Este autor que eligió
ahorcarse a los 46 años tiene una prosa desmesurada, anárquica y vital, que configura una caústica
visión sobre la realidad norteamericana. No es la prosa minimalista de un
Carver ni la prosa eléctrica de aquella enorme Generación Perdida (Scott
Fitzgerald, Hemingway, Dos Passos, Steinbeck) sino que es un alegato sobre una
familia, las promesas juveniles del deporte, el poderío de la droga, la violencia,
el desamor, una América en perpetua guerra civil. Dentro de los penúltimos
héroes de la novela norteamericana, probablemente la más viva del mundo, como
secuela de Thomas Pynchon o Don DeLillo, aparece la desmesurada novela La broma infinita, que aspira nada menos
que a enloquecer al lector que devore sus 1200 páginas, con apretadas notas
finales intercambiables que podrían recordar al gran Cortázar de Rayuela. Realismo histérico,
meta-realismo, literatura postmoderna: así lo menciona la crítica al uso.
El periódico The New York
Times se refirió a Foster Wallace como “una extravagancia maníaca, humana e
imperfecta”. Un tipo que muy joven destacó en el tenis, un autor excesivo, un
genio precoz que exhibe su humor negro, su crítica acerada contra las grandes
multinacionales que nos dirigen en la sombra. Profesor universitario (hay que
ver cómo miman a los escritores en EEUU, cuyas universidades no tienen el menor
temor a enrolarlos en cuanto destacan un poquito), autor de diálogos ingeniosos
y consideraciones filosóficas sobre el arte y la vida, la revista Time dijo que
La broma infinita es una de las cien
mejores novelas publicadas en inglés entre 1923 y 2006. El padre de Wallace
informó que sufría depresión desde hacía más de 20 años, y que la medicación
antidepresiva le había permitido trabajar con eficacia. Pero la medicación le
generó efectos secundarios, dejó de tomar sus medicamentos y entró en caída
libre. En los meses previos a su muerte, este tipo tan extraño e innovador se
sintió cada vez peor. Hay que leerlo, sin falta.
-Hay que leerlo, sin falta-
ResponderEliminarLo leeremos. Y gracias por este espléndido trabajo.
blog-rosariovalcarcel.blogspot.com