entusiasmo y de su gran capacidad de programador.

Diego acaba de fallecer a los 75. Su salud no era muy buena en los últimos tiempos, con frecuentes ingresos y recaídas en el Hospital Negrín. Lo peor es que vas borrando el nombre de amigos de tus contactos telefónicos y de tu ordenador, eso genera una sensación de vacío y hasta de soledad. Este año hemos notado mucho las ausencias. Pero es lo que hay.

jueves, 15 de junio de 2023

Antonio Arroyo Silva, poeta desde Gáldar (tomado de la revista El Pez Soluble)

 

ANTONIO ARROYO SILVA, UN VIAJE A LA POESÍA DESDE GÁLDAR, VOZ QUE LE DA SENTIDO A SU ÍNSULA.


Y, en medio de la mar, tu jeometría surje de pronto, te sitúa, corta, mide, precisa, relaciona conmigo
y en tu barco que vijilo; barco que parte en tres mi vida: una vida en el este, otra en el sur, 'otra en el norte;
y yo sereno enmedio de la mar de oeste, lleno de amor, el centro de rosa de las lluvias del amor.
Lleno de amor, el mío, un barco y yo, el amor enmedio del amor, de tanto amor que necesita el mar
para medirse, dios. Y enmedio de la mar yo estoy midiéndote, enmedio de la mar
y en este barco, éste, estoy midiéndome contigo, dios.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Y sueñas con las nubes puras sobre tu isla, cuando el alba verde crece
lúcida en el seno de las aguas misteriosas. Es la noche sobre tu Isla y en su contorno, aquí y allá, dondequiera se
curva el impecable vaso del mar; es la noche color de párpados, sobre los
caminos entretejidos del cielo y del mar.
SAINT JOHN PERSE

Antonio Arroyo Silva,[1] una voz hispana obligada para quienes transitamos el camino ineludible de la poesía. Vive en Gáldar en perfecta armonía con el mar, una realidad que le da sentido a su propia existencia. Lector infatigable de lo clásico y lo moderno, Garcilaso, Góngora, San Juan de la Cruz, Lorca Aleixandre, Huidobro, Char, Daumal, Sartre, Eluard, Vallejo o Joyce y de tantos poetas latinoamericanos. Un poeta creciente que rompe con las líneas del tiempo, su poesía impregnada de intuiciones y existencialidad, tiene en el centro al ser humano y su drama. Su accionar poético y humano es circular, encuentro necesario con la superrealidad. Dos libros cruciales en su poética (más adelante nos referiremos a otros) son: «Sísifo sol, 2013» y «Química del error, 2020.» Significativo, digo, porque en éste hay un poema clave: «EL MISMO VIAJE» en el que plantea lo siguiente: «Estamos condenados al inicio del mismo viaje. / Estamos condenados porque la meta es el punto de partida / y el río que brotó de un naciente allí ha de volver / para morir de nuevo y comenzar el círculo que nadie ha definido. / Siempre el mar en la orilla que con el río sube a la montaña / El mar sangrando corazones sobre la faz del hambre / que brotó hace mil años en la esquina de un sauce / junto con los delfines y la voz desolada / de los escarabajos. / Estamos condenados al inicio del mismo viaje. / …»[2]

La poesía de Arroyo Silva emerge del fragor por la vida; nunca un lenguaje excedido o afectado, sino mas bien vital, próximo al ser humano. Pero también un pensamiento clarividente. Suele decirse que «Una obra, sólo existe como tal en el acto mismo de ser realizada en el interior de un perceptor que la recibe, pero también adquiere su esencia en los momentos anterior y posterior al acto creativo; la obra nace del silencio, en él se configura y toma cuerpo, a partir de él se genera la levadura de su consistencia. Sólo el tiempo es ahora el trazador de su destino y el encargado de convertir en acto sus potencias.» En esencia el poeta es eso. Desde luego añadimos en este punto, la mesura en su verso, el equilibrio, jamás el derroche vacuo e innecesario. Su pensamiento poético conecta muy bien entre lo que conocemos como lenguaje hablado y lenguaje escrito. Aspectos de por sí difíciles de manejar. Algo de esto lo podemos observar en el poema: «POR EL CAMINO DONDE HOPPER»[3]  «se tropieza con Proust, hay un reguero / de soledad. Un hombre, una mujer / se toman el café sin magdalenas. // La pobreza es la paz sin magdalenas, / la paz de lo que nunca fue, que estuvo / delante de los ojos y no vimos / y por eso no existe—la paz / y la pobreza de los avestruces. // No solo el hambre o la negrura: el olvido / del color, el matiz, la turmalina / de un ocaso diluyen / al hombre en esa taza— ella es la taza, / ella sin rostro frente a la esquina / donde Hopper se cruza con Proust / y no se reconocen.»

Arroyo Silva es un poeta al que no se le puede encasillar. En él está siempre el germen de la renovación; conoce muy bien la estética clásica, modernista, simbolista hasta entroncar con las vanguardias. Sus medios expresivos le han permitido conciliar e interrelacionar todas esas poéticas. Cada estética supone repercusiones como lo supuso aquella época de Apollinaire y Pierre Reverdy con «L’esprit nouveau et les poètes» o sea El espíritu nuevo de los poetas. He traído a colación lo anterior porque la poesía se Silva representa justamente eso: espíritu moderno, diferente claro, a lo moderno de aquella época de 1913.  Apollinaire refiere cómo la poesía estuvo sujeta a los convencionalismos del verso clásico, entiéndase, rima, métrica, para luego pasar a una etapa de exploración a través del verso libre.[4] Aquél concibe la «poesía moderna» como una búsqueda de formas, las que confluyen en el poema a modo de síntesis.[5] En trece mirlos, poesía, reseñas, entrevistas, el poeta ha dejado su impronta: «Mejor que respirar, ser respirado / por la flor moribunda que traes en ofrenda / no sé por qué ni a quién, si por la muerte, / por el amor a un ser que resucita / o simplemente en aras de la belleza. / No sabes cuánto añoro lo imperfecto / del error. Esa química que trae / el poder de sentir de otro modo. / La cabeza de Yorik sobre el tallo / de la vida y una mano cortándola / solo por preguntar.»[6]

Montserrat Tarrés Picas[7], siguiendo la pista de Lorca nos dice que un poeta tiene que ser un profesor en los cinco sentidos corporales: vista, tacto, oído, olfato y gusto. Para poder ser dueño de la imagen tiene que abrir puertas de comunicación en todos ellos y con mucha frecuencia ha de superponer sus sensaciones y disfrutar de sus naturalezas. Antonio Arroyo Silva, sabe, además, que la inspiración no es el estado formidable para escribir un poema (Válery). La inspiración es recogimiento, pero no dinamismo creador, apuntada Lorca. Esto seguramente tiene que ver con la vocación y el recurso literario (Cortázar). Ambas aristas están presentes en este poeta consumado de la lírica, íntima armonía en su carga afectivo-intelectual, aunado al uso particular del lenguaje que deviene en su estilo y consecuentemente n su compromiso literario irreductible. En el poemario «Bahía Borinquen», Idea-Aguere, Santa Cruz de Tenerife, 2019, del cual tomo este poema en prosa, lo que hemos dicho al inicio de este párrafo: «en el sueño o quizás en otra realidad vi esas flores suspendidas de un gancho en macetas de arcilla  rojo de carne contra rojez del deslumbramiento los geranios me hablan de una sed que no es mía una sed de salitre alojada en el límite del verdor de sus hojas que me incita a la seda de pensar más allá del propio pensamiento // érase entonces un muro blanco de cal con macetas de geranios encendidos érase una visión tan simple que iba más allá de la pura abstracción //  érase un rojo intenso que fue tomando la forma de geranios extendidos al canto del gorrión // conste para la gloria efímera de quien percibe el código secreto de lo que se muestra ante los ojos // en la vigilia o en el duermevela los geranios semejan bestias de fábula que despojan la mirada del objeto de su miraje»[8] En estos poemas en prosa advertimos ausencia de puntuación, pero la compensa con ritmo y musicalidad. Interesante. El poeta llama a las cosas como son evocando sensaciones claras y frescas.

Antonio Arroyo Silva es todo lo que hemos dicho y más. El mejor ejemplo de que vida y poesía se funden entrañablemente es él. Es decir, concebir esa unidad le da un único sentido al poeta y a su obra. Diría, retomando la idea de Bajtin en cuanto a lo dialógico en la novela de Dostoievski, que en la poesía se establece un diálogo entre contenido y lector. El poeta también polemiza e intenta plasmar puntos de vista. Rescato de la obra poética completa de Antonio Colinas, dada su pertinencia para estas digresiones los siguiente: «Es cierto que cada poema responde a una anécdota, a un hecho más o menos profundo o circunstancial; o a un estado de ánimo dichoso o grave, importante o ligero, pero no cabe en definitiva sino la visión global de la obra traspasada por la experiencia vital. Aun así, los versos no siempre revelan el mundo que los ojos ven, y no caben por tanto las interpretaciones literales, aparentemente fáciles cuando no engañosas. La poesía, pues, estando profundamente enraizada en el proceso de vivir, no responde a una visión «fotográfica» de la realidad, sino que surge siempre para metamorfosearla. Éste es uno de sus grandes dones.»[9]   En la poesía de Antonio Arroyo Silva, no solo están presentes la referencialidad a lo cotidiano sino en un mismo nivel lo universal, las materialidades del mundo más allá de su entorno, pero también la imagen que en el poeta deja su función tradicional de ser mero elemento de comparación o símil. El gran mérito es usar la disonancia como recurso retórico. En la mirada del poeta se construyen varias realidades ventanas abiertas por donde entra el ojo. Algo de la técnica del pintor hay en los versos del poeta, una figuración común para una visión nueva. En algunos de sus libros «el lenguaje se vierte desde un despojamiento que quisiera entablar un paralelismo entre la belleza como hecho cotidiano y mínimo, por un lado, y la transparencia y la precisión de su sintaxis, por otro.» Algo de lo dicho lo podemos observar en el fragmento siguiente del libro, «Las horas muertas.»: Nos secuestran, / nos dejan en un hoyo con las manos / atadas, un revolver apuntándonos / a la sien, el machete casi a punto / del corte decisivo. Nos secuestran, / nos ponen de puntillas, boca abajo, / en pie, fusilamiento pelotón / nos amagan, nos desdoblan, nos revuelven / la lengua, nos deslenguan las palabras. // Nosotros le cantamos al abandono, / le cantamos al mal para espantarlo / aunque vaya la vida en ello, aunque / la vida nos la quite el sicario de turno / o esa desolación de vernos solos / cuando el depredador llega / en el crudo silencio de una nota.[10] Su poesía siempre nos habla del mundo desde el interior.

Sí, en la poesía de Antonio Arroyo Silva encontramos un sentido de totalidad, a veces con la sorpresa de alguna irreverencia, de humor como parte del sentido que le impone la palabra. El poeta nunca pierde el poder del asombro. Desde sus razones íntimas y afectivas nos invita a profundizar en las cosas, la vida desde una sintaxis multidimensional que le es propia. Su escritura nos revela a un poeta con virtudes y cualidades nada frecuentes. Los ecos de su tiempo, anécdotas se difuminan en sus versos, altos como los grandes clásicos españoles, omnipresentes en su ya dilatada obra. Y más interesante aún, sin posturas afectada o maniqueas, llama a las cosas por su nombre, sin alarde; escribe sus versos desde un alma sensitiva, acariciando las cosas vulgares para darles sentido y frescura. Es decir, todo un trabajo de orfebrería; nada sombrío, claro, más bien cálido y vigoroso como lo es toda su poesía. No sé si la vida de un poema dependa de la duración de su carga eléctrica, (Marinetti); claro que podemos extrapolar este enunciado y elucubrar sobre el mismo. Al respecto solo puedo decir que, si el contenido posee una buena carga de revelación, perdurará en el imaginario del lector. Sí creo y valga la analogía: «El poeta es un motor de alta frecuencia espiritual», espiritualidad que construye y redimensiona la palabra.

Según Jacobson,[11] «es el estilo el que transforma un objeto en un conjunto de sinécdoques.» Lo importante en la poesía como en general en el arte, es jugar con la ficción y la realidad mediante los recursos que la misma provee. En respuesta a la pregunta: «El arte crea humanidad», realizada por Ángela Molina Calzadilla, el poeta reflexiona: «Considero la poesía como una química del error, como si fuera ese estado primigenio de Big Bang en que todo se ordenó a partir del caos. El pensamiento humano es precisamente un error de la naturaleza, pues el hombre con él le pone límites, clasificaciones. El poeta con su química intenta buscar su lugar en la Creación a través de su propia creación y alejarse de ese sentido antropocéntrico de la sociedad humana. Por eso el poeta ha de estar entre la razón y la crítica a la razón. Y esto lo lleva alejarse de su propio yo.»[12] Luego agrega de manera contundente: «El poeta no puede ser terapeuta, porque su función no es la de dar certezas, sino derramar sus propias incertidumbres, que es el caso de Pizarnik. Pero como la mente del lector actúa a la inversa del poeta, al conocer las dudas de la poeta ve una luz y se guía en esa oscuridad. Como también el caso de San Juan de la Cruz. Desde luego estos dos poetas que nombramos son más eficaces que todos los libros de autoayuda que nada ayudan. Un ejemplo, si yo con mi poesía intentara ayudar a alguien a cruzar un barranco seguro que se caería a los pocos minutos. El poeta expresa todas las formas de caída, ¿me explico?» El resultado de estas reflexiones reviste suma importancia en tanto confirma algunas de las situaciones que he dejado sobre el papel. La función del poeta «es elevar lo mundano, de manera que esas pequeñas cosas que nos rodean parezcan caídas del cielo.»

La poesía a menudo puede verse como permutación de imágenes, mediante una cadena de analogías. Algo de esto hay en la respuesta que Antonio Arroyo Silva da a Albertine Orleans[13], a la pregunta: «¿ES POSIBLE LA POESÍA COMO LIBERACIÓN?» El poeta responde: «Por supuesto que sí. De hecho, yo creo que no hay liberación posible sin poesía. ¿Cómo es posible liberarnos de algo externo si no lo hacemos desde nuestro interior? ¿Cómo liberarnos si usamos el mismo lenguaje de lo que nos oprime? Vernos hacia adentro supone el primer paso para la liberación porque tomamos conciencia de que no sólo tenemos dos sentidos (vista y oído), sino cinco, o más. Esta conciencia hace en el poeta que el lenguaje se subvierta y desde ahí cambie la apreciación del mundo que el sistema tradicional nos ha inculcado a todos. Y aquí el papel de la poesía: aunque no se hagan programas ni pancartas. Digamos que veo la poesía en el epicentro del terremoto de la liberación. Imagina que todos y todas empecemos a expresar sencillamente lo que sentimos sin temor, es decir, lo que vemos, oímos, tocamos, olemos, gustamos. Llegaremos a eso que yo llamo poesía. Entonces no hará falta escribir poemas, sino seremos nosotros mismos un gran poema libre.»

Pienso que en la poesía y en la literatura en general, en el arte, existe una lucha permanente con respecto a la realidad, se hiperrealiza o reinventa. La decisión es de cada artista según sus perspectivas y recursos expresivos con los que cuenta. Lo cierto es que, en este caso, el poeta tiene absoluta claridad con respecto a este menester. El poeta se reinventa porque hay conciencia del mundo que lo rodea por su peso y filtración en el momento de la creación. El poeta no es el mundo, pero está dentro del mundo, es receptor y coexiste con esa simultaneidad; luego, todo eso lo traslada al poema, a través de una visión totalizante de las cosas, fenómenos, visiones, aunque como decía Apollinaire, «la realidad rebasa las posibilidades del poeta.» Cada libro es mundo, sentencia el poeta. Y este mundo es palpable en «Symphonía[14]»: «yo que tenía una caja llena de palabras todas de primera mano todas sin ver la luz de la primera aurora // y ellos me dijeron respira transmuta la realidad // y ellos me  dijeron respiración para la mirada del pensamiento la realidad como objeto pensado por la mente de Wallace // tú que respiras la inmanencia del otro te quedaste perplejo con mi luz de minotauro // tú que ves la ceguera y la asfixia cuando las palabras llegan del páramo sin tus huellas de leopardo doméstico tú que dejaste la nave en el escollo y te fuiste en el bajel a surcar el vacío que no es vacío sino el nombre de la nada // tú que llenas la oquedad de adorables cadáveres»

Ante la exquisitez y profundidad de la poesía de Antonio Arroyo Silva, la aprehendo como si ese acto íntimo, le diera certezas a mi propia sensibilidad y creación poética. Y me disculpo con el poeta por mi osadía en pretender en estas líneas descubrir su misterio. A fin de cuentas, lo mío es mero espejismo, un acto si se quiere de exacerbada existencialidad.

André Cruchaga,
En la hora undécima de la democracia salvadoreña.
De Barataria a Gáldar, a doce de junio de veinte 22.

 


[1] Su obra, trayectoria, pueden leerse en estos enlaces: https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Arroyo_Silva; https://diariodeavisos.elespanol.com/2021/05/antonio-arroyo-silva-el-poeta-que-se-precie-siempre-ha-de-estar-aprendiendo-siempre-en-movimiento/

[2] http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/espanha/antonio_arroyo_silva.html

[3] El poema citado pertenece al libro «Las horas muertas», y ha sido publicado en: https://www.revistaaltazor.cl/antonio-arroyo-silva-2/

[4] Benko, Susana. Vicente Huidobro y el cubismo. Monte Ávila Editores Latinoamericana, C.A. Venezuela 1991.

[5] Arnason, H.H. Historia del arte moderno. Barcelona, Ediciones Daimon, 1972.

[6] Puede leerse aquí el resto de los poemas: https://www.13mirlos.com/post/antonio-arroyo-silva-6-poemas

[7] Tarrés Picas, Montserrat. Las vanguardias literarias y «el Grupo del 27»

[8] En esta revista electrónica, se publica un haz de poemas de dicho libro. https://ablucionistas.com/poemas-de-bahia-borrinquen-antonio-arroyo-silva/

[9] Colinas, Antonio. Obra poética completa. Siruela; 1er edición, 2016.

[10] Otros poemas de este libro se pueden leer en: https://projectzudotcom.wordpress.com/2019/04/02/5-poemas-del-libro-las-horas-muertas-premio-hispanoamericano-de-poesia-juan-ramon-jimenez-2018-de-antonio-arroyo-silva/

[11] Jacobson, Roman. Dos aspectos del lenguaje y dos tipos de trastornos afásicos, Fundamentos del lenguaje. Editoria Ayuso-Editorial Pluma, 3ª. Edic. Madrid, 1980.

[12] Estas reflexiones se pueden leer en: https://www.tagoror.es/cultura/entrevista-a-antonio-arroyo-silva.html

[13] Esta y otras reflexiones se pueden leer en: http://anghelmorales.blogspot.com/2013/11/entrevista-antonio-arroyo-silva-poeta.html

[14] Este y otros poemas se pueden leer en: https://www.laotrarevista.com/2021/10/muestra-poetica-de-islas-canarias/

André Cruchaga

Nació en Nueva Concepción, Chalatenango (El Salvador), en 1957. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Educación. Además de profesor de humanidades, desempeñó la función de director y docente en Educación Básica y Superior.

miércoles, 14 de junio de 2023

Somos racistas... un poquito


Amparados en la turba que llena los estadios, desde hace mucho las manadas de impresentables insultan a los jugadores de color. En España se ha convertido en una estampa habitual, que a los directivos no les llama la atención, debe ser que la consideran normal y aceptable. Hay otros países donde estos comportamientos no suceden, recordamos que en una ocasión parte del público comenzó a silbar el himno nacional de Francia, y los jugadores se retiraron a los vestuarios hasta que los ánimos se calmaron. Y en Europa hay roces con la inmigración, esta época de economía débil. Pero no parece que ni en Inglaterra ni en Alemania ni en Italia se den insultos racistas en los estadios.

Al defensa Alves le tiraron una vez un plátano, como si fuera un mono, y menos mal que reaccionó adecuadamente pues lo recogió del césped y se lo comió. El insulto y el ataque a la diferencia en la piel se ha convertido en una secuencia muy frecuente en los distintos campos.

La responsabilidad de las autoridades deportivas debe ser puesta sobre la mesa, creo incluso que a los máximos dirigentes habría que juzgarlos por su falta de acción. Con estas actitudes de bastantes aficionados al fútbol se está sembrando la idea de que por aquí somos racistas… un poquito. En Brasil se armó una gran escandalera con el asunto Vinicius, y hasta Lula da Silva, su presidente, se mostró muy enojado.

Al parecer, los altos ejecutivos han estado más pendientes de sus fabulosos sueldos y de la firma de contratos más ventajosos con las televisiones. Entretanto, se han olvidado de la esencia del deporte, que no es otra que competir limpiamente, y sembrar competiciones justas. Tanto el presidente de la Real Federación como el de LaLiga han demostrado su falta de rigor ético y su ambición por otras cuestiones, en vez de conseguir callar a los energúmenos que chillan en los estadios antes de los partidos y durante el transcurso de estos, amparándose en la masa.

Vinicius, el joven y extraordinario jugador del Real Madrid, es algo provocador, ciertamente. Es agresivo en el área, juega muy bien pero a veces cae en errores infantiles. Pero no hay derecho a insultarlo por el color de su piel. Brasil ha protestado enérgicamente, y considera que somos un país poco cívico, un país agresivo con la diferencia.

En Canarias estamos acostumbrados ser hospitalarios, hemos convivido con muchas nacionalidades, con muchas culturas. Nuestro espíritu siempre ha sido recibir al forastero y, aunque estamos sometidos a la onda migratoria desde África, puede decirse que la población insular es tolerante. Bien es cierto que siempre hay opiniones acerca de la cobertura social que en este país se ofrece a los inmigrantes, que se considera excesiva. Y hay que recordar que nosotros también somos emigrantes natos, a Cuba, a Venezuela, a Argentina, a México, etcétera. Fuimos clandestinos cruzando el mar en épocas en las que la economía nacional no estaba desarrollada, y en buena parte del país se padeció miseria y hasta hambre tras la incivil guerra. Fuimos tan clandestinos como lo son ahora los senegaleses, los marroquíes, los gambianos y etcétera. Gente en su mayoría joven que huye de las precarias condiciones de sus respectivos países, en los cuales ciertamente las potencias europeas que los ocuparon se aprovecharon de sus recursos pero no sembraron prosperidad. Y son lugares en los cuales hay instalados gobiernos dictatoriales, autoridades corruptas. Como sucede por ejemplo en Guinea Ecuatorial, que fue colonia española hasta que Fraga Iribarne marchó allí para concederles la independencia. Hoy en día Guinea Ecuatorial tiene recursos naturales muy importantes, y entre ellos el petróleo. Pero sus habitantes no disfrutan de esa prosperidad que solo beneficia a la casta dominante, integrada por Obiang, sus hijos, sus allegados y demás cómplices de una dictadura infame.

En el fútbol y en la vida dejemos de ser un poquito racistas.

lunes, 5 de junio de 2023

El fútbol y la identidad



En los tiempos gloriosos, la Unión Deportiva era el símbolo y la referencia del fútbol canario en el exterior. Recuerdo que, con siete o diez años acudía al kiosco de la plaza de Los Llanos de Aridane, donde se reunían los hombres para escuchar las andanzas de Tonono, Guedes y Germán, entre otros héroes en aquellos tiempos en que los futbolistas difícilmente cambiaban de equipo. Era una radio que exigía tender una antena en azoteas para poder escuchar Radio Club Tenerife, que en el valle de Aridane entraba con dificultades por ser una isla tan accidentada. Durante mucho tiempo, la UD fue el único equipo canario en Primera División, y se mantuvo 19 años seguidos en la máxima categoría del fútbol español.

Las cosas este deporte han evolucionado tantísimo que aquel modelo de la U.D. hoy ya no puede existir. Y el fútbol cada vez es menos deporte y más espectáculo. En aquellos años 60 u 70 los equipos tenían la posibilidad de retener a sus mejores figuras, haciendo caso omiso a los poderosos. Ni la liga inglesa ni los poderosos de España pudieron llevarse a Tonono, Guedes y Germán. Eran patrimonio del club, que estaba asentado en una política de cantera, muchos grancanarios, también varios tinerfeños y de otras islas, con algún refuerzo oportuno, preferentemente argentino, por las similitudes del modelo de juego.

Hoy, cuando existen las Sociedades Anónimas Deportivas, los jeques árabes, los chinos y la Premier, hay muchos jugadores canarios que no juegan en los equipos de aquí, ya que sus hábiles representantes se los llevaron a otros lares. El fútbol se ha convertido en un deporte global, que mueve muchos millones gracias a las televisiones, la publicidad, los patrocinios, y etcétera. Pero todavía, en nuestro caso, el equipo amarillo es un reflejo del ansia de identidad, del sentido de pertenencia a un territorio, de la pequeña historia local. Con sus gestas y sus decepciones, tiene una hinchada valerosa.

Difícil van a tener los dos equipos canarios asentarse en Primera División, porque los tiempos han cambiado tantísimo. De aquella U.D. que fue subcampeona de Liga y de Copa queda poco. Eso sí: se mantiene una idea del juego técnico, con posesión y habilidad. Y hay excelentes jugadores de la cantera, de distintas islas. El C.D. Tenerife siempre ha sido más partidario de un juego brioso, digamos que uno de los equipos trata de imitar al Barcelona y el otro en cambio quiere parecerse al Real Madrid, al que quitó dos ligas en la gran época de Valdano como entrenador, y de Javier Pérez como presidente.

Las grandes ciudades tienen más fácil mantener a sus equipos, aunque hay muchos ejemplos de ciudades pequeñas que han tenido recientemente clubs en Primera. Por ejemplo Elche, Girona, Eibar, Villarreal, Pamplona, Almería, Mallorca, Cádiz, Getafe, Leganés y un largo etcétera.

Ojalá a U.D. se mantenga bastante tiempo en la máxima categoría, y ojalá coincida con el C.D. Tenerife por aquello de la rivalidad. Aunque el último caso en que los dos convivieron resultó desastroso, ya que se dieron la mano para descender juntos. De cualquier forma, es mejor estar juntos porque así habrá menos pleito insular.

Proporcionalmente a su población, la isla de La Palma está siendo muy competitiva a nivel nacional, ya que en la nueva categoría de 2ª Ref hay dos equipos de allí: el histórico Mensajero y el Atlético Paso. Y de esa pequeña isla también han surgido figuras importantes para los equipos de primer nivel, sobre todo para el Atlético de Madrid. Hoy en día las respectivas aficiones apoyan con entusiasmo a estos dos clubs modestos, y se ha comprobado una y otra vez que son capaces de ascender si pierden la categoría. Mensajero y Tenisca mantienen una rivalidad total, representan el derby de las islas menores.

(Foto: tomada de La Provincia)