El establishment alemán es responsable
del malestar de las clases populares de España (y de Grecia, Portugal, Irlanda
e Italia) y que tiene que ver con la excesiva influencia que tal establishment alemán,
y muy en particular el financiero, ha tenido en la gobernanza del euro.
Alemania es, sin lugar a dudas, el país que más se ha beneficiado del
establecimiento del euro. Hoy el Estado alemán puede conseguir tanto dinero
como quiera, sin prácticamente pagar intereses, y ello está íntimamente
relacionado con las enormes dificultades que tienen los Estados de los países
periféricos para conseguir crédito. Esta situación tan desigual ha hecho que
una gran cantidad del capital de los países periféricos se haya desplazado a
Alemania, beneficiándola enormemente. Estos estados periféricos están
totalmente desarmados frente a los ataques especulativos de los mercados
financieros, lo que no ocurre por casualidad. Esto se debe a la enorme
influencia del Bundesbank, que ha conseguido durante muchos años frenar la
compra de bonos públicos de los estados, forzando, en su lugar, a que el BCE
preste dinero a los bancos alemanes y de otros países europeos (incluyendo
España) a unos intereses bajísimos, con el que éstos compran la deuda pública
de tales estados a unos intereses escandalosamente altos. La prensa delestablishment alemán
tiene la osadía (para ponerlo de una manera amable) de decir que el hecho de
que los intereses sean tan altos se debe a la indisciplina fiscal del pueblo
español, cuyo subfinanciado Estado del Bienestar se está recortando más y más
para pagar a los bancos alemanes. Pero el establishment alemán
se beneficia incluso más de la situación pues, al no poder devaluar la moneda,
tales países no pueden competir con los productos alemanes a través de la
devaluación monetaria. Todos estos hechos no aparecen en la prensa alemana, ni
en la “respetable” ni en la popular. En esta última, el mensaje es
profundamente ofensivo y está encaminado a que el trabajador alemán vea al
trabajador español, griego, portugués, irlandés o italiano como el beneficiario
de sus impuestos, pagados para que, en el último término, continúen estos
parásitos del sur de Europa beneficiándose de unos estándares de bienestar
excesivamente generosos. En realidad, la Sra. Merkel ha utilizado expresiones muy
parecidas. Una vez más, el establishment alemán utiliza el
racismo para movilizar a sus clases populares, desviando la queja ante la
situación en la que el trabajador alemán se encuentra (con bajos salarios y
escasa protección social) hacia el trabajador extranjero en lugar de dirigir su
justo enfado al establishment alemán. En realidad, una de las
víctimas de las políticas delestablishment alemán ha sido la propia
clase trabajadora alemana, pues sus salarios han sido mantenidos muy por debajo
del nivel de su productividad. El famoso supuesto éxito exportador alemán se
basa precisamente en este hecho.
Las regresivas reformas Schröder-Merkel crearon un enorme
problema de demanda doméstica debido a la limitada capacidad adquisitiva de la
clase trabajadora alemana. Ello facilitó que la economía alemana tuviera como
motor las exportaciones en lugar de la demanda doméstica, situación que
perjudica a su clase trabajadora y a todas las clases populares de los países
de la Eurozona ,
pues la recesión no habría aparecido si hubiera crecido la demanda doméstica
alemana, lo cual habría estimulado la economía europea. Lo mejor para el
trabajador alemán hubiera sido también lo mejor para el trabajador español (y
griego, portugués, irlandés e italiano). Es más, tal crecimiento de la demanda
doméstica alemana, además de estimular el crecimiento económico europeo, habría
debilitado algo al euro (pues el saldo de la balanza de pagos alemana no habría
sido tan exagerado) facilitando la competitividad de todos los países europeos.
Pueden ver los lectores alemanes que el establishment de poder
en Alemania, centrado en el capital financiero y en el exportador tiene
muchísima responsabilidad en lo que está ocurriendo en Europa. Ni que decir
tiene que sus políticas cuentan con la complicidad de las elites gobernantes en
los países periféricos de la eurozona que están llevando a cabo tales
políticas enormemente impopulares, destruyendo, en el proceso, la idea y
concepto de Europa, con el fin de salvar su euro. Y lo están consiguiendo.
(Resumen de su artículo en el diario Público)
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