martes, 23 de julio de 2013

Franzen: contra el sueño americano (libro para el verano)

Forman parte de una sociedad contradictoria, militarista, decadente, intervencionista y caótica pero también vital, dinámica y potente en sus universidades, en su tecnología, en su afán de investigación. Estos contundentes yanquis tienen las de ganar: no solo está la legión novelística de siempre, la del siglo XX, sino que en este siglo XXI la legión de nuevos talentos se bifurca en un ala digamos irónica, feroz e irreverente, con gente como David Foster Wallace y otros herederos de Pynchon, y en otra línea en la que la narrativa se elabora con el habitual rigor destinado a exhibir luces y sombras del sueño americano, realistas trágicos como Jonathan Franzen. Algunas frases clarividentes de este hombre: "El novelista tiene cada vez más cosas que decir a lectores que cada vez tienen menos tiempo de leer: ¿dónde encontrar la energía de influir en una cultura en crisis cuando la crisis consiste en la imposibilidad de influir en la cultura? (…) El escritor norteamericano de hoy afronta un totalitarismo cultural análogo al político con el que tuvieron que enfrentarse dos generaciones de escritores del bloque oriental. No tenerlo en cuenta es cortejar a la nostalgia. Te preguntas: ¿por qué me tomo la molestia de escribir estos libros?”
Y continúa: “No puedo fingir que la corriente dominante escucha la noticia que debo comunicarle. No puedo fingir que estoy subvirtiendo nada, puesto que cualquier lector capaz de descodificar mis mensajes subversivos no necesita oírlos. Esperar que una novela soporte el peso de toda nuestra sociedad trastornada -que ayude a resolver problemas contemporáneos- me parece un engaño típicamente norteamericano. Escribir frases de tal autenticidad que uno puede refugiarse en ellas: ¿no es suficiente? ¿No es mucho ya? El realismo trágico preserva el acceso a la tierra que hay detrás del sueño del 'pueblo elegido', a la dificultad humana que hay debajo de la facilidad tecnológica, a la tristeza que esconde la narcosis de la cultura pop: a todos esos presagios en los márgenes de la existencia.”
Hasta aquí las palabras de este escritor de 54 años ya consagrado. Como se ve, contundencia y mucha claridad. Y, tras esta explicación, hay que leer obras como Libertad, este retrato de una familia urbana, pletórica y degradada. Aciertos y errores, los excesos, el poderío del dólar, las ambiciones, la soledad, el amor, la muerte, demócratas y republicanos, el nuevo milenio que pone muchos valores patas arriba.
Una crónica repleta de vida, casi 700 páginas que pueden constituir buena lectura para este verano del año 13.

No hay comentarios:

Publicar un comentario