miércoles, 29 de noviembre de 2017

María Remedios González salvaguarda la memoria de La Palma


Ella es una mujer discreta, que prefiere pasar de puntillas delante de la gente. Lo que podemos entender coloquialmente como «rata de biblioteca y de archivos», es decir: una persona empeñada en dar memoria sobre asuntos desapercibidos para la mayoría, pero que conforman un cuerpo de conocimiento nada desdeñable. Licenciada en Geografía e Historia por La Laguna, desde 1993 trabaja como técnico responsable de la Biblioteca José Pérez Vidal, que tutela el Cabildo de La Palma. Es de esas personas a las que cuesta encontrar, pues no le gusta estar en el ojo mediático. Coautora de la «Bibliografía de La Palma» que desde 2004 viene editándose en la Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, sus investigaciones —en colaboración— se han centrado en otros catálogos referentes a la visita de Alfonso XIII a la Isla, la Semana Santa de la capital palmera, y en los repertorios sobre la producción bibliográfica emanada de José Pérez Vidal (1907-1990), así como de Luis Cobiella Cuevas (1925-2013). Además del universo del libro y las bibliotecas, sus trabajos —en coautoría— se han ocupado también de la historia de la fotografía en La Palma, con un estudio sobre el estado de la cuestión, y otros sobre algunos de sus artífices: Rosendo Cutillas Hernández (1852–1930) y Roberto Rodríguez Castillo (1932-2016).
También es la responsable de la edición de Escritos periodísticos, selección de trabajos en prensa de Pedro Hernández y Hernández (1910-2001), y de Folk-lore palmero: un opúsculo para las Fiestas Lustrales del año 45 en el Archivo Familia Hernández de Lugo, monografía que rescata la figura de Félix Idoipe Gracia, maestro de Huesca con plaza en Tazacorte, que tuvo una notable actividad literaria y elaboró un ensayo sobre el folklore palmero.

María Remedios González Brito ha rastreado en el Archivo de la Familia Hernández de Lugo — gestado por el nombrado Pedro Hernández— como fuente de consulta para sus investigaciones. El archivo familiar —que guarda su hijo Gerardo Hernández de Lugo— resulta de sumo interés para la historia de Los Llanos de Aridane, y así lo ha entendido Meme quien, de nuevo, ha acudido a esta documentación en sus dos últimos estudios: Correspondencia entre Pedro Hernández y Hernández y Félix Duarte Pérez en el Archivo Familia Hernández de Lugo y Datos genealógicos sobre Benigno Carballo Wangüemert (1826-1864). El primero de los trabajos, impreso por la Editorial Círculo Rojo, da  a conocer la relación epistolar entre dos figuras notables del periodismo y la poesía, el que fue cronista oficial de Los Llanos de Aridane don Pedro, y el también historiador oficial Félix Duarte. Hace tan solo unas décadas, cuando las relaciones humanas todavía dependían de escribir cartas, las cosas eran muy diferentes. De este modo, dentro de la misma Isla, dos poetas, dos intelectuales, sustentaron su amistad mediante la comunicación postal. Como dice la autora, no en vano el ser y quehacer cotidiano y más íntimo de las personas se refleja en el conjunto de documentos que han reunido a lo largo de sus vidas, los cuales, en función de la relevancia social y cultural de quienes los han generado, sirven para reconstruir el momento en que les tocó vivir. Asimismo, el segundo trabajo acude también al epistolario privado de Hernández y Hernández; la correspondencia cruzada con Pérez Vidal —auxiliado por Cayetano Gómez Felipe (1902-1978)—, revela el empeño del además genealogista llanense, por colaborar en los estudios del investigador santacrucero sobre el economista y educador Benigno Carballo Wangüemert (1826-1864).

lunes, 27 de noviembre de 2017

Alfonso O'Shanahan, 8 años después

Era un compañero generoso y solidario. Miembro de un grupo generacional de periodistas y escritores que deseaban cambiar la realidad en la última fase de la dictadura. Se han cumplido ocho años de la muerte de Alfonso O’Shanahan, en noviembre de 2009. Sangre irlandesa en la isla, inmigrantes que vinieron a este territorio lejano huyendo de la persecución inglesa, las guerras de religión, los conflictos de la identidad. Precisamente la identidad canaria fue uno de sus motores en la vida. Siempre tomó partido por la causa de los más débiles. Y más allá de las escuetas notas necrológicas que se publicaron en su momento, creo necesario hoy hacer este pequeño tributo a su memoria. Pues Alfonso todavía no ha recibido el homenaje que se merece.
Vivió solo 65 años, pero los últimos de su vida fueron marcados por el desarraigo que marcó el alzheimer. Luchador por la democracia, militante de la izquierda, periodista con vocación social y autor de Antípodos, Premio Prensa Canaria, una novela importante, así como de numerosos trabajos poéticos y del monumental Diccionario del español que se habla en Canarias, un empeño descomunal que editó el Centro de la Cultura Popular Canaria. Tanto tiempo después, Alfonso sigue mereciendo el homenaje de sus antiguos compañeros de generación: gente que acompañaron en su empeño como Pepe Alemán, Herminia Fajardo, Rafael González Morera, incluso José Carlos Mauricio y hasta yo mismo, pues junto con personas ya fallecidas como Pepe Rivero, Santiago Betancor Brito, Paco Cansino y otros compartimos espacios en los periódicos de la entonces Editorial Prensa Canaria. Era una camada de comunicadores comprometidos con el avance social, con el testimonio político de la disidencia en los últimos años de la dictadura, aquellos finales de los 60, aquellos 70 todavía dubitativos. Eran los tiempos atrevidos de Sansofé, una revista que padeció innumerables multas y expedientes. Eran los tiempos de hablar de las injusticias sociales: por ejemplo la lacra de la aparcería, con sus reminiscencias feudales.

Alfonso O'Shanahan, periodista, narrador, poeta, solo vivió 65 años en la isla en la que pasó casi toda su vida, excepto el tiempo que marchó a Madrid para estudiar matemáticas, hasta que se convenció de que su porvenir eran las palabras y la poesía, el periodismo y la literatura. A la escritura se dedicó siempre; su primera pasión, la primordial, fueron los versos; lo recordamos recitando poemas suyos y de otros, acompañado, siempre, por la inquebrantable Marta Álvarez Hidalgo, su amor de toda la vida, su mujer. Eran los tiempos de la poesía militante, la de Agustín Millares Sall, Pedro Lezcano, Francisco Tarajano, Juan Jiménez, José Luis Pernas y tantos otros de aquella generación de la poesía social en los 60. Tras la muerte de Franco, fueron los tiempos de los mítines calientes en los campos de fútbol y los terreros de lucha canaria, con voces como la de Fernando Sagaseta, aquel trueno en el Congreso de los Diputados. El periodismo fue el alimento de Alfonso; lo ejerció, a veces más al lado de la literatura o la cultura y otras veces más al lado de la política, sobre todo en los medios del grupo Prensa Ibérica, de cuyo periódico La Provincia fue subdirector; dirigió también la radio del grupo, aquella meritoria Radio Canarias-Antena 3 que en su tiempo fue muy innovadora. Era, sobre todo, un hombre noble, tranquilo y apasionado cuando era necesario defender los ideales, la injusticia y el caciquismo eran sus enemigos. Era un canario humilde pero pertinaz en su empeño, y se mantuvo a pie firme hasta el fin, hasta cuando la enfermedad le arrebató el conocimiento y el recuerdo. Su esperanza se la dio el testimonio personal, la crónica urgente que significa sacar a la calle el periódico de cada día, la crónica urgente e imprescindible. La enfermedad que padeció es la mayor crueldad, porque borra hasta los últimos depósitos de tu memoria, te aísla, te enajena. Te sitúa al margen.
Hijo del doctor Rafael O’Shanahan, una figura destacada de la psiquiatría, a quien está dedicada la plaza delante de la sede de la Presidencia del Gobierno canario en la ciudad de Las Palmas, siempre había en el ejercicio de su vocación poética un aliento de su oficio, que era fijarse en la actualidad, y enfadarse con ella, indagar en ella para estar en desacuerdo. La suya fue una generación de la contestación y de la rebeldía, y él ejerció el empeño sin doblez, contra esto y aquello, como periodista, como narrador y como poeta, y como conversador atento. Eran tiempos de protestar: estaba Franco vivo, el desarrollismo económico y turístico no traía aparejado el florecimiento de las libertades. Estaba también la guerra del Vietnam y por eso recordamos una proclama que escribió en sus años universitarios, toda una reclamación contra la guerra, uno de los asuntos que fueron metáfora de la rabia de su generación: "Para execrable memoria de nuestro tiempo...", comenzaba aquel escrito, en el que despuntaba su retórica tranquila y a la vez exigente, de un militante que nació en la época en la que militar ya conllevaba una condena del belicismo y del imperialismo. Eran tiempos de Bob Dylan y Joan Báez, tiempos de gritar no.

Cursó sus primeros estudios en el Viera y Clavijo, desde donde se fue a La Laguna, para luego marchar a Madrid a cursar Ciencias Matemáticas en la Complutense. Sin embargo, como decíamos antes, abandonó sus estudios para dedicarse de lleno a su pasión: escribir. Durante sus más de treinta años de trayectoria profesional estuvo vinculado a la Editorial Prensa Canaria. Fue redactor y más tarde subdirector de La Provincia, director de Radio Canarias-Antena 3 entre 1986 y 1994 y articulista de Diario de Las Palmas y de Canarias Económica, publicando series como Ideograma, Crónicas mundanas y seculares, Crónicas diacrónicas, El laberinto de las hadas, Memorial para un fin de siglo, así como Torres de Viento, en las que reflexionaba sobre distintos temas de actualidad. En la literatura cultivó la poesía, la novela y el ensayo. Entre sus obras destacan Trabajadoras, Caminos viejos de Gran Canaria, La Luz, puerta de Canarias, Antípodos, cien años de expiación, una novela seria; además, Solsticio de verano y Torres de viento. Una de sus últimas publicaciones fue el Diccionario del habla canaria, un trabajo que le llevó años de estudio y elaboración y que recopila más de trece mil voces del habla de las siete islas.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Pedro Flores, el viernes en el Rodríguez Quegles



Pedro Flores (Las Palmas de Gran Canaria, 1968), uno de los poetas más prolíficos y destacados del Archipiélago, se alzó recientemente con el 28º Premio Nacional José Hierro por su poemario 'Coser para la calle'. El fallo del galardón coincide con la presentación de su segunda antología poética en menos de un año, bajo el título 'Diario del Hombre Lobo y otros poemas carnívoros', que presenta este viernes 24 de noviembre en el Palacete Rodríguez Quegles. El poeta alimenta la indagación sobre el amor en su poesía. Lamenta el descenso en las tiradas de los libros, en particular de poesía, y cuestiona el fenómeno editorial que da voz a una poesía de masas "muy trivial y simplona, que vende tantos libros como seguidores tienen sus autores en las redes sociales. Es una poesía dirigida premeditadamente a un público que no lee poesía. No se trata de poetas que estén empezando y que estén buscando su voz, sino que practican una poesía basada en una serie de tópicos, cargados de una sentimentalidad empalagosa"

(Nora Navarro, en www.laprovincia.es)

martes, 21 de noviembre de 2017

Elsa López, el paisaje y la memoria



Elsa López recita sus poemas con una voz acariciante, dulce y sutil, que emociona. Una poeta con experiencia y pulcritud que bascula entre el paisaje y la memoria, la reivindicación social. Nacida en Guinea Ecuatorial, su infancia en la isla de La Palma, su vida profesional entre Madrid y las islas. Tiene un refugio en El Tablado, Garafía, precioso lugar fuera del mundo, en cuya cocina escribe poemas con música clásica de fondo. El tiempo allí se mide de otra manera; cuando se levanta mira, abajo, el pequeño caserío, las luces de los pocos que van quedando. Opina que es admirable lo que ha hecho Mauro Castro, uniendo a gente que se fue de Franceses y que regresan una vez al año. Gente que añora todo eso, los nietos vuelven, recuperan los terrenos. Ama la soledad, aunque en Madrid se acostumbró a escribir en un bar con ruido. Emilio Barrionuevo, prodigioso fotógrafo, ha retratado su mirada atenta, su bondad innata, su capacidad de trabajo. Lo dice así: Cuando oyes un poema mío puedes pensar que está recién escrito pero no es así, yo corrijo una barbaridad. Los escritores jóvenes tienen mucha prisa, con los pintores no pasa tanto, quizá la pintura te obliga a otro tipo de concentración. Me pregunto si es que ahora vivimos otro tiempo, si es que ha habido un corte intelectual. Hago esfuerzo por entender a los poetas jóvenes. Ahora hay muchos más escritores, pero los lectores no han crecido y la mayor parte de los autores jóvenes no leen, no creen que haya esa necesidad. Pero hay que aprender a conseguir el ritmo. Le pregunto si su poesía es para ser leída o para ser oída, y estima que primero hay que leerla. Claro que hay mucha discusión, vemos un juglar como Juan Carlos Mestre, que utiliza técnicas antiguas para hacer llegar su obra. José Hierro y Olvido García Valdés son ejemplos de saber leer bien. Pero uno cuando recita no se oye.

Cada noche lee poesía y hace un crucigrama. Prefiere leer poesía y ensayo. “No sé si estoy dentro de la poesía de la experiencia, José Hierro decía que es difícil encasillarme”. Hierro pensaba que la poesía de Elsa dice más por lo que calla que por lo que dice, debe ser por su capacidad de sugerencia, la sutileza. Los títulos de mis libros son referencias de mi vida, pero es difícil saber si soy poeta de la experiencia, o de la emoción o de la memoria. Con Ediciones La Palma, Elsa puso su dinero para que publicasen autores de una isla ultraperiférica. A pesar de su valía, muchos autores ven rechazada su obra una y otra vez por editoriales y concursos. Yo creo que la autoedición no es tan mala, muchas veces con ella se salvan libros. También en lo que publican las editoriales hay mucha basura. Los concursos y las editoriales cometen errores garrafales, los jurados son caprichosos. Con respecto al papel de la mujer en las letras canarias, es lamentable la escasa presencia; ahora hay una lista infinita de mujeres pero las mujeres no nos podemos imponer como autoridad a la fuerza. Hay que visibilizar a muchas mujeres, pero no debemos pisar el pensamiento de los hombres. Yo valoro la calidad, sea de mujeres o de hombres, pero no admito la paridad impuesta, por ley de la paridad estamos dando voz a mujeres que no lo merecen. Claro que tampoco admito los manuales y antologías de literatura que solo incluyen a hombres, pero tampoco admito lo contrario. La calidad ha de ser lo primero.

¿Hacia dónde va la literatura? Elsa opina que está perpleja porque se ha envejecido, no ve que hay otra oleada distinta. Ahí tienes una Irene X, muchachas y muchachos que están haciendo una poesía de la calle, de carretera. Son poetas actuales, que a lo mejor escriben como si estuvieran rapeando. Quizá de ahí pasen a leer a Ángel González, Claudio Rodríguez, José Hierro, etcétera. La gente joven vive de impactos, todo es muy rápido. Hay que entender que no hay que forzar a leer el Quijote a muchachos de 14 años, que lean algo que les dé más vida. Hay poetas jóvenes como Irene X que llega muy bien a su generación. ¿Cómo puedes despreciar a verseadores como Yapci Bienes, capaz de improvisar a partir de una palabra? Además, aquí en La Palma te encuentras mucha gente de campo que con sus versos espontáneos te cuentan algo, un incendio, el volcán, una inundación. Hay que defender la poesía popular y también hay que defender la poesía urbana de la nueva generación. Es la propia evolución de la mujer en España, que tras el franquismo la mujer se quitó cosas de encima. Que por ejemplo podamos hablar de sexo con toda normalidad, que si un pintor pinta desnudos de mujer también pueda una mujer pintar un pene. Me pongo a pensar en mi pasado y veo todo lo que hemos ganado. Claro que el progreso nos sigue pareciendo lento, porque no hemos llegado donde queremos llegar.

Lo que es difícil no es introducirse en un mundo de hombres, sino erradicar el machismo, una educación que les dieron a los chicos y que todavía me asombra cuando veo a uno de mis hijos sentado mientras su mujer se levanta para poner la mesa. Llegó por una esquina de las enredaderas. / Con los pasos muy lentos subió los escalones / y se quedó mirando tu libro y mis geranios / y aquellos macetones con las flores de mundo salpicándome el alma / igual que las estrellas salpican por las noches el cielo tan azul. / Era un gato con la mirada triste y el gesto indiferente… La poesía de Elsa entra así, suave, a veces sin aparente trascendencia. Pero te conmueve, te golpea el alma. Es un íntimo aleteo que no te deja indiferente. He aquí otro fragmento, doméstico, inmenso: Tengo miedo al saber / que la higuera se va volviendo grana, / y al viejo nisperero le han crecido los gajos / hasta alcanzar la casa. / Hoy quiero regresar. / Cuando febrero se acerca, ya sin frío, / para recobrar aquel remolino de almendras / y tuneras… Elsa es muchas cosas a la vez. Y ahí radica su grandeza, la admiración de la gente que la quiere en la isla que ha hecho suya, y fuera de ella. Emilio Barrionuevo, ese gran artista, le ha hecho una fotografía que ella estima mucho.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Sergio Ramírez (Nicaragua), Premio Cervantes


El escritor nicaragüense Sergio Ramírez (1942) es el nuevo Premio Cervantes, sucediendo a Eduardo Mendoza, quien lo ganó en 1943. Novelista, ensayista, autor total, participó con Daniel Ortega en la Revolución Sandinista, y llegó a ser vicepresidente de su país. Pero luego criticó la deriva autoritaria y excluyente del movimiento, con lo cual fue muy combatido en los medios de comunicación de su país.

 

lunes, 13 de noviembre de 2017

"Cuentos traviesos" y "Cuentos gozosos", el 23, en Telde

Tras la multitudinaria presentación en el Club La Provincia, el próximo jueves 23, a las 8 de la tarde, llevaremos nuestros libros a la Casa Museo León y Castillo de Telde. Son: Cuentos gozosos, de Rosario Valcárcel, y Cuentos traviesos, de León Barreto, que se editan en un solo volumen con dos portadas.

Cuentos gozosos transmiten el placer y el sufrimiento, la carnalidad, la dificultad de las relaciones humanas, los momentos de felicidad, el paso del tiempo, la búsqueda de objetivos. Fue docente, y su nacimiento junto a Las Canteras influyó en La Peña de la Vieja y otros relatos, homenaje al mar de la infancia. Su trilogía constituida por Del amor y las pasiones, El séptimo cielo y Sexo, corazón y vida habla de la complejidad y el disfrute del amor, el deseo, la fugacidad de la vida. Su novela Moby Dick en Las Canteras Beach cuenta el rodaje de Moby Dick en Gran Canaria.  Sus dos poemarios: Las máscaras de Afrodita e Himno a la vida plasman un erotismo elegante y sutil. Ha participado representando a Canarias en un libro colectivo para la Plataforma de Organizaciones de Infancia. Ha ganado premios de poesía y está traducida al francés, al alemán y al rumano. Hace presentaciones y críticas de arte, mantiene su blog El séptimo cielo, escribe prólogos y participa en periódicos.  (Portada de Luz Sosa sobre un cuadro de Chagall)  Cuentos traviesos lleva portada de la checa Katerina Espevakova, los dos son de Mercurio Editorial)

Cuentos traviesos, de León Barreto, forman una propuesta reflexiva y amena sobre las contradicciones del mundo actual: las nuevas tecnologías, la violencia de género, historias de amor y desamor, historias humorístias, la memoria rural, la soledad urbana. Son secuencias narrativas breves y minificciones en homenaje a los grandes maestros de la narrativa breve: Chejov, Maupassant, Carver, Borges y Julio Cortázar. Autor de novelas, ensayos, relatos, cuentos para niños, novela negra y poesía, el autor recibió en 1999 el Premio del Círculo Cultural de Telde por su promoción de la cultura canaria. Fue subdirector de La Provincia, director del Club Prensa Canaria y Jefe de Prensa del Cabildo de Gran Canaria. También fue cofundador y presidente de la Asociación Canaria de Escritores.
 

lunes, 6 de noviembre de 2017

Jorge Liria, editor vocacional


Ahora en las islas hay docenas, cientos de nuevos escritores que salen de los talleres literarios. La escritura se ha democratizado, hay mucha gente ilusionada con publicar su primer libro. Una salida frecuente es la autoedición, y hay unas pocas editoriales, mayoritariamente radicadas en Tenerife, quizá por aquello de que allí residen las consejerías con competencia en Educación y Cultura que antes repartían sustanciosas subvenciones. También hay quien publica en Facebook, hay quien difunde su obra en las redes sociales, tal vez las consideramos infalibles. Asimismo, la gente vive entregada al guasapeo, el vocabulario se reduce y la realidad se hace rápida, efímera, circunstancial. Las emociones son superficiales, puedes tener 5000 amigos pero si te cae un cáncer o te divorcias y necesitas el apoyo de alguien, pocos te van a echar una mano. Es la nueva volatilidad de las relaciones humanas.

En Gran Canaria solo hay dos editores profesionales: Plácido Checa, de Cam-PDS y Jorge Liria, licenciado en Geografía e Historia, trabajador del periodismo largo tiempo, no solo editor vocacional sino también autor de libros. Jorge es aparentemente tranquilo pero en realidad es apasionado y temperamental, un currante enamorado de su oficio. La editorial Anroart, que fundó con sus hermanos, se ha quedado con Jorge como único soporte. El es portadista, maquetador, corrector y capaz de sacar libros con buena estética. Todo lo hace él. Además crea: ha escrito ocho libros sobre historia y geografía, ha sido coautor en otros títulos y ha trabajado sobre historia en revistas y periódicos. Con sus hermanos, invirtiendo el importe de una herencia, en octubre de 2004 funda Anroart Ediciones, que después de seis años ha sido la primera editorial canaria con presencia comercial en librerías de Madrid y algunas ciudades de la Península. La denominación Anroart es un homenaje a su madre, una síntesis del nombre y los apellidos de su madre. Ha publicado más de mil títulos con cuatro sellos: Anroart, Beginbook, Mercurio y Words for World. En tiempos de crisis ha salido adelante; no se queja, actúa. Por eso ha dado a conocer a escritores que empezaban con garra, como Santiago Gil y Alexis Ravelo, talentos indudables. Asimismo ha estimulado una avanzadilla femenina: Dolores Campos-Herrero, Ángeles Jurado, Rosario Valcárcel, Dunia Sánchez Padrón y otras.

Mi contacto con Jorge surge cuando Rosario Valcárcel y yo vivíamos lejos. Tenía un libro de cuentos entre manos, y dudaba. Era ¡Mamá, yo quiero un piercing!, que salió en 2005, en él figuran cuentos que me siguen gustando. Los escritores atravesamos baches emocionales, etapas de sequía, crisis de las que no puedes salir sino escribiendo y publicando. A mí me sucede eso: mientras no se publica el libro que considero terminado, no puedo ponerme a escribir de nuevo. Necesito que ya hecho salga a la calle, camine por sí solo. Jorge recibió mi proyecto y, sobre la marcha, lo autorizó. Pensé que era una señal de renovación publicar en aquella joven empresa de la que ya me habían hablado amigos, entre ellos José Manuel Balbuena, que ya había editado. Desde entonces, con alguna intermitencia, soy de Jorge Liria.

Su labor tiene mucho atrevimiento. A la gente le parece excesivo pagar 10, 15 o 20 euros por un libro, pero la gente no renuncia a tomarse unas cervezas. Han sido dinamitadas las humanidades de la educación, mínimas las campañas de divulgación de la lectura, falseadas las estadísticas sobre lectura del gobierno regional. Excluidos los libros de autores canarios de las grandes superficies, carente esta tierra de una crítica literaria y artística profesional, con libros de Tenerife que apenas llegan a Gran Canaria y viceversa, minimizadas las publicaciones de las islas, ciertamente con escasa calidad buena parte de ellas, abundante la opinión de escritores canarios que dicen no leer los libros de sus colegas, cerradas muchas librerías tradicionales, sin dinero las bibliotecas para hacer compras, tirados a la basura libros de esas bibliotecas, con instituciones que defienden malamente su patrimonio, de antemano Jorge parece condenado al fracaso, pero tiene visión del futuro y estimula a su gente. Rosario Valcárcel y yo le debemos el hecho de animarnos a tener blogs, en cierto modo suponen vencer el espacio de la isla, que te puedan leer en sitios lejanos.

En una entrevista de Mayte Martín en www.dragaria.es explicaba que actuó al ver que en otras islas sí había editoriales, pero no en Gran Canaria. Cabildos, ayuntamientos y gobierno regional sacaban libros que morían en los sótanos. Entonces dejó el periódico y se encontró una avalancha de gente que quería publicar. No puede haber una comunidad libre y madura si es incapaz de fabricar libros, eso piensa. Mi idea fue utilizar la distribución convencional, tener las mismas estrategias, usar los medios de comunicación. La crisis económica ha sido un varapalo para la cultura, pero ha fomentado la creatividad. Lo que publicamos es una mínima parte de lo que nos llega. No me preocupa el libro electrónico, afirma tajantemente, es de los que creen que el libro en papel va a sobrevivir siempre. Para mí, el artista tiene que inventarse algo diferente, no ha de repetir lo de otros; debe descubrir universos y necesita leer muchísimo. La insularidad es un hándicap para muchas cosas, para la sociedad y los autores. Hay bastantes mujeres que escriben, lo tienen peor que los hombres porque la escritura significa restar horas a la familia. Ellas tienen muchas responsabilidades; hay pocas en narrativa, en poesía aparece gente que él denomina cantarines.

Cree que la autopublicación daña la calidad. En Canarias se lee muy poco, la gente no lee ni las revistas en las consultas médicas. No ves a los nuestros con libros en las piscinas, están con sus móviles mandando mensajes, son los extranjeros quienes compran sus periódicos en papel y leen libros. Aquí muchos andan colgados a las redes y la telebasura; si en una casa no hay libros, no hay lectores. Jorge vive ahora en los aviones de Madrid. Su mujer trabaja allá, y se sube a un avión como el que coge una guagua de Vegueta a La Isleta. En tres horas te pones, mientras que si vivieras en Alicante o Córdoba o Huelva tienes que echar horas de autopista, atascos y cansancio. Lo que tenemos que hacer es quejarnos menos, concluye. Se ha subido a un tren que va por caminos escarpados pero está contento. Y, como autor que ha publicado en distintas editoriales en distintos momentos, aquí y fuera, sé que Jorge es un luchador.  

viernes, 3 de noviembre de 2017

Roma, de cine

Roma, la ciudad que ha muerto y renacido tantas veces, es –junto a Nueva York y París– uno de los escenarios preferidos por el cine. Para nuestra cultura resulta cercana, pues los italianos, esos primos hermanos nuestros, gesticulan, hablan alto, se apasionan o se decepcionan con la misma prisa que lo hacemos por aquí, les gusta el fútbol, entienden la vida como un espectáculo. Este es un espacio de rituales que se construye sobre las capas del pasado, no en vano el Papa es el heredero de los antiguos emperadores, gracias a la Iglesia Católica ha vuelto a ser ciudad imperial, los papas son monarcas de ámbito universal y el Vaticano resplandece en sus tronos. Y ahora hay un latinoamericano que conecta con las masas, vive en una modesta residencia sin utilizar los salones del palacio, inevitable que la gente piense que la curia le impide ir más allá en su afán de renovación.
Con gran equipaje monumental se alza como un escenario decadente, cercano y sentimental, que ha dado pie a obras maestras. No es un decorado sino que personifica la provocación, la rebeldía y también la estética, todo agitado en un cóctel genial. Podemos citar solo unas cuantas: La gran belleza, de Sorrentino, en 2013; Gente de Roma, de Scola, 2005; Una jornada particular, también de Scola, 1977, nada menos que con Sophia Loren y Mastroianni; Mamma Roma, 1962, de Pasolini, con Ana Magnani; Roma, de Fellini, 1972; Vacaciones en Roma, de W. Wyler, 1953; Ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica, 1948; Roma, ciudad abierta, de Rosellini, 1945 y, por supuesto, La dolce vita, también de Fellini, de 1960, prohibida por el Vaticano y el franquismo y que solo se estrenó en España en 1980, considerada una de las mejores películas de la historia. Imborrable la secuencia de la fuente de Trevi con Mastroianni y la sueca Anita Ekberg, aquella sensual provocación. En las películas a ella dedicadas caben desde un desfile de moda eclesiástica a la obsesiva recreación de los prostíbulos, desde la pobreza y la escasez tras la II Guerra Mundial a la belleza de sus fuentes, desde el fascismo de Mussolini al apogeo de la Democracia Cristiana y el Partido Comunista, desde el lirismo a la sátira, la farsa y el humor negro, de la nostalgia a lo truculento sin solución de continuidad, desde la pobreza de los barrios marginales a sus arterias comerciales, la elegancia de su moda y su diseño, la potencia de su industria automovilística y la constatación de que la Mafia debe continuar existiendo por debajo. La ciudad se mira en el Tíber con una sonrisa corrosiva, una mirada cruel, pues los romanos se ríen de sus miserias. El país tiene una economía productiva, la destrucción de empleo en la crisis fue ridícula si la comparamos con España. Y la capital es, como siempre, esa ciudad amigable construida sobre dos mil quinientos años de historia. A ella siempre hay que volver porque con sus basílicas, sus obeliscos de Egipto y sus cúpulas, sus bosques de columnas y sus estatuas, sus Siete Colinas y sus iglesias, muestra una decadencia esplendorosa. Con esa capacidad de burla que tienen los italianos para afrontar las adversidades, el sentimiento del bufón. La Roma del arrepentimiento y la carnalidad lasciva, las Vírgenes y los sátiros, los Cristos, los Bautistas, las Venus. La Roma de los museos y la Roma pícara de la calle.
Para la audiencia papal al mediodía de los domingos es convocada la multitud en la plaza de San Pedro, paraguas bajo la llovizna. La megafonía es potente, nítida, se luce la marca japonesa que la instaló. La plaza se convierte en una fiesta, con niños de colegios de la lejana Sicilia que han venido de peregrinación con sus profesores, al aire multitud de banderas argentinas, polacas, españolas. Este papa ha ganado mucho respecto a su predecesor alemán, tan distante, sin carisma. Cuestión del carácter germánico frente a la llaneza argentina, la comunicación frente al hermetismo. Así nos lo explicó la guía que nos llevaba a las catacumbas Domitila, galerías excavadas en toba tan húmeda que parece a punto de desplomarse.  El espectáculo funciona, no en vano impresiona la basílica de San Pedro, la enormidad de los Museos, la magistral Piedad de Miguel Ángel.
Roma es burguesa y proletaria, vital, hedonista, contradictoria. Roma es una puta vieja con esos enormes pechos que tanto fotografiaba Fellini, Roma es la rebeldía de Pasolini, Roma es el asesinato de Aldo Moro, Roma es la frivolidad de las fiestas en los viejos palacetes, Roma es la grandeza de Santa María la Mayor y la multiplicación de las iglesias, las piedras venerables del Coliseo, las termas, los acueductos, las murallas que de poco sirvieron cuando llegaron los bárbaros. De noche tú esperas que se presente refulgente y sin embargo la iluminación de sus fuentes y sus monumentos es débil, como si quisiera contribuir al misterio de las ruinas y la muerte. Románica, renacentista y sobre todo barroca, ya no tiene el esplendor de la Via Veneto de La dolce vita pero sí conserva la clase de los que tuvieron mucho y todavía pueden sacar al balcón las joyas de la familia, algo parecido a lo que sucede en Venecia. Así que esta ciudad en penumbra  –apenas vimos algo de botellón juvenil en el Trastevere, justo delante de la iglesia de Santa María- brilla a pesar del color tierra con el que están pintadas las viviendas populares.

El taxista que nos conducía nos preguntó de dónde éramos. De España, más concretamente de Canarias, le dijimos. Ah, Canarias: Fuerteventura es maravillosa. Cada año vamos una semana mis cuñados y mi familia, tomamos un coche de alquiler por poco dinero, comemos, bebemos y adoramos sus playas. Nos encanta, repite. No es extraño porque en Fuerteventura hay una colonia italiana, en Corralejo británicos e italianos son mayoría, han fundado negocios, pagan menos impuestos, no compran ropa de invierno, no necesitan calefacción. En Italia la izquierda se ha hundido porque las condiciones ya no son las mismas. Lo sorprendente es que, con su crisis permanente, sigue funcionando. Tampoco Berlusconi fue un dechado de democracia, y a pesar de sus pecados ganó más de una vez con mayoría absoluta; el país vive una permanente crisis política, hay denuncias de corrupción, pero no importa. Y esta ciudad en otoño se refresca y casi entra en cuaresma, preparando el estallido de las multitudes del verano. Ci vediamo presto. Hasta pronto.
(Ilustración de La dolce vita)

jueves, 2 de noviembre de 2017

"No habrá otra guerra civil, ni siquiera con el cataclismo de Cataluña" (De El Mundo)


El investigador Enrique Moradiellos, Premio Nacional de Historia por Historia mínima de la Guerra Civil española (Turner), ha asegurado este jueves 2 de noviembre que no ve posible que en España haya otra Guerra Civil a día de hoy "ni siquiera con el cataclismo de Cataluña".
"Creo que la cuota de sangre derramada hace años nos vacunó contra los extremismos. La cultura política española es muy pacifista, somos uno de los países más reacios para aplicar la violencia porque hemos aprendido que, cuando se abren las espitas de la violencia, lo que sale es algo tremendo", ha señalado en una entrevista con Europa Press el historiador.
Para Moradiellos, lo que se vive hoy en día con el "cisma" en Cataluña tiene "síntomas preocupantes de fractura de la convivencia", si bien entiende que la reacción tanto por parte de los poderes políticos como de la sociedad ha sido la correcta. "Esto no se trata de que haya una Cataluña toda independentista contra unos explotadores, también ha habido fractura dentro de ese territorio", ha recordado.
"Pero estoy bastante tranquilo porque en vez de un sentimiento xenófobo hacia lo catalán, la sociedad se ha dado cuenta de que es una desgracia que haya una situación así", ha aseverado, tras apostar por "dar la palabra" a la sociedad catalana. "Hay que votar con garantías, con todos los criterios de elección democrática libre", ha defendido.