¿Y a ti no te da
pena ver un libro tuyo a dos euros, no te deprime? Esa podría ser la pregunta.
Y la respuesta es no: me da mucha alegría ver que libros que se editaron hace
ya tiempo, y que han estado rodando por bibliotecas o casas particulares, en
vez de ir a la bolsa de la basura, siguen vivos. Hay bibliotecas que se
desprenden de sus fondos (no es fácil que en estos tiempos tengan dinero para
reponer con nuevas ediciones) y muere gente que tenía libros en casa. Los
herederos consideran un estorbo las viejas bibliotecas, los despachos y salones
con objetos que para ellos carecen de valor. No es la primera vez que alguien
encuentra en los contenedores del barrio histórico de Vegueta cuadros y libros
de interés, arrojados como despojos. No siempre sucede así: hay entidades que
recogen y reciclan ropas, muebles o libros que van a parar a las librerías de
segunda mano, que ahora proliferan. Ya que mucha gente no puede comprar la
última novedad a 22 euros, por mucho menos de esa cantidad se llevan una buena
bolsa en la que puede haber títulos fundamentales de la literatura universal.
Me explico:
nosotros tenemos una cultura del derroche. En cambio, si acudimos a los
rastrillos de extranjeros los fines de semana en cualquiera de las islas
comprobamos que los alemanes, los británicos, hasta los italianos, son capaces
de reciclar todo lo que ya consideran viejo. Desde unas sillas de jardín a unas
tazas de café, vídeos, equipos musicales y cedés, un juego de vasos, platos,
teléfonos, juguetes, ropa, y por supuesto libros. Muchos libros de segunda mano
en cualquier idioma del mundo.
En San Marcial
3, junto a la catedral de la ciudad de Las Palmas, hay una librería de la Obra
Social de Acogida y Desarrollo, un local siempre atestado de libros. Media hora
apenas da para echar una mirada rápida, los viciosos siempre encontraremos un
título de Carlos Fuentes o de Joseph Conrad o de E.M. Forster o de Isaac de
Vega. Un libro que en su momento se nos escapó, quizá alguien nos lo prestó y
ya lo leímos pero nos apetecería volver a examinarlo porque hay libros que
siempre vale la pena tener a mano. Esta buena gente de la Obra Social tiene
tiendas de segunda mano con antigüedades, objetos de coleccionistas, enseres y
hasta electrodomésticos. Con todo ello dan de comer a gente necesitada, atienden a víctimas de la segregación social. En www.osdad.org
puedes ver el catálogo de sus muchas existencias. “Abrimos los sábados por la
tarde y los domingos hasta el mediodía”, nos dice la encargada cuando nos vamos
con varias adquisiciones. Los libros son pesados y ocupan mucho espacio, me
digo. Pero qué maravilla que puedan seguir circulando por esas calles y esos
pueblos, como aves volanderas en busca de lectores.
Libros usados, casi nuevos y algunos totalmente nuevos. Vale la pena porque como bien dice Luis la mayoría son libros de gran interés. Libros con los que seguro volveremos a disfrutar por muy poco dinero.
ResponderEliminarFeliz lectura.
blog-rosariovalcarcel.blogspot.com