lunes, 8 de julio de 2013

5 grandes poemas de Pedro Flores

Pedro Flores (Las Palmas de GC, 1968) ha ganado numerosos premios y ha publicado también libros de relatos, obras de teatro y cuentos para niños. Según la crítica es un poeta con un toque irónico, capaz de poner en pie intimismo y denuncia social con coherencia. Sólido, clasicista y transgresor según convenga, a veces se inspira en episodios de la historia de Canarias. Tiene poemas que hablan de la misión del poeta que ha de gritar en favor del hombre enfrentado a la sociedad contemporánea, enarbola la resistencia contra el mundo, la defensa de la dignidad. Se destaca la originalidad, fuerza lírica, riqueza expresiva y gracia verbal de este hombre que defiende la poesía entendida al servicio de las mayorías.  Aunque sea un ultraperiférico, hay que resaltar que es uno de los grandes en la poesía española contemporánea. 

La venganza
 

Ejecutose aquella cruel sentencia la víspera de
Pentecostés por la mañana, en medio de la
plazuela que hoy es de San Antonio Abad…

VIERA Y CLAVIJO

Gobernador Pedro de Algaba.
Verás tu cuello postrado en el cadalso.
Verás rodar las nubes.
Ese que hoy se aleja encadenado
volverá al veneno de las conjuras
y te pondrá en la voz del pregonero.

Ese echará tu vida a los tambores.
Lo último que veas
ha de ser la sonrisa de Rejón.
Y nadie tendrá piedad
para cerrarte la mirada.

La huelga

Dejando atrás nuestras diferencias
(y nuestras experiencias)
nos declaramos desde ahora los poetas
en huelga de versos caídos.
Ya no queremos el estéril territorio de la Luna
entregado por piedad a nuestra tutela.
Exigimos que en la cama de Goethe
los jóvenes forniquen,
que se organicen excursiones gratuitas
al purgatorio de Alighieri.
Que Sor Juana sea nombrada
persona non grata en los conventos.
Amenazamos con dejar sin despedidas los andenes,
sin eternidades los desdenes,
sin mil y una noches los harenes.
Si no se atienden nuestras exigencias
no quedará constancia alguna
de que una vez el mar tuvo crepúsculos.
Tienen de plazo
Hasta que las oscuras golondrinas vuelvan.
Lo más terrible, de momento
nos lo guardamos.
Huelga a la japonesa,
si no claudican.

El rey Shahrayar busca a Shahrasad entre las ruinas de Bagdad

Desesperado, el rey
corre, en sueños,
entre las ruinas de aquella ciudad
que le fue descubierta
en respuesta a su crueldad.
Llama a la hermosa, le pide,
mientras caen las bombas,
uno más,
solo un cuento más,
uno que distraiga al verdugo que le sigue
con una cuerda en la mano.

 Fin del hechizo

A las doce;
cuando tengas que abandonar
el baile y se tornen
calabaza la carroza,
ratones los corceles,
andrajos el vestido,
ceniza el resplandor,
por favor,
no te olvides del zapato.

Aunque parezca otra elegía a Pavese este es un poema a tus ojos

Alguien fue herido

hace mucho tiempo

Cesare Pavese

 Demasiado se ha escrito sobre aquella jornada,
aquel hotel, las dieciséis pastillitas no se sabe
si engullidas de golpe o una a una;
la muerte se desconoce si trasegada de un solo amargo sorbo
o si dedicó cada estocada de veneno a una pena, a un desamor,
si las tomó como un crío toma las cucharadas de sopa:
esta para mamá, esta para tal ingratitud, esta para cual traición…
Demasiado se ha recreado luego aquel verso afortunado,
El que habla de la muerte y de los ojos de alguien,
Los ojos amados, ojos como pastillitas amarillas.
Se ha jugado con ese verso terrible
Como un niño juega con la pistola cargada del padre
olvidada como a veces se olvida la muerte,
como se olvida alguien de tomarse sus pastillas.
La muerte ha venido desde entonces con ojos de todos los colores,
con ojos de todos los desdenes,
han venido ojos con otros ojos dentro,
muertes con ojos de perro fumando en pipa,
pastillas con ojos que te exploran por dentro
mientras caen al fondo de un poema olvidado en un hotel.
Pero qué verso, Pavese, qué verso tan bello y tan amargo.
A mí
(cómo sustraerme a una nueva vuelta de tuerca,
a seguir exprimiendo a ese muerto, sus párpados,
su muerte con ojeras, sus gafas redondas como pastillas),
a mí lo que de verdad me asusta de la muerte,
venga o no tragando pastillas y fumando en pipa,
lo que de verdad me atormenta es
que cuando venga la muerte
no tenga, amor, tus ojos.

6 comentarios:

  1. Pedro Flores escribe una poesía emotiva en donde mantiene presente los valores humanos...

    Gracias Luis por compartirlo.

    blog-rosariovalcarcel.blogspot.com

    ResponderEliminar
  2. Poesía irónica, clara, sin rebuscamientos. La poesía como es.

    ResponderEliminar
  3. Una poesía aparentemente clara en diálogo continuo con la literatura y la cultura contemporánea, diálogo inter-textual que conecta con la realidad del mundo actual, de la llamada realidad. A mí me gusta sobre todo el último: habla con uno de los mejores poemas que se han escrito jamás, de Cesare Pavesse:

    "Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
    -esta muerte que nos acompaña
    de la mañana a la noche, insomne,
    sorda, como un viejo remordimiento
    o un vicio absurdo-. Tus ojos
    serán una vana palabra,
    un grito acallado, un silencio(...)"

    Lo hace con rebeldía, sin inclinarse al maestro.

    ResponderEliminar
  4. que grande Pedro Flores, gran poeta y sin embargo amigo, besos desde 日本(Japon)

    ResponderEliminar
  5. Un lujo que el amigo Lucas lea este blog desde tan lejos

    ResponderEliminar
  6. Julieta Iturriaga25 de enero de 2014, 1:08

    Soy de Mar del Plata, Argentina, y conocí a Pedro Flores en un viaje que hice a Canarias en 1998. Me regaló algunos de sus libros y hoy difundo sus poemas, que me encantan, entre mis alumnos (soy profesora de Literatura). Saludos desde este otro lado del mundo!

    ResponderEliminar