viernes, 25 de mayo de 2012

Roosevelt y Angela Merkel: dos maneras distintas de afrontar el crack

Sin entender gran cosa de economía, sí conviene fijarse en lo que dicen los manuales. Pues cuando el famoso y devastador crack de 1929, Estados Unidos empezó a reorganizar el país a base de una gestión para entonces avanzada que es conocida como el New Deal. Esta expresión, que significa Barajar de nuevo, es la política que puso en marcha el presidente Roosevelt para salir de las ideas liberales favorecedoras del ultracapitalismo que llevaron a la gran bancarrota de la bolsa. Incluyó, entre otras las siguientes medidas: inversión para construir obras públicas (escuelas, calles, parques), reducción de la jornada laboral para disminuir el desempleo, elevación de los sueldos medios, otorgamiento de créditos a las empresas que querían invertir, puesta en marcha de un programa de asistencia social (seguro de desempleo, vejez y enfermedad, así como supresión del trabajo infantil).
A la larga, lo que se consiguió a partir de entonces fue incentivar el consumo, que el dinero corriera entre la gente; al haber más consumo, también crece la producción, con lo cual el ciclo se pone en marcha.
Además el poliomelítico Roosevelt, quizá el presidente más querido en la historia norteamericana por su afán de superación, obligó a reducir la producción agrícola para elevar los precios de las cosechas y aliviar la situación de los agricultores. También construyó diques, centrales hidroeléctricas y complejos industriales para reactivar las economías regionales. El New Deal, puesto en práctica a partir de 1933, permitió que EEUU se fuera alzando progresivamente como el líder mundial en los años 30 y 40 del pasado siglo, cuya contribución fue esencial para la victoria aliada contra Hitler. Esa forma de entender la política introdujo importantes innovaciones que fueron copiadas por los Estados occidentales cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. En resumen: el Estado debía intervenir en la economía para evitar crisis económicas como la del 29 y garantizar el bienestar de la población a través de leyes e instituciones creadas al efecto.
A la vista de lo que está sucediendo con la deuda soberana, con la caída de la bolsa, con el crecimiento del paro, con la huida de capitales, con la crisis bancaria y, en definitiva, con la sensación cada día más agobiante de crisis profunda en España, habría que preguntarse qué economistas tiene la Unión Europea que no son capaces de entender lo que pretende un buen puñado de líderes: activar el crecimiento en vez de empeñarse exclusivamente en agudizar los recortes. Si la señora Angela Merkel pierde sus elecciones del año que viene -ya le han dado los electores un buen palo recientemente- habría que afirmarse en la idea de que la crisis no perdona y que el señor Hollande en Francia tiene mejores ideas que las que dispone Berlín. También los conservadores andan con problemas en Gran Bretaña, y ello significa que Cameron también podría ser apartado del poder por la dimensión de la crisis. Ahora solo faltaría que esta Europa -club de ricos, club de mercaderes- cultive un poco más el talento creador y deje un poco de lado el énfasis represor.

1 comentario:

  1. andres brito martinez andresbrito53@hotmail.com
    10:25 (hace 4 horas)

    para mí
    Excelente artículo, Luis. Cada vez hay mas gente que cree que esta política liberal nos llevará a la pobreza mas radical. Si cada vez hay mas paro ¿ quién aportará a las arcas de la Seguridad Social y Hacienda ? Se echa de menos la inversión pública. Como tu bien dices, el dinero tiene que ir de mano en mano. No de manera indiscriminada y sin control, pero si a incentivar el consumo.

    Enhorabuena por tu reflexión.

    Un fuerte abrazo,

    Andrés Brito Martínez

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