En
el TEA de Santa Cruz de Tenerife se celebra hoy, jueves 23, un homenaje a
Amadou Ndoye con asistencia de Víctor Ramírez y otras personas que conocieron y
valoraron a este gran defensor de la Generación de los 70 y de la narrativa
canaria en su universidad de Dákar, Senegal. En un libro de ensayos editado por
Baile del Sol en 2008, dejaba esta referencia a la novela “La Casa de los Picos”:
Luis León Barreto vive en el país de las palabras. Ha atravesado
una porción del territorio en que están asentadas éstas ya ha vuelto con las
obras valiosas. En una entrevista a un periódico, allá por los años 70 cuando
publicó Memorial de A.D., dijo que el
protagonista en la novela era «El Pueblo Canario». Igual podría decirse de Las
Espiritistas de Telde y de La casa de
los picos. Barreto intuye que no se lee lo bastante en las islas, que falta
familiaridad y que la propia historia literaria es una incógnita. Entre guiños
y desafíos invita al lector a volver los ojos sobre la historia insular. Para
ilustrar nuestros propósitos, leamos el «exordio» de La casa de los picos.
Encabeza la obra una
especie de arenga como ha notado Francisco Quevedo García. Pero esta arenga es
a la vez irónica y amarga. : se ha matado el 19 de septiembre de 1959 en
Barranco Seco en la ciudad de Las Palmas a un hombre bueno, sencillo pero que
ha vivido un calvario. Se ha tenido que esconder durante años para escapar de
las guerras de Franco. Este hombre es Juan García Suárez. Varios planes se
esbozaron por parte de varios patriotas canarios (secuestrar al verdugo que
vino de Sevilla, por ejemplo), pero al final no pasó nada. Lo único que se hizo
después del suplicio fue acompañar en silencio el cadáver al cementerio de
Tafira. Barreto comprueba la «impotencia» de los suyos (como hubiera dicho
Víctor Ramírez) y ello le arranca un rictus. Las palabras del narrador suenan
como latigazos sobre la superficie del agua.
«Hasta
ahora ustedes sólo han sido unos niñatos y ahora tendrán que demostrar lo más
difícil: que son hombres. Se acabaron las diversiones y las bromitas porque
vamos a jugar con fuego dijo el Pesquisador. Lo habían ajusticiado al despuntar
el día en el patio de la prisión porque pese a que montamos guardia por la
noche nunca llegó el telegrama del indulto».
Salen a la superficie
varios episodios de la historia reciente de Canarias. La página de los
gabinetes laborales para apoyar a los trabajadores y sus luchas (Sagaseta,
Cubillo, Carlos Suárez «El Látigo Negro» se ilustraron en el terreno), el
nacimiento del S.O.C. (Sindicato Obrero Canario), la división del partido
comunista en grupos distintos («Células escindidas», por ejemplo) aparece como
burlas. Nada es lo que parece y nada parece lo que es. Barreto nos atrae en su
rayuela y tenemos que jugar. ¡A ver si tenemos ojos avizores para no perdernos en
el laberinto de las palabras!:
«No
eran momentos para la risa y la algarabía y por eso se hubo de consumar la definitiva
escisión que hizo brotar la Iglesia Roja, y a medida que sus miembros
emprendían actos con mayor riesgo, el presagio de la recién escindida fracción
no dejaba de incrementarse, sus candidatos guardan las elecciones sindicales,
se convertían en asiduos del Pesquisador y eran vigilados de cerca.»
Un Barreto retratista
no impide adivinar a quien se esconde bajo sus pinceladas. Apostemos que aquí
viene nombrado un poeta que escribió un texto famoso, lírico y emocionante,
sobre «La maleta».
Un hombre hecho en el
arte de barajar versos, mover piezas en un tablero y manejar los resortes de
una organización clandestina en que dirigentes y militantes arriesgaban el
pellejo. ¿No es Pedro Lezcano el que inspira a Barreto los renglones
siguientes?:
«Ya
por entonces era famoso a causa de sus partidas de ajedrez, por sus versos
clandestinos y defender causas perdidas, su ánimo no decaía pese a que Pájaro
Pinto controlaba todos los resortes, el país agazapado por él dispuesto a
enfrentar los obstáculos presentes y los que aún se presentaron: nunca
sobrevivir de rodillas, siempre morir de pié».
Un Luis León Barreto
loco por las palabras ha escrito una novela cuyos múltiples aspectos merecen
análisis detenidos y miradas cruzadas.
(En A un tiro de piedra, El Hadj Amadou
Ndoye, Ediciones Baile del Sol, Santa
Cruz de Tenerife, 2008.)
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