Mi Buenos
Aires querido
Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.
Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.
Otro tango
el monstruo de la razón engendra sueños/dijo/
hundió sus manos en la noche y las dejó acostaditas/
tenía ojeras donde empezaba el sueño/
cayó en combate un día de estos tiempos/
ese día las mujeres se enojaron con Dios/
con los pechos furiosos golpeaban contra los agujeritos
por donde julio se estaba yendo de aquí/
no para irse/abandonar/
sino porque sucede que hay que irse/
muchas veces pasa eso/
hermanas/manos/hay que irse/chan-chán/
algunos cuidan madres amargas en el patio/
otros pierden la voz/
otros duermen con camisas de fuego/
ese día las mujeres golpeaban con los pechos furiosos/
¿por qué tenías que morir?/
¿acaso la dulzura no te seguía como un buey?/
tenías una ventana en el pecho/
tu almita calentaba como un fuego pero él se murió/
también el jorge se murió y ninguna tibieza lo rodeaba/
¿dónde estabas/vos/mundo/o cierva/o astro que
brillás?/julio cayó con un sol en el cuerpo/
alrededor giran mujeres/pechan/furian/chan-chán/
vamos a hacer una mañana alta como una ventana/
los compañeros se asomarán/
verán los cielos no nacidos
donde colgaban astros para vidas más bellas/
Ofelia
Esta ofelia no es la prisionera de su propia voluntad
ella sigue a su cuerpo
espléndido como un golpe de vino en medio de los
hombres
su cuerpo estilo renacimiento lleno de sol de Italia
pasa por buenos aires
ofelia yo en tus pechos fundaría ciudades y ciudades de
besos
hermosas libres con su sombra a repartir con los
amantes mundiales
ofelia por tus pechos pasa como un temblor de
caballadas a medianoche por Florencia
tus pechos altos duros come il palazzo vecchio
una tarde de verano de 1957
iba yo rodeado de tus pechos sin saberlo
era igual la delicia la turbación el miedo
las sombras empezaban a andar por las callejas con un
olor desconocido
algo como tus pechos después de haber amado
eras oscura ofelia para entonces y enormemente triste
una adivinación una catástrofe
un oleaje de olvido después de la ternura
una especie de culpa sin castigo
de furia en paz con su gran guerra
andabas por Florencia con tus pechos yendo y viniendo
por las sombras
con saudade de mí seguramente
tu hombro izquierdo digamos
lloraba a tus espaldas o largaba sus ansias lentas en
el crepúsculo y ellas venían a mi
sangre
o eran un temblor como un presagio
gracias te sean dadas ojos míos
yo les beso las manos bésoles muy los pies
gracias narices muchas gracias oídos con que escucho
los ruidos
de la ofelia
antes apenas era una ciudad de Italia
sus tiros me llenaban de otra
desgracia el corazón.
Si Dulcemente
si dulcemente por tu cabeza pasaban las olas
del que se tiró al mar/ ¿qué pasa con los hermanitos
que entierraron?/¿hojitas les crecen de los
dedos?/¿arbolitos/
[otoños
que los deshojan como mudos?/en silencio
los hermanitos hablan de la vez
que estuvieron a dostres dedos de la muerte/sonrien
recordando/aquel alivio sienten todavía
como si no hubieran morido/como si
paco brillara y rodolfo mirase
toda la olvidadera que solía arrastrar
colgándole del hombro/o haroldo hurgando su amargura
[(siempre)
sacase el as de espadas/puso su boca contra el viento/
aspiró vida/vidas/con sus ojos miró la terrible/
pero ahora están hablando de cuando
operaron con suerte/nadie mató/nadie fue muerto/el
enemigo
fue burlado y un poco de la humillación general
se rescató/con corajes/con sueños/tendidos
en todo eso los compañeros/mudos/
deshuesándose en la noche de enero/
quietos por fin/solísimos/ sin besos
Sefiní
basta por esta noche cierro
la puerta me pongo
el saco guardo
los papelitos donde
no hago sino hablar de ti
mentir sobre tu paradero
cuerpo que me has de temblar
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