Mo Yan (1955) es un novelista
descomunal, y su libro más célebre –en El Aleph Editores– es una obra maestra que contiene
un despliegue narrativo tal que su lectura puede volverse fatigosa, tal es el
cúmulo de personajes, acciones, caídas, redenciones, posesiones demoníacas,
amores, deserciones y luchas. La guerra sin misericordia, la crueldad y la
belleza de la vida campesina, la joven y rebelde protagonista, las abuelas con
su voluntad de resistencia. Inenarrable la escena en la que la novia es
conducida en palanquín hacia su triste destino. Telúrica, potente historia. No
es novela-thriller, no es novela ligera. Es gran novela de siempre.
Gabriel García Márquez, William Faulker
y Tolstoi son algunos de sus maestros, además se le ha comparado alguna vez con
Kafka. Por eso en su prosa se destila una profunda introspección de la mente
humana, junto con un despliegue épico impresionante. Discutido en
occidente por algunos círculos como colaboracionista
del régimen comunista de su país que niega las libertades básicas, es también
enaltecido y al parecer ha sido víctima de la censura. En esta novela desfilan
las viejas creencias, el misterio de una cultura ancestral, la poderosa
sexualidad, los ritos y las supersticiones, las leyendas populares, el
conflicto omnipresente entre el pasado y la modernidad.
Conocido el autor gracias a la
adaptación cinematográfica de Zhang Yimou, Sorgo rojo (1987) es
una novela sobre la familia, el mito y la memoria, en la que fábula e historia
se unen para crear una ficción cruel, violenta y tierna en ocasiones. Está ambientada
en una zona rural, arranca con la invasión japonesa de los años treinta, y
cuenta, a lo largo de cuarenta años, la historia de tres generaciones. De
inicio nos presenta al comandante Yu y la joven Jiu’er, obligada a casarse con
el hombre que su padre ha dispuesto: un viejo leproso muy rico, que posee una
destilería. El sorgo, un cereal utilizado como ingrediente de un potente vino,
era en tiempos de paz centro y símbolo de la vida campesina. En tiempos de
guerra, se convierte en el centro de la lucha por la supervivencia.
“El sorgo rojo que parecía un mar de
sangre, cuya alabanza he cantado una y otra vez, se ha ahogado en una riada
rabiosa de revolución y ya no existe, reemplazado por el sorgo híbrido, de
tallo corto, espigas apretadas y follaje espeso, que se cubre de un polvo
blanquecino y tiene barbas tan largas como la cola de un zorro. Rinde mucho y
tiene un gusto amargo, astringente, y es causa de un estreñimiento rampante.
Con la excepción de los cuadros que están por encima del secretario local,
todas las caras de los aldeanos tienen el color del hierro herrumbrado.
Dios, cuánto desprecio al sorgo híbrido
(página 513)”
A los 26 años publicó su primera
novela, Lluvia en una noche de primavera. En 1984 obtuvo un puesto
en la Escuela de Arte y Literatura del Ejército. En 1996 publicó Grandes
pechos amplias caderas, donde la historia de China es vista a través de los
ojos de una mujer, libro prohibido por las autoridades de Pekín. El
11 de octubre del año pasado se convirtió en Premio Nobel. Se comentó entonces
que su galardón significaba la victoria de la literatura sobre la política. Se
pensó también que su triunfo era una réplica al Nobel del 2000, ganado por el
disidente chino Gao Xingjian, con nacionalidad francesa.
Una gran novela sí, la leí hace muy poco y me impresionó, hablamos aquí de palabras mayores, de grandes obras. Pensé cuando la leí en García Márquez pero también en Tolstoy, un gran descubrimiento.
ResponderEliminarUn saludo