José Manuel Balbuena
Posiblemente
muchos de nuestros políticos municipales, cabildicios o autonómicos, tienen mal
la pituitaria y por tanto, no huelen bien, o tal vez nada. En la misma
situación deben estar sus asesores y técnicos. Y conste que no lo digo por
molestar, sino por el malestar que causa en propios y extraños los olores
desagradables que inundan la ciudad de Las Palmas de los Canes.
Puede
darse el caso de que estos políticos, asesores y técnicos, estén ya habituados
a las pestilencias ciudadanas, y por eso no
sienten esos efluvios tan desagradables. Pero los que acaban de llegar y
los que tienen un olfato de perro cazador, que perciben los olores a distancia,
si que se sienten molestos, y me da hasta rabia que enseguida me salgan con la
muletilla “¿pero esto es una ciudad turística?,” y a continuación expresan ese
!foss! internacional que entienden hasta en Groenlandia. It,s very grave the situation!
-como diría más de un inglés que tuviera que vivir en Ciudad Jardín, por
ejemplo, o uno de esos señores con pantalón corto que arriba a nuestra capital
en los impresionantes cruceros turísticos que nos visitan. Hombre, si oliera a
rosas o a esas fragancias exóticas, a lo mejor estarían encantados, y nosotros
también, y nuestras narices serían mucho más anchas, para aspirar mejor. Pero
no es a rosas a lo que huele, sino a alcantarilla, a albañal, a cloaca, a
sumidero,(que es lo mismo) a algo
repugnante que se cuelan hasta cerebro, obnubilan nuestras neuronas y contaminan
nuestros pensamientos. Sabíamos que algunos de esos malos olores procedían de
la depuradora que a alguien se le ocurrió construir en Barranco Seco (como a
otros el vertedero de Salto del Negro, como si allí no hubiese personas) ,
condenando a sus habitantes de ambas zonas a estas inmundicias. Pero los
anti-perfumes alcanzan también a distintos barrios y zonas de la capital,
incluido el “casco histórico antiguo” de Vegueta, que yo no recomendaría para
“Patrimonio de la humanidad” por muchas razones, y esta es una de ellas. Es uno de los lugares más visitados por los
turistas que nos llegan. Las emanaciones que percibe el sentido del olfato
surgen en los alrededores del teatro Pérez Galdós. Allí hay una estatua de
nuestro gran escritor que, si se fijan, parece que se está tapando la nariz con
una mano, (poniéndole un poquito de imaginación) al tiempo que dice ¡yo no he
sido!
Pero
ese pésimo perfume, que no es de Armand Basi, se extiende también a otros
barrios y a la misma costa de la ciudad (parte oriental). Especialmente, si
tienen buena vista y mejor olfato, en la zona situada delante mismo del
Hospital Insular y Universitario de Las Palmas de Gran Canaria. ¿No es
insalubre que se divise allí, claramente toda esa nata apestosa, al lado
del barrio marinero de San Cristóbal? ¿No atenta contra la salud que
algunas personas se pongan allí a pescar con caña y luego se coman un pescado
que está rabiosamente contaminado? ¿Ha pasado alguna vez por ese lugar algún
representante de Sanidad (municipal, cabildicia o autonómica) para comprobar in
situ estos desmadres?¿ No se han quejado
los operadores y guías turísticos del espectáculo que se ve y se huele
en la entrada misma de Las Palmas de Gran Canaria?
Si
vamos al parque de San Telmo, huele mal. Si paseamos alrededor del muelle de
Santa Catalina, del centro comercial o del parque del mismo nombre, también se
percibe un cierto tufillo que no elimina
un cartelito vegetal que dice: Welcome.
Eso no quita el mal olor. Y seguramente más de un ciudadano tendrá historias
que contar, en este aspecto, sobre su calle, su barrio o su parque.
La
conclusión es que nuestros responsables
políticos (sean del partido que fueren)
no se han enterado de este problema, que la capital provincial e insular
atufa, y de que es hora dque se enteren
y busquen las causas del mismo para aplicar soluciones ¿Son defectos de
alcantarillado? ¿Es mala la depuración que se hace? ¿Es que todavía siguen
yendo aguas fecales, sin depurar, a las alcantarillas que las conducen al mar?
Nuestras
pituitarias se lo agradecerían eternamente
y también la buena imagen de esta capital cosmopolita que pretende ser
turística sin conseguirlo mucho, después de aquella huida que se llevó hacia el
Sur a los que deseaban sol y playa .
¡Salud y buenos olores!
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