
Losa domina como pocos la instantaneidad
de la naturaleza. Sus cumbres y sus marinas reflejan todos los matices del
color, de la luz, incluso de elementos intangibles como el viento, la calima,
el salitre, la humedad, las nubes, el sol, los nocturnos. Nos introduce en la
naturaleza con toda su carga de sensaciones y emociones, se empeña en darnos la
carga lumínica, sensorial y espiritual de las islas.
Son casi 40 obras con mares de nubes,
castaños y nogales, heladas en el Pozo de la Nieve, escenas campesinas, flores
de mundo y rosas. Trabaja en capas la técnica del pastel y busca la abstracción
con toque surrealista que ya desarrolló en su serie iniciática dedicada a la
catedral de Burgos, cuando la naturaleza volcánica y el mar inundaban este
grandioso monumento gótico.
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