jueves, 3 de enero de 2013

Año nuevo, España vieja


Que somos el país de la gran chapuza universal ya lo sabíamos, pero leyendo entre líneas todo lo que sucedió en la desgraciada fiesta del Madrid Arena comprobamos que siempre podemos ir más allá de la chapuza. Contagiados de tantas corruptelas, incluso pensamos que cinco víctimas fueron pocas víctimas para lo que allí podía haber sucedido tras la maldita avalancha. Empresarios mafiosos que desprecian la legalidad, telefonistas pasotas que se vacilan con quienes hacían desesperadas llamadas. Ambulancias que no llegan, energúmenos que practican botellón a las mismas puertas del evento. Alcaldesa que está por encima del bien y del mal y que no interrumpe sus galas y sus comodidades para afrontar su responsabilidad. ¿Para qué seguir?
Pasado ya el jolgorio, ahora que afrontamos la estricta realidad ¿qué esperamos de veras de este 2013 de nuestros pecados? La realidad no es complaciente sino que sigue teniendo un poco calamitoso. Hasta la señora Merkel anuncia nuevos y terribles socavones, pero se le ve la sonrisita y los ojos picarones cuando anuncia en la TV de Nochevieja que el paro en Alemania se ha reducido a la mitad de la mitad… será a costa de que entre nosotros se eleve al doble del doble, digo yo. El problema de este año, y de los que se avecinan, es cómo hacerle entender a los políticos que urgen políticas de Estado, volver al consenso entre los grandes partidos antes de que sea demasiado tarde. Pues los sacrificios económicos, los costes sociales y el desmantelamiento de la sanidad, la educación, etc. no son un videojuego sino que forman parte de la angustia del cada día.
En muy poquito tiempo se nos ha ido por las alcantarillas un modelo de sociedad que costó mucho armar: sanidad para todos, educación gratuita, salario digno, pactos empresarios-trabajadores, derecho de huelga, etcétera. Los sacrificios generan un estado de depresión y de convulsión cotidiana, si los sacrificios tardan en dar frutos la gente se mosquea. Y lo que se nos anuncia es mucho más paro, después de haber cerrado el 2012 con 800.000 parados más. En cuanto a las islas, alegra saber que estos días los hoteles están repletos. ¿Pero dónde están las nuevas contrataciones que debería generar el boom turístico de la temporada alta? Hay desmoralización, pena, desconcierto, rabia, hasta cólera. Rajoy parece un pusilánime al que le cuesta actuar. Rubalcaba es otro cero a la izquierda mientras no dé paso a la renovación de su partido, para que vuelva a generar alguna ilusión en el amplio electorado que antes votaba al PSOE.
De ahí que los grandes temas, las cuestiones de envergadura, deberían ser afrontadas como fueron afrontadas en Alemania hace unos años: si no es posible un gobierno de concentración, que al menos entre los políticos se dé un amplio consenso, y la vista puesta en servir al ciudadano. Así debería ser, pero lo que vemos es un programa de gobierno para mantenerse en el gobierno, que no intenta salvar puestos de trabajo ni crear otros nuevos. La España vieja, la de los privilegios para unos cuantos. ¿Para cuándo el enjuiciamiento a los responsables de las quiebras bancarias, para cuándo van a dejar de pagar millonadas a los directivos de los bancos que han causado este estropicio?

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