Debemos interrogar al pasado sin
remordimientos, juzgarlo y condenarlo, en la medida que la injusticia de hechos
que degradaron nuestra condición humana y nuestras tradiciones tan arraigadas
en nuestras comunidades, han impreso su impronta de sojuzgamiento, sangre,
tortura y genocidio a los pueblos.
Me refiero, en este caso puntualmente, a
la última dictadura militar, encabezada por el recientemente fallecido general
Videla, dictador y militar argentino que en nombre del liberalismo y las
sagradas escrituras, aniquiló a una generación de jóvenes con ideas e ideales,
que resistían y luchaban a sangre y fuego por una América del Sur independiente
y socialista, nutridos de la impronta del glorioso Ernesto Che Guevara, quien
en vida y obra marcó un sendero a seguir.
En Argentina se vivieron situaciones
límite, y hubo gente que reaccionó de diferentes maneras. Es decir, hubo
quienes se bañaron en democracia: los “hijos de Videla” y sus crías, cómplices
de la dictadura genocida, entre los que se encuentran periodistas,
intelectuales, deportistas, políticos, modelos, músicos populares y actores, y
hoy dictan cátedra de aquel tiempo, dibujando una historia de resistencias y
exilios inexistentes.
La mayoría de los políticos y la burguesía
infecta en todo su esplendor, se manifestó en tiempos de la dictadura a favor
del genocida Videla (abundan los documentos en los archivos de las
publicaciones de aquellos años), desde los monopólicos medios de comunicación
neoliberales y, paradójicamente hoy, esa misma gente continúa haciéndolo a
favor de sus tendencias prostibularias de explotadores de un pueblo indefenso y
anestesiado.
(De
La República de Uruguay. Fragmento)
No hay comentarios:
Publicar un comentario