En estos mismos días hay una imagen que
se repite en los telediarios y que suele producir pavor: se trata de la mirada
del presunto monstruo José Bretón. Presunto porque hasta que el jurado no dé su
dictamen hay que aplicarle la presunción de inocencia. Pero es tal su frialdad,
es tal la arrogancia de su voz y tal es la altivez de su mirada que produce
escalofríos. Dicen que la defensa va a alegar inválida la prueba de que los
huesos hallados en la finca son los de sus hijos; se basará en cualquier
triquiñuela legal. Por ejemplo: asegurar que los huesos fueron manipulados y
que no son los reales. Pero ya solo ver esos ojos fieros produce escalofríos. Realmente, hay gente perversa caminando por la calle todos los días. Pero es difícil reconocerla de antemano. ¿Y si le caen 40 años? ¿Y si lo dejan libre? Nadie olvidará todo el daño que ha hecho. Como en el caso Marta del Castillo, igual que en tantos otros.
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