miércoles, 25 de marzo de 2020

La ética de la libertad: la única vacuna para que el virus no contagie la democracia




Carlo Mercurelli (Enviado por Federalismo y Libertad)

Hace varias semanas, en todo el mundo, se lucha contra un virus, del cual estamos conociendo, lentamente, las características. Se trata de un enemigo peligroso, porque no lo veemos, de un adversario capaz de transformarse, cuando pasa de un individuo a otro. En sustancia está en acto un enfrentamiento profundamente desigual, pues nos encontramos frente a un fenómeno que se exterioriza de una forma teriblemente engañosa. El Coronavirus, de hecho, puede no manifestarse en los que vienen contagiados, generando casos de individuos asintomáticos, que dificultan más esta lucha.
La serie de medidas que los gobiernos han adoptado para afrontar la difusión del virus inevitablemente han reducido la libertad de las personas y han limitado sus movimientos. Sin embargo las restricciones introducidas para ser realmente eficaces, necesitan, sin duda, de una vasta red de controles en el territorio, pero principalmente, del sentido de responsabilidad de las personas. Los decretos emitidos, en efecto, antes de una orden imperativa, representan un llamamiento lanzado a la conciencia de la sociedad.
Las infracciones de las normas si, por un lado, han armado indignación, por otro lado, han fortalecido el punto de vista de los que sostienen la inadecuación del Estado de derecho para solucionar determinadas emergencias. Frente a estas consideraciones, en primera instancia, creo que sea oportuno subrayar que si bien sea innegable que el cumplimiento de protocolos rígidos sea más fácil de implementar en los regímenes autoritarios, es igualmente cierto que los países liberal-democráticos ofrecen mejores condiciones de vida y mayores life chances. Es precisamente a partir de este dato que debemos razonar. Tenemos que rehuir cualquier deseo paternalista, invocando una entidad que mande, decida por nosotros y que sepa resolver rápidamente la situación. La defensa de los valores de la democracia, que nadie quiere renunciar, pasa por lo que Max Weber, en La política como vocación, llamó ética de la responsabilidad. En suma, debemos ser capaces de comprender el auténtico valor de la libertad y «tener en cuenta las consecuencias (previsibles) de nuestras acciones»[5].
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El debate sobre el influjo del virus en los regímenes políticos ha alimentado muchas reflexiones. Se sigue discutiendo sobre las estrategias a adoptar y sobre qué modelo de gobierno sea más apropiado contra las epidemias.
Respecto a los que piden un viraje autoritario de los regímenes democráticos, argumentando que una mayor centralización del poder favorecería, como en China, una mayor capacidad de toma de decisiones, vale la pena recordar cuanto sea peligrosa la falta de transparencia de los regímenes autoritarios. Amartya Sen, por ejemplo, en el escrito publicado en Italia el 2004 con el título La Democrazia degli altri reflexionando sobre los casos de epidemias y carestías, pone en evidencia los enormes riesgos producidos, en las dictaduras, por la serie de filtros y controles que el sistema de comunicación erige, antes que una noticia se divulgue[6]. No es casualidad que la propagación del Coronavirus en China, haya sido generada también por la censura de los reclamos del pobre oftalmólogo Li Wenliang, recientemente fallecido[7].
No hay duda que esta emergencia esté poniendo a dura prueba al sistema de pesos y contrapesos de matriz liberal y al conjunto de reglas y procedimientos típicos de la democracia. Se necesitan decisiones rápidas y drásticas y frecuentemente la tentación de tomar atajos peligrosos llega a ser muy fuerte. Sin embargo, debemos ser capaces de rechazar ésa seducción engañosa y perniciosa. Esta es la hora de la responsabilidad y cada uno de nosotros debe hacer su parte. En este sentido muy significativas fueron las declaraciones hechas, esta mañana, por el ex primer ministro italiano Enrico Letta, quien, en un breve y muy eficaz tweet, dijo: «hay que ganar la emergencia con el consenso y las normas del estado de derecho. Es un desafío terrible e histórico que involucra reglas, autoridades y sobre todo la responsabilidad de los ciudadanos, que son el cimiento de todo»[8]
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La propagación en gran escala del Covid-19, el consiguiente cierre de las fronteras y la congelación de Schengen[9], han, adémás, alimentado el debate sobre los escenarios futuros y los posibles fenómenos de desglobalización. En este sentido, a diferencia delos que sostienen el inevitable fortalecimiento de los nacionalismos, al contrario creo que justo la epidemia actual pueda fortalecer la idea de un estado federal mundial y de organizaciones globales capaces de proteger la salud de los hombres en todo el planeta. A este respecto particularmente relevantes son las reflexiones del profesor Damiano Palano quien, desde las columnas de «Il Foglio», dice: «dado que los desafíos de la “seguridad humana” no dejarán de ser globales, probablemente serán los estados los que harán que el planeta sea aún más globalizado»[10].
Es extremadamente complicado, en un escenario tan difícil, tratar de presentar conclusiones que puedan ofrecer un horizonte de referencia. Mientras estoy escribiendo aprendo que hoy hubo 627 fallecidos en Italia[11]. Resulta muy problemático plantear consideraciones que, en cierta medida, no se vean afectadas por la profunda angustia que se vive actualmente en mi País, así como en otras partes del mundo. Sin embargo, una reflexión de Benedetto Croce viene en mi ayuda. El intelectual napolitano, en uno de los períodos más dramáticos en la historia del siglo XX, escribió una nota muy significativa en la revista «La Critica». Era el 20 de marzo de 1933 y hace unos días las elecciones federales alemanas habían visto el triunfo del partido nacionalsocialista, sentando de esta forma las bases para el fin de la República de Weimar y el consiguiente ascenso del Tercer Reich. En una Europa caracterizada por la aparición de los totalitarismos y por el peso siempre más efímero de las fuerza demócratas y liberales, Croce se preguntó sobre el significado de la fórmula «¿A dónde va el mundo»?

Si el filósofo napolitano, desde el punto de vista teórico, consideró la pregunta y el tema vacíos; desde el punto de vista moral, a su juicio, la cuestión tenía una  importancia considerable. Según Croce, las previsiones sobre el futuro podían ocultar el riesgo de no querer hacerse cargo de la responsabilidad del presente, de alejarse de la vida pública y adaptarse a las elecciones impuestas o aceptar rendidamente los eventos que ocurrían. Frente a este peligro, el único antídoto, según Croce, estaba representado por el «culto de la libertad […] principio directivo al cual siempre hay que recurrir»[12]. Hoy, como en aquel tiempo, la respusta a las crisis y emergencia estriba en la ética de la libertad, ya que, como dijo Croce, en las vísperas de una de las mayores tragedias de la historia reciente: «No os preocupéis por saber a dónde va el mundo, sino adónde vais vosotros para no pisotear con cinismo vuestra conciencia, para no avergonzaros de haber traisionado a vuestro pasado»

viernes, 20 de marzo de 2020

Primavera a la vista (Octavio Paz)


Resultado de imagen de octavio paz fotos grandes

Pulida claridad de piedra diáfana,
lisa frente de estatua sin memoria:
cielo de invierno, espacio reflejado
en otro más profundo y más vacío.
El mar respira apenas, brilla apenas.
Se ha parado la luz entre los árboles,
ejército dormido. Los despierta
el viento con banderas de follajes.
Nace del mar, asalta la colina,
oleaje sin cuerpo que revienta
contra los eucaliptos amarillos
y se derrama en ecos por el llano.
El día abre los ojos y penetra
en una primavera anticipada.
Todo lo que mis manos tocan, vuela.
Está lleno de pájaros el mundo.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Minimalismo

Hernando Pacific Gnecco, Colombia

Hernando Pacific Gnecco

“Si comes lentejas no serás sumiso y no tendrás que adular al emperador”, decía Diógenes de Sinope. La escuela cínica de Antístenes, siglo IV AC, promovió la vida austera: la civilización era un mal y la felicidad venía de una vida simple y acorde con la naturaleza. El hombre lleva en sí mismo los elementos para ser feliz, aseveraban; por ello, despreciaban la riqueza y se despreocupaban de lo material. Cuantas menos necesidades tenía un hombre, más libre y feliz era. Bastante exagerados fueron los cínicos; casi llegaban a la miseria. Son ellos, en Occidente, las primeras referencias a un estilo de vida austero en exceso, que sería referente de otros y, muchos siglos después, una respuesta al agobiante consumismo que nos legó el siglo XX.
Muchas tendencias posteriores se basaron en esta filosofía. París, en el siglo XIX, ve nacer la bohemia, término que alude a los gitanos por su procedencia checa. Ese estilo de vida y su escala de valores, adoptados por los artistas e intelectuales de entonces, cuestionaban a la rígida sociedad burguesa y patriarcal. Consideraron a la estética, la etiqueta y el materialismo tradicional como barreras para su libertad; el conocimiento, las ideas, el arte y la intelectualidad son lo más importante. La emoción poética está por encima de las angustias de la carne y el espíritu, confesaba Emilio Carrere. Antonio Espina les criticaba: “La bohemia es miseria disimulada con la belleza, el hambre sobrellevada con humorismo”. Los lánguidos faroles de la noctámbula bohemia madrileña vieron surgir la generación del 98, el novecentismo y la generación del 27. Estos personajes han existido siempre; empero, la bohemia es distinta al minimalismo.

Por los años 60, en Nueva York surge el minimalismo como un movimiento artístico en respuesta al expresionismo abstracto. El término acuñado por el filósofo Richard Wollheim se refería a las pinturas de Reindhart y Duchamp, y la música de Eduardo Sanguinetti. Este movimiento artístico emplea componentes mínimos y básicos: colores puros, geometría simple, materiales elementales. Pretende mayor participación del espectador y menos del artista, busca estimular lo intelectual. Inicialmente la pintura y la escultura impulsaron esta corriente a la que se suman la arquitectura y el diseño. La estructura se reduce a lo necesario; la influencia japonesa es evidente. Para la filosofía zen, mediante la simplicidad se logra la libertad interior. Hasta la música ha sido influenciada. Y es que para alcanzar la excelencia en esta tendencia se requiere habilidad, conocimiento, preparación. La combinación del artefacto con la naturaleza es valor fundamental, evitando el exceso de materiales.

En la vida cotidiana, se busca austeridad y sobriedad. El desapego a las cosas es tomado del budismo; se requiere de un proceso mental para liberarse de objetos con carga emocional. Incluso, existen tendencias gastronómicas minimalistas. Para el minimalista, hay que salir de la esclavitud consumista. La vida sencilla implica también trabajos más acordes con ese estilo de vida. El minimalismo permite reducir costos y gastos para apuntar al consumo consciente; la moda no es la directriz fundamental. Muchos de sus cultores afirman que el consumo en exceso busca llenar vacíos emocionales.

Frente al fenómeno de lo comercial, el minimalismo apunta a conceptos como la creatividad, la optimización, no acumular ni desperdiciar, no a los excesos. Esto, aplicado a la cotidianidad, significa que menos es más. Más minimalismo es menos consumo y más ahorro. Menos alimentos en la nevera o en la alacena, menos desperdicio, menos envases, menos plástico. Menos ropa, menos moda, menos decoración. Menos vehículos a motor, menos fábricas, menor consumo de energía, menos contaminación. Más bicicletas, mejor alimentación, mejor condición física, menos enfermedades, más tiempo libre y vida más saludable. Muchos más beneficios que perjuicios: mayor sostenibilidad, uso racional de los recursos, menos deudas, mejor manera de vivir. Sí, algunas industrias de lo fútil podrán afectarse, pero el planeta lo agradecerá. ¿Se sumaría usted al reto del minimalismo?

lunes, 16 de marzo de 2020

Las 100 mujeres escritoras y el coronavirus


María del Carmen Reina Jiménez, Chicha Reina, es una mujer entusiasta y tenaz que desde hace tiempo rastrea la presencia de la mujer en las letras canarias. Fue profesora y concejala de Cultura en Santa Brígida, y en todas sus facetas se interesó vivamente por potenciar la literatura hecha en esta tierra. Fruto de su ardua investigación ha sido el libro Antología de cien escritoras canarias, que se presentó en la Casa de Colón con motivo de los actos del 8 de marzo ante una masiva asistencia de público, más de 150 personas. En realidad son 112 las mujeres que aparecen en esta publicación, editorial Mercurio de Jorge Liria, quien mantiene su sello con tenacidad y buen hacer a pesar de que todo el trabajo de maquetación y edición recae sobre su persona.
La autora ha demostrado mucha paciencia y una labor casi de arqueología para recuperar la obra de mujeres que vivieron hace mucho tiempo y de la que apenas teníamos noticia. Dicho esto, conviene recordar que las antologías siempre son obras polémicas porque es casi inevitable que en ellas falten nombres y que en ocasiones sean discutibles algunos de los que aparecen. Mencionaremos el escándalo que se generó el año pasado cuando la editorial tinerfeña Baile del Sol publicó una antología de 78 escritoras españolas, sin que en ella figurase ninguna voz insular. Fue elaborada por el antólogo Alberto García-Teresa. Al respecto la escritora y profesora universitaria Alicia Llarena dijo que tratándose de una editorial canaria el autor de la obra debiera conocer la producción de poetas de aquí, o bien asesorarse al respecto. En el mundillo literario hay quienes piensan que las antologías se hacen para excluir a alguien y también para que el antólogo incluya a la fuerza a alguien. Chicha Reina no es sospechosa de tales artimañas, su trabajo siempre ha sido muy generoso.
En Canarias, como en toda España, las mujeres han estado relegadas en el mundillo literario hasta que en los años 80 dieron un salto y evidenciaron su protagonismo, sobre todo en poesía. Eso fue posible porque la mujer se fue incorporando masivamente a la universidad, y a partir de entonces ha sido frecuente la formación de grupos, las lecturas y publicaciones, bien sea a través de editoriales o en autoediciones. Como señala Berbel en el prólogo hay muchas narradoras, poetas, dramaturgas, ensayistas, investigadoras y periodistas. Y en esta antología es importante el rescate de autoras históricas como Leocricia Pestana Fierro y de otras recientes como Dulce Díaz Marrero o Natalia Sosa que tuvieron una muerte temprana. Existieron escritoras como la teldense Mireya Suárez López, con el seudónimo de Hilda Zudán, cuya recuperación es difícil porque apenas constan referencias. Parece que en la reciente antología faltan algunos nombres y también se podrían poner objeciones a la inclusión de otros. Existe alguna desproporción en la dimensión de los textos de las autoras y podríamos anotar que entre las que echamos en falta citaríamos a Silvia Rodríguez, Olga Luis Rivero, Lucía Rosa González o Teca Barreiro, unas de Gran Canaria, otras de Tenerife y La Palma, todas las cuales mantienen dedicación al trabajo literario y cuentan con obra consolidada. ¿Y si en el libro figura María Rosa Alonso, que esencialmente fue una ensayista, las ensayistas destacadas, como Yolanda Arencibia, no deberían figurar también? También nos podría sorprender el hecho de que en el libro figure alguna autora con un solo libro publicado.
Es normal que haya erratas y algún fallo de coordinación, pero eso no es obstáculo para reconocer que el libro está bien editado y va a permanecer como referencia. La propia Chicha Reina señaló que si el tiempo se lo permite haría una nueva recopilación para dar entrada a nuevas voces que están surgiendo con fuerza. Resaltó también que figuran autoras de las 8 islas, puesto que también halló una poeta nacida en La Graciosa. Y habría que añadir que recoge 9 islas porque Josefina Pla es hija del farero de la isla de Lobos, y supuestamente nació allí.
Ahora mismo es evidente la abundancia de escritoras surgidas muchas veces de los numerosos talleres literarios. La escritura se ha democratizado, cualquiera puede publicar un libro, aunque en ocasiones se advierta una insuficiente formación e investigación literaria por parte de los autores y autoras. En su columna habitual el escritor Juan José Millás contaba que le preguntó a uno de los asistentes a su taller literario por qué se había apuntado a esa actividad. La persona le contestó que estaba en paro y pensaba que escribir es una tarea sencilla y que él podría hacerla. Millás le replicó que para escribir hay que estudiar, hay que formarse, hay que conocer literatura clásica y contemporánea. En definitiva: hay que leer, porque un escritor que no lee tiene las manos baldadas. Hay que leer, hay que romper páginas, hay que reelaborar. Un verdadero trabajo que no está al alcance de cualquiera, aunque por supuesto cualquiera tiene derecho a publicar su libro, y cualquier libro merece respeto.
Por otra parte, el coronavirus va a crear muchos dolores en la economía y en la vida cotidiana. La epidemia se extiende de día en día afectando muy seriamente al turismo y a los servicios. La prohibición de eventos deportivos y de acontecimientos internacionales como el Mobile de Barcelona nos hacen ver la verdadera dimensión de esta pandemia que puede producir un colapso global. El alarmismo que esta nueva enfermedad ha creado es visible, pero sería mucho más peligroso no adoptar todas las medidas de control. Algunos se empeñaron en presentar el coronavirus como una gripe algo más correosa, de baja letalidad. La sociedad china ha dado una lección al mundo, asumiendo un autoaislamiento que, dadas las circunstancias, es una prueba de solidaridad con los más vulnerables.
Atajar la proliferación del virus exige la colaboración de toda la sociedad, en Tenerife la clausura del hotel de Adeje generó alarmismo y muchas anulaciones pero seguramente era necesaria. El coronavirus requiere información pedagógica, que rechace la alarma infundada, la histeria colectiva, pero que descarte también toda forma de negacionismo. Se pide que la UE adopte protocolos comunes que permiten cercenar el virus a escala continental y evitar unos daños colaterales que podrían fragilizar nuestras sociedades. Estamos en la lista negra de la pandemia y la lista de contagios y  muertos seguirá disparándose. En Madrid se ha descuidado la prevención, el 8 de marzo hubo actos masivos con mucho riesgo de contagio. Se ha actuado con retraso, con excesiva prudencia, con falta de determinación.

domingo, 8 de marzo de 2020

5 poemas de Olga Rivero Jordán





ESTATUA

Mando a hacer una estatua
de blancas guedejas
cuando mi mano se estira
pausada va lenta
a pelar el viento
ladera abajo
se escurre ese infierno
el pedrusco
te da mortal lividez
ya inerte
el cráter corre
a desviar el magma
salvas se oyen
a socorrer las llamas
y en mitad de la voracidad
te llamo amor

FUGA

Él sigue su fuga
es real
nadie comulga
sin una gargantilla
donde note
el aroma del sueño.
Llego a los ojos
duermo bajo las lilas
violáceo color del entresuelo
mi alma tirita
por rendijas de fuego
mi sudor lo comparto
en medio está la espuma
con rasgos aparentes de locura.
Tanto deseo para dormir sola
la luz del pensamiento brinca
te cojo la mano
esa mano morena
pero yo duermo en un sofá escarlata
los querubines siguen el parpadeo
de mis pies fugados
a la orilla de un estanque muerto.


CLARIDAD

Te perdí en la claridad
como una esponja seca.
Poco a poco el cuerpo
se vuelve a nutrir
de vanas esperas.
Por el vago horizonte se desnuda tu piel
en mitad del sol
dentro de tus cejas
te palpé la frente.
Recostada fingí dormir
estatua esculpida en mi cuerpo helado
resbalan
por el enmarañado bosque
tu silueta y el sol.


DESPUÉS DE QUE SEA TARDE

Después de que sea tarde
después de que no hagas falta.

Después
vendrás deprisa.

Pero aún así
ya será tarde
y cerca de mí
desasiéndome
en los huecos profundos
de un ropero.

Sola
en mi multitud
como una curva sin recta
impalpable
me revuelvo en los latidos
del viento.

Y después de que sea tarde
y cuando de aquí me desprenda
y mi alma ya se hunda
sin pasillos
sin regresos.

PAISAJE

        Este montón de libros
divierte al zángano
escudriñador de papiros.
Con el polen
en la punta de sus plumas
ojea letras
revuelca crímenes
vertidos en los espíritus viajeros
al apagarse las noches
de estas perras ruinas
gritos del marisqueño eco
de ciertos abedules.

Olga Rivero Jordán nació en La Laguna en 1928. Tuvo una adolescencia difícil por la situación de su familia, marcada por el desgarro franquista. Su padre, Luis Rivero, primer teniente alcalde de La Laguna, fue preso, realizó trabajos forzados, pasó por la prisión de Fyffes y se le incautaron fincas y propiedades. Al visitar a su hermano Joaquín, maestro en Los Llanos de Aridane (La Palma), Olga Rivero Jordán conoció al músico y trabajador de la banca Mariano Luis, con quien contrajo matrimonio. Su vida experimentó un giro a su vuelta a Tenerife a mediados de los 70, donde lograría entregarse a su pasión poética. Inició una tertulia en el Ateneo de La Laguna con poetas jóvenes y comenzó a publicar sus textos. Antonio Arroyo Silva ha escrito con entusiasmo sobre su obra.

viernes, 6 de marzo de 2020

Gatitos (cuento cruel de Joyce Carol Oates)


Resultado de imagen de joyce carol oates fotos grandesPapá nos estaba llevando a casa. Tres de nosotros en el asiento de atrás y Lula, que era su favorita, en el asiento de adelante. Lula gritó: ¡Papá, mira! Al lado del camino, sobre el pasto recién cortado, había algo pequeño, blanco y esponjoso que parecía estar vivo.
Papá, por favor.
Papá rió. Frenó el coche y se detuvo. Lula se bajó corriendo. Nosotras corrimos detrás de ella y encontramos en el pasto recién cortado tres pequeños gatitos blancos, con manchas negras y marrones.
¡Recogimos los gatitos! ¡Eran tan pequeños que cabían en la palma de la mano y pesaban sólo unos cuantos gramos! Cada uno maullaba, sus ojos apenas abiertos. ¡Ay, ay! ¡Nunca habíamos visto algo tan hermoso en nuestras vidas! Corrimos de vuelta al coche, donde papá nos estaba esperando, para pedirle que nos dejara llevarlos a casa.
Al comienzo, papá se negó. Papá dijo que los gatitos harían desastres en el coche.
Lula dijo: Ay, papá, por favor. Prometemos limpiar cualquier desastre de los gatitos.
Entonces papá cedió. Lula era su favorita, pero nosotros también estábamos felices de ser las hijas de papá. En el asiento de atrás teníamos a dos de los pequeños gatitos. En el asiento de adelante, Lula cargaba al más blanco de los gatitos.
¡Estábamos tan emocionadas! ¡Tan felices con los gatitos! Lula dijo que llamaría Copo de Nieve al gatito más blanco, y nosotros dijimos que llamaríamos a nuestros gatitos Durazno y Ceniza, porque Durazno tenía manchas naranjas sobre su pelo blanco y Ceniza tenía manchas negras en su pelo blanco.
Papá manejó en silencio durante algunos minutos. ¡Nosotros no parábamos de hablar! Si escuchabas atentamente, podías oírlos maullar.
Luego, papá dijo: Me huele a desastre.
Nosotros gritamos: ¡No, no!
Sí, me huele a desastre.
¡No, papá!
 Tres desastres. Lo huelo.
¡No, papá!
(Y era cierto: ninguno de los gatitos había hecho un desastre). Pero Papá frenó el coche. En el puente sobre el río, afuera del pueblo y a un par de kilómetros de nuestra casa, hay una rampa empinada. Papá le dijo a Lula: dame a Copo de nieve. Y papá nos miró con los ojos entrecerrados por el espejo retrovisor y dijo: dame a Durazno, dame a Ceniza.
Empezamos a llorar. Lula era la que lloraba más duro. Pero papá le arrebató el gatito de las manos y se volteó de cara al asiento de atrás, el rostro rojo y el ceño fruncido, y nos quitó a Durazno y a Ceniza. No fuimos tan fuertes ni fuimos tan valientes para impedir que papá nos quitara los gatitos con sus grandes manos. Los gatitos maullaban y temblaban del terror.
Papá se bajó del automóvil y dando grandes pasos trepó la rampa del puente y lanzó a los gatitos por encima de la baranda. Tres manchas pequeñas primero volaron contra el cielo nublado y luego cayeron rápidamente hasta desaparecer.
Cuando papá volvió al carro, Lula gritó: ¿Por qué? Papá dijo: Porque yo soy el papá, quien decide cómo terminan las cosas.

Joyce Carol Oates es una gran escritora norteamericana, nacida en 1938 y es profesora de Escritura Creativa en la universidad de Princeton. En sus libros habla de la crueldad, de la violencia. Ha sido candidata al Premio Nobel.

miércoles, 4 de marzo de 2020

La muerte viaja a caballo, Tatuaje (dos cuentos extraordinarios de Ednodio Quintero, Venezuela)



Al atardecer, sentado en la silla de cuero de becerro, el abuelo creyó ver una extraña figura, oscura, frágil y alada volando en dirección al sol. Aquel presagio le hizo recordar su propia muerte. Se levantó con calma y entró a la sala. Y con un gesto firme, en el que se adivinaba, sin embargo, cierta resignación, descolgó la escopeta.
A horcajadas en un caballo negro, por el estrecho camino paralelo al río, avanzaba la muerte en un frenético y casi ciego galopar. El abuelo, desde su mirador, reconoció la silueta del enemigo. Se atrincheró detrás de la ventana, aprontó el arma y clavó la mirada en el corazón de piedra del verdugo. Bestia y jinete cruzaron la línea imaginaria del patio. Y el abuelo, que había aguardado desde siempre este momento, disparó. El caballo se paró en seco, y el jinete, con el pecho agujereado, abrió los brazos, se dobló sobre sí mismo y cayó a tierra mordiendo el polvo acumulado en los ladrillos.
La detonación interrumpió nuestras tareas cotidianas, resonó en el viento cubriendo de zozobra nuestros corazones. Salimos al patio y, como si hubiéramos establecido un acuerdo previo, en semicírculo rodeamos al caído. Mi tío se desprendió del grupo, se despojó del sombrero, e inclinado sobre el cuerpo aún caliente de aquel desconocido, lo volteó de cara al cielo. Entonces vimos, alumbrado por los reflejos ceniza del atardecer, el rostro sereno y sin vida del abuelo.

TATUAJE

Cuando su prometido regresó del mar, se casaron. En su viaje a las islas orientales, el marido había aprendido con esmero el arte del tatuaje. La noche misma de la boda, y ante el asombro de su amada, puso en práctica sus habilidades: armado de agujas, tinta china y colorantes vegetales dibujó en el vientre de la mujer un hermoso, enigmático y afilado puñal.
La felicidad de la pareja fue intensa, y como ocurre en esos casos: breve. En el cuerpo del hombre revivió alguna extraña enfermedad contraída en las islas pantanosas del este. Y una tarde, frente al mar, con la mirada perdida en la línea vaga del horizonte, el marino emprendió el ansiado viaje a la eternidad. En la soledad de su aposento, la mujer daba rienda suelta a su llanto, y a ratos, como si en ello encontrase algún consuelo, se acariciaba el vientre adornado por el precioso puñal.
El dolor fue intenso, y también breve. El otro, hombre de tierra firme, comenzó a rondarla. Ella, al principio esquiva y recatada, fue cediendo terreno. Concertaron una cita. La noche convenida ella lo aguardó desnuda en la penumbra del cuarto. Y en el fragor del combate, el amante, recio e impetuoso, se le quedó muerto encima, atravesado por el puñal.

Ednodio Quintero (Venezuela, 1947) es un gran autor de cuentos breves y novelas.

lunes, 2 de marzo de 2020

Calima, incendios y coronavirus: el apocalipsis


Si a la mayor invasión explosiva de polvo sahariano le añadimos las salidas precipitadas al monte de los pirómanos de siempre, si sumamos la amenaza de que se vaya a consolidar una nueva pandemia universal, si incrementamos el desastre con los daños del viento en la agricultura, si sumamos los puertos y aeropuertos cerrados, tenemos la tormenta perfecta. Aunque vayamos con mascarilla se esparce el coronavirus aquí y allá como si se tratara de la nueva plaga bíblica y paralelamente los efectos del cambio climático los tenemos cada vez más presentes, en efecto en los inviernos ya no cae lluvia sino más y más arenisca, y cuando se combinan altas temperaturas y sequedad del ambiente los amantes del fuego salen en busca de los últimos pinares, las últimas reservas naturales, los postreros refugios de los pinzones azules. Saben que con viento fuerte será muy difícil el trabajo de extinción, saben que los hidroaviones tardan dos días en llegar y entretanto ellos disfrutan. El fuego que se esparce barranco arriba por lugares inaccesibles ejerce una fascinación hipnótica en los cerebros de gente ruin y de poco nos sirven las declaraciones de emergencia climática, algo así como un protocolo retórico. Dentro de cincuenta años ¿cómo será la vida? Disfrutarán nuestros descendientes de adelantos tecnológicos pero no les va a resultar fácil. España es uno de los países donde el deterioro medioambiental será más visible y estas islas antaño afortunadas podrían convertirse en unos eslabones del Sáhara, la única estación sería un largo verano tropical.
En 2015, los casi 200 Estados que conforman las Naciones Unidas aprobaron un plan de acción en favor del planeta, las personas y el progreso. La Agenda 2030 plantea 17 objetivos de Desarrollo Sostenible y ahora el gobierno español ha decidido sumarse a estos propósitos y esforzarse en alcanzarlos, lo cual no resultará fácil. Al vicepresidente Pablo Iglesias le han encomendado esa estrategia, que cuenta incluso con una Secretaría de Estado. Esto debería permitir que la Agenda 2030 disponga de presupuesto, potestad y un equipo de técnicos que se proponen diseñar la Estrategia de Desarrollo Sostenible. Pero llegamos tarde.
En estos momentos Canarias se enfrenta a meses de calor que se unen al enero más seco de las últimas cuatro décadas. Así lo prevén los mapas de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para marzo y abril, de aquí hasta después de la Semana Santa tendremos semanas bastante problemáticas en el clima. Concretamente, las temperaturas que vienen tendrán un 45 por ciento de probabilidades de ser más altas de lo habitual, mientras que las precipitaciones tienen muchas probabilidades de situarse un 50 por ciento por debajo los valores normales. Determinamos que va a ser un trimestre caliente, resalta Víctor Quintero, director del Centro Meteorológico de la provincia tinerfeña, donde estadísticamente llueve más que en las islas orientales.
Se trata, entonces, de un indicio más del desastre climático, sobre todo en relación al aumento de temperaturas, tanto para Canarias como para el resto del país. Y es una situación que ya está pasando factura a la agricultura y la ganadería de muchas regiones. En relación a las precipitaciones, se trata de proyecciones más arbitrarias y puede ser que se cumplan o no. Pero muchos recordamos que cuando éramos niños caían aguaceros y hasta granizo en las ciudades de aquí. En todo caso, lo que está claro es que este es un punto de partida que indica que está ocurriendo un cambio profundo en la meteorología del Archipiélago, los vientos alisios están cambiando de rumbo, las nubes de lluvia se dirigen solo a los países del norte donde generan inundaciones, los agricultores sacan los tractores porque reciben poco por sus productos y todos sabemos que se ha comenzado muy tarde a abordar el compromiso de Naciones Unidas con los objetivos de la Agenda 2030. Si los glaciares se funden, si el nivel del mar sube y sube amenazando con anegar ciudades costeras, si hasta la Antártida está sufriendo los efectos del gran cambio, con temperaturas de 20 grados sobre cero en este mes de febrero, debemos pensar que España va a ser uno de los países más castigados por el calentamiento global. La desertización por un lado y las lluvias con inundaciones por otro confirman los efectos devastadores que podemos esperar en los próximos tiempos. Afirma la ONU que la calamidad climática afecta a todos los países, donde provoca un impacto negativo en la economía, en la vida de las personas y en las comunidades y, en un futuro, se prevé que las consecuencias serán peores. Con las señales que tenemos, no podemos pensar en un futuro apacible sino más bien lo contrario. La crisis medioambiental es uno de los tres objetivos de desarrollo sostenible en los que España se encuentra más retrasada, y las previsiones no auguran mejoras con el tiempo, sino un estancamiento.
El polvo sahariano penetra en Europa, en ocasiones ha llegado a la altura de Holanda y Alemania. Las calimas se deben al comportamiento del anticiclón cada vez más persistente encima de las Islas, se trata de un hecho frecuente que impide que entren borrascas de cualquier tipo. A esto se une que el viento está soplando desde una vertiente sureste, al contrario de cuando sopla el alisio que es nordeste, arrastrando el polvo que proviene del Sahel. En este principio de 2020 la cantidad de lluvia apenas alcanzó el 10 por ciento de la cantidad esperada en la mayoría de lugares donde hay estaciones meteorológicas. La exigua precipitación acumulada en la estación meteorológica donde más ha llovido, los 46,8 metros cúbicos de Las Mercedes, apenas alcanza la mitad de lo esperado. En el norte de La Palma la lluvia es tan escasa que el embalse de La Laguna de Barlovento está vacío, los nacientes de Marcos y Cordero son testimoniales y en la Caldera de Taburiente hay flora que se está agostando, los muflones del Atlas que soltaron allí se comen las mejores plantas y para las otras hay que llevar cubas de riego. En cuanto a las temperaturas, en este invierno casi hemos llegado a los 30 grados. Por último, añadir que a la tormenta perfecta se puede añadir la circunstancia de que si Donald Trump gana otra vez las elecciones se consolidará el supremacismo blanco, la negación al cambio climático y la fe ciega en el creacionismo: Dios nos hizo tal como somos, sin que fueran precisos los primates ni la evolución de las especies. La puritana Norteamérica se saldrá con la suya. Y olé.